domingo, 5 de mayo de 2013

YO, LA HABANA Memorias de una Ciudad (envío 13)

YO, LA HABANA
Memorias de una Ciudad (envío 13)

1950
Entre evocaciones y asombros, en transición constante, me voy
transformando. Contradictoria y barroca, amalgamada de estilos, exhibo
ya un muestrario de las modas arquitectónicas que se han ido
sucediendo. Algunos dirán que poseo el estilo de no poseer estilo. Uno
de mis hijos me nombrará "ciudad de las columnas". Conservaré, no
obstante, mi condición de superficial y sucia, de puta y bullanguera,
hasta que vengan a rescatarme unos jóvenes anónimos y martianos. Han
hecho suya la consigna "Vergüenza contra dinero" que enarbola un
carismático sobreviviente de la Revolución del 30, la que se fue a
bolina. Ellos llevan en sí el decoro de muchos hombres y se aprestan a
la lucha. Mientras, estoy tomando aires de gran ciudad. Ahora crezco
hacia lo alto, me verticalizo. Remedos de rascacielos empiezan a
levantarse en la zona del Vedado. Me lleno de neones que iluminan de
color y movimiento mis noches. Grandes tiendas por departamentos
exhiben en sus vitrinas el último grito de la moda. Sus portales
sirven de amparo a viejos, mujeres y niños mendigos. Desde unos
estudios de la esquina de Masón y San Miguel, salen al éter las
primeras señales de televisión. Las transmitirán las torres situadas
en Televilla, allá por Arroyo Arenas. Las principales tiendas se
apuran en colocar un televisor en sus vidrieras. El público podrá
contemplar las peleas de boxeo, la lucha y los partidos de pelota.
Mientras en la "Academia de Baile" de Prado y Neptuno, un nuevo ritmo,
"El Chachachá", hace furor.
El honorable Señor Presidente aprueba un decreto sustituyendo los
tranvías eléctricos por autobuses. En la nueva Empresa, "Autobuses
Modernos, S. A.", él y su familia poseen importantes acciones. Como
los nuevos ómnibus son pintados de blanco, el pueblo los llama "Las
enfermeras".

Seis enmascarados neutralizan a los custodios, los dejan amarrados, y
se llevan los miles de hojas del legajo de la Causa 82 depositados en
el Juzgado de Instrucción. Se trata de la más escandalosa causa por
malversación seguida contra el gobierno anterior, Auténtico también y
progenitor del actual. Se interrumpe de esta forma novelesca, el
proceso judicial que pretendía enjuiciarlo por haber birlado
centenares de millones al tesoro público. La Justicia aparte de ciega,
es manca e indefensa.

1951
"Bigote e'gato es un gran sujeto, que vive allá por el Luyanó…" Así
canta Daniel Santos, el inquieto anacobero, en todas las victrolas de
bodegas y cantinas. Y se gasta unos bigotes en verdad monumentales
este personaje. Lo que no dice la canción, es que abrió un bar en su
barriada, frecuentado por toda la élite de una bohemia noctámbula y
dipsómana. Tampoco dice que, tocado con su boina, pasea su
estrafalaria figura en un cacharro descapotado de los años treinta y
que junto a "La Marquesa", "Juan Charrasqueado", "El Emperador" y "El
Caballero de París" constituye la parte más pintoresca de mi
población.

Ha tomado la decisión de inmolarse. Si no puede demostrar la verdad
que denuncia, su sangre será el aldabonazo que llame a la conciencia
del pueblo, haciéndolo despertar de aquel letargo. A la emisora de
Monte y Prado, llega puntualmente Eduardo Chibás para lanzar su última
alocución radial. Todo el pueblo lo escucha. El estampido del disparo
conmoverá la nación. Y aunque a su muerte, el Partido que fundara se
divide en capillas y tendencias, la juventud que se agrupaba a su
alrededor no tardará en encontrar nuevos líderes.

En la barriada de Lawton, la situación en la casa de Dulce es
terrible. Su padre murió, su madre está muy enferma, y el hermano sin
trabajo. Ella no puede quedarse con los brazos cruzados. Toma "El
Diario de la Marina" y en la Sección de Clasificados, sólo encuentra
que se solicitan "domésticas que duerman en la colocación,
preferentemente blancas y con referencias", y "muchachas de buena
presencia para atender conocidísimos bares". Este "trabajo" implica,
además de servir lo que pidan los clientes, sentarse a sus mesas, ser
complacientes, incitarlos a consumir... y bailar y beber con ellos.
Para las muchachas ingenuas y necesitadas es una antesala a la
prostitución. Para las iniciadas, una nueva modalidad de la misma.

1952
Estoy bien norteamericanizada. El ritmo del Rock and Roll enloquece a
la juventud. Cheo no vive en la azotea, sino en el roof. Desapareció
el zaguán y el garaje se convirtió en carporch. La bodega se
transformó en Grócery y los cabarets en night clubs. Pepito deja de
ser "chévere" para parecer chic, masca chiclets y bebe Coca-Cola en el
Ten Cents. Me lleno de bares con nombres en inglés. Sin embargo, en
uno de la Playa, se rumbea con "El CHORI", que deja su nombre por
muchas paredes, sin respetar barrio, ni fachada.
Mis escenarios de teatro y "shows" de cabarets, presentan a invitados
extranjeros de fama internacional: de México, el trío "Los Panchos",
Pedro Vargas, Toña La Negra, Jorge Negrete y María Luisa Landín; de
España, "Los Chavales" y "Los Churumbeles"; de Francia, Josephine
Baker; de Italia, Katina Rainieri y Ernesto Bonino; y de Norteamérica,
Nat King Cole que, con toda su fama, su ciudadanía y sus millones, por
ser negro no lo dejan hospedarse en el Hotel Nacional. Estoy muy de
acuerdo que me visiten todas esas figuras, ¿pero de los artistas del
patio, qué?...

Es la madrugada del 10 de marzo. Una pequeña caravana de automóviles
sale de la Finca Kukine, en el Guatao; toma la Avenida 51, que siguen
llamando Calzada de Marianao, y hace una breve parada en el Café Raúl.
Luego continúa hasta penetrar, al amparo de las sombras como
delincuentes que son, en el Campamento Militar de Columbia. El Palacio
amanece rodeado de tanques y el Señor Presidente no sabe qué hacer.
Los estudiantes le piden armas y, reunidos en la Colina Universitaria,
convocan al pueblo a resistir el golpe castrense. Allí esperarán en
vano por las armas. Yo despertaré con una Dictadura en el poder, que
ensangrentará mis calles y la isla toda.

El 29 de abril el tranvía 388, de la línea Príncipe-Avenida del
Puerto, rinde su último viaje. Los tranvías se habían hecho obsoletos
y obstaculizaban el tránsito. Viendo el intenso tráfico que
congestiona mis arterias con miles de autos, camiones, motociclos y
guaguas, no siento lejano aquel ayer en que llegaron de España los
primeros coches y calesas. Coches que mostraron su inutilidad ante mis
endemoniadas calles. Y calesas que, al alargar sus varas y aumentar el
diámetro de las ruedas, ganaron autoctonía y se transformaron en
volantas y quitrines. No había familia pudiente que no poseyera, al
menos, uno de estos elegantes vehículos. Ellos contribuyeron a hacer
más denso el tránsito, que ya entorpecían carretas, carretillas y
carretones. ¡Cuanta linda criolla exhibió sus dones desde una volanta,
al recorrer mis paseos y alamedas, embelleciendo atardeceres y
crepúsculos! ¡Cuanta azúcar y cuanto tabaco transportaron las pesadas
carretas de los almacenes al muelle, para consolidar la riqueza de
unos pocos! Me parece que fue ayer, cuando "las guaguas de Estanillo",
ómnibus de tracción animal, vieron aterradas, adelantárseles aquellos
coches asombrosos que no requerían caballos: los primeros automóviles.
También tuve tranvías tirados por mulas, sustituidos luego por los
movidos a vapor y por último, los eléctricos que ahora se retiran. De
ellos añoraré sus estridentes campanillazos y el metálico ronronear de
sus ruedas sobre el pavimento. Sí, siempre fui una ciudad de tremendo
tránsito, con embotellamientos engorrosos y lamentables accidentes. La
única diferencia es la velocidad de los vehículos que se mueven ahora,
por las anchas avenidas y calzadas que hoy poseo.

1953
El tirano no se deja engañar por mi aparente indiferencia. Concentra
aquí su mayor capacidad represiva, sus asesinos más crueles, las
fuerzas del terror y la barbarie que le sostienen. No por gusto tiene
estaciones de policía en cada uno de mis barrios, hace radicar en mi
perímetro urbano el siniestro Buró de Investigaciones, las sedes de
los tenebrosos SIM y BRAC, los Estados Mayores del Ejército y la
Marina, la Radio Motorizada con cientos de perseguidoras, el
Regimiento de Artillería de la Cabaña, la Ciudad Militar de Columbia y
el mayor número de soldados, policías y otros cuerpos paramilitares.

Desde mi Estación Terminal han sido despachadas varias cajas que dicen
contener alimento para aves. Van consignadas a la "Granja de pollos"
de Ernesto Tizol, en Santiago de Cuba. Llevan, en realidad, unas
cuantas decenas de escopetas de caza y fusiles calibre 22. De la misma
estación, algunas semanas después, partirá un puñado de jóvenes con el
pretexto de concurrir a los famosos carnavales santiagueros. Mientras
de un lugar de El Vedado, sale el joven abogado que los conducirá
hacia La Historia. Armado del ideario martiano, al frente de ellos,
asaltará el Cuartel Moncada y hará revivir, en su centenario, al
Maestro.

El carnaval del robo y el fraude era permanente. Ahora la dictadura le
da continuación. Los terrenos de Ciénaga son del Municipio, pero con
hábil papeleo el Señor Ministro de Hacienda se apropia de ellos y se
los vende a un alto precio al Estado, para que se construya en ellos
una gran Plaza Cívica. En su centro se alzará un enorme monumento a
José Martí. Los hijos del pueblo le erigirán uno mejor. No será de
mármol, ni de bronce. Lo construirán con sacrificio, honor, sangre y
heroísmo.

En el local de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) hay un
círculo de jóvenes sin camisas. En el centro, un improvisado profesor
explica el manejo, arme y desarme de fusiles, pistolas y
ametralladoras de mano. Todos prestan disciplinada atención a la
clase. No todos son estudiantes y mucho menos universitarios, pero
saben para qué se preparan.

1954
Es una calurosa noche sin luna en mi malecón. Son muchos los habaneros
que vienen aquí a aliviarse de los rigores del verano. Unos caminan
por el ancho paseo, otros descansan sentados en el muro que los separa
del mar. Hay grupos que conversan, pescadores solitarios y parejas que
se besan. Como imponente fondo sonoro, el chocar acompasado del agua
contra los arrecifes, allá abajo. Aquí arriba el componente humano
llena de murmullos la noche. Entre los paseantes hormiguean,
inquietos, vendedores que intercalan en la oscuridad sus pregones,
alejándose aquel, acercándose éste. Ya pasó, con su ¨pican y no
pican", el de los tamales; el churrero grita que "van calientes" y por
allá viene "Acetolia", el más popular de los maniseros, el que anuncia
que "no hay amor como el de madre, ni maní como el de Acetolia".
En un recodo apartado, Fefita masturba a su novio. De esta forma lo
contenta y apacigua, pues el muchacho se empeña en llevarla a una
posada para pasar a cosas mayores. Fefita también quisiera, pero ella
y él saben que si accede, se quedará para vestir santos, pues entonces
ni él ni nadie cargará con ella. La victrola de un bar de la cercana
Avenida del Puerto deja oír una canción de moda: "muchacha quien te
rompió, tu mucurita de barro.... fue Pedro quien me ayudó, p'a que me
hiciste llamarlo... Ay que no puedo con ella, mamá no puedo con
ella..."
El tirano también tiene su múcara y no puede con ella. En un vano
intento por maquillar con legalidad su régimen de oprobio, convoca a
elecciones y sale "electo". Otros candidatos se abstienen, pero más se
abstiene el pueblo que rechaza la farsa.

1955
-¡Abran juego, Señores, abran juego!... -El Riviera, el Capri,
Tropicana, Sans Souci, Montmatre... hay casinos para todos los gustos.
En el centro y en las afueras, en lujosos hoteles y en night clubs
campestres. Para todos los bolsillos tengo la bolita, la charada china
y la de Castillo, donde se puede apostar un níquel o una peseta, cada
noche, en cada esquina. Soy el Montecarlo del Caribe, El Paraíso de la
ruleta. Honorables hampones norteamericanos llamados Meyer Lansky,
Santos Traficantte, and Cómpany controlan el juego y promueven un
turismo del vicio. Los "muchachos del Moncada", amnistiados por
presión popular, llegan a la Estación de trenes procedentes de
Batabanó. Vienen del Presidio Modelo de Isla de Pinos, donde los llevó
el decoro y el deber. El deber sagrado de limpiar, a cualquier precio,
tanta costra social. En el andén, agolpados, cientos de jóvenes como
ellos, dispuestos a seguir su ejemplo, les tributan calurosa y
fraternal bienvenida. Poco tiempo permanecerán en La Habana, muchos
partirán hacia México.

Lázaro vive en un solar del barrio Jesús María. Es negro como el
charol y trabaja, de vez en cuando, como "caballo" en los muelles.
"Caballo" es el estibador sin plaza, que trabaja por otro que sí la
tiene y al cual le da la mitad del salario que devengue. Así, muchas
plazas de estibador constituyen verdaderas botellas, pues sus
propietarios, sin tirar un chícharo, reciben la mitad de lo que hagan
trabajando los "caballos". Para obtener una plaza-botella hay que
"tocar" a los dirigentes del Sindicato oficialista, Verdaderos capos
de mafia, que se enriquecen con la corrupción de algunos y el sudor de
muchos. Margarito y Aracelio se enfrentaron a esta .podredumbre.
Fueron asesinados.
(CONTINUARÁ )


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

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