sábado, 15 de junio de 2013

EL CONDE DE MONTECRISTO

EL CONDE DE MONTECRISTO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Edmundo Dantés, transfigurado en el Conde de Montecristo, llevó a cabo
su venganza contra los tres principales causantes de su desgracia. En
el clásico de Alejandro Dumas padre, se describe en detalles el modo
en que la víctima se convierte en victimario reivindicador de la
justicia. Una justicia cruel, en fin "un pase de cuentas". La novela
parece decirnos que la venganza no es la solución y que termina
dañando a inocentes o al propio vengador. Edmundo fue implacable al
ejercer su venganza contra los traidores. A uno lo hizo suicidarse, a
otro lo volvió loco y con el tercero, al parecer fue más clemente y lo
arruinó, administrándole sus necesidades elementales. Ese es el caso
que quiero analizar hoy, en el contexto de nuestra actualidad
acuciante. Porque, al parecer, alguien está copiando el método
empleado con este personaje y nos lo está aplicando.
En efecto, el Conde de Montecristo encerró al infeliz en una celda y
le privó de alimentos. Cuando éste los reclamó, los puso todos a su
disposición. Eso sí, pagando por ellos un precio desorbitante. ¿Quiere
Usted comer pollo? Puede hacerlo. Sólo le cuesta un millón de francos.
¿Desea vino, su señoría? Diga cuál prefiere. El más barato tiene un
precio de cien mil francos. ¿Necesita un baño? No faltaba más, está a
su disposición. El precio para usarlo es cincuenta mil… Y así,
sucesivamente, todo lo imaginable estaba al alcance del infortunado,
nadie le negaba nada, a todo tenía derecho, siempre y cuando pudiera
pagar por ello…
Cuando leo los precios en que me ofertan una habitación de hotel, el
servicio de telefonía celular o, más recientemente, el de una hora de
conexión a internet; cuando pago por un refresco o por una flauta de
pan diez pesos, no puedo evitar que el recuerdo del vengativo Edmundo
Dantés se me haga presente. A todo tengo acceso. El problema está en
mi posibilidad de alcanzarlo. Edmundo coincide con un slogan del
capitalismo que me decía: "Usted también puede tener un Buick".

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Mayo 15 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

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