jueves, 29 de agosto de 2013

OTRA ENTREGA ADICIONAL DE MIS MINI CUENTOS

OTRA ENTREGA ADICIONAL DE MIS MINI CUENTOS

SABIA DECISIÓN
Tenía un reloj mágico que marcaba la hora de su muerte y él lo
atrasaba todos los días. Así consiguió vivir hasta los setecientos
años. Pero entonces la vida dejó de tener sentido para él. Todos sus
amigos y parientes habían muerto y hasta hijos y nietos le habían
precedido en el camino y desaparecido para siempre. Las siguientes
generaciones de sus descendientes ya no le reconocían y los que le
rodeaban eran extraños que le miraban como una curiosidad anacrónica e
incomprensible. El mundo había cambiado tanto que ya no era "su
mundo". Entonces Matusalén dejó de atrasar su reloj y decidió morirse
para siempre.

UN MUNDO NUEVO Y UNA NUEVA VISIÓN
De repente, todas las cosas cambiaron de lugar. Concertadas para
empequeñecerse, las distancias acercaron lo lejano. Era como si el
mundo se hubiera contraído. Cada objeto ocupó un sitio distinto del
que se hallaba, a la vez que ganaba en planitud y se desprendía de
aquella corporeidad que le hacía lucir real. De tal suerte, todo
perdió vida y convirtiose en imágenes, simples reproducciones de lo
que fueron. La magnitud en profundidad careció de valor y sentido, y
lo existente se volvió plano a su alrededor. El horizonte achicó su
curvatura hasta hacerla una simple recta y los paisajes adquirieron la
ingenuidad de dibujos infantiles trazados sin perspectiva alguna.
Ahora la mano recorría una trayectoria imprecisa para alcanzar las
cosas. Allá afuera el Universo se había movido y era necesario
corregir los movimientos que le ayudaran a ponerse en contacto con él.
Todo ahora era diferente. Tenía ante sí un nuevo mundo y una visión
distinta...
Entonces la enfermera terminó de vendarle el ojo izquierdo.

SOBREVIVENCIA
Creó una Comisión Permanente para la ejecución y el control de la
campaña contra el burocratismo, y se puso al frente de ella. De
inmediato trazó el plan, sus etapas y metodología de implementación;
también diseñó cientos de planillas y modelos innecesarios. Cuando
todo estuvo bien complicado, respiró tranquilo. La situación volvía a
estar bajo control.
LOS FAVORES DE MI AMIGA
Hoy fui a visitar a Margarita. Tan pronto llegué nos encerramos en su
cuarto. Al poco rato se entabló entre nosotros el siguiente diálogo:
-¿Tú crees que quepa?
-Sí, tengo capacidad suficiente
-¿La meto ya?
-Espera un momento... ¡Ahora, métela!
-¡Ya está!
-Vamos a ver cómo lo hacemos...
-Y cómo sale...
- ¡Ya!... ¡Terminamos!
-¡Qué rápido!.... ¿La saco ya?
-No, todavía. ¡Déjala dentro!... Yo te aviso... Ya puedes sacarla.
Me levanté satisfecho. Todo había durado apenas unos minutos. Ella,
divertida, miraba como recogía yo mis cosas y me despedí agradecido.
Una vez más, los favores recibidos de mi amiga, me permitían llevarme
a casa, en una memoria flash, los archivos que ella baja de Internet.

Desde la Regla de mis amores, agosto 30 de 2013


--
________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

OTRA ENTREGA ADICIONAL DE MIS MINI CUENTOS

OTRA ENTREGA ADICIONAL DE MIS MINI CUENTOS

SABIA DECISIÓN
Tenía un reloj mágico que marcaba la hora de su muerte y él lo
atrasaba todos los días. Así consiguió vivir hasta los setecientos
años. Pero entonces la vida dejó de tener sentido para él. Todos sus
amigos y parientes habían muerto y hasta hijos y nietos le habían
precedido en el camino y desaparecido para siempre. Las siguientes
generaciones de sus descendientes ya no le reconocían y los que le
rodeaban eran extraños que le miraban como una curiosidad anacrónica e
incomprensible. El mundo había cambiado tanto que ya no era "su
mundo". Entonces Matusalén dejó de atrasar su reloj y decidió morirse
para siempre.

UN MUNDO NUEVO Y UNA NUEVA VISIÓN
De repente, todas las cosas cambiaron de lugar. Concertadas para
empequeñecerse, las distancias acercaron lo lejano. Era como si el
mundo se hubiera contraído. Cada objeto ocupó un sitio distinto del
que se hallaba, a la vez que ganaba en planitud y se desprendía de
aquella corporeidad que le hacía lucir real. De tal suerte, todo
perdió vida y convirtiose en imágenes, simples reproducciones de lo
que fueron. La magnitud en profundidad careció de valor y sentido, y
lo existente se volvió plano a su alrededor. El horizonte achicó su
curvatura hasta hacerla una simple recta y los paisajes adquirieron la
ingenuidad de dibujos infantiles trazados sin perspectiva alguna.
Ahora la mano recorría una trayectoria imprecisa para alcanzar las
cosas. Allá afuera el Universo se había movido y era necesario
corregir los movimientos que le ayudaran a ponerse en contacto con él.
Todo ahora era diferente. Tenía ante sí un nuevo mundo y una visión
distinta...
Entonces la enfermera terminó de vendarle el ojo izquierdo.

SOBREVIVENCIA
Creó una Comisión Permanente para la ejecución y el control de la
campaña contra el burocratismo, y se puso al frente de ella. De
inmediato trazó el plan, sus etapas y metodología de implementación;
también diseñó cientos de planillas y modelos innecesarios. Cuando
todo estuvo bien complicado, respiró tranquilo. La situación volvía a
estar bajo control.
LOS FAVORES DE MI AMIGA
Hoy fui a visitar a Margarita. Tan pronto llegué nos encerramos en su
cuarto. Al poco rato se entabló entre nosotros el siguiente diálogo:
-¿Tú crees que quepa?
-Sí, tengo capacidad suficiente
-¿La meto ya?
-Espera un momento... ¡Ahora, métela!
-¡Ya está!
-Vamos a ver cómo lo hacemos...
-Y cómo sale...
- ¡Ya!... ¡Terminamos!
-¡Qué rápido!.... ¿La saco ya?
-No, todavía. ¡Déjala dentro!... Yo te aviso... Ya puedes sacarla.
Me levanté satisfecho. Todo había durado apenas unos minutos. Ella,
divertida, miraba como recogía yo mis cosas y me despedí agradecido.
Una vez más, los favores recibidos de mi amiga, me permitían llevarme
a casa, en una memoria flash, los archivos que ella baja de Internet.

Desde la Regla de mis amores, agosto 30 de 2013



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

miércoles, 28 de agosto de 2013

COMERCIALIZACIÓN Y SOLIDARIDAD

COMERCIALIZACIÓN Y SOLIDARIDAD
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El envío de médicos cubanos a Brasil borra totalmente la beatífica
imagen de ayuda solidaria, para convertirse en lo que es: una gran
operación de comercio internacional entre dos países. Ya no es el
internacionalismo proletario, concretado en personal calificado que se
envía para remediar las necesidades sanitarias de un pueblo hermano;
es el intercambio utilitario entre dos gobiernos, mediante el cual
cada uno de ellos recibe beneficios. Cuba exporta servicios médicos y
Brasil paga el precio pactado. El servicio de salud se convierte en
mercancía que se realiza en el mercado para cambiarse por dinero;
simple y llanamente, una operación comercial. Parafraseando a
Sempronio cuando dice; "se acabó el querer", aquí hace rato que se
acabó "la ayuda desinteresada". No es que nos parezca mal que nuestro
país exporte servicios, ya que dispone de pocos bienes exportables;
bienes que, como el azúcar, el café y el níquel, bajan constantemente
de precio en los mercados internacionales. Exportar servicios puede
compensar nuestra balanza. A pesar de que, a bombo y platillo, la
prensa destaque como "logro" la exportación de carbón vegetal, es
mucho más beneficioso exportar servicios. Además, el modelo de
exportación de los países desarrollados muestra una inclinación hacia
los servicios, es una característica generalizada y nos acercaría a
dicho esquema; es, por lo tanto, algo deseable. Lo que nos indigna no
es eso, es la manera en que se viene estipulando esta exportación; las
cláusulas acordadas para dicha transacción, que no es la primera de su
tipo.
El monto de esta operación comercial (se habla de cuatro mil médicos,
lo que se traducirá para Cuba en un ingreso anual cercano a los 200
millones USD), y las condiciones pactadas han despertado la jauría de
cuanto elemento reaccionario vigila cada paso que da Cuba. Sus
griterías se oyen tanto en Brasil como en Miami. Y nuestro gobierno,
con su política esquilmadora, le ha dado argumentos al enemigo,
desatando la escandalera de sus histéricos ladridos. Ya un funcionario
brasileño anunció que no darán asilo a los médicos que intenten
desertar, un Ministro fue increpado, la OPS (Organización Panamericana
de la Salud) fue cuestionada por intermediaria y la oposición carioca
acusa al gobierno de Dilma por violar la constitución, al suscribir
ese acuerdo con el gobierno cubano y no pagarle directamente al
personal contratado. Aducen, con razón, que el empleador es el
gobierno de Brasilia y sus empleados los galenos cubanos; por tanto,
estos deben recibir el pago de los servicios que brindan y el que los
emplea, retribuirlo a ellos de forma directa. Con este razonamiento,
nuestra exportación de servicios médicos es presentada como un
arrendamiento de esclavos, esclavos que aprovecharán la primera
oportunidad para escapar de la esclavitud. De ahí la extemporánea
advertencia de no otorgar asilo a los que todavía ni siquiera han
llegado al país en el que se asilarán. Y no es para menos, las
condiciones leoninas que Cuba le impone a cada médico dan pie para ese
alboroto. Si es cierto que la contratación es voluntaria, también lo
es que la remuneración que recibe el contratado apenas le alcanzará
para mantenerse vivo y que si la acepta es porque ello significa una
mejoría en las condiciones de agobio en que transcurre su vida en la
isla. Según lo publicado, Brasil pagará al gobierno cubano el
equivalente de 4,000 USD mensuales por cada médico y estos recibirán
de su gobierno el salario que perciben en Cuba en moneda nacional, tan
depreciada que apenas tiene poder adquisitivo, más un plus en una
moneda convertible (CUC) solamente válida aquí. Claro que cualquier
médico cubano aceptará tan leoninas condiciones; con esos ingresos
podrá comprar algo de carne y otros productos necesarios, a los que
ahora no puede acceder. Semejante explotación de la fuerza de trabajo,
haría rabiar de envidia a los más despiadados esclavistas del siglo
XIX.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 28 de 2013

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

martes, 27 de agosto de 2013

ME HACEN DUDAR

ME HACEN DUDAR
Por Jorge C. Oliva Espinosa

No, no se alarme nadie, ni amigos ni enemigos. Nunca he tenido dudas
respecto a las ideas y la doctrina que asumí como mía en medio de la
lucha contra una tiranía. Doctrina que arranca de un antimperialismo
martiano y guiterista, que se reiteró en el Moncada y fortaleció tanto
en el lomerío serrano, como en las calles de nuestros pueblos y
ciudades. Ideas que se profundizaron en la Gran Escuela del cada día,
hasta cuajar en convicciones. Mi ideología se apertrecha con el
convencimiento sobre el destino de la humanidad y la certeza de que
ese destino no puede ser el capitalismo.
Mis dudas son otras. Comenzaron cuando cuestioné la idoneidad de
algunos funcionarios, cuyas barrabasadas presencié y sufrí; dudas que,
como siniestras sombras, se proyectaron sobre las ocultas intenciones
de algunos; dudas que se prolongaron acerca del camino que nos estaban
marcando falsos conductores y que ahora veo multiplicarse en otras más
recientes: la capacidad y profesionalidad del equipo asesor con que
cuenta nuestro gobierno en materia jurídica. Mis estudios de Derecho
los interrumpí a mitad del tercer año; pero lo poquísimo que aprendí,
me es suficiente para detectar errores garrafales en nuestra
legislación y horrorizarme al pensar que dichos errores cuentan con la
"asesoría adecuada". ¿Cómo es posible, que no haya un asesor letrado
que advierta que muchas de nuestras leyes contradicen en su letra a la
Constitución; que se promulguen disposiciones que violen preceptos
básicos establecidos en la Ley Fundamental?, ¿no hubo nadie que
alertara que la modificación referida a derechos y deberes ciudadanos,
para ser adoptada como reforma de la Constitución, exigía someterla a
referendo?, ¿no hay ahora quien indique que el Código del Trabajo que
se proyecta es anticonstitucional? En el boletín digital 139 de SPD,
leí con admiración los artículos de Claudio Fernández y de Rogelio M.
Díaz que no se sí serán abogados, pero que someten a un análisis bien
crítico el proyectado Código y lo cuestionan con rigurosa técnica
jurídica. Cualquiera de ellos, así como Orlando Ocaña, Carlos Díaz,
Ovidio D´Angelo y Marlene Azor, podría haber contribuido a una
redacción más coherente de un verdadero Código del Trabajo. Concuerdo
que si se declara feriado un 25 de diciembre, habría que declarar
también como feriados otras fechas religiosas como el Yonkipur, el
Hanukah y el Ramadán; sólo así se cumpliría lo preceptuado en el
Artículo 8, que dice "Las distintas creencias y religiones gozan de
igual consideración". ¡Y cuidado!, que entonces faltaría por
considerar las festividades de las distintas religiones de origen
africano. ¿Se declarará festivo el 17 de diciembre, día de Babalú Ayeé
y el 8 de septiembre, día de Yemayá? Como dice la canción popular:
"¡Virgen de Regla, compadécete de mí!..." ¿Somos o no somos un Estado
laico?, ¿qué clase de especialistas en Derecho Laboral participaron en
la redacción de este adefesio que nos quieren imponer como regulador
de toda actividad laboral?, ¿serán, por casualidad, los mismos que
asesoran a las megas transnacionales?... Y una última duda, por ahora:
si los asesores legales no son incompetentes, ¿será que los asesorados
no toman en cuenta sus señalamientos y recomendaciones?...

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 27 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

lunes, 26 de agosto de 2013

SEMPRONIO Y EL PODER

SEMPRONIO Y EL PODER
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Escribía yo el artículo anterior sobre El Poder, cuando mi inseparable
Sempronio llegó y metió la cuchareta. Se puso a leer sobre mis hombros
y a cada rato introducía la acotación que estimaba pertinente.
Prácticamente no me dejó concluir el escrito y redactó el final a su
manera. Tremenda bronca que tuvimos; le exigí que respetara mi derecho
de autor, pero fue inútil. Al final, como buen hijo de Regla, me
convenció con el argumento irrebatible de ser mi "ambia", "mi yunta" y
que los dos coincidimos en pensamiento y acción. Fue así, que de su
brillante pluma salió el final de mi artículo. Cuando vio logrado su
objetivo, me dedicó la más pícara de sus sonrisas, mientras cantaba
una vieja tonada llena de malicia. Tuve la certeza plena de que la
letra hacía referencia al Poder y al atractivo irresistible que posee
sobre los que lo ejercen, juzguen ustedes si estoy en lo cierto:

"¿Qué será, la cachimba de San Juan?
No sé qué misterios tiene,
que todos la quieren chupar.
¿Qué tendrá
la cachimba de San Juan?
Que quien le da un chuponcito,
jamás la quiere soltar."

Una vez más, Sempronio hace honor a su nombre, nombre de un tribuno de
la plebe en los tiempos de la antigua Roma, aquella república de
patricios y esclavos que terminó en imperio, imperio que arrasaron los
mal llamados bárbaros, para dar paso a una nueva espiral de la
Historia.
Aprovecho que, al sentirse victorioso, Sempronio me dio un respiro y
acudo a la inagotable fuente martiana. Anoto lo que nos dejó como
advertencia aquel Gigante fundacional, cuando en New York, el 19 de
enero de 1883, escribió:
"Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta, con
la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de
perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y
se hombrean unas a otras." (1)
Ese era el final de mi malogrado artículo sobre el Poder y que
Sempronio concluyó con su analogía entre poder y ron. Ahora lo termino
como debe ser, con una cita martiana muy pertinente. Cada día me
convenzo más: Martí es el mejor cronista de nuestros tiempos, estos
tiempos difíciles que vivimos, donde todo parece peligrar, la Patria y
su futuro socialista y con ese futuro, nuestros sueños por verla
feliz.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 27 de 2013

(1) Martí, José. Obras Completas, (Edición popular conmemorativa del
cincuentenario de su muerte), Editorial Lex, La Habana 1948, Volumen I
Tomo II, página 1495.


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
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sábado, 24 de agosto de 2013

SOBERANIA Y PODER

SOBERANÍA Y PODER
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Tremendas palabritas son esas de "soberanía" y "soberano(a)".
Sempronio a ratos suelta que él hace lo que le da su soberana gana;
hace poco relaté cómo en 1953, a un oportunista le dieron soberana
paliza. Las naciones, sean monarquías o democracias, ostentan
soberanía; a los reyes se les llama "Soberanos" y en las llamadas
democracias, dicen que la soberanía reside en el pueblo y que la
delega en sus gobernantes electos; los Estados son soberanos, a
excepción del hermano Puerto Rico que es un "Estado Libre Asociado";
¡Tremendo Estado, cuyos ciudadanos no tienen nacionalidad propia ni
correo propio y usan estampillas de otro país! ¡Vaya lo libre que es
la pobre Borinquén! Y en cuanto a lo de "Asociado", parece que con su
socio ha hecho el trato del esqueleto. Ante tanto uso y abuso de estas
palabritas, acudo al diccionario de la RAE y copio:
Soberanía. f. Cualidad de soberano. || 2. Autoridad suprema del poder
público. || ~ nacional. f. La que reside en el pueblo y se ejerce por
medio de sus órganos constitucionales representativos.
Soberano, na. adj. Que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente.
No me dejan muy claro estas definiciones. Saco en conclusión que es
autoridad porque ese término aparece repetido en ambas, pero me
confunde al decir que poseer y ejercer no es lo mismo, ya que lo
expone como una alternativa, al definir que soberano es quien ejerce o
posee la autoridad... Antes de caer en lo que parece un galimatías, no
me queda más remedio que remitirme a mi entorno inmediato y derivar de
mis realidades una idea de lo que quiero precisar. De esa realidad en
la que vivo inmerso, extraigo las lecciones más valiosas; ella es
nuestra maestra por excelencia.
Los cubanos tenemos tremendo enredo con nuestra soberanía. En la
Constitución vigente, esa que cualquier funcionario puede violar
mediante decreto, acuerdo, disposición o cualquier otro instrumento
regulador o normativo, hay una contradicción tremenda, una
incongruencia propia de Cantinflas: en su artículo 3 dice que "la
soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del
Estado." Subrayo la palabra "poder", porque sobre ella volveré más
adelante. A contrapelo de este artículo 3, está el 5 el cual dice que
"El Partido Comunista de Cuba" (podían ahorrarse la particularización,
porque aquí hay solo un partido) "es la fuerza dirigente superior de
la sociedad y el Estado..." Es decir que no importa que el artículo 3
establezca que en el pueblo resida toda la autoridad (soberanía) y
todo el poder del Estado, porque por encima del pueblo y de ese
Estado, está el poder que, como "fuerza dirigente superior", ejerce el
Partido. De todo lo anterior, se desprende que no importa que el
pueblo delegue la soberanía en sus órganos de gobierno, porque por
encima de los mismos, como "fuerza superior dirigente" estará el
Partido. Sempronio interviene y me dice que para qué le sirve elegir
un candidato, si el electo estará siempre sujeto a lo que disponga el
Partido. Luego, se torna locuaz y me sustituye la sentencia que tenía
reservada como final del presente artículo. Es su concepción sobre el
poder y para no oírlo, la copio textualmente:
"El poder, como el ron, embriaga y el que lo consume prolongadamente,
corre el riesgo de enviciarse y volverse adicto. En algunos casos, los
que lo ejercen por delegación, se olvidan de ello y lo usan para
oprimir a los que delegaron en ellos ese poder. El hecho se agrava
cuando a los delegados los suplanta un Partido".

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 25 de 2013




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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jueves, 22 de agosto de 2013

OTRO ENVIO ADICIONAL

A los consumidores:
Velando por el cumplimiento de la canasta básica y sin reparar en
esfuerzos, estamos suministrando el quinto envío de minicuentos como
producto adicional. Todos son de mi producción.
Jorge C. Oliva
Centro Distribuidor.

COMO A MACBETH
Igual que a Macbeth, las brujas le hicieron una predicción oscura. Al
noble escocés le dijeron: "Ningún nacido de mujer te podrá dar
muerte". Y en tétrica burla, un nonato (nacido de cadáver) lo mató. A
él, las mismas brujas también le predijeron:
"Ningún nacido varón te vencerá en las lides amorosas... "
Y fue por la vida, preferido de las mujeres... Hasta que se prendó
locamente de una bella y rara hembra. Había encontrado, al fin, el
amor de su vida. Ninguna, de las que anteriormente conoció y amó,
había ocupado un lugar tan absoluto en su corazón y en su mente. Y
como a Macbeth, se le repitió el trágico sarcasmo:
Su amada dio las espaldas a Eros y se entregó, llena de ardor, a los
brazos de Lesbia.

VICISITUDES DE UN ECONOMISTA
Apuró de un gran trago el resto de la ginebra y se enjuagó la boca,
refrescándola, con la cerveza que rebosaba la jarra. Fuerte cerveza
muniquense, que dejó parte de su espuma en la enmarañada barba. No
tenía dinero para una segunda ronda y allí hacía rato le habían
suspendido el crédito, así que maldiciendo su suerte, se levantó,
pesadamente, resignado a marcharse temprano a casa. Colocó sobre la
mesa las monedillas correspondientes a su consumo y antes de
retirarse, echó una altiva mirada de reto y reprobación al tabernero.
Por oscuras callejas, dando grandes rodeos que le evitan el pasar por
los comercios de sus muchos acreedores, llega por fin a su morada.
Todavía, al subir las escaleras, debe escabullir el cuerpo al portero
que le recordará, si lo encuentra, los alquile¬res vencidos. Una vez
adentro, aún tendrá que sufrir las recrimi¬naciones de la mujer, que
le llueven como interminable cantilena:
Las niñas no tienen qué comer y tú, bebiendo y bebiendo. Hoy el
casero nos ha dado su último plazo y el carnicero se negó a enviarnos
las salchichas que pedimos. Esta noche sólo comeremos caldo de
patatas. A papá no le puedo pedir más y lo que nos envió el bueno de
Federico, ya te lo tomaste...
Agobiado, él se refugia en su escritorio, cierra la puerta y se
acomoda en su mesa de trabajo. Moja la pluma en el viejo y ca¬si seco
tintero y reinicia, por trigésima vez, el primer capítulo de EL
CAPITAL.

GALATEA-REVOLUCIÓN
El anciano, encorvado y tembloroso, se sienta y escribe: -"Fue un día
como hoy. Hace ya muchos, muchos años. Después de largo asedio, logré
robarte un beso. Nuestro primer beso. El primer beso de tu boca
entonces virgen. El primero de la mía abochornada de serlo. Beso de
adolescentes. Después de ése, tuvimos muchos. Fiestas de besos.
Primero nuestras. Luego tú las tuyas y yo las mías. Claro que para
entonces nuestras bocas sabían un poco más y ya no éramos tan
cándidos. Aquel día, luego de probar la delicia del robo, atolondrado,
salí corriendo y nos dejé a nosotros dos solos, aturdidos, llenos de
desconcierto ante el maravilloso descubrimiento. ¡Mira que yo era
loco!... ¡Mira si lo sigo siendo, que aún hoy te estoy recordando y
te escribo este cuento! ¡A ti, que ya no existes! Que sólo exististe
en aquel momento en que, con un beso robado, te inventé."
De pronto lo escrito se le vuelve borroso, suelta la pluma y se
desploma sobre la mesa. Después de escribir su último cuento,
evocándola, muere Pigmalión.



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martes, 20 de agosto de 2013

ELIGE TÚ QUE CANTO YO

ELIGE TÚ QUE CANTO YO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El título de este artículo no se refiere a la canción que popularizó
el inmortal Beny Moré. Si lo traigo a colación es porque yo, tú, él,
ella, en fin, nosotros, estamos obligados a "cantar" lo que determina
un número insignificante de personas. Ese pequeño grupo, constituido
en gobierno, asume nuestra representación y en nuestro nombre, toma
decisiones que nos afectan a todos. El resultado no es nada
democrático: una minoría redacta leyes, decretos, etc. y decide lo que
el resto del conglomerado social debe acatar y cumplir. Esto es lo que
ocurre en todos los países, es la forma asumida por las democracias
representativas; sistema que hace rato está totalmente desprestigiado,
al demostrar que ni es democrático, ni es realmente representativo.
Para paliar esta deficiencia y en ocasiones especiales, algunos
gobiernos convocan al pueblo para que intervenga en la confección de
las normativas por las que ha de regirse; estos actos que reivindican
la soberanía popular, se concretan en asambleas constituyentes,
plebiscitos y referendos.
En Cuba tuvimos un referendo en 1976, cuando aprobamos con nuestro
voto la Constitución, la que está vigente, aunque ya modificada en dos
ocasiones. Por cierto, para una de esas modificaciones, debió acudirse
a plebiscito, según establece la propia Constitución, pero como no se
cumplió ese requisito, dicha reforma resultó violatoria de nuestra Ley
de Leyes y por tanto anticonstitucional. Además, como no existe
separación de poderes, las mismas personas que asumen la iniciativa
legislativa, son las que aprueban, respaldan y ejecutan sus propios
actos jurídicos. Todos estos absurdos e incongruencias fueron tratados
por Julio César Guanche en un medular ensayo titulado "La Verdad no se
Ensaya, Cuba: El Socialismo y la Democracia". No soy especialista en
Derecho y, por lo tanto, no me corresponde analizar esta cuestión
desde el punto de vista técnico; mi objetivo es otro: considerar a la
luz de la razón y la lógica, algo que nos afecta a todos.
Después de 1976 no hemos tenido otro referendo o plebiscito y en su
lugar se ha recurrido a la "consulta popular". ¿En qué consiste ésta?
En cada núcleo del partido, en cada comité de base de la UJC, en cada
CDR, en cada bloque de la FMC, en cada centro de trabajo, en cada
unidad militar, se discute lo propuesto; esto da una imagen de
participación universal. Como cada ciudadano cubano pertenece a varias
de estas organizaciones, es frecuente que cada uno de nosotros repita
su participación. De estas reuniones salen sugerencias y
modificaciones que luego serán analizadas y resumidas por el gobierno
quien, en definitiva, tendrá a su cargo la redacción definitiva del
documento que será finalmente aprobado. Que en una o en muchas de esas
reuniones se haga una propuesta, no quiere decir que la misma se
plasme en ley. Es decir, todos pueden opinar, pero unos pocos deciden.
Esto maquilla de participación democrática dichos actos, preñados de
una verticalidad que los invalida como democráticos y participativos.
Sin embargo, la propaganda oficial los exhibe como demostración de
democracia incuestionable. Es lo que ocurrió con los Lineamientos
económicos y sociales, aquellos que determinarán nuestro futuro
inmediato y que pretenden actualizar un modelo que ha demostrado ser
obsoleto. Eso no debe ocurrir con el actual proyecto de NUEVO CÓDIGO
DEL TRABAJO. En una República de trabajadores, son los trabajadores
los que deben aprobar con su voto dicho código. Por tanto, es
imperativo que lo que nos afectará a todos, sea aprobado por todos. En
asuntos como éste, no podemos permitir que otro elija lo que después
todos tengamos que cantar. En lugar del "Elige tú que canto yo",
digamos: ¡YO ELIJO LO QUE VOY A CANTAR!

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 21 de 2013


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debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com

lunes, 19 de agosto de 2013

¡DIRIGE, DIRIGENTE!

¡DIRIGE, DIRIGENTE!
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Ya en un escrito anterior (1) expuse que dirigir es algo difícil, que
entraña técnicas y responsabilidades que muchos no comprenden y que es
terreno que atrae a logreros e incompetentes. Erróneamente, a todo
aquel que dirige se le llama dirigente; pero no todos los que se
desempeñan como tales, merecen tal nombre. Dirigente es más, es poseer
el liderazgo de los dirigidos, ser reconocido por ellos; es quien sea
capaz de conducir a un colectivo hacia la consecución de los objetivos
propuestos; es, en fin, quien educa con el ejemplo y se hace seguir. Y
esto rara vez se alcanza cuando para un cargo de dirección se designa
"desde arriba", sin consultar la opinión de los que van a ser
dirigidos. Mal puede dirigir quien ha sido impuesto o es ajeno a la
actividad que se supone dirija. Para seleccionar al "cuadro de
dirección" apropiado deben tomarse en cuenta muchos factores: con
frecuencia algunos de estos elementos se obvian o se supeditan a la
confiabilidad y la incondicionalidad; lo cual muchas veces determinan
la peor selección y abren el camino a la incompetencia y al
oportunismo.
Si el mal llamado dirigente está facultado para nombrar a otros
directivos subalternos, es muy probable que elija a aquellos que
adolezcan de sus mismas deficiencias. Solo así se explica el
nombramiento de un "Malanga" para Decano de una Facultad Universitaria
y su posterior asunción a una vicerrectoría; de allí que el subalterno
nombrado por éste como jefe de mantenimiento, cometiera tropelías como
pintar la estatua del Alma Mater con pintura verde olivo, porque
estimó que estaba deteriorada por la pátina, o modificar el logotipo
UH y proyectar su sustitución por el disparatado HH (porque "sabía que
la palabra Universidad se escribe con H"). Y es que la mala selección
genera una suerte de reacción en cadena, capaz de trasmitir
incapacidad a los distintos niveles de dirección. Cuentan que el
difunto Delio Carreras, historiador de la Universidad y prestigioso
profesor, por poco sufre un infarto cuando la histórica estatua
permaneció unas dos semanas pintada; menor suerte corrió el "novedoso"
logotipo que únicamente llegó a "adornar" la camioneta que manejaba
aquel energúmeno.
Era el tiempo que ocupaba la silla de Rector un personaje de triste
recordación, alguien a quien nadie respetaba por su manifiesta
incapacidad y sus continuos dislates. De ahí que la cadena de
calamidades se replicaran en cada escalón de mando hasta llegar a la
base: el Departamento Docente. En el mío, tuvimos todo un caso.
Graduado en la URSS de la carrera Ingeniería Azucarera, era
"especialista" en la fabricación de azúcar de remolacha; pero como en
Cuba fabricamos el producto a partir de la caña, de este proceso era
un perfecto ignorante. Eso sí, era "políticamente confiable" (después
desertó en una misión) y "absolutamente incondicional" (de los
superiores a los que debía el nombramiento). Por dichos motivos, lo
pusieron a dirigir la entonces recién creada Facultad Agroindustrial
Azucarera, la cual tuvo efímera vida, por suerte; entonces, "el
cuadro" fue trasladado y nos lo "regalaron" como Jefe de Departamento
y luego como Vicedecano; allí se ganó un nombre: "El Inca", no por
relación alguna con esa cultura precolombina, sino como apócope de EL
INCAPAZ.
Como de mi vida laboral, dediqué más de 35 años al ámbito
universitario, me he limitado a relatar algunos casos que sufrimos en
nuestra alta casa de estudios. Sin embargo, eventos similares se
repetían en otras esferas y actividades; en mi posterior desempeño
como asesor fui testigo de más de uno. Sólo cuento los que presencié y
que pueden verificarse con los testimonios de cualquiera que haya
vivido aquella época.

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 20 de 2013
(1) "DIRIGIR, PALABRA MÁGICA", julio 23 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

LUCES Y SOMBRAS (1)

LUCES Y SOMBRAS (1)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Toda figura está compuesta de luces y de sombras. Las luces y aun las
sombras, poseen matices. Esto sucede con los hombres y con los hechos
en que participan, pues parece que la vida es la resultante de
múltiples contrastes. El que desee tener una visión lo más cercana a
la realidad, debe tener en cuenta esta composición, siempre presente
en hombres y actos. Los apologistas verán solo las luces, los
detractores nos darán una visión siempre oscura, pues resaltaran
únicamente las sombras. Tanto apologistas como detractores serán
incapaces de brindarnos una versión fiel, unos y otros se empeñan en
deformar la realidad; la hacen víctima de sus parcialidades y
pasiones.
Lo anterior adquiere especial importancia cuando se trata de la
historia y los historiadores. La historia requiere de rigor al
contarla. Las generaciones futuras nos juzgarán muy severamente si
perciben que le hemos manipulado este presente que será el pasado de
ellos; un pasado que despertará el interés de futuros historiadores.
Ellos descubrirán cualquier superchería que se cometa ahora.
Ahora bien, cada historiador redacta en un contexto y circunstancia.
Está sujeto a presiones y a intereses, tanto propios como de grupos de
poder. Si se decide a jugar el papel de "oficialista" no escribirá
otra cosa que lo "conveniente, lo publicable", será un historiador "de
éxito". Si, por el contrario, obedece a sus pasiones y adopta una
actitud crítica, recibirá el calificativo de herético; tratarán de
ignorarlo, desaparecerlo, será el maldito autor de historias
apócrifas. Como todo cuestionador, será considerado "un enemigo de la
fe necesaria". Claro que estos dos casos son los extremos. Existen
también los investigadores acuciosos, los que han decidido pegarse a
la verdad descubierta, morir combatiendo al lado de ella, "como el
último peleador"; estos acotarán en sus relatos la suma de luces y
sombras, afrontarán el riesgo de ser considerados sacrílegos
socavadores de altares, serán los que, en definitiva, asuman la tarea
peligrosa del Historiador. En la historia de esta isla rebelde e
irredenta, los contrarios aparecen de continuo. Frente a
desprendimientos y sacrificios supremos, la ruindad más repudiable; a
la altura de principios y a la dignidad plena, harán contrapunto la
infamia y la bajeza. Después de estas disquisiciones teorizantes,
quiero concluir con un ejemplo concreto.
Me preguntaron por el personaje que se brindó para fusilar a Máximo
Gómez y por el contexto en que lo hizo. Respondí de inmediato que
había sido Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía,
personaje lleno de luces y sombras, patricio y patricida. Camagüeyano
de prosapia ilustre, con título de nobleza y cultura de caballerizo;
alzado por nuestra independencia desde 1869 hasta el ocaso de su vida,
cuando en la asamblea constituyente, acogotada por el interventor
yanqui, votó en solitario por el rechazo a la enmienda impuesta como
apéndice infamante. Un hecho arroja sobre su figura tenebrosas
sospechas acerca del trágico desenlace de San Lorenzo: el detalle de
que un antiguo esclavo suyo haya sido el delator del refugio del Padre
de la Patria. El mismo Marqués que, trasmutado en ciudadano de nuestra
República en armas, hiciera blanco de su racismo a los Maceo.
Pues bien, se debatía en la Asamblea de Santa Cruz la solicitud de
empréstito destinado al licenciamiento del Ejército Libertador; Máximo
Gomez se oponía a que se contrajera semejante deuda con el vecino
poderoso que ya aherrojaba la Patria. Su visión de caudillo militar no
se avenía con igual visión política. A su vista de águila como
estratega se oponía una severa miopía como estadista. Así, Gómez no
comprendía que si el gobierno norteamericano accedía al préstamo, de
facto estaba reconociendo a los órganos de la República aún no nacida.
Entre los representantes del gobierno cubano y el Generalísimo, no
existía la comunicación necesaria para actuar de consuno, y el choque,
alimentado por rencillas anteriores y viejos rencores, fue inevitable.
El enconado debate determinó la destitución de Gómez como General en
Jefe y la posterior disolución de la asamblea que lo destituyó. Y fue
en esa ocasión, cuando se debatía la sanción a imponerle al caudillo
indomable, donde Salvador Cisneros Betancourt se ofreció para
fusilarle. Este ejecutor voluntario de una sentencia que nadie se
atrevió a dictar, es el mismo personaje que en 1906 llevó un ramo de
flores, como desagravio postrero, a la tumba de Carlos Manuel de
Céspedes. En el libro "El Diario Perdido" (2) de Eusebio Leal, página
53 aparece la foto que testimonia el hecho. Para que nadie se
escandalice con mi artículo de hoy, cierro con una sentencia extraída
de la misma página de la obra citada; cita que considero válida para
todos los tiempos y en especial para este que estamos viviendo:
"Es mal servicio el que se presta a los pueblos cuando se les oculta
por temores pueriles o por espanto ante las consecuencias probables,
los hechos históricos."

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Agosto 19 de 2013

(1) Este artículo se lo dedico al misterioso personaje nombrado "El
Francotirador del Cauto", con cuyas opiniones coincido muy
frecuentemente.
(2) Leal Spengler, Eusebio: "Carlos Manuel de Céspedes, El Diario
Perdido", Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 1994



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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jueves, 15 de agosto de 2013

ENVIO POR ADELANTO

ENVÍO POR ADELANTO
Con motivo de las vacaciones de mi ayudante Sempronio y haciendo un
esfuerzo extra, he decidido hacer un envío de minicuentos en calidad
de adelanto. Se advierte que esto no debe considerarse como un aumento
en la distribución del producto, el cual se seguirá rigiendo por la
cuota normada.

Jorge C. Oliva Espinosa, Regla de mis amores, agosto 14 de 2013


RELATIVIDAD
Yo apenas había nacido cuando vi llegar a los primeros. Venían
desesperados y yo era tan chico, que me parecieron enormes. Eran
temibles, pues dominaban el fuego y lo usaban para destruirnos. A
muchos de mis hermanos mayores, con el sólo objeto de alimentarse o
calentarse, los arrojaron a las llamas. Huían del frío, iban en busca
de una zona más propicia para sobrevivir. Benditos ellos que podían
moverse. Yo no. Yo permanecía allí, afincado a mi lugar. Algunos se
quedaron y se adaptaron, como yo, a las duras condiciones climáticas.
Eran los más aptos. Sus vidas eran fugaces. Con velocidad de vértigo,
nacían, crecían, se reproducían y morían. Para mí eran instantes los
que tardaban sus descendencias en llegar, transformarse y desaparecer
Sin embargo, ese breve lapso bastaba para que lo arrasaran todo y
dejaran destrucción y muerte como huellas de su paso. También se
mataban entre ellos. Siempre tenían un motivo para hacerlo. Muchos
morían jóvenes, casi al nacer. No obstante, su número iba en aumento y
los nuevos siempre se diferenciaban algo de los padres. Cada vez me
parecían más peligrosos, pero más pequeños. Porque yo seguía, poco a
poco, creciendo y haciéndome mayor. Se me hizo evidente que teníamos
relojes distintos. Los de ellos más rápidos, el mío más lento. Era
muy joven todavía para pensar en esas cosas de la relatividad y del
tiempo. Así fui testigo del ciclo minúsculo y repetitivo de sus vidas,
generación tras generación. Ellos fueron modificando la faz del
entorno. Cambiándolo todo y transformándose ellos mismos. Sólo
mantuvieron inalterables su capacidad de destrucción y el primitivo
impulso de matar. Y llegó el momento en que, desde allá abajo, se
fijaron en mí, se asombraron de mi estatura y, admirados, descubrieron
que yo había vivido lo que contaban como miles de años. Una enormidad
para ellos, una insignificancia para mí. Entonces me llamaron Sequoia
o algo así.

GRAN OFERTA
No piensa. En sus programas y subrutinas no está la pregunta, el
cuestionamiento, y mucho menos la réplica. Está programado para
obedecer y ejecutar cualquier orden que reciba. Existen distintos
modelos, cada uno para una aplicación específica, pero todos
absolutamente confiables y obedientes. Nunca harán cosa alguna que no
haya sido ordenada. Los primeros ejemplares, llamados sicarios, fueron
diseñados para reprimir y matar y en su momento fueron muy efectivos,
aunque al final no pudieron exterminar la rebeldía. Eso sí, liquidaron
a muchos rebeldes. Aquellos prototipos primitivos fueron modernizados
y ahora se ofrecen en dos versiones construidas sobre el mismo chasis,
pero adaptadas a las nuevas tareas: Son el modelo llamado Funcionario
y el modelo Burócrata. El primero tiene integradas las funciones del
segundo, pero puede asumir trabajos de mayor envergadura, mientras que
el modelo burócrata es más económico y lo recomendamos para labores de
oficina y dirección a niveles intermedios y de base. No deje de
adquirir el suyo. Disponibles en cualquier mercado de ocasión.
ADVERTENCIA
En la jaula donde exhibían al Hombre, colocaron el siguiente letrero:
"¡Cuidado! Especie peligrosa: Sueña."



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miércoles, 14 de agosto de 2013

RECUERDOS DE MALANGA

RECUERDOS DE MALANGA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Comienzo con una ineludible rectificación; El choque de aquel
aventurero, el más grave, fue con Delio Gómez Ochoa, entonces en el
cargo de Administrador de la Facultad. Luis Blanca ya no trabajaba con
nosotros, pues había tenido otro choque con un anterior decano a quien
apodábamos Míster Magoo (el personaje cegato de las tiras cómicas y
dibujos animados). Como ven, hemos tenido varios personajes
interesantes colocados en la silla de mando, y para muchos de ellos
fuimos una verdadera pesadilla. No, no era tarea fácil dirigirnos.
¡Honremos siempre la Verdad!
Cumplido el deber de rectificar, pasemos a ocuparnos de "Malanga,"
quien pudo recitar como suyos aquellos versos del Tenorio: "Yo a los
palacios subí/yo a las cabañas bajé/y en todas partes dejé/memoria
amarga de mí/." Porque su vida transcurrió de farsa en farsa, de
engaño en engaño, siempre haciendo el mal. Ya Newton Briones comprobó
que fue el mismo tipejo que se erigió como tremebundo fiscal de la
revolucionaria Rita Vilar; que fue su inquisidor implacable. Yo siento
que es necesario recordarlo y recordar el repugnante rastro que dejó
tras sí este tunante. Y no es por venganza. Ya, por edad debe haber
muerto allá, donde seguro se fue a refugiar, al vertedero miamense,
porque aquí ya no le quedaba nadie a quien engañar. No es tiempo ya de
pasarle la cuenta, pero me embarga una preocupación terrible: que su
asqueroso quehacer pueda reencarnarse en otros "Malangas". Persisten
las condiciones que lo originaron, hay terreno propicio y no faltarán
agricultores que lo cultiven. Ese es el motivo de mi insistencia en
hablar de este patético monstruo. Monstruo que "alguien" poderoso creó
y protegió, abrigándolo como el agricultor cuida de una plantica para
que crezca...
Hoy les traigo a mis lectores, una pequeña muestra de los incidentes
en que se vio envuelto nuestro "Malanga". Son episodios al parecer de
un sainete, porque están envueltos en una atmósfera ridícula,
trágico-cómica. Aquí se los cuento:

Sigue muerta
Un profesor tenía a su madre muy grave y avisó que por dicho motivo no
asistiría al claustro citado. Malanga le dijo que estaba completamente
justificado. Cuando el Profesor volvió a su trabajo, al cabo de unos
días de ausencia, Malanga se interesó solícito por el estado de la
enferma. El Profesor, abatido, le respondió que su madre había
fallecido. Malanga le dio "su más sentido pésame". Pero, al cabo de
unos días, al encontrarse en un pasillo con el citado profesor, volvió
a preguntarle con igual y fingida solicitud: ¿Cómo sigue su madre? El
Profesor tomó como una pifia de la memoria del inefable Decano y le
recriminó suavemente: Decano, el otro día le dije que mi madre había
muerto... Malanga no se alteró, se recompuso rápidamente y respondió:
Es verdad, chico, disculpa mi falta de memoria, es que ustedes son
tantos y tantos los problemas que tengo que resolver, que me falla la
memoria... Pero parece que la memoria no le fallaba, porque no puede
fallar lo que no existe y antes de las 72 horas volvió a preguntarle
al cuitado profesor, haciéndose el atento: ¿Cómo sigue su señora
madre? A lo que respondió el profesor: Ella sigue muerta.

Malanga quiere ser como Chomy
El Rector José M. Miyar Barruecos dejó en la Universidad un grato
recuerdo. Fue siempre atento, sencillo, asequible y cordial, e hizo
gala de una memoria de archivo. Chomy, como con cariño le llamaban sus
allegados, nos conocía a cada uno y nos saludaba por nuestro nombre.
Esto ejercía una influencia positiva, pues elevaba la autoestima de
cada profesor que se sabía conocido y reconocido por su Rector.
Malanga se enteró de la merecida fama y prestigio que había gozado
Miyar Barruecos entre nosotros y quiso emularlo. Pero le faltaba todo
lo que a Chomy le sobraba, entre otras cosas la memoria. El resultado
de sus esfuerzos fue la burla general que le hizo el joven profesorado
de la entonces Escuela de Ingeniería Mecánica. Cuando alguno de
nosotros era saludado por Malanga y nos llamaba por el nombre de otro
compañero, le rectificábamos de inmediato: "Perdone, Decano, pero yo
no soy fulano. (Pero no nos identificábamos). Él seguía insistiendo:
"Ah, es verdad, tú eres mengano". A lo que volvíamos a negar: No,
Decano, no soy mengano. Y así seguíamos sin decirle quiénes éramos.
Algunos compañeros llevaron la burla hasta la décima pregunta. Porque
él seguía insistiendo, empeñado en adivinar la identidad del
interpelado. Todos, al final, le cortábamos con un cortés:
"Discúlpeme, Decano, tengo que entrar en clase". Y lo dejábamos,
tratando de saber quién demonios éramos. Porque en realidad, para
Malanga, éramos unos demonios.

Una Clase Magistral
En casi todas las escuelas que componían nuestra Facultad de
Tecnología se impartían materias y disciplinas relativas a la
organización, ya sea del trabajo en sí, de las investigaciones, de una
obra y su administración, etc. Pero en la Escuela de Ingeniería
Industrial se hacía especial énfasis en esta materia e incluso se le
dedicaban asignaturas independientes como la Organización del Trabajo,
Economía para Ingenieros y la Organización de la Producción. Esto
parecía ignorarlo Malanga, pues lleno de entusiasmo se dispuso a
brindarle al Consejo de Dirección de la Facultad, una clase magistral
cuyo tema era, precisamente, la organización. El conferencista, por
supuesto, era él.
Al abrir la sesión, aquel payaso entregó a cada asistente un juego de
plumones de distintos colores. Inmediatamente, subió al estrado y dejó
pasmado al auditorio con su concepto de organización. En su
microcefalia, con plumones de colores se resolvían los problemas y se
organizaba el trabajo. Así, explicó que los asuntos urgentes debían
marcarse con el color rojo, para darles atención inmediata. Los que se
pudieran resolver dentro de la semana, debían marcarse en verde y los
que se pospusieran para fechas no cercanas en amarillo. De esta forma,
dictaminó categórico, podrán organizar sus trabajos y serán más
eficientes. Acto seguido, reiteró el uso de cada color. Con ello dio
por concluida aquella "Clase Magistral" con la cual quiso
organizarnos...

Si algunos de mis lectores, creen que todo lo anterior son
maledicencias mías o episodios inventados por mí, les invito a
comprobar mi testimonio. Todavía quedan en el país muchos Profesores
de aquella etapa, algunos incluso siguen en activo. Ellos pueden
corroborar lo cierto de lo que aquí dejo escrito y hasta quizás
aporten otros episodios que he olvidado.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Agosto 14 de 2013


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martes, 13 de agosto de 2013

OTROS MALANGAS

OTROS "MALANGAS"
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Le decía yo a mi admirado Newton Briones, que "Malanga" había chocado
en la CUJAE, con verdaderos revolucionarios que todavía olían a
pólvora. Entre ellos, "Malanga" tuvo la mala pata de chocar con un
Luis Blanca y con un Delio Gómez Ochoa. Esa fue su desgracia, pero
para llegar a dónde llegó, este farsante tuvo que contar con un
respaldo en las altas esferas de decisión. ¿Si no es así, cómo
explicar su meteórico ascenso de Director de un Tecnológico Militar
(donde también hizo de las suyas) a Decano de una Facultad
universitaria?... Me lamentaba yo, en mi mensaje a Newton, de haber
desconocido entonces el proceder de Malanga contra Rita Vilar. De
conocerlo cualquiera de los que lo sufrimos, seguro que hubiera durado
mucho menos su estancia entre nosotros. Pero bueno, esta lamentación
cae en el plano metafísico del "quién lo hubiera sabido." Otra
lamentación, bien realista, me ronda ahora. Y es que si el padrino de
Malanga aún ejerce poder para apadrinar, es seguro que otros
"Malangas", y hasta quizás más peligrosos, arriben a posiciones de
poder desde las cuales cobren nuevas víctimas, siempre entre los
verdaderos revolucionarios.
Como mi inseparable Sempronio no leyó la crónica donde, en octubre 31
de 2012, reseñé a tan funesto personaje, para su conocimiento y el de
otros que también lo ignoren, copio a continuación mi crónica de
marras:

MALANGA
Nombre y apellido de patricio independentista, atuendo militar con
grados de capitán y una cojera, parecían anunciar al veterano de la
Sierra, descendiente de patriotas, patriota él mismo, lisiado por
gloriosas heridas de guerra. Decían sus acólitos, aquellos que le
llamaban con familiaridad por el diminutivo de su nombre, que era
arquitecto. Con el resto del personal, se mostraba enérgico y
exigente, como le cuadra a un militar y al principio nos engañó con la
suma de estas apariencias. Pero en realidad era un típico farsante y
un avispado oportunista que explotaba la aparente aureola que lo
envolvía. Su baja estatura no era sólo física, se correspondía con la
del enano espiritual que en realidad era. Pero así nos lo enviaron
"desde arriba," a dirigir nuestra Facultad de Tecnología. La que
entonces pertenecía a la Universidad de la Habana. Había venido "de lo
alto", como un paracaidista, y así tuvimos que aceptarlo: Como un
enviado del Olimpo gobernante, un triste regalo que nos hacían los
Dioses.
Cuando, en la mega zafra del 70 nos mudamos al Central Guiteras, este
personaje, para vergüenza nuestra, encabezó el contingente
universitario. En los consejillos diarios con la Dirección de coloso
azucarero, con frecuencia sus terribles metidas de pata, y no
precisamente la que tenía más corta, nos hicieron sonrojar. Baste la
siguiente anécdota como botón de muestra: El jefe de máquinas había
acabado de informar, que ese día la molida se había interrumpido por
culpa de "los gallegos"; las así llamadas masas delanteras del tándem
de molinos. Pues nuestro brillante Decano, sorprendió a todos con su
rebuzno: Pidió que le dejaran hablar con dichos gallegos y él sabría
convencerles para que trabajaran bien. Todos nos miramos consternados.
Por suerte, los experimentados trabadores allí presentes, tomaron sus
palabras como un chiste.
Pero entre cielo y tierra no puede permanecer nada oculto. Cuando con
sus desmanes, comenzó a ganarse la repulsión de muchos, algunos se
ocuparon de escudriñar su pasado. Tuvo la poca cordura de chocar con
compañeros que sí habían estado en lo más crudo y fogueado de la
brega, sin hacer alarde después de sus bien ganados méritos. Ellos se
encargaron de buscar su expediente. Lo que descubrieron fue asombroso.
No había tenido la mínima participación en nuestra última contienda,
la que libró todo el pueblo por derrocar al tirano. Lo del uniforme y
sus grados le venía por haber sido Director de un Instituto
Técnico-Militar donde, por plantilla, a ese cargo corresponden las
insignias de capitán. De allí había salido a cajas destempladas. No
obstante, al parecer contó con la protección de algún poderoso, a
quien quizás también engañó. La revelación de su verdadera identidad
le trajo aparejado el mote que se ganó entre nosotros: "Malanga", por
tener "una pata ma-langa que la otra." Con ese nombre pasó a la
historia de la CUJAE, así le conocen todos los que trabajaron allí en
aquellos años duros, de prueba constante, de esfuerzos diarios. Y pasó
el tiempo "y pasó un águila sobre el mar"… Ya la antigua Facultad se
había convertido en Instituto Superior, independiente de la
Universidad y teníamos un Rector acorde al cargo. Las noticias que
entonces tuvimos de "Malanga" decían a lo claro que había hallado el
lugar que le correspondía dentro de la fauna ciudadana: Algunos le
vieron vestido de blanco total, recorriendo las calles habaneras,
predicando la palabra del Señor y anunciando El Armagedón y la venida
del Reino, como Testigo de Jehová. La capacidad histriónica con que
nos engañó, quizás le ganen la vida eterna, la que otorga como premio
su secta religiosa. Lo que sí es cierto, es que, para nosotros, pasó a
la inmortalidad con el nombre de "Malanga."

Regla, octubre 31 de 2012

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lunes, 12 de agosto de 2013

LOS ANARQUISTAS

LOS ANARQUISTAS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Los anarquistas han acumulado desde siempre una mala fama. La cosa
comenzó cuando Marx hizo expulsar a Bakunin de la Internacional y
excomulgó a sus seguidores; hasta ese momento, Bakunin era un
comunista más. Desde entonces, el adjetivo anarquista sirvió para
designar al enemigo de todo poder; alguien pernicioso, a quien se
debía temer. Proudhon, en 1840, fue el primero en llamarse anarquista
en un sentido positivo. Más tarde Kropotkin y Malatesta, dentro del
anarquismo, desarrollaron el "Comunismo Libertario" en oposición al
centralismo estatista defendido por la corriente marxista.
Evidentemente, Marx tenía a los anarquistas como peligrosos
contendientes, a los que debía combatir. En ese contexto, respondió
airado con su "Miseria de la Filosofía" (1845), a la obra de Proudhon
titulada "Filosofía de la Miseria" (1844). Los anarquistas propugnaban
la abolición del Estado, en ese punto coincidían con los comunistas;
pero no aceptaban la dictadura del proletariado como etapa de tránsito
para alcanzar una sociedad sin clases. Ellos tenían un proyecto más
expedito, a más corto plazo. Como abogaban por la desaparición de todo
poder, se entendió que Anarquía era sinónimo de desorden y caos. "¿Se
imaginan un país sin gobernantes? En ausencia de una autoridad,
reinaría el desorden y el caos; sería la debacle, la catástrofe; la
vida se volvería imposible en una sociedad donde cada cual hiciese su
voluntad. Sobrevendría, en resumen, la anarquía." Este pensamiento se
acuñó como verdad aceptada por todos y anarquía fue equivalente a
desorden.
Si el hombre aprendiera a vivir sin necesitar de alguien que lo
gobernara, a los que ejercen el gobierno les esperaría el desempleo.
Por ello, los gobernantes coinciden con los marxistas en su condena al
anarquismo. Así, los anarquistas han tenido en su contra a los
poseedores y a los desposeídos; a los que detentan el poder y a los
que luchan por alcanzarlo. Esta alianza de enemigos tan opuestos, fue
suficiente para sepultar al anarquismo bajo una capa de descrédito. En
eso llegó Stalin y por su ambición de conservar el poder, metió en el
mismo saco a leninistas, trotskistas, anarquistas y a todos los que se
le opusieran. En la guerra civil española, los anarquistas cargaron
con la culpa de la derrota. En cada lugar, como se oponían al Estado y
el Estado era la representación de la patria, los marcaron como
antipatriotas. Pero en este mundo revuelto, ha llegado la hora de
hacerle justicia a la anarquía y a los anarquistas.
Para empezar, Bakunin suponía que el individuo alcanzaría el necesario
desarrollo de su conciencia social, para no necesitar de gobierno.
Cada uno sabría lo que debía y lo que no debía hacer dentro de una
sociedad regida por la equidad y la justicia; dentro de esa sociedad
idílica todo sería armonía. En esto, se le pudiera señalar un exceso
de idealismo, si no creyéramos en la capacidad de superación del
hombre. Quizás con Bakunin y su doctrina, haya que hacer lo que Marx
hizo con Hegel y su dialéctica idealista: voltearlo, porque está de
cabeza y ponerlo al derecho. Así debería entenderse que Anarquía no es
la ausencia de gobierno, sino un sistema donde todos sean gobernantes;
donde el conglomerado social no delega las funciones de gobierno en un
grupo especializado, sino que otorga a cada ciudadano el derecho a
gobernar. Es decir, un sistema donde todos seamos gobernantes y, como
tales, participemos en las decisiones de gobierno. Si es así, quisiera
ser el primer cubano en declararse anarquista.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 13 de 2013



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sábado, 10 de agosto de 2013

UN LIBRO DE NEWTON BRIONES

UN LIBRO DE NEWTON BRIONES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Gracias a la gentileza de su autor, Newton Briones Montoto, acabo de
leer un libro que, como Cuba, es pequeño en extensión pero grande en
su contenido. Ochenta y ocho páginas de texto bastan para descubrir,
ante los ojos asombrados del lector, procederes tortuosos contra
actitudes de rectitud y fidelidad inquebrantable a principios. Se
trata de "Una hija reivindica a su padre (Entrevista a Rita Vilar)",
testimonio conmovedor de un hombre que se aferró a sus ideales sin
importarle el precio que tuvo que pagar por mantenerlos. Un
revolucionario que enfrentó con su honestidad a toda la bajeza
concebible.
Sorprendentemente, Rita Vilar, para reivindicar a su padre, no se
ocupa de condenar a los que pretendieron destruirlo. No hace falta, la
vida misma de César Vilar es su mejor defensa y Rita, sabiéndolo,
acude a ella. Tampoco es necesario acusar a sus victimarios, la
Historia ha sido su fiscal severo. No obstante, al relatar las
vicisitudes que arrostró con valentía aquel luchador inclaudicable,
nos revela la perfidia y el ensañamiento de que hicieron gala los
tempranos representantes del estalinismo en Cuba.
Rita Vilar y su padre César fueron víctimas de los que entendían la
disciplina partidista como la aceptación de un credo absoluto y
dogmático, que les impedía analizar los problemas nacionales; los que
eran incapaces de valorar las situaciones y hechos más inmediatos del
acontecer cubano. Ellos habían renunciado a pensar y se limitaban a
repetir el criterio de una cúpula, llámese esta Comité Central o
Kremlin. Cualquiera que se apartara de lo dictado por esa élite del
poder totalitario, era excomulgado, declarado enemigo y decretada su
destrucción por cualquier medio. Stalin llevó el crimen político a sus
formas más brutales y a la vez refinadas. No se limitó a dar muerte a
seres vivientes, primero los destruía en vida, enlodaba su memoria y
extendía la condena a sus familiares. Sus seguidores del patio
imitaban el ejemplo del ídolo. En el caso de César Vilar, en 1953, se
encontraron con un verdadero revolucionario que no estaba dispuesto a
declamar su mea culpa a cambio del perdón. Él no suscribió el voto de
condena al asalto del Moncada, por el contrario, comprendió la
significación de aquel hecho. La furia de los enemigos del pensar
independiente, lo alcanzó, al igual que a su esposa y a sus hijos, no
importaba que uno de ellos hubiera caído heroicamente, combatiendo en
el Ejército Soviético durante la Segunda Guerra Mundial. A Rita, como
a su padre, la expulsaron del Partido, pero con ella fueron más lejos
y persistieron en el acoso al pasar de los años: no le permitieron
ejercer la docencia, la despidieron de su trabajo en una editora y por
último "la depuraron" de las filas del estudiantado, cuando cursaba el
segundo año de Ingeniería Civil. Fiel hija de su padre, esta mujer
ejemplar no se dejó aplastar y se refugió en el trabajo agrícola como
único medio de subsistencia. Y todo esto sucedió en tiempos tan
recientes como 1965; cuando, disfrutando del poder conquistado por las
armas que ellos se negaron a empuñar, los viejos camaradas perseguían
con igual saña a sus antiguos enemigos y a otros de nueva acuñación.
Pero, ¡oh vida, cuántas lecciones nos das! Cada día aprendemos y
descubrimos una nueva verdad. En el libro de Newton, encontré que
quien demandó con más furia la depuración de Rita Vilar, fue el
Director de un Instituto Politécnico Militar a quien tuve la desgracia
de conocer. Fue el mismo sujeto, que más tarde nombraron Decano de la
Facultad de Tecnología de nuestra Universidad. Allí lo sufrimos y allí
quedó al descubierto su calidad de farsante e impostor. Sobre este
maleante, escribí el año pasado una crónica titulada "Malanga" (1),
apodo que se ganó en la CUJAE.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 12 de 2013, a 80 años del derrocamiento de Machado.
(1) Ver la crónica "Malanga", colgada en mi blog el 31de octubre de 2012


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

jueves, 8 de agosto de 2013

ENVIO POR FERIADOS

ENVIO POR FERIADOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Estimados consumidores:
La entrega del producto adicional (micro cuentos) planificada para los
días feriados, se vio afectada por falta de transporte. Este centro
distribuidor no contó con el tiempo de conexión necesario y por ello
no pudimos hacerles llegar la cuota asignada. Gracias a la solidaridad
de nuestros amigos, el servicio quedó restablecido. En compensación va
un nanocuento adicional. En este caso, están recibiendo el extra por
el retraso. Algo así como "el pollo por pescado".

MONÓLOGO DE SÍSIFO
¡Son unos verdaderos estúpidos! ¡Mira que creer que yo cargo una
enorme roca, una y otra vez, para después, en la cumbre, dejarla
despeñar y comenzar a subirla de nuevo!... Ellos no sa¬ben, no pueden
saberlo, que cada vez es una piedra distinta y que arrojo las más
pequeñas, para así acumular en la cima las piedras mayores de todo el
Hélade. ¡Deja que sigan creyéndose, que éste es mi tormento! Cuando
comiencen a construir el Acrópolis ese y todos los templos que dicen
que van a hacer, y las piedras suban de precio, ya voy a ver yo, de
dónde van a sacar piedras grandes. ¡Todas, TODAS VAN A SER MÍAS! ¡¡DEL
GRAN SÍSIFO, EL MAYOR POSEEDOR DE PIEDRAS GRANDES DEL PELOPONESO!!

ANTECEDENTE
"...Y después que estuvo lloviendo cuarenta días con sus noches,
al fin, dejó de hacerlo. Noé todavía esperó que las aguas bajasen y el
Arca se mecía sobre aquel mar inmenso muy cerca del Ararat. El sabio
varón después de algunos días, queriendo saber si ya había tierra
donde afirmar los pies, despachó al cuervo, que no volvió..."

Lo había seleccionado para la misión teniendo en cuenta una serie de
factores: era fuerte, su color negro le permitiría burlar un eventual
peligro y, sobre todo, siempre andaba detrás del hombre, y hasta había
aprendido a imitar la voz humana. Argumen¬tos que le valieron para ser
elegido en detrimento de otras aves, que también aspiraban al viaje.
De esta forma, al no regresar de la encomienda, el Cuervo fue el
primer emigrado que, enviado al exterior, decidió permanecer allá en
calidad de exiliado. Noé nunca lo supo (porque en aquel entonces no
había medios de difusión masiva), pero el negro pajarraco no se cansó
de hablar negruras sobre su miserable vida de encierro en el Arca y la
falta de libertad y de otras cosillas elementales necesarias para
vivir, olvidándose por supuesto, ingratamente, de que aquel hombre y
aquella nave, le habían salvado la vida, conservándole para la
posteridad como especie.

LA FUGA
Se sintió preso. La realidad, como enorme jaula, le cercaba. Pero su
vocación de fugitivo pudo más. Tejió una escala con sus sueños y
escapó.

Desde Regla de mis amores,
Agosto 8 de 2013

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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com

miércoles, 7 de agosto de 2013

OLVIDAR

OLVIDAR
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El olvido puede convertirse en un factor peligroso. Es muy lindo
olvidar agravios, pero la memoria debe ser entonces selectiva. Si
generalizáramos, caeríamos en la ingratitud, al también olvidar el
bien que otros nos han hecho. Parafraseando a Hamlet podemos decir:
"Olvidar o no olvidar, he ahí el dilema". Olvidar, por ejemplo, los
errores cometidos, nos abre la posibilidad de volver a caer en ellos.
Por eso, hoy voy a divagar sobre el recordar y el olvidar.
En uno de sus primeros escritos, publicado después del triunfo, Che
calificaba de "Pecado de la Revolución" (1), el no "haberle dicho
ladrón al ladrón" y olvidar, en nombre de "una unidad que no estaba
totalmente comprendida", que era imposible unir a revolucionarios con
politiqueros y corrompidos del pasado. Un poco después, se me pidió
olvidar "otros pecadillos", en nombre de esa unidad y obedecí, porque
la indisciplina era uno de mis mayores defectos y sentía el deber de
enmendarme. Me obligaron así a repetir aquel pecado original y esto
nos costó muy caro a muchos de nosotros, los revoltosos, los díscolos,
los indisciplinados. No tardaron los bañados en las aguas de un Jordán
de olvidos, en mostrarnos su verdadera identidad. Empoderados, como se
dice ahora, la emprendieron con furia contra los que se habían
despojado de la memoria y los recibían con brazos abiertos. Con un
proceder sectario, excluyente, nos hicieron recordar de nuevo y
percatarnos de que aquella unidad era imposible, porque ellos la
hacían tan imposible como unir el aceite y el vinagre. Al devolvernos
la memoria, nos hicieron un favor. Lo agradecí y me prometí no volver
a caer en ese pecado de olvido, en "el pecado original", como lo
nombró el siempre presente Che. La memoria sería útil, nos ayudaría a
no repetir errores. Algunos de aquellos inquisidores están hoy en
Miami. Ahora, a los que aún permanecen aquí, les es fácil llamarme
"resentido", "lastrado por el rencor", etc. Ellos siguen haciendo
daño, yo continúo la marcha de mi Revolución en su transformación
permanente; lucha inacabable por lograr la mayor aproximación a la
utopía inalcanzable. En ese camino, la memoria nos ayuda. La
experiencia nos enseñó lo peligroso que es olvidar.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 7 de 2013

(1) Guevara, Ernesto Che; "Un Pecado de la Revolución", en "Escritos y
Discursos", en nueve tomos; La Habana, 1972, Ediciones Políticas,
Editorial de Ciencias Sociales. Tomo 2, páginas 288-289


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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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martes, 6 de agosto de 2013

UN CAPITALISTA ASTUTO

UN CAPITALISTA ASTUTO
Jorge C. Oliva Espinosa

Tuve oportunidad de conocerlo cuando, en mi obligado peregrinar por
toda la isla, a mediados de 1957 llegué al poblado de El Cotorro y
comencé a trabajar en las obras de la Antillana de Acero. Entonces él
era el Presidente y principal accionista de la "Antillian Steel
Cómpany", subsidiaria de un gran consorcio metalúrgico
norteamericano; aquella sociedad anónima agrupaba a los principales
ferreteros del país y llevaba a cabo la inversión en la que sería la
mayor fábrica de cabillas de Cuba. Era un hombre muy hábil, su
comportamiento era peculiar y obtuvo del mismo un magnífico resultado,
como verán en este fragmento de mis memorias.
Conduciendo un flamante "Buick, modelo Sabre" del último año, llegaba
muy temprano cada mañana. Parqueaba su carro dentro de la vieja
fabriquita "Cabillas Cubanas", de la que aparecía como dueño, allí
cambiaba su inmaculado dril cien o su fina guayabera de hilo por una
deteriorada camisita y tripulando un "jeep" desvencijado se dirigía a
inspeccionar las obras, distantes unos dos kilómetros. Al llegar, sus
paradas eran continuas. Se detenía para saludar a cada obrero,
inquiría sobre sus problemas y hasta le daba consejos a algunos; a
todos conocía por su nombre y por sus nombres les trataba, pues tenía
una memoria de archivo, se mostraba afable, cordial y cercano. A este
le preguntaba si la mujer ya había parido, al otro si se había
aliviado del dolor de muelas y a un tercero sobre el estado de salud
de su anciana madre. A todos escuchaba y atendía sonriente cualquier
petición que le hacían. Tenía establecida una especie de "casa de
préstamos" de la cual, sin intereses, podía beneficiarse cualquiera de
"sus trabajadores" que le pidiera un anticipo. Atendía con solicitud
la petición, sacaba entonces de su bolsillo una de sus finas tarjetas
de presentación y escribía en ella una nota a su Jefe de Personal,
ordenando le diera "al amigo fulano" un anticipo sobre sus jornales, a
descontarle en tales y tales términos. Como resultado de esta técnica
y debido a los bajos ingresos de sus beneficiados, una gran cantidad
de trabajadores le debían favores y dinero de sus futuros salarios.
Con esta labor demagógica, con su fachada de buena gente, lograba que
todos se sintieran agradecidos y fueran sus fieles admiradores. Cuando
le era necesario despedir a un trabajador, él jamás aparecía como el
responsable; la función de ejecutor se la dejaba a su Jefe de Personal
y allá iba, suplicante, el despedido a contarle su desamparo al dueño
"amigo". Entonces, aquel empresario bicho, consolaba al desdichado y
le explicaba que él no podía quitarle la fuerza moral a su empleado,
pero que sí podía recomendarlo para que consiguiera otro trabajo; acto
seguido le extendía una de sus tarjeticas, dirigidas a "quien pueda
interesar", donde escribía que el despedido era un magnífico
trabajador. Era todo él una mezcla de Tartufo y Maquiavelo. Cuando
terminaba su recorrido por toda la obra, volvía a donde había dejado
su automóvil y allí cambiaba otra vez de aspecto y personalidad. En la
obra se pagaba semanalmente los viernes. Y ese día, nuestro
capitalista inteligente sabía que sus empleados de oficina, una vez
concluida la jornada, iban a jugarse unas cervezas al "Bar de la
Gallega". Allí se aparecía él, como por casualidad, ya con su atuendo
de persona acaudalada; se arrimaba al otro extremo de la barra y pedía
una cajetilla de cigarros americanos. Al marcharse, dejaba paga una
ronda a los jugadores de cubilete.
Con este proceder ganó adeptos en la masa y cuando fue intervenida su
empresa por el gobierno revolucionario, los trabajadores reaccionaron
contra la intervención. No entendían "cómo podían hacerle eso al
pobrecito, si era tan bueno y además era un cubano." No fue fácil
convencer a la masa confundida, ni sencilla la labor encomendada al
Interventor. Me consta que ambas fueron arduas tareas.
Varias décadas después y tras múltiples ampliaciones, "Antillana de
Acero" era una enorme empresa estatal llamada "José Martí", aunque
todos seguían nombrándola con su primitivo nombre. Me contaban algunos
trabajadores que habían tenido a "un compañero Director" al que
nombraron "El Fantasma", pues nadie pudo jamás verlo de cerca ni
hablar con él. El dirigente llegaba en su automóvil, descendía del
mismo y entraba a su oficina. Cuando salía de la misma, con igual
celeridad, era para abordar el vehículo y marcharse. Entonces recordé
el actuar de aquel empresario capitalista y pensé cuánto bien hubiera
hecho "nuestro" funcionario si se hubiera comportado como un legítimo
representante del poder de los productores y hubiera sido con ellos,
tan cercano como falsamente se mostraba el antiguo dueño.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Agosto 6 de 2013



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lunes, 5 de agosto de 2013

TRES HEROES

TRES HÉROES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

"Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en
sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza
terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es
robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de
hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son
sagrados. Estos tres hombres son sagrados:" Así escribía Martí en su
artículo "Tres Héroes". El gigante maestro se refería a Bolívar,
Hidalgo y San Martín. Yo tomo el título de aquel trabajo de "La Edad
de Oro" para hablar de tres modestos héroes cubanos; los tres pelearon
por nuestro decoro en la última gesta, la culminada en victoria un
glorioso amanecer de enero; solo uno de ellos pudo contemplar aquella
alborada, los tres vinieron en el Granma y el que sobrevivió acaba de
fallecer. Ellos son: Carlos Israel Cabrera (Cabrerita), Antonio (Ñico)
López y Calixto Morales. En distintos momentos y circunstancias, la
vida me dio la suerte de tratarlos y compartir con ellos luchas,
afanes y sueños comunes. Hoy los evoco con la misma reverencia con que
Martí calificó de sagrados a tres héroes de nuestra Gran Patria
Americana. Por martianos y porque lucharon por rescatar la libertad
que nos había robado un tirano, estos tres cubanos son también hombres
sagrados.

"Cabrerita"
A raíz de la muerte de Chibás y ante al golpe del 10 de marzo, las
huestes de su Partido se dividieron. Prevalecieron dos tendencias
encontradas: una aceptaba la convocatoria a elecciones, librada por
los usurpadores para 1954 y representaba a la fracción electoralista,
la otra a la abstencionista. Debido a ello, en el barrio de La Punta,
existían dos Liceos Ortodoxos, el de la calle Prado y el de la calle
Consulado. Este último a dos puertas del número 20, casa que habité
desde niño hasta que ya adolescente la abandoné. Fue en ese Liceo de
la ortodoxia donde una noche conocí a Carlos Israel Cabrera
(Cabrerita). Con él compartí ideas, análisis de la situación política
que se vivía, poemas y batidos en la "caficola" del doblar, por
Refugios, al lado de donde vivía Gerardo Abreu. Cabrerita tenía
domicilio en lo que hoy es Centro Habana, de allá lo trajo a nuestro
barrio, su amigo más cercano, Miguel Pedraza. Éramos un grupo de
jovencitos que nos asomábamos a la vida, con una gran carga de
idealismo y que habíamos comenzado a leer a Martí. Fue Cabrerita quien
me habló del otro Liceo, el de Prado y me dijo que allí se reunía
gente más dispuesta a la acción insurreccional, opción en que ya
habíamos probado decepciones y fracasos. Contactos y acercamientos a
distintos personajes, todos visitantes de aquellos locales, nos
hicieron abandonar nuestra visión maniquea. Tanto un Liceo como el
otro, era frecuentado por hombres valiosos, por farsantes, por
politiqueros y por alardosos que llamábamos "postalitas". Así
conocimos a un Marcos Bravo y a un Ñico López. A mediados de 1954 tuve
que mudarme de barrio y de provincia para conservar la salud, no fui
el único que se vio obligado a ello y el grupo se dispersó. Gerardo,
ya "Fontán", se sumergió en la clandestinidad, Mayito Gil se fue a
vivir con su novia, Juanito López se exilió en México y Cabrerita fue
a parar a Matanzas como maestro de una escuela primaria. En 1959,
volví a ver su rostro, ya por siempre juvenil, con aquella sonrisa
medio socarrona del que sorteó la pobreza, desafió el peligro y burló
la muerte. Me contemplaba desde las páginas de un álbum con las fotos
de los 82 expedicionarios del Granma. Había caído el 5 de diciembre de
1956, en el combate de Alegría de Pío.

Antonio (Ñico) López
Algunos se referían a él como "Ñico Siete Pisos", por lo alto que era.
Nosotros no, nuestro grupo lo escuchaba fascinado y lo tuvimos como
nuestro mentor y árbitro cuya justeza acatábamos. No era estudiante,
nos dijeron que era carnicero por allá por la Plaza de Marianao, pero
de Martí sabía más que todos los que por entonces nos la dábamos de
estudiosos martianos. Dirigió muchas veces nuestras tertulias en
Prado, de donde emigrábamos hasta el Parque de los Enamorados, para
continuarlas allí con apetencias de noctámbulos. En esas veladas
esclarecedoras, Ñico era la luz que nos guiaba. El 26 de julio de 1953
dirigió el asalto al cuartel de Bayamo, pudo escapar del cerco
asesino, sin ser fichado y con modestia sin par nos relató la causa
del fracaso. Más tarde emigró, volvió a bordo del Granma, sobrevivió a
la dispersión de Alegría de Pío y el día 8 de diciembre fue asesinado
en Boca del Toro.

Calixto Morales
Fue a fines de 1959 o principios del 60. La gran fábrica de cabillas
"Antillian Steel Co.", (Antillana de Acero) había sido intervenida por
el Gobierno Revolucionario. Como interventor fue nombrado el Capitán
del Ejército Rebelde Calixto Morales. Entonces lo conocí y tuve
oportunidad de trabajar como uno de sus colaboradores en aquella
tarea. La "Antillana", como ya se conocía, centro de trabajo para más
de quinientos hombres, era junto a la textilera "FACUTE" y la
cervecería "Modelo" una de las mayores fábricas de El Cotorro. El
movimiento sindical había sufrido la perniciosa labor de zapa de una
patronal astuta y de una dirección prejuiciada y claudicante. La lucha
de clases encendía los ánimos en un ambiente laboral ya caldeado por
las altas temperaturas del acero fundido y se hacía, a ratos,
violenta. Los que constituíamos el entonces llamado "Núcleo
Revolucionario" nos aprestamos a combatir y ganar para la revolución a
una masa confundida por la demagogia y el oportunismo. Así, cerramos
filas junto al interventor y apoyamos la labor que le habían
encomendado. Éramos un reducido grupo y teníamos en contra nuestra a
una gran mayoría de los obreros, a casi todos los empleados de oficina
y a la totalidad de sus dirigentes sindicales. Para hacer más difícil
la tarea, estaba el Presidente y principal accionista de la entidad
intervenida y su "personal de confianza", dedicados a una continua
labor quintacolumnista que iba desde la propagación de rumores hasta
el abierto acto de sabotaje. Eran tiempos de dedicación total y muchos
de nosotros vivíamos y dormíamos dentro de la fábrica. No hacíamos
otra cosa que seguir el ejemplo del Interventor que, en el despacho
del Presidente de aquella empresa privada, armó la cuna de su hijo y
situó allí su hogar.
Aquel oficial rebelde había sido maestro en su natal Camagüey y fue
otra vez maestro para muchos de nosotros. Fue uno de los 82
tripulantes del Granma, con una hernia discal integró la columna
invasora del Che y terminó la guerra en Las Villas, provincia de la
que fue Primer Jefe Militar. Su figura, con tintes legendarios,
imponía: barbas serranas, uniforme de campaña -por lo general viejo y
sudado-, pistola al cinto, dos granadas colgantes de su camisa y la
boina guerrillera donde brillaban las insignias de Capitán. Su voz, de
timbre ronco, trasmitía emoción y convencimiento, fe y entusiasmo.
Muchas veces se encendía su verbo con ropajes poéticos y Martí se
hacía presente en sus citas y respaldos. Lo oí esclarecer a los
trabajadores con el mensaje revolucionario de la verdad, rescatar a
los confundidos y desenmascarar a los enemigos encubiertos. Un día
presencié cómo protagonizaba una extraña escena: hablaba con alguien
por teléfono, su participación en el diálogo se limitaba a asentir y a
cortas afirmaciones donde repetía "Sí, comandante... Sí,
comandante... Sí, comandante...". Lo único que variaba era el tono,
cada vez más compungido. Al final lo convirtió en sollozo y contemplé
una lágrima bajar por sus curtidas mejillas. Luego supe que hablaba
con el Che y que éste lo reprendía. El episodio ilustra la dureza con
que el jefe guerrillero sabía llegar a lo más profundo y sensible de
sus hombres. Calixto Morales era un hombre del Che. Hace unos días se
publicó la noticia de su fallecimiento, ya octogenario pero siempre
combatiente, héroe nuestro, y por martiano, como Cabrerita y como
Ñico, hombre sagrado. En ellos, "va un pueblo entero, va la dignidad
humana. Esos hombres son sagrados. Estos tres hombres son sagrados:"

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Agosto 4 de 2013


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sábado, 3 de agosto de 2013

LOS MAL LLAMADOS

LOS MAL LLAMADOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Fui criado y educado en la religión Católica, pero los mal llamados
católicos y sus ensotanados hicieron que me apartara de esa fe y en el
ejercicio del pensamiento propio me hice materialista. Demasiado
temprano, sorprendieron al niño que fui y destruyeron mi inocencia,
cuando un confesor me preguntó si "había hecho cositas con niñas"; lo
hizo cuando yo creía que lo único que se podía hacer con las niñas era
jugar a las casitas. Luego me preguntó si lo había hecho con otros
varones y le respondí que con ellos jugaba a los trompos y me fajaba.
Una década después, otro confesor llamó a la policía para entregarme
cuando, bajo el secreto de confesión, le revelé que creía haber matado
a un esbirro de Batista. Me salvé de puro milagro, pero no se salvó mi
confianza en aquellos mal llamados seguidores de Jesús. Ellos me
hicieron alejarme de la iglesia y de la religión.
Por esos años, años idos de mi juventud, supe de quienes se titulaban
comunistas y se oponían a la lucha armada que llevábamos a cabo.
Aducían que al tirano lo derrocaría una huelga general y no nuestra
acción, a la que calificaban de terrorista, aventurera y putchista. Yo
por entonces pintaba letreros subversivos con el número 26 y ellos los
tachaban con sus consignas. Me interesé en conocer quiénes eran estos
y supe que pertenecían a la J. S., siglas que significaban "Juventud
Socialista", la juventud de un Partido mal llamado "Socialista
Popular". Investigué sobre el tal partido y conocí su historia. Eran
los mismos que habían expulsado a Mella de sus filas, los que llamaron
a deponer la huelga que derrocaría a Machado, los que boicotearon al
gobierno de los cien días, los que "no entendieron" el
antimperialismo de Guiteras y cerraron filas con su asesino, los
mismos que pactaron con Batista en el 40 y en el 44, los que adoraron
a Browder y siguieron sus consignas. Cuando supe todo esto, me volví
anticomunista. Y la culpa la tuvieron los mal llamados comunistas.
Por suerte para mí, conocí a otros que no militaban en aquel partido,
pero que eran más comunistas que los que se autoproclamaban como
tales. Ellos me explicaron que los que así se titulaban eran, en
realidad, estalinistas, ciegos servidores de Stalin. A diferencia de
aquellos, estos peleaban a nuestro lado, merecían oírlos con respeto y
con respeto los escuché. Algunos me dieron a leer a Trotsky, otros a
Bakunin, y sin decidirme por ninguno, aprendí a pensar y a convertir
mis entusiasmos idealistas en convicciones. Pero nuestra lucha culminó
en triunfo, derrocamos al tirano y embriagados por la victoria, se
convidó a participar del poder a aquellos que se habían opuesto a
conquistarlo con las armas. En nombre de la unidad necesaria, me
exigieron olvidar. Entonces fui testigo de hechos insólitos: aquellos
convidados a compartir el gobierno por el cual no habían luchado, una
vez acomodados en las sillas de mando, se tornaron jueces inapelables
de nuestras "limitaciones ideológicas" y nos hicieron víctimas de su
sectarismo. Celosos guardianes de la nueva fe, crearon sus tribunales
del Santo Oficio, celebraron juicios de excomunión y llevaron a la
hoguera a más de un hereje. Nuestros inquisidores eran los mismos, los
mal llamados comunistas de antaño.
Pasó el tiempo "y pasó un águila sobre el mar" y hoy contemplamos con
indignación que unos mal llamados "revolucionarios" se yerguen en
defensores a ultranza de nuestro gobierno. No les importan las pifias
en que caiga éste, no reaccionan ante los errores que se cometen, a
todo dicen que sí, todo lo exaltan y son los apologistas "más
apasionados" del sistema que hemos ayudado a crear. Reaccionan con
furia ante cualquier crítica y ven enemigos en cualquiera que piense
con cabeza propia. Robóticos repetidores de consignas, son los que
ahora se vuelven contra nosotros como terribles acusadores, se
declaran dueños absolutos de la "verdad" y nos tildan de "nostálgicos
del pasado", "renegados", "disidentes" y otras lindezas por el estilo.
¡Cuánto daño han hecho siempre los "mal llamados"! ¡Vivir para ver!...

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Agosto 2 de 2013

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