jueves, 24 de julio de 2014

ALEGRÍA INMENSA

--ALEGRÍA INMENSA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Ayer, día 23 de julio, tuve una alegría inmensa. En la inauguración de
la expo personal del pintor y grabador Mario A. Cruz, bajando uno,
subiendo el otro las escaleras, en medio de un descanso, lo encontré.
Fernando no es un Director que se cierra en su despacho, está en
constante movimiento. Todo el cariño y la admiración que siento por
él, me brotó incontenible de lo más profundo del pecho, donde se
guardan los afectos imperecederos. Había transcurrido la friolera de
cuarenta y cuatro años desde aquella zafra memorable de 1970, donde
compartimos literas contiguas en el albergue cañero del Central
Guiteras. En todo ese tiempo, enfrascados en nuestros respectivos
quehaceres, no habíamos coincidido en tiempo y lugar. Y allí, en aquel
tramo de escaleras, fue como si retomáramos el diálogo interrumpido de
aquellas noches holguineras; intercambios desvelados de inquietudes,
donde se discutía de lo humano y de lo divino. Después de tanto
tiempo, las ideas que nos identificaron se mantienen intactas y a
pesar de que hemos envejecido, continuamos en la pelea con las mismas
convicciones hoy fortalecidas. Para este cubano, fue una alegría
inmensa fundirse en un fuerte abrazo fraternal con ese intelectual de
talla extra que es Fernando Martínez Heredia.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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