jueves, 30 de mayo de 2013

UN MANUAL INUTIL (8)

Después de mi pedido de ayuda, del cual recibí unas cuantas y valiosas
respuestas, incluido un mensaje de Sempronio, reanudo hoy la
interrumpida divulgación de los fragmentos de "INSTRUCCIONES PARA
SOBREVIVIR EN CUBA", aquel manual inútil que escribí hace años.


UN MANUAL INÚTIL (8)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

LO ETICO Y LO MORAL
Durante mucho tiempo creí, como casi todos los cubanos, que lo moral
era sólo lo relacionado con las costumbres sexuales. Así se decía, que
ciertas señoras que vivían en el barrio de Colón, eran inmorales. Y
que era inconcebible que Fulanita saliera embarazada siendo soltera,
pues se había educado en una familia muy moral. Sin embargo, si un
Ministro robaba era un ladrón, pero a nadie se le ocurría decir que
era un inmoral como aquel otro, a quien le gustaban los hombres y al
que, además de inmoral, le decíamos una palabra bien fea. Tampoco
calificábamos de inmoralidad, que el campesino se muriera de hambre,
mientras que los latifundistas y los gobernantes amasaran millones. En
este caso invocábamos la justicia y no la moral. Después, ya
grandecito, aprendí que moral era toda regla de conducta en función de
ambiente. Que LA MORAL era parte de algo más abarcador llamado ÉTICA,
que en su función social, no siempre tenía que ser moral. En esto la
Ética se emparentaba de algún modo con LA POLITICA. No así la moral,
que es cosa de uso personal. De consumo interno, la moral es hacia
adentro. Y con la ética nos proyectamos hacia los demás.
Pero sucede que la moral va cambiando en cada época, para escándalo de
las generaciones anteriores. Y así ha sucedido desde el Cromañón para
acá. Para ese antepasado nuestro, era moral matar de un garrotazo a su
vecino, si éste se interponía al más elemental de sus primitivos
deseos. Sin embargo, la bikini fue considerada en su momento inmoral y
estoy seguro, que Hitler estimó muy moral y saludable exterminar a
millones de judíos. Si no, no lo hubiera hecho, porque era un tío muy
apegado a las costumbres. Después me hablaron de moral burguesa y
moral revolucionaria. Y entendí por esta última, aferrarnos a la
verdad y que los del gobierno no robaran. En ese tiempo, la gente
empezó a alardear de su moral. Había quien decía tener mucha, otros
que la tenían muy grande y los que pregonaban tenerla muy alta y
enhiesta. ¡Tan alta como el pico Turquino! Y usted no sabía si en ello
había alusiones genitales de un machismo a ultranza. Por último, se
invocó LA MORAL COMUNISTA, que nadie se tomó el trabajo de explicarme
y que yo intuí que consistía en ser desprendido y honesto, luchar
contra la ignorancia y el egoísmo, y darlo todo por un mañana mejor.
Otros la entendieron a su modo y llegaron a tenerla doble. O sea una,
pero con dos caras. Mi hija apeló a la moral comunista para hacer
dormir a su novio en nuestra casa. Y fue necesario invocar esa moral
para hacer que los nuevos campesinos trabajaran.
Con la pobre Ética pasaba peor. Como abarcaba un campo más amplio de
la conducta humana, nadie se tomó el trabajo de tomarla en cuenta y
mucho menos de reglamentarla. Creo que los médicos fueron de los pocos
que la conservaron en el fuero particular de su sagrada profesión. A
no ser ellos, nadie pregonaba tener una ética propia. Hasta ahora, que
se ha popularizado y se instituyó el CODIGO DE ETICA para los cuadros
del Estado. Este es un documento, que el Gobierno ha estimado
necesario hacerle firmar a cada funcionario y que ciñe su ejecutoria a
lo establecido en su articulado. Algo así como las tablas de los DIEZ
MANDAMIENTOS que Yahvé dio a Moisés en el monte Sinaí. La diferencia
reside en que Dios, al entregárselas, no le exigió que las firmara,
sino que las cumpliera.
(CONTINUARÁ)


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

miércoles, 29 de mayo de 2013

GRIETAS Y LAGUNAS

GRIETAS Y LAGUNAS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Me reviso y me examino, desde el principio. Mis convicciones me
llevaron a participar en la lucha impuesta a mi generación por una
sangrienta tiranía. Durante los casi siete años de aquella noche
tenebrosa, los ideales de justicia y libertad nos guiaron hasta
alcanzar la victoria. Durante ese tiempo, en el frenesí del combate,
fuimos aprendiendo verdades: el sátrapa que nos oprimía era sólo un
instrumento, el mal radicaba en el sistema; Cuba no podría ser
independiente, mientras no alcanzara la independencia económica y se
librara de su secular supeditación a intereses foráneos. Amamos
nuestra historia y ella fue una gran maestra. En sus páginas se
repetían los ejemplos de cómo el Imperio vecino se había interpuesto
siempre, frustrando nuestro destino, impidiendo nuestra felicidad.
Martí y Guiteras nos reafirmaron esas verdades. Como si fuera poco, un
compañero de lucha me dio a leer un libro esclarecedor. Se titulaba
"Fundamentos del Socialismo en Cuba" y su autor era Blas Roca,
dirigente del Partido comunista del patio. Para comprender las
verdades encerradas en aquellas páginas, tuve que vencer los
prejuicios que me producían el autor y su partido que, diciéndose
socialista y popular, en el 33 no había comprendido a Guiteras, que
en el cuarenta pactó con Batista, su asesino y que, en aquellos
momentos, se oponía a nuestro método de lucha (la lucha armada). Supe
después, que el libro no era más que una historia de Cuba, vista a
través del prisma interpretativo del Materialismo Histórico. Con el
triunfo, tuvimos un maestro gigante: Fidel. En sus interminables y
continuos discursos nos guiaba en el aprendizaje, reafirmaba en
nuestros ideales, nos disipaba dudas, trocaba nuestro entusiasmo en
convicciones. Con la fe del nuevo converso me dediqué a aprender y la
Revolución me dio la oportunidad de estudiar. Fui de los primeros en
pasar las EBIR (Escuelas Básicas de Instrucción Revolucionaria) y más
tarde formé parte de la dirección de una de ellas. Durante mis
estudios superiores cursé las asignaturas de Materialismo Dialéctico e
Histórico y las Economías Políticas del Capitalismo y del Socialismo.
Así me bebí una serie de textos y manuales, desde el Olieinick hasta
los del profesor Humberto Pérez, pasando por los ladrillos de la
Academia de Ciencias de la URSS. Más tarde, cuando me presenté a
oposiciones para la plaza de Profesor Auxiliar, tuve que examinar
Filosofía marxista y estudiar las principales obras de los fundadores
del Socialismo Científico. Pero más que todos estos estudios, me
enseñaron estos cincuenta y tantos años de Revolución. Esa fue y es
nuestra verdadera Escuela. La que nos formó y nos enseña día a día.
Basado en este recuento que he resumido, creí poseer una formación
sólida. Pero ahora veo que afloran en ella lagunas. Y en lo que creí
un edificio firmemente cimentado, aparecen grietas. Grietas y lagunas
me llenan de dudas acerca de la solidez de mis conocimientos. Se
levantan, como montañas infranqueables, preguntas que no puedo
responder. ¿Es tan pobre nuestra cantera de cuadros sindicales, que ha
sido necesario nombrar un cuadro del Partido para que dirija el Comité
Organizador del próximo congreso obrero?... En la sombra que proyecta
esta interrogante, cobran significado especial los versos de una
canción de Silvio Rodríguez, que dicen:
"… ¿Qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera, qué cosa fuera la masa
sin cantera?…"
¡Qué pobres han resultado los frutos de la Escuela que, para sus
cuadros dirigentes, ha mantenido la CTC durante décadas! ¿O es que los
egresados de ella, no son ideológicamente confiables en la apreciación
del Partido?
A pesar de estar de acuerdo con lo que me escribió Sempronio, reitero
la solicitud que hice ayer: Si alguien puede ayudarme a reparar mis
grietas y rellenar mis lagunas, le quedaré infinitamente agradecido.

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Mayo 28 de 2013

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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martes, 28 de mayo de 2013

UN MENSAJE DE SEMPRONIO

UN MENSAJE DE SEMPRONIO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

No han pasado doce horas de haber colgado en mi blog "NO ENTIENDO NI
COMPRENDO" y recibo este mensaje de Sempronio. Por representar la
sabiduría y el sentir de millones de cubanos, merece que lo divulgue:

Querido Amigo.-
Tu sí entiendes y yo también. No es que no entendamos, sino que no
aceptamos. Es una forma de decir. Yo tengo las mismas dudas que tú
.Pero esas no son tales dudas, amigo, son desacuerdos .Tu sabes que
esas dudas no pueden existir, sino que es una forma de decir
inconformidad. Ante lo que siempre se ha hecho así. Quien el partido
designe para la Comisión del Congreso, venga de donde venga, se sabe
que ya ése será el Secretario General de la CTC. Sin que nadie lo haya
elegido. No son dudas las que tú tienes, ni yo tampoco; son
inconformidades y no son de ahora, sino de siempre.
Porque el método que se sigue no tiene nada que ver con los de un
sindicato leninista, mucho menos con los de un partido
Marxista-Leninista. Eso se llama ordeno y mando; estalinismo, que lo
estamos sufriendo todavía, a pesar de haber hablado mucho del cambio
de mentalidad y de estar luchando contra la corrupción y haber
cacareado mucho sobre la necesidad de cambiar los métodos. Solo te
aconsejo que no te lo creas todo, sino solo una parte. Tranquilo, que
las energías hacen falta, porque los molinos de viento son muchos
todavía.
Un abrazo.
Tu amigo de siempre,
Sempronio

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Mayo 28 de 2013



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lunes, 27 de mayo de 2013

NO ENTIENDO NI COMPRENDO

NO ENTIENDO NI COMPRENDO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Interrumpo la secuencia en que venía divulgando mi manual inútil.
Estoy urgido de ayuda inmediata y lanzo un llamado de S.O.S. Mañana
podré retomar los envíos de cosas pasadas. Pero esto de hoy me pone en
entredicho y me llena de dudas e incomprensiones. De verdad que
necesito ayuda inmediata. Enseguida les explico:
Se difunde una noticia. Prensa escrita, radio y televisión anuncian la
posposición del próximo Congreso de la CTC, nuestra central única de
trabajadores, el máximo cónclave obrero cubano. Junto con la nueva
fecha de su inicio, se da a conocer la elección del Presidente del
Comité Organizador de dicho foro. Cosa que me desconcierta, pues tenía
entendido que el mismo había sido electo ya, cuando se creó dicho
comité organizador, en ocasión de lanzarse la convocatoria al
Congreso. Al parecer, entendí mal. Pero hay algo que escapa a mi
comprensión: para presidir el Comité Organizador de nuestro Congreso
Obrero, no se designa (perdón, se elige) a un líder sindical, surgido
de la masa trabajadora. Ni siquiera, uno de los egresados de la
Escuela de Cuadros Sindicales. Esa Escuela que lleva décadas formando
y capacitando a dirigentes obreros. No, señor. Se "elige" a un cuadro
del Partido que, hasta hace unos días dirigía una Provincia. Entonces…
¿Qué debo entender y comprender? ¿Que en las filas de la CTC no han
encontrado a nadie capaz de organizar el Congreso? ¿O es acaso que,
nuestro gobierno no confía en los actuales dirigentes del movimiento
sindical? Y si los trabajadores no pueden organizar el congreso donde
se tomarán decisiones que les incumben e involucran, ¿cómo
participarán en la toma de dichas decisiones y en su instrumentación?
¿Es esa la forma en que ejerce su poder como clase, la clase más
revolucionaria, la clase dirigente?... ¿Es esa la práctica de "la
dictadura del proletariado"? Es innegable que voy a tener que leer de
nuevo lo que escribió Lenin sobre el papel de los sindicatos. Mi
intelecto no me alcanza para entender ni comprender esta noticia. ¿O
quizás mi escaso desarrollo político no me lo permite? Llego a la
triste conclusión de que, ideológicamente, no estoy "claro". Y como
siempre me he tenido como un aprendiz de revolucionario, y me he
mantenido al lado de esta Revolución, me auto cuestiono. Por eso,
ruego a cualquiera que pueda iluminar mi obtuso cerebro, a cualquier
instruido en nuestra ideología, que me ayude a entender y comprender.
Quizás alguien pueda remediar mi lamentable deficiencia ideológica.
¡Por favor, ayúdenme! ¡Soy todo oídos!...

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Mayo 27 de 2013


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domingo, 26 de mayo de 2013

UN MANUAL INÚTIL (7)

UN MANUAL INÚTIL (7)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

NUMISMATICA
Para sorpresa mía, el diccionario me dice que Numismática "es la
ciencia que se dedica al estudio de las monedas y medallas antiguas".
Y numismático aparece igualmente, como un adjetivo relativo a la
numismática y como designación de aquel que profesa esta ciencia. ¡Lo
que es la ignorancia! Yo la tenía como una afición o entretenimiento
de ricos, o por lo menos, como un pasatiempo de coleccionistas. ¡Nunca
imaginé que fuera una ciencia! Debí haberme percatado de ello, al ver
proliferar aquí a tantos que se dedican a ella. ¡Claro que tiene que
ser una Ciencia! ¿No es Cuba, como lo han dicho nuestros conductores,
un país de hombres de ciencia?
La verdad es que yo, el dinero nunca he tenido oportunidad de
coleccionarlo. Porque el que he ganado durante toda mi vida, ha tenido
siempre una prisa por dejar mis bolsillos, que no da oportunidad
apenas de mirarlo. ¡Y menos ahora! Sin embargo, no por ello dejo de
constatar que, hoy por hoy, Cuba en Período Especial sería el paraíso
desesperante para cualquier numismático. Para empezar: aquí circulan
tres clases de monedas. Cada una con sus billetes y piezas en metálico
del más variado valor facial. Está la norteamericana que todo el mundo
quiere y que unos pocos tienen; la cubana convertible, de lo más
bonita; y el cada vez más deteriorado peso nacional, también cubano
pero no convertible y con el cual apenas se puede comprar nada por no
poseer casi poder adquisitivo. Entre estos dos últimos sistemas
monetarios se ha establecido una relación tan absurda como la que
pudieran tener en el plano amoroso una hormiga y un elefante. Hay una
tasa oficial de cambio, que se publica en los periódicos y que
establece la paridad o supremacía en valor del peso cubano sobre el
USD. Pero, a la vez, el mismo gobierno ha abierto una cadena de
tiendecitas numismáticas, las CADECAS (CAjas DE CAmbio), donde la
población puede vender sus dólares recibiendo 25 pesos cubanos a
cambio, o comprar pesos convertibles pagando 26 no convertibles por
cada uno. Alrededor de cada CADECA pululan los numismáticos que venden
a 28 y compran a 25. ¡Cosas de la Ciencia! El peso convertible tiene
paridad con el dólar, aunque en algunos lugares no lo aceptan. No es
que lo rechacen, es que prefieren coleccionar las efigies de
Washington, Lincoln, Jackson, Jefferson, etc. O quizás sean religiosos
y amen el lema "In God we trust" que tienen esos billetes.
Por cierto, con los billetes norteamericanos se da un caso singular en
el mundo. Cuba es el único lugar donde esa moneda puede tener dos
valores distintos, dependiendo de quién sea su poseedor. Hay ofertas y
productos que, usted no puede adquirir si es nativo, aun cuando posea
la cantidad de dólares fijada como precio. Eso le pasó a un conocido
mío cuando trató de alojarse, pagando con dólares, en un Hotel. Algo
similar me ocurrió personalmente, cuando intenté comprar un
medicamento antiulceroso en una farmacia para extranjeros. Aunque
había reunido los dólares necesarios para la compra, se negaron a
venderme, porque yo era del país. Más tarde, pude obtener la medicina
gracias a un muchacho muy simpático que me encontré en el parqueo del
lugar, y que me la consiguió incluso más barata. Después me enteré que
era el parqueador oficial de la farmacia, y que le hace ese favor a
cualquiera que enfrente igual situación.
Pero bueno, no siempre ha sido así. Mis padres me contaban que en
tiempos de la seudo-república, los centrales azucareros yanquis
pagaban a sus trabajadores con fichas. Una especie de moneda
particular, únicamente válida para comprar en las tiendas y comercios,
propiedad del propio central, desde luego. Es un ejemplo que antes,
gustaban mucho de referir los oradores de la Revolución. Hasta un día
que, sin mucho anuncio, el gobierno revolucionario abrió una serie de
tiendecitas donde se compraba con un dinero especial. Muy ecológico,
pues tenía impreso imágenes de orquídeas. Ese dinero podía obtenerse
en otros comercios, anexos y también oficiales, donde se lo pagaban a
usted a cambio de sus joyas y objetos de metales preciosos. La gente
bautizó estas tiendas como "La casa del Oro". Aunque algunos
recalcitrantes las llamaban "La casa de Hernán Cortés". Yo nunca pude
ir a esas tiendas, pues no tuve jamás un objeto de valor. Aparte de
que me traían, no sé por qué, recuerdos de lo que me contaban mis
padres sobre los Centrales yanquis y sus tiendas. Por aquellos días
felices y confusos, hasta los contras hablaban bien del gobierno.
Decían que éste les había quitado los yugos y las cadenas... de oro.
Pero bueno, eso duró poco. Después, en Cuba sólo circularon dos tipos
de dinero: El dólar y el peso. El primero en manos de turistas y el
otro en las de los nacionales que tenían prohibida la posesión de
aquel con sanción prevista en el Código Penal. Pero en el mercado
negro corría el dólar y la gente se arriesgaba a violar la
disposición. Total, para comprar con dólares, usted se buscaba un
turista complaciente y de fiar, a quien le entregaba el dinero y él
compraba por usted. Claro, que podía toparse con el estafador que se
hacía pasar por extranjero y que se perdía con los billetes recibidos.
También estaba el peligro de algunos muchachos que trabajaban en
"Tráfico de divisas" y que de sorprenderlo a usted, procedían a
confiscarle la cantidad hallada en sus bolsillos.
En cuanto a diseño, los pobres pesos cubanos -parece que por
compensación- son los más ricos del mundo. Cada emisión tiene una
configuración distinta a las anteriores, que siguen circulando para
goce y locura de los numismáticos. Camilo, Máximo Gómez, o Maceo
pueden aparecer lo mismo al centro, que a un lado de los billetes de
20, 10 y 5. Ya la variación se ha hecho tan normal, que a nadie
sorprende un nuevo diseño. Difícilmente encuentren dos billetes de la
misma denominación que sean iguales. Y si algún falsificador con
chispa imprimiera un modelo que no se pareciera a ninguno, no
encontraría dificultades para que se lo aceptaran como una nueva
emisión. ¡Decididamente, Cuba es el paraíso de esa ciencia llamada
NUMISMÁTICA!




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jueves, 23 de mayo de 2013

UN MANUAL INUTIL (6)

UN MANUAL INÚTIL (6)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

CAMBIO Y EXTINCION
Dicen los marxistas (y yo lo creo), que cada vez que se produce un
cambio del modo de producción y se consolida un nuevo sistema
socio-económico, tiene lugar la hecatombe de una clase. Es decir, hay
un grupo social que no puede sobrevivir al cambio y que es barrido con
el anterior sistema. Así nuestros indígenas, -que vivían en el
Comunismo Primitivo- desaparecieron cuando los colonizadores españoles
les impusieron el esclavismo. Es decir, otro modo de producción. Los
esclavos, a su vez, se extinguieron cuando la burguesía implantó el
Capitalismo, -comenzaron a llamarse obreros- y en el Socialismo
sucumbieron los burgueses y aparecieron los funcionarios.
Ahora, cuando ya teníamos nuestro Socialismo rectificado, enfrentamos
un cambio más significativo y profundo, impuesto por "el derrumbe del
Campo Socialista y el desmembramiento de la URSS", y algún grupo
tendrá que desaparecer. El problema es: ¿Cuál?... Los campesinos no
pueden ser. Esos ya se esfumaron cuando socializamos la tierra. ¿Serán
los comerciantes del patio, que ahora resurgen como "trabajadores por
cuenta propia", después que acabamos con los chinchaleros en el 68?...
No, porque aquí el que más y el que menos ha tenido que convertirse en
negociante y trapichero. ¿Entonces, quiénes? ¿Los capitalistas
extranjeros, que expulsamos del país con el proceso nacionalizador?
¡Tampoco! Porque ellos hoy retornan para ayudarnos a salvar el
Socialismo y sus conquistas. ¿Serán acaso los obreros los que
desaparezcan? ¡Difícil! Porque, aunque ya nadie trabaja, siempre serán
necesarias grandes masas a quienes dirigir. Si no, los dirigentes se
quedan sin contenido de trabajo.
Entonces, ¿quiénes son los llamados a desaparecer? ¿Quiénes se
extinguirán ante los drásticos cambios que suponen el reajuste y
reorientación de nuestra Economía? ¡Analicemos, meditemos,
reflexionemos, pensemos!... Bueno, y si no son los campesinos, ni los
negociantes autóctonos, ni los inversionistas extranjeros, ni los
obreros... ¿qué clase o grupo tendrá ahora su holocausto? Yo, después
de profundas cavilaciones, y gracias a la aplicación consecuente de la
dialéctica marxista y el análisis policausal y multivariable, he
encontrado la respuesta a esta interrogante. ¡He aquí la verdad
deslumbradora, como linterna en medio de un apagón. Resplandeciente,
como una olla nuestra al mediodía: ¡LO QUE SE VA A EXTINGUIR, ES LA
NACIONALIDAD CUBANA! ¿Conclusión precipitada o tendenciosa? ¿Augurio
apocalíptico? ¿Exageraciones mías? ¡Nada de eso! A ese resultado
ineluctable apuntan muchas "variables-causas", como diría un sociólogo
amigo mío, con quien me he asesorado. ¡Enumeremos las de mayor
correlación!

a) Emigración masiva:
Real estampida, disparada dehiscencia, verdadera diáspora que ha hecho
asentar a más de dos millones de cubanos bajo otros cielos. Se me
dirá, que más diáspora hicieron los judíos y que, a pesar de Hítler y
de los árabes, aún existen. ¡Argumento fútil y sin peso! Los cubanos,
a diferencia de los hijos de Israel, dondequiera que llegamos,
plantamos, nos mimetizamos y mezclamos con los lugareños, de tal
suerte que, en dos o tres generaciones, somos más autóctonos que los
mismos nativos. Nuestros nombres se vuelven Michael o Katherine,
Giussepe o Josephine, Iván o Valia; y nuestros Díaz, Rodríguez y
Hernández se convierten en Day, Rodine o Herson, de acuerdo a la
latitud a donde hayamos ido a parar. Llegará el momento en que, el
último Luis Martínez se transforme en Louis Martin, Luigi Martini o
Ludvik Markhaimer. Prueba al tiempo.

b) Casamientos con extranjeros:
Sub-variable de la variable anterior y vía muy socorrida para poder
emigrar. Los hijos de estos cruzamientos ya serán sólo medio cubanos;
y los nietos, un cuarto, y así hasta desembocar en igual extinción de
la nacionalidad. A diferencia de los anteriores, los patronímicos y
apellidos de estos pasarán por la metamorfosis de etapas intermedias
en que aparecen los Cheo Robinson y los Willy Fernández.

c) Disminución progresiva del resto:
Aunque sobre esta variable inciden, indudablemente, las dos
anteriores, hay un sinnúmero de causas (según el Anuario Demográfico)
que tributan a la gradual reducción de los que no quieren emigrar o no
han podido hacerlo. Entre ellas citaremos: la disminución de la
natalidad -las cubanas en edad fértil que se quedan, están negadas
a parir en las actuales condiciones, los suicidios y muertes
violentas -como los accidentes de bicicleta y otros actos de
desesperado heroísmo, el envejecimiento creciente de la población que
la hace, aparte de no reproductiva, más vulnerable a los avatares del
Período Especial, además de los ciclones y otras inclemencias del
clima.
Por todas estas causas, anteriormente enumeradas y cuantificadas,
seremos nosotros, los empecinados, unos escasos especímenes, los que
demos testimonio a la posteridad, de que una vez existió un pueblo
alegre, ingenioso y dicharachero, a quienes llamaban: LOS CUBANOS.
Pura curiosidad turística como las reservas sioux donde, al igual que
en ellas, abundarán, -¡Oh universalidad de las supercherías!- muchos
cubanos apócrifos. Nada, que vamos a terminar siendo un grupo de
viejos decrépitos, raros ejemplares museables y arqueológicos, como
los tasmanios o la famosa familia Rojas, aquella de Yateras, que
ilustraba, como últimos descendientes de los taínos, mis primeros
textos de Historia.

NOTA DE EDICIÓN:
Recuerden que lo anterior fue escrito hace más de diez años, como
parte de aquel manual inútil, "INSTRUCCIONES PARA SOBREVIVIR EN CUBA".
Por lo tanto, no puede asociarse a ningún hecho de nuestra realidad
actual. Tampoco puede tomarse como un augurio de posible futuro.
Regla, mayo de 2013

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miércoles, 22 de mayo de 2013

UN MANUAL INUTIL (5)

UN MANUAL INÚTIL (5)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

LAS HERENCIAS EN CUBA
Según algunos historiadores del Derecho, el procedimiento hereditario
es un instrumento jurídico, que pretendía hacer valer el derecho sobre
la propiedad, más allá de la muerte del poseedor. Es decir, que
extendía la voluntad y el poder de los muertos sobre la cosa. Pero,
como en toda cuestión de herencias, ni aún en eso todos están de
acuerdo. Así, según otros, fue la institución legal de que se valieron
los hijos para apoderarse de los bienes paternales una vez fallecidos
aquellos. Los romanos fueron los que más atención prestaron al
problema, lo normaron y crearon el Derecho Sucesorio o Hereditario.
Los juristas afiliados a la Escuela de Marx han dicho pestes,
afirmando que, es uno de los subterfugios de que se han valido las
clases poseedoras para salvar la propiedad privada. La que debía
extinguirse con la vida del propietario y pasar otra vez al dominio
colectivo, que ellos llaman comunal. ¡Como si las cosas tuvieran
marcha atrás! Claro, que para nacer el derecho hereditario eran
necesarias dos premisas: el desarrollo de las fuerzas productivas,
creadoras de alguna riqueza que heredar y la familia que aspirara a
heredarla. Ahí está el cavernícola, al que se enterraba con su hacha
de pedernal y ya. Él no tenía siquiera familia reconocida. El problema
parece surgir cuando al hombre le dio por comenzar a acumular
riquezas. La mujer se le subordinó y le dijo: "Estos hijos son tuyos".
Y bueno, él se lo creyó. Después vino el lío del Testamento, que dio
lugar a la sucesión testamentaria y al abintestato. También
aparecieron los Notarios, los Albaceas y los hijos naturales (los
demás deben ser "artificiales") que, sintiéndose discriminados,
impugnaron los testamentos y el asunto se complicó. Hoy todos los
países tienen sus leyes que regulan la transmisión de bienes a la
llegada de La Inexorable, el derecho a heredar y a desheredar. Y en
todas partes del mundo hay quienes impugnan la facultad que tenía el
muerto para hacerlo. Por ello, es quizás el Derecho Sucesorio uno de
los más cuestionados. En lo que no hay dudas, es que la Herencia crea
desigualdades, profundiza diferencias entre el que hereda y los no
beneficiados. Yo creía que esas diferencias siempre favorecerían al
sucesor legal. Es decir, al heredero. Y eso debe ocurrir así en
cualquier lugar que no sea Cuba. Sobre todo, si el causahabiente es
cubano. Los siguientes casos me convencieron que en nuestra tierra,
las herencias, como todas las cosas, son diferentes:

CASO UNO:
Erasmo había sido traído por sus padres desde la mediterránea
Barcelona, a la edad de 3 años. Aquí, siguiendo malos consejos y
creyendo beneficiarle, lo inscribieron como cubano nativo en el
"Juzgado Municipal del Calvario", localidad periférica habanera que
jamás ha sido, ni Término Municipal, ni Partido Judicial.
Corrían los tiempos turbulentos de la seudo-república y todo era
posible, siempre que mediaran unos cuantos pesos. Cuando nuestro
protagonista cumplió 46 años y sus padres ya estaban difuntos, le
llegaron noticias de una herencia que esperaba por su legítima
reclamación en tierras catalanas. Consistía la misma en varios
inmuebles enclavados en pleno corazón barcelonés. Como quien dice, en
las mismas Ramblas, y de los cuales sus padres jamás le habían
hablado. Queda sobrentendido que los padres de Erasmo eran comunistas
convencidos y que no creían en la validez de la propiedad privada. Eso
les costó emigrar de España a la victoria de los fascistas y ser
refugiados en un campo de concentración francés. El padre había
combatido en el famoso Quinto Regimiento. Educaron al hijo en sus
doctrinas y murieron felices en una Cuba Socialista.
Después de vivir toda su vida como cubano y fiel a las enseñanzas de
sus padres, Erasmo al saberse heredero de un capital, corrió a las
dependencias oficiales en busca de asesoramiento. Allí le informaron:
-Usted como cubano tendría que afrontar los gastos de los trámites,
todos ellos en divisas y pedir permiso a nuestras autoridades
migratorias para viajar a España a hacer valer sus derechos. Y el
pasaje incluso debe sufragarlo en dólares. Sin embargo, si nos otorga
un poder, nuestro Cónsul allá se hará cargo. Nosotros desde luego, le
cobraremos una comisión por ello y le traeremos en efectivo su
herencia. Eso sí en pesos cubanos.
Ante un ofrecimiento tan generoso, nuestro amigo se llenó de
curiosidad e inquirió:
-¿Y si yo fuera español?
-Si usted fuera español residente en Cuba, usted podría viajar allá y
entenderse con la justicia española, que es la de su país y en lo cual
nosotros no interferiremos. Muy al contrario, como residente puede
comprar su pasaje en dinero cubano.
El desenlace de esta historia es de suponer. Hace ya cuatro años que
Erasmo, sin dejar de sentirse cubano, renunció a su falsa ciudadanía.
De la impostura que mantuvo durante 43 años nadie pudo acusarlo, pues
los verdaderos responsables ya eran fallecidos. Hoy vive en Barcelona
en pleno disfrute de su herencia, ocupando una de las casas de su
propiedad.

CASO DOS:
Ayer recibí la visita de Cayetano, un amigo mío cuyo padre falleció
recientemente. Venía todo compungido. Pero por encima de su tristeza,
le afloraba un mal humor de los mil demonios. El sentimiento más
débil, subyacente, era claramente atribuible a la pérdida irreparable
que había sufrido. Así que, intrigado por la furia que lo dominaba,
presté suma atención a la catarsis con la cual me develó el motivo de
su enfado:
-Tú sabes que yo aquí en la Habana no tengo donde vivir. Que vivimos
agregados en casa de la familia de mi mujer. Un apartamentico así de
chiquito. Y eso teniendo nosotros tremenda casa en Trinidad. Papá se
negó siempre a permutarla para acá y se empeñó en vivir solo en
aquella casa allá. Y allá se me murió. Pues bien: En Trinidad también
murió hace poco un español que tenía un hotel en sociedad con el
Estado cubano. El difunto, con la debilidad de todos sus coterráneos,
se había casado con una negra criolla, la cual le dio un mulatico. Y
ahora ese hijo es su heredero. Y como tal, es dueño de la mitad de
aquel hotel.
-¿Bueno, y qué?..
Pregunté sin comprender y creyendo a mi amigo presa de la más furibunda envidia.
-¿Cómo que y qué? He ido a la Reforma Urbana, al Instituto de la
Vivienda, he escrito a la Fiscalía de la República, a la provincial y
al Fiscal del Municipio. He consultado a los Bufetes colectivos de la
Habana y de Trinidad. En todas partes me dicen que no puedo heredar la
casa de papá, porque yo no vivía en ella... ¡Y EL MULATICO, ¿VIVIA EN
EL HOTEL ACASO?!




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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

martes, 21 de mayo de 2013

UN MANUAL INUTIL (4)

UN MANUAL INÚTIL (4)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

LA VIVIENDA I (OBTENCION)
"Idos ha mucho que son aquellos dorados tiempos....."
La forma arcaica viene de perillas al evocar épocas pasadas en que
eran corrientes, hechos que ahora no se dan. Eso sucede con la
obtención de un techo donde vivir. Sueño eterno del hombre desde la
época de las cavernas. Al principio del proceso revolucionario, y todo
el país en Revolución, fueron muchos los madrugadores que se hicieron
de una vivienda confortable, apenas amanecía el primero de enero. De
acuerdo a miras y posibilidades distintas, los hubo desde los que
ocuparon un garaje en el Vedado hasta los que se instalaron en lujosas
residencias de exclusivos repartos. Desde la sirvienta que se vio
dueña de la noche a la mañana de la mansión abandonada por sus señores
de las vísperas, hasta los serranos que decidieron quedarse a vivir en
la Capital que conocían por primera vez. Las secuelas de aquellos
hechos todavía permanecen: grandes casas del Vedado ahora son
cuarterías y en los edificios donde radican oficinas hay inquilinos
permanentes. Así pasa en el centro de investigaciones científicas en
que trabaja un amigo mío. Allí viven numerosas familias, originadas
por los primeros ocupantes "revolucionarios", que hoy comparten las
dependencias de ese lugar consagrado al trabajo. Actualmente ocurren
en ese sitio, cosas insólitas para cualquier otra parte del mundo. En
la recepción, al lado de la secretaria puede encontrarse una tendedera
de ropa puesta a secar. O un consejo de dirección puede ser amenizado
por el escándalo de una pelea conyugal de los vecinos o por el similar
estruendo de una casetera con rock fuerte. De todo puede verse en el
trabajo de mi amigo.
Por suerte, el país se ha ido organizando y ya a nadie se le ocurre
ocupar ilegalmente una vivienda desocupada. Los que olvidan que los
tiempos han cambiado son irremisiblemente sacados del lugar y del
error por las fuerzas del orden público. Ahora, para la obtención de
un lugar donde vivir hay otros métodos y vías:
La primera es la MICROBRIGADA. Si usted tiene edad y bríos para ello,
puede pasarse cuatro o más años fabricando edificios y cobrando su
salario original pagado por su centro de trabajo. Allí se le respetará
y considerará por su decisión, pues usted será de los esforzados que
se sacrifican por la colectividad. El Sindicato le otorgará Méritos y
los artículos y servicios que se vendan como premio, tendrán en usted
al destinatario preferencial. Así puede hacerse del refrigerador que,
a su Centro "le bajó" la CTC, de un televisor o de unos días con
gastos pagados en una casa de la playa. Mientras tanto, irá
aprendiendo uno de los múltiples oficios de la construcción y si la
obra se interrumpe por falta de materiales, no se preocupe. Siempre
habrá algo que hacer. Fundamentalmente cuidar lo hecho, estar a la
espera por si llega el cemento y desde luego, jugar dominó. Cuando el
edificio esté terminado, ¿Quién le va a disputar el derecho a que se
le otorgue en asamblea uno de los apartamentos? Si usted se ha
aterrillado y acumulado en ese edificio más horas de trabajo
voluntario que nadie.
Otra fórmula que puede ensayar para buscarse una morada decente, es el
matrimonio. Lo único que tiene que hacer es encontrar alguna
divorciada que, a la disolución de su vínculo, se haya quedado en
posesión de la casa. ¿Inconvenientes del método? Puede que ella esté
esperando, para sus segundas nupcias, a un tipo que tenga automóvil. O
que la pretendida tenga unos cuantos hijos. Lo que puede resultar peor
que no tener casa.
Por último, hay un método infalible y menos arriesgado: ¡Hágase
dirigente! Verá como no le falta casa donde vivir. Y si se destaca y
va, y lo trasladan. ¡No se alarme! Eso no es nada. En su nuevo
destino, verá como le asignan otra casa.

LA VIVIENDA II (SU AMPLIACION)
El método más socorrido para ampliar la vivienda es la barbacoa, pero
el caso de un amigo, a quien llamaré Julio, ilustra con creces todas
las posibilidades. Así que lo referiré. Julio vivía en un miserable
cuarto con techo de madera y papel. Para colmo, su ubicación no le
permitía ampliarse, pues tenía vecinos en los cuatro puntos
cardinales. Pero Julio era (y es) un tipo de ingenio. Y lo puso a
funcionar. Lo primero que hizo fue ponerse a ahorrar. Cuando tuvo
reunidos dos o tres mil pesos, permutó su cuarto por uno mejor y con
techo de placa, dando sus ahorros por el cambio. Ya instalado en su
"confortable" cuarto, mi amigo volvió a permutarlo; esta vez por un
cuarto peor, pero mejor situado. El suyo estaba en Jacomino y el que
le dieron a cambio, estaba en pleno Centro Habana. Ya con su cuarto de
placa y en el centro mismo de la Capital, Julio se dio a explotar la
arquitectura típica de la zona y construyó en el medio del alto
puntal, una barbacoa. Duplicó así el área habitable y salió con esta
nueva oferta al mercado de permutas. Por su nuevo cuarto con barbacoa
consiguió un apartamentico interior en el último rincón de Luyanó.
Este lo permutó por un cuarto en la azotea de un edificio del Vedado,
al que no demoró en hacerle como "agregos" un baño y una cocina. Sus
desagües salían a la calle; pero a él no le importó y al que se lo
permutó tampoco. Le dieron en el canje una casita cerca de Calabazar.
Como ésta tenía un terreno aledaño, mi amigo no encontró dificultad
alguna para permutarla por un apartamento en el octavo piso de un doce
plantas. No quiero cansarlos, pero después de mil malabáricos
intercambios y permutas, ahora Julio vive en tremenda residencia, a
cinco minutos de la Plaza de la Revolución, con jardín, cuatro
dormitorios, patio y garaje. ¡Ah! Y en el garaje tiene guardado un
automóvil muy bien conservado, que en el penúltimo intercambio le
dieron como compensación.

LA VIVIENDA III (MANTENIMIENTO)
En nuestro país hace más de veinte años que no se vende a la población
pintura de ningún tipo. (Ni de uñas.) Y como la pintura es el eslabón
más elemental para mantener en condiciones una vivienda, ya usted se
puede imaginar el estado en que las nuestras están. Darle
mantenimiento al lugar donde habitamos es uno de los problemas
insolubles con que nos enfrentamos cada día los cubanos. Desde una
simple zapatilla para la llave de agua que gotea sin compasión, hasta
el impostergable saco de cemento necesario para sellar una gotera.
Aparte de la pintura, los problemas serios que pueden aquejar a una
construcción pueden clasificarse en: plomería, electricidad,
carpintería y albañilería. E iluminación. Porque sin ella cualquier
casa se transforma en una cueva. Pues es así, que el mantenimiento
requiere la reposición de los bombillos y focos fundidos. Y es ahí
donde encaja mi anécdota de hoy. Paseábamos mi mujer y yo por una
céntrica calle, cuando vimos con sorpresa a un vendedor callejero que
sobre una mesilla de tijeras improvisada, anunciaba con un gran cartel
su mercancía: BOMBILLOS FUNDIDOS. TRES PESOS EL PAR. Mi media naranja,
haciendo gala de su ingenuidad probada, pensó que el merolico estaba
loco. Pero, una demanda, materializada en nutrida concurrencia, pronto
dejó sin mercancía al presunto orate. Insistiendo en su forma de
pensar, entonces ella me dijo:
-La gente está loca. Ya no sabe qué comprar.
Nos quedamos a observar el insólito acontecimiento y al rato vimos que
el vendedor, agotados sus productos, recogía sus bártulos, para volver
al poco tiempo con más de su increíble mercancía. Como el hecho de la
oferta loca y la demanda ídem se repetía, quedé intrigado. Y negándome
a aceptar la teoría de mi compañera, me dirigí directamente a uno de
los ufanos compradores:
-Oiga, usted perdone... ¿Pero, por qué compra bombillas fundidas, que
no le servirán?...
La respuesta me llegó aleccionadora, iluminando mi ignorancia como un
reflector de diez mil watts:
-¡Que no me servirán? Mire, todos nosotros, (-se refería al público
comprador-) somos empleados del Ministerio... -aquí señaló a un
edificio aledaño-. Ahora llegamos allá, desenroscamos los de los
pasillos y baños, que están buenos y los sustituimos por estos que
compramos. De esta forma, nos llevamos a la casa, los que nos hacen
falta… y nadie puede sospechar de un robo. Se han fundido y ya.
-¿Y el Ministerio... -aventuré desconcertado- no se queda así a oscuras?...
-¡Que va, compañero! Para eso está el jefe de mantenimiento que viene
y reemplaza cada día los bombillos fundidos por otros nuevos...
-¡Ah, y entonces bota los inservibles y de ahí este vendedor se sirve,
de la basura del ministerio... (Exclamé fascinado ante la revelación
que mi inteligencia me había deparado)
Pero mi interlocutor me sacó del deslumbramiento:
-¡De ningún modo compañero! Ese vendedor, es nuestro jefe de mantenimiento!




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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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domingo, 19 de mayo de 2013

UN MANUAL INUTIL 3

UN MANUAL INÚTIL (3)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Estimados lectores:
En ocasión del "Día Internacional de la Familia", interrumpí el envío
de fragmentos de "INSTRUCCIONES PARA SOBREVIVIR EN CUBA" para incluir
los mensajes intercambiados por un tío cubano con su sobrino catalán.
Esa comunicación, más allá de cualquier frontera, me pareció el mejor
homenaje a la gran familia universal que es la humanidad.
Hoy, al retomar la divulgación de aquel manual inútil, me percato de
que, para muchos de ustedes, los envíos eran demasiado extensos y
abusivos para el poco tiempo de que disponen. Así que, acorté la
extensión de los fragmentos que hoy continúo, haciéndolos más breves y
ciñéndome a una sola temática. Les ruego disculpen las molestias que
pude ocasionarles. De ahora en adelante seré más sucinto.

EL AGUA, LOS ACUEDUCTOS Y NUESTRA CIUDAD
Imprescindible para la vida, el agua ha condicionado el surgimiento, y
la prosperidad o desaparición de los grandes asentamientos humanos.
Menos La Habana, que hasta en eso somos distintos los cubanos. Fundada
primero sobre la costa sur, cerca de la desembocadura del Mayabeque,
parecía seguir la regla universal. Pero dicen, que los mosquitos nos
la hicieron mudar en 1519 para su actual ubicación. Y aquí estamos,
donde nos pusieron los fundadores, sin una fuente suficiente de abasto
líquido para satisfacer nuestras necesidades y garantizar su
desarrollo. En cualquier otro lugar del mundo, San Cristóbal de la
Habana no hubiera pasado de ser un mísero caserío al que le bastaba
las escurridas pluviales que hinchaban los arroyos Tadeo y Melones. De
ahí no hubiera pasado. Quizás Matanzas hubiera sido nuestra Capital,
pues bahía tenía tan buena como la habanera y además, los ríos que le
faltaban a aquélla. Ah, pero desde entonces somos ilógicos y vamos
contra la corriente. Aquí surgimos, crecimos y nos extendimos
extramuros hacia el sur, al este y al oeste. Hacia el norte estaba y
está el mar. Y no éramos, ni somos holandeses, aunque ya montamos en
bicicleta más que ellos. Y gracias al comercio entre las colonias, no
obstante los repetidos ataques de piratas, corsarios y otras plagas
(los ingleses nos tomaron en 1762, los yanquis y los Aedes en 1898) y
a pesar de su falta ostentosa de agua, la Habana creció, creció y
creció hasta convertirse hoy en el asiento de dos millones de seres
humanos y algunos miles de animales. Que el problema del
abastecimiento hídrico fue desde siempre un agobio para los habaneros,
tenemos viejos testimonios en las artes plásticas y en la
Arquitectura, como EL AGUADOR de Landaluce, el callejón de El Chorro,
la calle Zanja y el acueducto de Albear. Por cierto, que en la misma
calle de Montserrat, muy cerca del monumento al genial ingeniero
español, constructor del primer acueducto con que contaron los
habaneros (y que aún sigue dando servicio), en una pequeña plazuela
frente al Hotel Plaza, se alza el busto de Supervielle, aquel alcalde
ingenuo y honrado, que se suicidó al no poder cumplir la promesa de
darle agua a sus electores. Así que, la escasez de agua que sufrimos
no es nada nueva. Viene desde nuestra propia fundación. Lo que sucede
es que el problema ha tomado, agravándose, nuevos y revolucionarios
matices. Veamos:
Hoy por hoy, no hay barrio o zona de la Capital que no sufra un
paupérrimo abastecimiento de agua. Hay zonas donde va una vez cada
tres días, siendo lo común recibirla un día sí y otro no. Y eso
solamente por dos o tres horas. ¡Pero, hay que ser justos y
comprensivos, compañeros! Si nuestros antepasados no pudieron resolver
este difícil problema para una población mucho menor, sería totalmente
injusto exigírselo a nuestro gobierno bloqueado y privado de recursos,
y de contra agobiado por una superpoblación cuya densidad demográfica
está casi al estallar por culpa de la emigración oriental masiva. Por
eso, para vivir en la Habana, es imprescindible contar en el núcleo
familiar con una viejita o un anciano jubilado. Ella o él se
encargarán de recolectar el agua (porque ésta la suministran en
horario de trabajo.) De lo contrario usted está frito. Así que ya
sabe. ¡Búsquese una abuelita, o una tía decrépita, o algo parecido!
Otro problema son los edificios múltiples. Allí siempre hay un
problema con el agua. Cuando no es el motor, es la cisterna, cuando no
el candado y la llave que no aparece para echarlo a andar. Y algunos
opinando que no dejen cerrada la caseta y otros que le ripostan, con
razón, que si no, se roban el motor, como pasó en tal lado. Y así las
cosas, hasta que todos se ponen de acuerdo en designar a un
"responsable del motor", vecino que asumirá la función de guardar la
llave y conectar el motor y velar porque sea en el horario acordado y
que los tanques de la azotea se llenen, etc. Y, ¡óigame! no hay muchos
con tiempo y con vocación para asumir semejantes tareas y
responsabilidad. A no ser, como en el caso que reseñaré, que medie un
interés particular en el asunto. Sucedió así: en un moderno edificio
de apartamentos del Vedado había una "encargada del motor", que
llamaremos Eulalia. Eulalia era muy eficiente y responsable, y gozaba
de estima y autoridad entre los vecinos. Ella se preocupaba de poner
el motor puntualmente a las horas fijadas, no tenía reparos en
madrugar los domingos para ponerlo temprano y que todos pudieran lavar
y atender las demás necesidades dominicales. Si el motor se averiaba,
allá iba Eulalia y conseguía el mecánico necesario, le pagaba y en la
próxima reunión de vecinos informaba de la reparación y su coste per
cápita. Es más, Eulalia siempre se mostraba comprensiva ante cualquier
solicitud extra que le hiciera alguna vecina y le ponía unos minutitos
extra el agua a Conchita porque iba a limpiar su apartamento de noche,
ya que al otro día tendría invitados, o a Fefa, porque el niño lo
tenía malito y no le alcanzaban los pañales. Y así, con todo el mundo.
En fin, que de Eulalia nadie podía tener quejas. Hasta un día. A
partir de aquella infausta fecha, vinieron épocas tormentosas en las
que nadie sabía cuándo iba a haber agua y cuándo no. Los motivos eran
muy variados, pero todos nuevos y desconocidos hasta entonces.
Aquellas dificultades, que anteriormente se resolvían por la acción
eficaz de Eulalia, ahora se agravaban y parecían insolubles. El
edificio comenzó a padecer lo que nunca antes. La fetidez invadía
escaleras y pasillos. Pero cuando la situación se hacía insoportable,
estos períodos felizmente terminaban y todo parecía volver a la
normalidad. Hasta que otra vez la crisis aparecía...
Nadie dudaba de las mil veces probadas capacidad y abnegación de la
"Encargada del motor". Y todos daban una explicación verosímil: "el
equipo está muy viejo", el mecánico engañó a Eulalia e hizo una
mierda", "ahora están suministrando menos agua", "Hay una rotura en el
acueducto", etc. Sin embargo, cuando la situación se repitió en su
ciclo de pestes y esperanzas, alguien notó que los períodos
problemáticos coincidían asombrosamente con las veces que Cacha, la
del tercero, alquilaba a extranjeros una habitación de su apartamento.
Con rigurosa exactitud pasaba así: Cacha alquilaba, todos veían al
foráneo huésped, e inmediatamente comenzaba la crisis. El visitante,
inconforme, se marchaba y, el problema tendía a normalizarse. No
tardaron en descubrir el misterio. Eulalia esperaba al visitante
portador de dólares, cuando éste ya no resistía el hedor y la
incomodidad, y le proponía otra habitación "aquí cerquita y que
siempre tiene agua, yo se lo garantizo... ¡Ah, y seguro más barata!"
No hay dudas que, la desleal competencia que hacía Eulalia era cosa de
nuestra escasez... de agua.
(CONTINUARÁ…)

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debo.

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jueves, 16 de mayo de 2013

MENSAJES ENTRE SOBRINO Y TIO

MENSAJES ENTRE SOBRINO Y TÍO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Según Ustedes ya saben, Sempronio tiene un sobrino catalán. Para ellos
no hay fronteras, ni políticas ni generacionales, que los separen. Son
una sola familia, se reconocen así y actúan e intercambian sus ideas
como si fueran miembros de una Nueva Internacional. Entre los mensajes
que se cruzan mi amigo y su sobrino, he escogido estos dos que, con la
debida autorización, circulo entre mis lectores:

Querido tío:
El drama social que estamos viviendo no lo sabe nadie. La gente se
está suicidando por no poder pagar una hipoteca y para no dejar las
deudas a su familia, llevamos más de 4 y 5 casos en menos de un año.
Como creo que ya comenté hacia Enero, a la vuelta de nuestro viaje por
Túnez, allí un hombre se quemó a lo bonzo y se generó una revolución,
la primavera árabe. Aquí un hombre se quemó a lo bonzo en Málaga y no
pasó nada, pero nada de nada. En los medios de comunicación públicos
manipulados por la gentuza del PP ni tan siquiera dieron la noticia.
Pero cierto es que he tenido épocas de crisis importante, como supongo
le sucede a todos. ¿Qué hago yo aquí? ¿Para quién lo hago? ¿Lo
valoran?
Siento que en Cuba se colabora, eso transmitía la gente. Al menos,
muchos de los revolucionarios que tuve la suerte de conocer como
vosotros. Aquí solo se lucha y además la gente tiene miedo (yo me
incluyo).
Tengo miedo a ir a una manifestación y que la policía me golpee sin
motivo alguno, que es lo que está sucediendo. La policía está
maltratando a gente pacífica, con las manos en alto y de rodillas, sin
compasión. Son varios ya los casos de personas que han perdido un ojo
por las armas de dispersión con pelotas de goma o balas de foam. Tengo
miedo, porque en el caso de que me golpearan a mi íbamos a tener un
grave problema. Posiblemente a raíz de un suceso así mi hogar pasaría
a ser la cárcel o la tumba, pues seguro no me iba a quedar con el
golpe ni la rabia. Últimamente no voy a manifestaciones por ese
motivo. La represión es brutal, y me conozco y soy muy orgulloso. Si
recibiera un golpe sería el motivo para empezar mi guerrilla.
Pero soy del 78, y a mi generación nos han enseñado que las guerras no
traen nada bueno, solo causa sufrimiento en todos bandos. Por eso
prefiero evitarlo, prefiero evitar el conflicto, y en caso de que esto
se pusiera muy feo sería cuando no dudaría en emigrar.
Mi lucha conceptual es un calvario, pues me he llenado de prejuicios
con los miembros de mi sociedad. Desconfío de todos y todas, en
especial en los negocios. No surgen colaboradores, solo sabandijas y
sanguijuelas. Todo esto me está impidiendo, mentalmente, progresar
económicamente. No acepto jefes, soy demasiado libre, o así quiero
sentirme.
He de decir también que volvemos a tener otro pequeño respiro de
esperanza. Ha surgido un nuevo movimiento llamado Proceso
Constituyente, encabezado por un economista (Arcadi Oliveras) y una
monja (Teresa Forcadell). Actualmente están en proceso de recogida de
firmas que apoyen el manifiesto que incluye 10 puntos claves. La idea
es unir a las personas, de izquierdas principalmente, pero por los
movimientos sociales, no por la política. El movimiento es asambleario
y así quieren que siga siendo. Cuando este movimiento llegue a las
100.000 firmas de apoyo al manifiesto entonces se organizará un
partido político, donde Arcadi y Teresa ya han dicho que no se
presentarán (lo recoge el manifiesto), no buscan un escaño donde
sentarse, solo son impulsores del movimiento.
Arcadi Oliveras apoyó desde sus inicios el movimiento 15M que
encabezaron los jóvenes, ofreciendo su experiencia para apoyar los
argumentos de este colectivo. Era el que decía: Chicos, tenéis razón,
y la tenéis por esto por aquello y por lo otro. Los jóvenes pueden
tener el ímpetu, pero si está apoyado por la experiencia y el
conocimiento mejor que mejor.
Tenemos líderes. Esther Vives, Arcadi Oliveras, Teresa Forcades
(nunca pensé que apoyaría a una monja), pero es que esta tiene los
huevos cuadrados, con perdón de la expresión.
El proceso constituyente fue presentado el 10 de abril y ya ha
recogido 32.000 firmas. Es un nuevo aire de esperanza.
Hay más movimientos, como la Cooperativa Integral Catalana, cuyo líder
está en busca y captura por estafar a los bancos (es nuestro Robín
Hood).
Es decir. Que aunque yo esté en casa sentado delante de mi ordenador,
se que existen estos movimientos. Mantengo contacto cercano con alguno
de los miembros de la cúpula, ciberactivistas y miembros de ese
proceso constituyente (siempre hay quien se mantiene en la sombra para
poder actuar).
En definitiva. Que quietos no nos estamos, que continuamos la lucha, y
que además me gustaría que si tienen medios difundieran en Cuba esto
que está pasando en Catalunya (que es lo que conozco, pues tengo
entendido que en otros puntos de España están con movimientos
similares).
Creemos en el cambio social y seguiremos luchando y educando para
ello. Gracias por todo lo que habéis hecho por nosotros, como ser un
ejemplo a seguir. Gracias por vuestra Revolución, que nos anima y da
fuerzas para saber que SÍ, SE PUEDE.

Querido sobrino:
Las noticias que me das, me recuerdan muchas cosas. Parece que los
acontecimientos siguen un mismo patrón. La reacción en el poder se
atemoriza, aumenta la represión y se desencadenan las acciones
revolucionarias de respuesta. Esto va creando una conciencia de lucha
en la masa y la gente se va politizando. Ya verás…
Quiero comentarte, en primer lugar, ese pánico y odio que dices sentir
por la guerra. Y yo te pregunto, querido sobrino, ¿quién no le teme y
le odia? Solamente un demente puede desear la guerra. Guerra es
sinónimo de muerte y destrucción. Destruye cuerpos y almas, porque en
ellas deja prolongadas secuelas. Y nosotros, como la inmensa mayoría
de la humanidad, amamos la vida y la paz que permitan la construcción
de mundos y sueños. Pero, las ambiciones de unos pocos nos imponen la
guerra. No nos dejan otra opción, cuando llevan al límite de lo humano
la opresión a que nos someten. Es así, que los opresores nos obligan a
la violencia. A la violencia terrible de los oprimidos, a los que se
les ha robado la paz que aman. Como respuesta a la violencia que
ejercen sobre nosotros, respondemos con la furia de los oprimidos. Es
fácil entonces, acusarnos de incendiarios y guerreristas. Me parece
oportuno citar aquí una fragmento de una canción del trovador Silvio
Rodríguez. En su "Canción del Elegido", hay una estrofa que dice: "… y
comprendió que la guerra, era la paz del futuro. Lo más terrible se
aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida…" Esa lección tan
terrible, la aprendió la generación de este tío tuyo, aquí en Cuba. La
aprendió también, allá en España, la generación de tus padres.
"Mi generación, dices, se educó en ese temor a la guerra". La mía,
Jordán, se vio obligada a iniciar la guerra que nadie hubiera deseado.
Pero nos obligó a ello una tiranía sangrienta que nos asesinaba a
mansalva y al que no asesinaba, lo mataba igual de hambre y
sufrimientos. Fue cuando decidimos que, si teníamos que morir, era
mejor morir luchando, antes de dejarnos matar pasivamente como ovejas.
Tuvimos que sufrir, además de los rigores y la crueldad de la lucha,
la incomprensión de muchos, entre los cuales se encontraban, a veces,
nuestros seres más queridos. "Están locos, -nos decían- no quieren a
sus madres, cuando les traen tantos sufrimientos con lo que están
haciendo…" Y mil cosas más por el estilo, todas hirientes. Y no
entendían que, precisamente, por amar tanto a nuestras madres y a la
humanidad toda, estábamos haciendo las cosas terribles que, en otras
circunstancias, jamás hubiéramos hecho.
Hay en tu mensaje muchas cosas más que deseo comentarte. Por ejemplo,
tu repudio que comparto por todo lo que huela a sotana y clero. Pero
lo dejo para mañana. Hoy te envío en el adjunto, la única foto que
tengo vistiendo el uniforme del ejército revolucionario. Me la
tomaron, el 2 de enero de 1959, cuando entramos a un pueblito de la
periferia habanera, llamado El Cotorro. Allí estaba esperándome mi
primer hijo, nacido el 4 de noviembre del 58, es el bebé que cargo en
la foto. Ese día lo pude ver y tener entre mis brazos por primera vez…
Otros compañeros no tuvieron mi suerte. Otros niños nacieron cuando ya
sus padres habían caído combatiendo para que ellos vivieran libres.
Fueron huérfanos al nacer. Esa, gracias a muchos, no fue la suerte de
mi primer hijo.
Sabes que te quiere,
Ti tío Sempronio

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Mayo 17 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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miércoles, 15 de mayo de 2013

UN MANUAL INUTIL (2)

UN MANUAL INÚTIL (2)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Sistema Político
En Cuba sólo existe un Partido y sin embargo, no postula sus
candidatos (1). El derecho a postular candidatos y a ser postulados,
lo tenemos todos los cubanos, seamos o no militantes de ese Partido.
Claro, que cuando un Militante postula a alguien, usted no sabe si
está haciendo uso de ese derecho a título personal o está cumpliendo
orientaciones de su organización partidista. El Partido únicamente
elige su propia dirigencia, pues sus miembros de base son propuestos
en asambleas generales, y elegidos por la masa, en sus Centros de
trabajo. Si usted ve a todos los militantes concertados en una
proposición y votar en bloque por alguien, y piensa que "hay gato
encerrado", usted es muy suspicaz.
Cuando la masa de trabajadores propone para militante a Cheo y Cheo
resulta aprobado en Asamblea y elegido, Cheo será militante si,
finalmente, el Partido lo aprueba. Sólo el Partido podrá otorgarle y
revocarle la condición de miembro. Es decir, Cheo sale de la
jurisdicción de los que lo eligieron. También puede suceder que cambie
de centro de trabajo. Y al nuevo, donde nadie lo conoce, irá Cheo con
su condición de miembro del Partido. Por otra parte, un hombre puede
perder los méritos que, a ojos de sus camaradas, le hicieron merecedor
de la distinción. Todos podemos cambiar y ver melladas con el tiempo
las virtudes o perderlas de forma radical. (Lamentablemente hay muchos
casos que recordar.) Pero entonces, la masa no podrá proponer la
democión y tendrá que esperar que la Organización a la que pertenece
el deteriorado, lo estime oportuno.
Sigamos enumerando peculiaridades de nuestro sistema. Ninguna
agrupación de ciudadanos puede crear un Partido propio. Aun cuando en
su plataforma programática declare que su objetivo es construir la
sociedad socialista. Dicho de otro modo: los que no son del Partido,
se quedan sin partido. Así que la ciudadanía, comulgue con el
socialismo o no, se puede considerar dividida en dos grupos: los Con
Partido y los Sin Partido. En ambos bandos usted puede encontrar
revolucionarios y marxistas convencidos, politizados y gentes sin
opinión propia, ateos y creyentes de los más variados cultos, gentes
honestas y farsantes. ¿Qué los diferencia entonces? La posesión de un
carnet rojo y el estar sujeto o no a la disciplina partidista. No sin
razón se ha dicho que "ser militante del partido es un honor; pero no
serlo no conlleva ningún deshonor del que avergonzarse".
Los argumentos del monopartidismo, los argumentos oficiales declarados
por el gobierno y aceptados por una inmensa mayoría del pueblo, se
fundan en dos consideraciones harto poderosas. La primera: La creación
por el genio venerado de Martí en 1892 de un Partido único,
constituido para obtener nuestra independencia. El actual PCC se
considera heredero de aquel Partido y cómo nuestro Prócer máximo no
estimó necesario fundar más de uno para dirigir la guerra ineludible y
santa que nos sacaría del colonialismo... Ya usted sabe. Para tareas
tan grandes como aquélla, como son construir una nueva Patria y
edificar una sociedad más justa, no hacen falta más partidos.
Se olvida, al argumentar lo anterior, la unidad de mando sin discusión
que demandaba una guerra. Y se olvida también que el propio genio de
Martí declaró que la República que de aquella guerra emergiera sería
de todos, "con todos y para el bien de todos". Hasta para los
españoles, cuyo gobierno se había combatido, que deseasen vivir aquí.
Tampoco es de olvidar que al enemigo derrotado cuando se le da un
pedacito, aunque sea así de pequeñito, no lo desaprovecha y nos hace
la vida y la dirección del país imposibles. La experiencia nos sobra
con la revolución frustrada de 1933.
Pero eso de recurrir a la Historia para argumentar una idea es método
bien chueco, porque la Historia está plagada de ejemplos
contradictorios. Y al pasado siempre es peligroso tomarlo como
paradigma, pues entonces viviríamos como antes: en las cavernas.
____________________________________
(1) Recientemente, en un Pleno del Comité Central, se hizo la
postulación de un candidato para Presidente de la Asamblea Nacional.
Cuando, con posterioridad, la Asamblea llevó a cabo la votación, el
mismo fue elegido, de forma unánime, por los asambleístas. (Nota para
la presente edición)

En favor de la pluralidad podrían aducirse, igualmente, razones
históricas como las siguientes:
Cuando apenas afloraba nuestra nacionalidad, eran ya válidas las más
disímiles formas de expresarla. Desde el esclavista José Antonio Saco,
pasando por autonomistas, anexionistas y separatistas, todos sentían
un criollismo igualmente anti-metropolitano y por qué no, también en
su momento revolucionario. Ah, y cuando aquellos gérmenes fraguaron y
se lanzaron a la conquista de una Nación independiente, en el
mismísimo 1868, Céspedes y Agramonte tuvieron, cada uno, ideas y
proyectos libertarios bien divergentes. Luego, en el 95, hasta Martí,
que quiso unificar todos los criterios, se encontró con proyectos
distintos al suyo, que no por diferentes pueden tacharse de
contrarrevolucionarios, ni de pro-imperialistas.¡Remember La Mejorana!
: (Allí Martí, acabado de desembarcar, enfrentó una oposición muy
revolucionaria. ¿O es que Maceo era contra?...)
El segundo argumento ya no es tan fuerte. Se nos pone de ejemplo a la
demokkkracia yanqui. También se nos habla de la mexicana donde hay
varios partidos y sólo uno estuvo siempre en el poder hasta que llegó
Fox. (Pero esto se dice más bajo, porque no hay que estar ofendiendo a
los amigos, metiendo las narices en sus asuntos. En el norte revuelto
y brutal que nos desprecia, existen dos Partidos que, cada cuatro
años, se disputan el gobierno (ellos le llaman administración). Sin
embargo, gane quien gane, es el mismo grupo de poder el que está en el
ídem. Porque, tanto Demócratas como Republicanos, representan los
mismos intereses clasistas.Y yo digo que este argumento no es tan
fuerte porque guiándonos por igual criterio, aquí podríamos tener
entonces varios partidos, siempre que los mismos representaran
igualmente los intereses del pueblo trabajador y se propusieran la
construcción de una sociedad socialista, libre de la explotación del
hombre por el hombre. Usted podría votar por los Agrarios o por
los Citadinos, o por el Partido Feminista, por los Comunistas
cristianos o por los ortodoxos, siempre y cuando, con los mismos
objetivos, cada uno prometiera ensayar métodos o estilos de gobierno
distintos. La cosa sería más variada y divertida. ¡Ah! y que cada uno
postulara sus candidatos abiertamente y explicara de antemano sus
planes de gobierno. Y se hiciera cargo de ellos desde luego.
En yanquilandia hasta un partido que se declara comunista va a las
elecciones con su candidato. Y a nadie en su pleno juicio (ni a los
mismos comunistas norteamericanos) se le ocurre que, como resultado de
esos comicios, puedan llegar a la Casa Blanca.
No, definitivamente, ese ejemplo que me ponen de los yanquis no me
convence. Si ellos se arriesgan a ese juego de aparentes opciones y
conservan su status quo, por qué ha de peligrar el nuestro si hacemos
lo mismo. ¿Es que es más fuerte la oposición de aquí que la de allá?
El ejemplo de la demokkkracia de USA me huele a silogismo. Es como si
me dijeran: -Mira, allá hacen distinto que aquí y les resulta igual.
Y como yo no quiero concluir con finales iguales, ni deseo coincidir
en fines con la Gran Nación del Norte, me dan ganas de responder:
-Oiga, entonces hagámoslo igual y que nos salga distinto.
Creo que todos estamos de acuerdo, aún los detractores del actual
gobierno cubano, en que la Revolución de la que emergió, se hizo
teniendo como objetivos la libertad política, la justicia social y el
bienestar económico de las grandes mayorías. Aquellas que se vieron
privadas históricamente de tales disfrutes. Alcanzar estas metas y
devolverle al cubano el decoro arrebatado por una odiosa dictadura,
fundamentaron la lucha heroica y justificaron el precio de luto y
sangre que hubo que pagar por ellas. Libertad política, bienestar
económico, justicia social. Es decir, tres adjetivos que parecen
predestinados al sustantivo en cuestión y encontraríamos absurdo,
intercambiándolos, hablar de libertad social o de bienestar político.
Estos tres matrimonios lingüísticos son las bases de un estado de
derecho. Y aún, cuando valoremos de forma distinta lo alcanzado en
cada uno de estos terrenos, los que nos decimos revolucionarios
estamos de acuerdo que en todos ellos, algo hemos avanzado. Sin
embargo, algunos piensan que no tenemos aún un estado de derecho. En
lo que coinciden con la gran mayoría de los opositores.
Todo lo anterior parece demostrar una gran verdad: Que todos estemos
de acuerdo en algo, no significa unanimidad. Y como la unanimidad no
implica falta de diversidad en cuanto a opiniones y puntos de vista,
llegamos a la conclusión que en Cuba existe la más amplia libertad de
criterios. Es parte consustancial de la libertad política. Sin
embargo, permítame una observación: Recuerde que, "... el Partido
es... la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado..." Así
lo dice la Constitución:
El Gobierno representa el Estado. El Estado la Nación. La Nación y su
sociedad son la Patria. Y por extensión, aquel que disienta del
Partido, opinando que debía haber más Partidos, se opone, por carácter
transitivo, a los intereses sagrados de la Patria.
Así que si usted está por el pluri, no se le ocurra decirlo, pues lo
más probable es que lo acusen de antimartiano, antipatriota,
antipartido, proyanqui y otras lindezas que le harán imposible
permanecer en el territorio nacional. Mejor espere a emigrar. Quizás
entonces lo inviten a venir y participar en un DIALOGO... ¡Y entonces
sí podrá expresarse sobre el asunto!

(II) EL TRANSPORTE COLECTIVO
El transporte colectivo urbano del que ha dispuesto la población, ha
sufrido todos los vaivenes y furias de nuestros distintos períodos.
Fue General Motors en la época capitalista; Leyland en la de
transición; Ikarus y un muestrario de marcas socialistas, cuando
pertenecimos al CAME; Hino japonés cuando el azúcar subió de precio
y nos sentimos ricos derrochadores; Girón y Taíno, cuando nos dio
por desarrollar nuestra propia industria del transporte automotor.
Todas estas etapas no se sucedieron de forma ininterrumpida. Se
intercalaron entre ellas, tiempos de crisis en que, hasta el ómnibus
mismo, -nuestra popular GUAGUA- dejó de existir.
También las tarifas y formas de cobro han tenido sus variaciones ya
históricas. De seis y ocho centavos dados al conductor durante la
seudo-república, ( ) más el derecho de transferencia por dos centavos
adicionales, el triunfo revolucionario lo redujo al "medio" o
"níckel"( ) echado en la alcancía, después que fracasó el torniquete(
) ante la embestida del turbión de pasajeros enloquecidos por
dilatada espera. Estas dos formas de cobro, torniquete y alcancía,
eliminaban un tripulante de cada vehículo y significaban un
considerable ahorro en salarios, y en lo que los conductores
distraían del cobro para sus propios bolsillos. Como en la alcancía
llegaron a depositarse más arandelas, tuercas y otros objetos que
monedas, reapareció el conductor-cobrador, con su talonario de ticket.
Pero esta vez, había que entregarle dos monedas de a cinco o su
equivalente. Nadie protestó. Era necesario incrementar al doble el
precio del pasaje, si queríamos vencer al criminal imperialista que
nos quería dejar sin medios con que movernos y además, de algún lugar
debíamos sacar el salario del conductor.
Mientras, los equipos sufrían el paso del tiempo, la falta de
mantenimiento y piezas y el uso y abuso que les daba la ciudadanía. Es
decir, todas las secuelas del cruel bloqueo norteamericano. Y
aparecieron las "Aspirinas", pequeño ómnibus de construcción nacional
equipado con motor soviético, que consumía un galón de combustible
cada seis kilómetros. Se adjudicaron a fábricas y centros de trabajo,
bajo el rubro de "Transporte Obrero" y algunos se destinaron a
recorridos largos con pocas paradas que comenzaron a llamarse
"Ruteros". Usted podía viajar desde El Centro hasta Santiago de las
Vegas en 20 minutos por sólo cuarenta centavos. Y a nadie le pareció
caro aquel precio del pasaje, tomando en cuenta el alto consumo del
vehículo que, como su nombre popular, remediaba el dolor, pero no
curaba la enfermedad. Rutero venía de "ruta", ruta larga, casi
expresa. Entre tanto, los pocos ómnibus sobrevivientes, que resistían
el embate de las multitudes enloquecidas de las cinco de la tarde,
renqueantes, temblorosos, sin previo aviso, aumentaron el precio de su
pasaje a veinte centavos. Pero su final estaba cerca y cuando al fin
se extinguieron, solamente quedaron los ruteros y los cuarenta
centavos se universalizaron. Creo que esa fue la época en que nos dio
por rescatar todo lo que íbamos perdiendo. Y comenzamos por el
transporte. Salidos del basurero de chatarras donde yacían olvidados,
reaparecieron como muertos resucitados los viejos ómnibus dados de
baja. Pero, lo hicieron ya pintaditos de color vino y con el letrero
de RUTEROS y por supuesto, con el precio del pasaje de aquellos. De
los de veinte centavos no quedaba ningún ejemplar sobre la faz de la
tierra...
¡Y entonces, apareció EL CAMELLO! Ese aporte grandioso y cubanísimo a
las técnicas de transportación masiva. El Camello es la versión cubana
y terrestre del Súper Jumbo o del Galaxie. Capaz de albergar en su
vientre a más de 300 pasajeros que se exprimen, retuercen, estrujan y
comprimen hasta la asfixia, el Camello fue la respuesta tremenda a un
problema tremendo.
A las largas planchas de arrastre, destinadas al transporte pesado por
carreteras, se les construyó encima una improvisada carrocería, que
por adaptarse a la forma original, dio lugar a un diseño de dos
niveles. Al techar ambos, la forma superior externa del animal, digo
del invento, siguió con absoluto paralelismo a la línea del piso,
dando lugar a la aparición de dos "jorobas", que sirvieron para que el
ingenio popular lo bautizara. También sirvió para que Carlos Ruiz de
la Tejera hiciera, con ideas de un profesor de Física, un monólogo
fantásticamente humorístico.
Solamente la sección de arrastre, sobre la cual van los pasajeros,
cuenta con 16 ruedas equipadas con neumáticos de la máxima medida.
Ello constituye un ahorro no fácil de entender. Su peso, con máxima
carga, representa una dura prueba al pavimento de nuestras calles, o a
lo que queda de ellas y a las redes técnicas soterradas. Pero bueno...
¡Algún día había que comenzar a renovar las viejas conductoras de
agua, gas, electricidad y alcantarillado, que yacen bajo tierra! El
Camello, eso sí, es la solución al transporte popular y sigue
costando veinte centavos. Él continúa teniendo largos recorridos. Por
ejemplo, desde más allá del Cotorro hasta el Parque de la Fraternidad,
o desde el lejano y ultramarino Alamar hasta El Vedado. Más de una
hora experimentando sensaciones de locura irrepetible. Y todo por una
peseta. No es como las nuevas guaguas incorporadas al servicio de
Ruteros, que cada día tienen un trayecto más corto( . O como las
donadas por la solidaridad de otros pueblos, compadecidos de nuestras
penurias. Esas, por su significado internacionalista, para cuidarlas
les hemos puesto un rótulo que dice TAXIBUS y cobramos el pasaje a
peso.
Así y todo, nuestro transporte urbano no sólo ha mejorado, sino que ha
hecho un considerable aporte a nuestra cultura. De eso me di cuenta el
otro día, cuando abordé un ómnibus nuevecito, de los recién
incorporados, sin ventanillas, todo herméticamente cerrado, muy
apropiado para nuestro clima, con grandes cristales por donde entre
toda la escasa luz de nuestro sol. Y sobre todo, lleno de letreros,
escritos en un idioma, que no es alemán y que muchos estamos
enfrascados en descifrar. Con mensajes tan elocuentes e instructivos
como: "Verhobben inff fassen goven". O ése muy apropiado para las
puertas que dice: "Hebel nur im notfall umstellen und tür von hand
öffnen". También, -¿Quién lo duda?- nuestro actual transporte ha
contribuido a recoger el exceso de moneda circulante, esa que nadie
sabe en manos de quién está.

(III) DOBLE PRIVATIZACIÓN DEL TRANSPORTE EN CUBA
Una de las características más deleznables del Neoliberalismo es esa
tendencia obsesiva por privatizarlo todo. Desde los recursos
naturales, los servicios básicos, hasta el puesto de viandas. Ya se
sabe que todo lo que se privatiza termina por desaparecer. En los
bolsillos afortunados, por supuesto.
Y en Cuba tenemos últimamente, un ejemplo cabal de ello. Porque en
este país de las paradojas, HEMOS PRIVATIZADO EL TRANSPORTE. Como lo
está usted oyendo, o leyendo, mejor dicho. Y como aquí somos
hiperbólicos y nos viene de la vena andaluza la exageración, pues...
lo privatizamos por partida doble. Hemos hecho la reprivatización del
transporte colectivo. Me explico: lo privatizamos y luego lo volvimos
a privatizar.
Ya vimos que "El Camello" fue la solución tremenda para un problema
ídem. Aporte sui géneris nuestro, respuesta heroica a lo insoluble.
Ante tal situación de emergencia, El Estado pensó con toda lógica: "La
masa importante a mover, la que necesita irrecusablemente
transportarse, es la que produce". E inventó "El transporte obrero".
Para ello, entregó a las empresas un número de ómnibus que se
encargarían de garantizar a sus trabajadores (a otros no) la ida y el
regreso a las fábricas y oficinas. Resuelto el asunto. Los escolares
tienen sus escuelas cercanas al hogar y no necesitan transporte. Los
de régimen interno, becados en el sistema "escuela en el campo", y
otros, ya tenían su "Transporte escolar". Los jubilados están muy
viejos para estarse moviendo, es mejor que se dediquen a descansar,
puesto que se lo merecen, en el seno del hogar y así no tienen que
salir a buscar nada. En cuanto a paseo y distracción, no estamos para
eso en estos momentos difíciles. Algún día podremos...
Al pasar a ser propiedad de cada empresa uno o dos ómnibus, estos
irremisiblemente dejaban de ser propiedad estatal y se convertían en
propiedad privada de la empresa en cuestión. Pura aplicación de los
términos de la economía política del socialismo. Ah, pero las
Empresas no estaban diseñadas para explotar y menos aún para mantener
un transporte propio. Su razón comercial u objetivos declarados eran
otros. Y vino una segunda privatización. Las empresas entregaron los
transportes a ellas asignados a... los chóferes.
Este era un nuevo cargo en las plantillas: el de chofer. Su contenido
de trabajo se concentraba en las primeras horas del día y en las
últimas. En efecto, ellos tenían que levantarse más temprano que nadie
(incluso que el cocinero), hacer el recorrido de recogida y traer la
preciosa carga productiva al taller o a la oficina. Después, todo el
día inactivo, durmiendo, o "resolviendo" por ahí. Al caer la tarde,
salir de la Empresa y devolver a cada cual al sitio donde lo recogería
al día siguiente. Como terminaban muy tarde y debían comenzar muy
temprano, se hizo hábito que se llevaran el transporte a sus casas,
para asegurar la puntualidad de uno que garantizaba la puntualidad de
todos. Solución justa y salomónica. A la Dirección de la Empresa no le
pareció mal. Así se evitaba el problema del parqueo, garaje o
estacionamiento a pagar, ya que en la mayoría de los casos, no contaba
con la instalación idónea para estos menesteres. También se quitaba de
encima el rollo de la custodia nocturna del vehículo, ahora presa
apetecida de los amigos de lo ajeno, que trataban de brindar al
mercado nuevas existencias de acumuladores, neumáticos y otros
accesorios. Poco a poco, los abnegados conductores del vehículo,
fueron disponiendo de los mismos a su entera voluntad y acorde a sus
intereses particulares. Los sábados y domingos, lo mismo podía usarlos
para pasear a la familia y amigos, que alquilarlos para viajes a la
playa o explotarlos en su provecho como transporte intermunicipal y
hasta entre provincias. A la salida de La Habana, se podían ver los
sábados y domingos muchos carros de las distintas empresas,
practicando el boteo que a veces llegaba a Pinar del Río.
Pero pasó el tiempo y pasó más de "un águila sobre el mar". Vino la
Contabilidad y su adjetivo "confiable" y pusieron las cosas en su
lugar. La Empresa no tenía una cuenta con la que asumir la reparación
y la adquisición de componentes automotrices, los elementalmente
necesarios para mantener a sus transportes trabajando. Y entonces se
produjo la segunda privatización, la que ya venía tomando cuerpo y
forma en la práctica diaria o de fin de semana. El Director o el sub.
Director encargado de las finanzas, llamó un día a los chóferes y les
dijo:
__De ahora en adelante, ustedes corren con los gastos que haya que
hacer para mantener en buen estado sus guaguas. Para ello, pueden
disponer de los ingresos que de las mismas obtengan. No me importa
cómo. Pueden dar viajes urbanos una vez que terminen de traer o llevar
al personal y cobrar el pasaje. Además, nosotros sabemos que ya
ustedes venían haciendo más de cuatro cosas...
Y así, con la vieja fórmula de que "yo te sé y tú sabes que yo sé", se
consumó la segunda privatización del transporte urbano en Cuba.
Ayer, después de esperar inútilmente mi camello, abordé una guagua que
cobraba un peso por igual recorrido. De la muchedumbre que aguardaba
desesperada en la parada, fuimos más de cien los que subimos a ella,
después de fiera disputa. En la carrocería mostraba el rótulo de una
Empresa, no recuerdo cual porque no me fijé, pero creo que era del
Tribunal Supremo de Justicia...
(CONTINUARÁ)


--
________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

martes, 14 de mayo de 2013

UN MANUAL INÚTIL (I)

UN MANUAL INÚTIL (I)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Creo que puedo proclamar, sin sonrojo, que soy el autor del libro más
inútil que se haya escrito jamás. En efecto, había implosionado la
Unión Soviética y ya nos zambullíamos cada vez más profundo, pero
siempre sin miedo, en el llamado "Período Especial", cuando reuní una
serie de escritos bajo el pomposo nombre de "INSTRUCCIONES PARA
SOBREVIVIR EN CUBA". Si inútil fue por su pretensión de servir de guía
para sobrevivir, más adelante, cuando llegó la hora de los mameyes,
probó su total inutilidad porque para entonces, todos aquí habían
aprendido a sobrevivir y no hacía falta que nadie les dijera cómo
hacerlo. Yo había volcado en una especie manual, una retahíla de
instrucciones innecesarias. Solo mis familiares y amigos más
allegados, tuvieron la oportunidad de asombrarse de mi desfase. El
manojo de páginas fue a juntarse con otras que no conocerían nunca la
imprenta y que levantaban el montículo de mi quehacer cuasi literario,
pero totalmente inédito. Habían pasado los años, terminado un siglo y
comenzado un milenio y aquellos consejos para sobrevivir y otros
impensados habían sido puestos en práctica, de forma espontánea y
creativa, por miles y miles de cubanos. Ellos probaban una vez más el
viejo dicho: "la necesidad hace parir mulatos". Hoy se puede afirmar
que existe toda una generación nacida bajo la urgencia imperiosa de
sobrevivir. Quizás por ello, y antes que viajen al olvido, he decidido
desempolvar aquel inútil manual y ofrecerlo a la lectura de mis pocos
y selectos lectores. Les ruego que tengan presente el momento en que
fue escrito. Algunas de sus páginas tienen el tufo rancio de lo
anacrónico, otras conservan una sorprendente actualidad. De todas
formas, me he negado a "actualizarlo", ahí les va una primera parte,
tal como la escribí:

P R E F A C I O
Cuando los países que se llamaban "Socialistas" dejaron de serlo y la
Unión Soviética se desintegró, no fueron pocos los que pensaron que al
régimen de La Habana le quedaban horas. En Miami estalló un júbilo de
maletas para el regreso; y en Cuba no faltaron desalentados, ni
prestos a exhibir banderas de disidencia hasta entonces ocultas.
También hubo aquí los que mostraron de mil maneras sutiles su
desafección: Desde el mesero o empleado del comercio que maltrataba a
los clientes, hasta el que, desde algún buró, dictaba medidas
arbitrarias que traían implícita la confusión. Pasando, claro está,
por los que exhibían una indisciplina de maltrato y desprecio a la
propiedad social. Todas estas personas pensaban lo mismo: "Esto está
al caerse".
Yo, por mi parte, tozudo y empecinado como siempre, comencé a escribir
este MANUAL. Esperaba así, ayudar a mis compatriotas a sobrevivir en
los duros tiempos que preveía y a contribuir con mis "INSTRUCCIONES"
a la estabilidad del Estado. Para ello, recurrí al arma secreta de los
cubanos: el humor y el sarcasmo. Porque, desde siempre, nos hemos
reído y burlado de todo. En primer lugar, de nuestras desgracias.
Ha pasado más de una década desde aquellos acontecimientos que
cambiaron el mapa político del mundo. Y Cuba no se ha caído. Fidel
Castro continúa mostrando una envidiable capacidad de movilizar masas,
y las imágenes de millones de cubanos, desfilando ante la Oficina de
Intereses de Norteamérica, en enérgicas protestas contra Washington
han recorrido el mundo. No son, ciertamente, las imágenes de un pueblo
oprimido, ansioso de libertad y listo para despojarse de sus cadenas.
Tenemos que concluir que somos muchos los que nos hemos equivocado. Se
equivocaron los "cubanólogos", los "tanques pensantes" del Pentágono y
de la CIA, se equivocaron los explícitos de Miami y los implícitos del
patio. Yo también me equivoqué. Cuando escribí "INSTRUCCIONES PARA
SOBREVIVIR EN CUBA", pensé que, dada su utilidad, iba a tener
tremenda demanda interna. Que denunciando males a erradicar y
mofándome de ellos, iba a ayudar a mis hermanos a sobrevivir. Me vi
autor de un "best-seller". De un libro que se atesoraría como texto
sagrado en cada hogar cubano. Sería "El Escritor Nacional" y hasta
recibiría alguna condecoración gubernamental. Nada más errado. Aquí,
ya todo el mundo había aprendido a sobrevivir y ninguna instrucción
para lograrlo podía ser ya de interés. Mi libro hubiera resultado más
inútil que "LA INUTIL VIDA DE PITO PEREZ", sin más utilidad que la de
un paraguas en un naufragio. Ello demuestra, aparte de mi garrafal
equivocación, que no conozco nada de "marketing". Ahora pienso, que
donde puede tener éxito es afuera, ayudando a satisfacer la curiosidad
turística de los que nos visitan cada año, que suman ya millones:
Ilustrándolos acerca de nuestra Historia, de nuestro pasado reciente,
haciéndoles conocer nuestra identidad, descubriéndoles incluso,
francamente, nuestras deficiencias y pequeñeces. El presente MANUAL
podría contribuir a que nos comprendan mejor los amigos que vienen a
ver nuestra realidad, y a que no se confundan los enemigos que, a
ratos, llegan acá disfrazados de inofensivos turistas.
Porque nuestra actualidad y circunstancia (¡Valga Ortega y Gasset!)
son complejas y nada fáciles de entender. Es preciso tomar muy en
cuenta nuestros antecedentes históricos y ascendientes genéticos. No
despreciarnos por pobres y pequeños. Porque, si es cierto que no
tenemos mucho dinero, ni una gran extensión territorial, no somos ni
pobres, ni pequeños. Es el peor error que ha cometido la gente del
Potomac, desde "Ike" a Clinton. Y en el que, de seguro, caerá el
no-elegido sino designado nuevo inquilino de La Casa Blanca: No
conocernos y subvalorar nuestra dignidad y coraje.
Es necesario saber que esta es una tierra de "lo real maravilloso
americano", como lo definió nuestro Alejo Carpentier, donde se
insertan episodios del "realismo mágico" del que es máximo exponente
García Márquez. Y donde, estas dos Escuelas o modos de percibir y
retratar la realidad, en lugar de contradicción, son armoniosa
simbiosis. Ambos modelos, por si solos, no alcanzan para representar
la maravillosa realidad que nos envuelve. "¡Es Santiago de Cuba! / No
os asombréis de nada!"... Escribió Manuel Navarro Luna, uno de los
mejores poetas de esta tierra de poetas y poesía. Yo recomendaría
extender el consejo a toda Cuba. Porque aquí vais a encontrar cosas,
hechos y hombres en verdad sorprendentes, ¡asombrosos! De lo
contrario, podéis llegar a pensar que éste es un país kafkiano y que
sus habitantes todos son locos. Aquí muchas cosas van contra la
lógica. Y lo absurdo se hace cotidiano. Entre ellas, que aún estemos
vivos y sigamos resistiéndonos a la "transición pacífica" que nos
aconsejan nuestros vecinos.
Para que no cagáis, caguéis, o caigáis (1) en esos yerros, os he
escrito las páginas que siguen. En ellas he intercalado viñetas,
estampas costumbristas, algo de poesía, y algunos cuentos cortos para
distraer vuestro malestar cuando tengáis que esperar con paciencia por
algún servicio, o que os traigan el cambio. Eso sí, no olvidéis, por
un solo instante, que el cubano perdona cualquier cosa, menos caer
"pesao". Así que hacéis los simpáticos cuando vengáis.
Por último, quiero dejar constancia de mi admiración y gratitud por
aquellos personajes, reales o ficticios, que considero predecesores
de esta obra. Son ellos: Cristóbal Colón, Nicolás Maquiavelo, El
Lazarillo de Tormes, Eladio Secades, Enrique Jardiel Poncela, El
Fotuto de Miguel de Marcos, El Chipojo inconcluso de Raúl Aparicio,
Pito Pérez, el chino cubano Mario Kuchilán, el mexicano Jorge
Ibargüengoitia y el multinacional Héctor Zumbado.

________________________________________
(1)Los cubanos conjugamos los verbos de la segunda persona del plural
como si fuera la tercera del ídem. El autor está haciendo un esfuerzo
descomunal por usar, correctamente, los verbos tal y como dice que
deben serlos "La Real Academia Española".

ORIGENES
Muchos, por simplificar, dicen que nuestras raíces son dos: la
española y la africana. Pero la cosa es más compleja. Por su posición,
en medio del Mediterráneo Americano, Cuba fue la olla donde se
cocinaron, mezclándose, gente de todas partes para dar ese resultado
sui géneris que somos los cubanos. Un verdadero ajiaco étnico según
Fernando Ortiz. A todos los que llegaron a estas costas, les fascinó
por igual las hembras nativas o nacidas de los primeros cruces. Y
dejaron aquí sus simientes tan disímiles. Por eso los cubanos no
tenemos un fenotipo. Y Usted puede encontrar aquí las características
distintivas de todas las etnias o grupos humanos. Y todos son cubanos:
cubanos negros o que lo parecen, cubanos chinos, cubanos célticos,
cubanos que parecen blancos, cubanos rubios, pelirrojos, castaños, con
ojos negros y con ojos claros. ¡Ah, y mulatos! Mestizos de todos los
mestizajes. En fin una variedad infinita de cubanos. Sin embargo, a
pesar de ser tan variados, los cubanos tenemos una forma de ser, hacer
y decir muy propias, que nos permiten definirnos como unidad. Son un
grupo de factores heredados, que fueron reforzados en las mezclas.
¡Cosas de la Genética!
Porque una característica tenían en común los emigrantes: Eran los
vapuleados de todos los lugares. Los echados, los perseguidos, los
marginados, los oprimidos. De España, los del Sur, los convictos,
prófugos, judíos conversos y falsos cristianos. De África los
capturados, vendidos y esclavizados; de Haití los franceses
aterrorizados, de Asia los que allá habían perdido toda esperanza y
del resto de Europa los que huían de "San Batolomeses" étnicas,
religiosas, políticas o de alguna vendetta personal. De la América
continental, -¡Cómo no! -también vinieron los exiliados por
Revoluciones y por Contrarrevoluciones. Y aquí echaron raíces y se
quedaron. Luego vino la Historia vivida en común sobre una tierra
generosa que los acogió a todos. El resultado se puede ver: Los
cubanos, nacidos de todos aquellos que encontraron aquí amor y
refugio, odiamos las cadenas, amamos la Libertad y somos terriblemente
alegres y optimistas. Vivimos orgullosos de nuestro pasado y rendimos
culto a la Patria y a la Amistad.


BREVISIMA HISTORIA DE CUBA
Siempre soñé con escribir una historia de nuestra Patria. De la
"Siempre fidelísima isla de Cuba". (Contra lo que pudiera pensarse, lo
de "fidelísima" se lo pusieron los españoles, ya verán por qué.
Historia por demás controvertida y llena tanto de heroísmos sublimes
como de mezquindades. No fui historiador, escribí de otras cosas más
serias y ahora, pasados los años, quiero saldar mi deuda con este
viejo proyecto mío, aunque sea en forma súper sintética y resumida.
¿Que resultaría incompleta y parcializada? ¿Que omitiría cifras y
otros datos explicativos? ¡Seguro! Ya dije que no soy historiador. Por
otra parte, no hay que olvidar que la Historia no es más que la
repetición de hechos en distintas épocas. Y que, ante tal monotonía,
cada historiador le incorpora su parte subjetiva. Yo no me salvaría de
esta tentación. Pero de todas formas, mi versión resultaría más
respetuosa que la brindada por el Pequeño Larousse. Veamos, la
escribiría así:
-Cuando el Almirante de la Mar Océana preguntó por tierras mayores, y
quizás por quitárselo de encima, los indígenas de las Lucayas le
dijeron: "Cuba, Cuba", señalándole al Sur. Y hacia acá se dirigió el
gran genovés con sus castellanos (la mayoría eran andaluces),
obsesionado por el oro que decíase empedraba las calles del mítico
Cipango. Que en definitiva, el objetivo real de su viaje sin
precedentes, era ése: El oro. Lo de las especies era todo un cuento,
que ni sus mismas majestades católicas, tan creyentes, se lo creían.
Puro diversionismo como se dice ahora.
De seguro, que la fonética Kuba en boca de aquellas gentes rojizas,
que andaban en cueros, sonó como música celestial en sus oídos de
marinero, acostumbrados en los últimos tiempos, a escuchar sólo
refunfuños, recordatorios soeces a su madre y amenazas de motín. ¡Al
diablo! "Kuba, Cuba, Ciba, Cipango", otra vez "Cuba", tenían una
curiosa semejanza fonética con el buscado reino del Kublai Kan. Así
que, más que disparado por el indicio, puso proa al Sur y topó con lo
que sería, andando el tiempo, nuestro país. Antes, y pese a la breve
estancia, sus acompañantes depositaron, delicadamente, como devota
ofrenda, algunos miles de espiroquetas pálidas en las receptivas
indígenas bahameses.
Al llegar frente a nuestras costas, y antes de desembarcar dijo
aquello de "la tierra más fermosa..." Por ello, muchos creen que nos
echó jettatura, lo que llamamos "mal de ojo", y que ésta fue la causa
de todas nuestras desgracias. Si tienen razón, mirando todo lo que nos
vino después, hay que convenir que el Gran Almirante tenía tremendo
poder.
En aquel entonces, la isla estaba totalmente cubierta de bosques y no
se habían emprendido los planes de repoblación forestal. Vivían en
ella, unas gentes inocentes, organizadas en lo que después denominamos
"Comunismo primitivo". De ahí que trabajaran poco y fueran tan pobres.
Es decir, nuestros primeros habitantes, vivían alegre y
despreocupadamente, dedicados al ocio y otros vicios propios del
sistema. Aquellos cubanos cultivaban, con poco empeño y atrasada
técnica, la yuca o mandioca, con cuyo jugo fermentado se pasaban la
vida embriagados; también el cohiba o tabaco, que los hacía meditar
rodeados de azules nubes de humo y que, consumido en distintas formas,
les consumía el tiempo y los pulmones. En resumen, vivían la vida
paradisíacamente ebrios, de areíto en areíto y bañándose de continuo
en ríos y arroyos, con promiscuidad edénica de hembras y varones. Es
natural, que los excesos de alcohol, nicotina y juergas, así como los
prolongados baños colectivos, hicieran estragos entre aquellas felices
gentes tan poco dispuestas a cualquier otro esfuerzo físico. Cuando un
indígena llegaba a los 35 años, ya estaba frito. Eso, si llegaba. Los
españoles los tomaron a su cuidado con el aquello de adoctrinarlos en
la Santa Fe, los hicieron trabajar de sol a sol, (sólo a los varones,
a las hembras les dieron otro uso) y si no prolongaron sus vidas, por
lo menos se las hicieron sentir más largas. Aplicando el Materialismo
Histórico, podríamos decir que, siguiendo las leyes del desarrollo,
les cambiaron el régimen económico por otro más productivo: El
esclavismo. ¿Resultado? Al poco tiempo se acabaron los aborígenes y
tuvieron que importar negros del Africa; gentes mucho más resistentes
y trabajadoras, pero igual de mansas. (Fíjense si no, que un mayoral
con revólver imponía orden a una cuadrilla de negros que, pese a tener
cada uno un machete en la mano, no se animaban a rebelarse.
Gracias a su intuitivo olfato, los dueños de esclavos descubrieron que
las negras, además de trabajar, podían emplearse en otros menesteres
más domésticos y privados. Se aficionaron a ellas, y de su dedicación
a aquella afición, resultó una multitud de bastardos que, mestizados
con más españoles, canarios, chinos, árabes, franceses fugitivos de
Haití y otros europeos, dieron como resultado un ajiaco étnico: el
criollo. Por mestizaje, había surgido una nueva raza. Estos ya se
diferenciaban de sus primeros padres, no sólo por el color de la piel.
Bajo el sol tropical, habían adquirido otros gustos y costumbres, y
adoptado otras modas y hábitos más acordes con el clima, como la
guayabera y el baño diario. De igual forma, esos criollos cambiaron el
idioma heredado, modificando los sonidos de la c y la z, y le
incorporaron giros, voces, refranes, tradiciones y valores culturales
de sus otras raíces, desconocidas inicialmente por los hispanos. ¡Ya
hasta pensaban y hablaban distinto! Por sincretismo, había surgido una
nueva cultura.
Para hacer completo el proceso de diferenciación, hasta sus
ocupaciones habituales fueron distintas. (Pura división del trabajo,
como dirían los marxistas.) Mientras los peninsulares se dedicaban al
comercio especulador e improductivo, los criollos trabajaban como
bestias en actividades agropecuarias. Es decir, unos contribuían a
aumentar el PIB, mientras que los otros vivían de la tasa de
circulación. Esto trajo, como es natural, las primeras desavenencias.
Hasta entonces, tanto peninsulares como insulares se sentían
españoles. Tan así, que por ese sentimiento hoy no pertenecemos a la
Mancomunidad Británica. (Lea la resistencia heroica del criollo Pepe
Antonio a la toma de la Habana por los ingleses).
Consecuentemente, el choque de intereses entre criollos-productores y
peninsulares-comercializadores, fue haciendo que aquellos le tomaran
cada vez más tirria a estos últimos, que se quedaban con la mayor
tajada. De España seguían llegando más funcionarios y comerciantes,
con tremendo entusiasmo parasitario por las riquezas que creaban los
criollos. Entonces, asfixiados de exacciones, monopolios e impuestos,
los más decididos y acaudalados de estos, se alzaron contra el poder
de la metrópoli colonial. Así, en octubre de 1868, se inició nuestra
primera guerra por la independencia. De un lado los criollos pudientes
seguidos de sus esclavos. Del otro los españoles. Pero, como los ricos
son siempre una minoría y todos ellos están acostumbrados a mandar y
no ser mandados, florecieron entre ellos, los males que habrían de
minar la guerra que conducían: el caudillismo, reacio a aceptar otra
jefatura que no sea la propia y la ausencia de base popular, como
diríamos ahora. Así fue, que tras diez años de cruenta lucha llena de
heroísmos, nuestra primera gesta libertaria se extinguió, víctima de
los gérmenes de su destrucción, que llevaba consigo desde su
nacimiento. (Para mayor comprensión, estúdiese la Ley de la negación
de la negación, y el papel de las contradicciones internas en el
desarrollo histórico. K. Marx y F. Engels, Obras escogidas.)
De eso se percató (sin estudiar filosofía marxista) un genio llamado
José Martí, que consagró su vida a preparar una guerra distinta. Una
guerra que envolviera en sus llamas a todas las clases sociales, sin
distingo de nacionalidad. Así fue, que en 1895 estalló una verdadera
guerra civil por la independencia. La cosa esta vez era de
separatistas contra integristas. (También ya por entonces, existían
algunos anexionistas, que soñaban con una patria yanqui. Pero esos,
salvo excepciones, no se metieron en la candela.) Españoles y criollos
(que ya se llamaban con orgullo cubanos) se alinearon, mezclados, en
ambos bandos. Más de un peninsular alcanzó el grado de general,
peleando al lado de los mambises, mientras que no faltaron los cubanos
que no oyeron la voz de su tierra y lucharon a favor de mantener sus
cadenas. La guerra fue terrible y en ella tomaron parte los sectores
más humildes, que ya participaban en su dirección. Lamentablemente,
Martí cayó en el primer combate en que intervenía; y Maceo, después de
llevar la guerra de un extremo al otro de la isla, hazaña sin
precedentes, que aún constituye una proeza militar sin igualar,
sucumbió en una escaramuza sin importancia, cuando se disponía a
atajar intrigas y localismos, que volvían a resurgir como males de la
contienda anterior. ¡Está probado desde entonces, que no
escarmentamos! Privada así, la dirección de la guerra, de sus
conductores más preclaros y radicales, todo quedó en manos de un santo
patriarca dominicano que había luchado por más de treinta años por
nuestra independencia: Máximo Gómez. Él sufrió como nadie, por
nosotros, las proverbiales calenturas ajenas. Peleó por Cuba más que
ningún cubano. Y eso, sin despojarse nunca del complejo de extranjero,
que limitaba su accionar. Solo recogería, como le vaticinó Martí,
ingratitudes.
Cuando ambos bandos estaban agotados, pero se avizoraba, a la larga,
el triunfo de la causa separatista, los yanquis intervinieron. Como no
había una justificación, crearon el incidente de la voladura del
acorazado Maine. Eso para que vean que lo del golfo de Tonkín, lo del
aeropuerto de Granada, o las armas de Sadam Hussein no son nada
nuevo. Puro oportunismo de derecha, como diríamos ahora, solicitaron
la cooperación de un caudillo de las huestes separatistas. De las
mismas que, pérfidamente, se habían negado a reconocer como ejército
beligerante. Ignoraron a Máximo Gómez, jefe supremo de aquellas
fuerzas. Y después de servirse de las tropas cubanas, les negaron el
derecho a entrar en las ciudades tomadas con su auxilio. A resultas de
tan ético proceder, instauraron en la isla un gobierno interventor,
que preparó a los cubanos para "su independencia". Corrompió a María
Santísima, se hizo de las mejores tierras y yacimientos, se adueñó de
sus servicios públicos y transportes e instauró un gobierno "nacional"
títere, al que le impuso un apéndice en la flamante constitución.
Curioso instrumento jurídico, que no tiene nada que envidiar a otras
que vinieron después. Surgimos así como nación, más colonia que país
independiente, garito, burdel y factoría, inmenso cañaveral ajeno,
donde sólo el sudor era nuestro.
Uno tras otro, gobiernos tarados y castrados se sucedieron. Todos,
mirando las señas que le hacían del Norte. Hasta un presidente tuvimos
que hizo su discurso de toma de posesión en inglés. Todo estaba muy
bien organizadito para que, cada cuatro años, asumiera la presidencia
un nuevo "Hombre mirando al Norte", garante de que las riquezas del
país siguieran fluyendo hacia ese punto cardinal. Pero en eso, a un
sujeto llamado Batista se le fue la mano. Con decirles, que se auto
tituló "El Hombre". (Our man in Havana, es una película
norteamericana, que no tiene nada que ver con ese señor.) Amparado por
sus padrinos, se dedicó a robar y asesinar sin miramientos, violó
cuanta Ley quiso, hasta las que él mismo promulgó, y se preparó para
pasar en el sillón presidencial un tiempo indefinido.
Cuando las gentes del Potomac, tomaron conciencia que este nuevo
gobernante no les convenía, ya la insurrección popular se había
generalizado. En las montañas se mantenía un ejército guerrillero,
comandado por un abogado carismático. A este letrado devenido
guerrero, en los primeros momentos todo le salía mal. Cada vez que
organizaba una acción, la misma terminaba en sangrienta catástrofe.
Intentó asaltar una fortaleza y el grupo que conducía fue masacrado.
Emigrado más tarde, trajo una expedición, que en lugar de desembarco
terminó en naufragio con la mayor parte de los expedicionarios
dispersados, capturados y más tarde asesinados. No obstante, ante cada
revés su poder de movilización, de conductor de grandes masas, se hizo
mayor. Y la Historia, que lo absolvió, le reservaba, como premio a su
empecinamiento, la victoria final. Mientras, en las ciudades, un
poderoso movimiento clandestino mantenía al tirano en jaque. La lucha
popular coronó en triunfo y "El Hombre" se tuvo que dar a la
precipitada. De las montañas bajó un ejército guerrillero con el
abogado de los fracasos al frente. Los otros líderes insurreccionales,
de igual o parecida talla, habían perecido en la lucha. Y él empezó a
dirigir el país como había dirigido la guerrilla. Ni el uniforme se
quitó. Al principio, lleno de un sublime idealismo, comenzó a
satisfacer los anhelos del pueblo. Redujo los alquileres, las tarifas
de electricidad, telefónicas y de transporte, comenzó a repartir
tierras y miles de gratuidades y elevó los salarios. El poder
adquisitivo de las masas, incrementado de tal forma, comenzó a
presionar como brutal demanda contra una oferta interna muy débil y
contra otra importadora, apática y desconfiada, que prefería antes de
seguir importando, mirar qué rumbos tomaba la cosa.
Al oír hablar de reforma agraria y medidas populares, los americanos
vieron el fantasma comunista y comenzaron a intervenir como si aquí
nada hubiera cambiado. Cuando a su insolencia respondió la dignidad en
lugar de la sumisión, declararon una guerra económica al nuevo
gobierno cubano y prepararon un ejército mercenario para invadir la
isla y restaurar en ella el pasado. Creían poder hacerlo, contaban
con su poderío y con la subordinación tradicional de nuestra vida a
sus intereses. ¡Tremenda equivocación! 24 horas antes de llegar a
nuestras costas "los libertadores enviados por USA," el
abogado-guerrillero-gobernante, declaró su régimen socialista y en
4320 minutos aplastó, con el concurso de todo el pueblo, la invasión.
La hostilidad continuada de Washington, sirvió de maravillas para
exaltar el patriotismo de los cubanos, que se sometieron, en nombre
de la Patria agredida, a todos los sacrificios. En lo político, quedó
establecido un sistema monopartidista, con un solo propietario en lo
económico: El Estado. ¡Hasta las barberías y los puestos de frita se
hicieron estatales! Un poco más tarde, las tarifas de servicios se
elevaron, desaparecieron las gratuidades, todo subió de precio y el
poder adquisitivo del pueblo se hizo insignificante. Desde los
primeros momentos, la URSS se hizo cargo de suplir los suministros que
se recibían de yanquilandia y absorbió de igual manera las
exportaciones cubanas. Al poco tiempo, nuestro comercio exterior que
estaba monopolizado por USA en un 80% se comprometió con el nuevo
socio en más del 85%. ¡Curiosa forma de acabar con la dependencia
económica! Tan así, que cuando se desmembró la URSS y desapareció el
Campo Socialista, nuestro pobre país se quedó colgado de la brocha.
Volvió a sobrar el dinero, porque el desabastecimiento fue total y no
había nada que comprar. Entonces, volvimos nuestros ojos a la otrora
Metrópoli colonial en busca de capitalistas que, invirtiendo en
sociedad con el Estado, nos ayudaran a salvar el Socialismo. También
recurrimos a los de otros países, pero de España fluyeron la mayor
cantidad y los más audaces de ellos. Y el resto de la historia es tan
reciente, que no merece ser contada.
¡Ah, antes de terminar, déjenme explicarles el porqué del mote de "la
siempre fidelísima..." Resulta que siempre hemos sido, o los primeros
o los últimos en todo (*). Cuando ya todas las colonias de América
eran países independientes, el nuestro se mantenía fiel a la corona
española, porque los criollos, como les conté, continuaban sintiéndose
españoles. Fuimos los primeros en ser descubiertos y los últimos en
emanciparnos. De ahí que nuestros colonizadores se refirieran a
nosotros como siempre fieles. Y en superlativo. ¡Hiperbólicos que
somos! Ahora, gracias a la inversión de capitales iberos, vuelven a
aparecer por acá los comerciantes españoles, mientras los criollos,
asistimos a un curioso proceso que reafirma nuestra condición de
"siempre fieles".
(CONTINUARÁ)


(*) Con posterioridad hemos reafirmado muchas veces nuestro
empecinamiento de ocupar o el primero o el último lugar. Así fuimos
los primeros en América en proclamarnos socialistas y cuando otros
hermanos transitan por un socialismo del siglo XXI, nosotros seguimos
anclados en el inicial esquema bolchevique, cuyo modelo económico nos
empeñamos en actualizar. (Nota para esta edición)

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com