jueves, 2 de mayo de 2013

YO, LA HABANA Memorias de una Ciudad (Séptimo envío)

YO, LA HABANA
Memorias de una Ciudad (Séptimo envío)

1878-79
Aunque viene muy cambiado, a mí no me fue difícil reconocerlo. Ya no
es el adolescente que, después de sufrir los horrores del presidio
político, salió de aquí hace casi diez años. Ahora vuelve graduado de
Derecho y casado. Pero la madurez completada, no ha hecho otra cosa
que incrementar la llama interna que le consume: su pasión por la
Patria esclava y la vocación de apóstol por liberarla.
Todo parece indicar que desea establecerse de forma pacífica y
tranquila. Alquila una modesta casita en la calle Amistad y solicita
licencia, que no se le concede, para trabajar como abogado. A pesar de
ello, se ocupará de tareas menores en el bufete que tienen Azcárate y
Biondi en la calle Cuba. Sin embargo, sigue conspirando y encendiendo
la luz del ideal separatista, en discursos que pronuncia en reuniones
privadas y liceos. Así, la noche del 8 de febrero de 1879, participa
en la inauguración del Liceo de Regla. Su actividad es calificada como
la de "un loco peligroso" y por segunda vez se le detiene y deporta a
España. A bordo del vapor Alfonso XII, abandona mi muelle por última
vez José Martí. No volverá a Cuba hasta 16 años después, cuando venga
a combatir en la "guerra necesaria" que predicó y a morir en ella.

1883
"Fefa" Fernández de Miranda vive en la calle Virtudes casi esquina a
Prado. Le acaban de instalar su aparato telefónico y no puede contener
la agitación vanidosa que la envuelve al llamar a su amiga, Doña
Micaela González del Riesgo, que reside a dos cuadras de distancia.
-Mica, ay mi amor, al fin me pusieron el teléfono. Tú sabes, niña, que
yo lo tenía solicitado desde hace mucho tiempo, pero parece que la
planilla se había extraviado... Figúrate, Alberto tuvo que mover
tremendo palancón con los americanos. Bueno, mi amiga, puedes llamarme
cuando quieras. Nada más te llamé para que lo supieras... Mira, anota
mi número. Es el.....
Ver su nombre en la Guía Telefónica es prueba de distinción social,
que muchos ambicionan. ¡Ya tengo 422 abonados! La Empresa que
explotará el moderno medio de comunicación se llamará "Cuban Telephone
Company". De cubana nada más tendrá el nombre... ¡y para eso, en
inglés!

1886
Al fin terminan las obras de mi gran cementerio. Ya llevaban más de
veinte años construyéndolo, pues el de Espada se había hecho
insuficiente para mi población. Este año, con la construcción de la
capilla, lo dan por terminado. No se puede hablar de inauguración,
pues hace rato que se venían efectuando entierros en una pequeña
parcela, que ahora queda incluida dentro de su extenso perímetro. Está
ubicado en lo alto del barrio El Carmelo, por ahora alejado de mí, que
sigo creciendo y que pronto lo envolveré en mi red urbana.

1888
No es más que una acera. Pero no una cualquiera; está ubicada frente
al Parque Central y a la estatua de Isabel Segunda. Hay un café que le
da nombre: El Louvre, muy cerca de los principales teatros y hoteles,
así como de una famosa dulcería. Allí se reúnen, a cualquier hora, los
miembros de una juventud díscola y festiva, que reta a la autoridad
española. De esta acera saldrán muchos de ellos hacia la manigua
redentora.

1889
El 3 de marzo enciendo mi alumbrado eléctrico en el Paseo del Prado o
de Isabel Segunda y en el Parque Central. Primero se había hecho un
ensayo de prueba en la Plaza de Armas. Presencian el acontecimiento
las autoridades y pueblo en general. En Tallapiedra, donde se
encontraba la fábrica de gas, la Compañía Hispanoamericana de
Alumbrado y Fuerza ha instalado una potente dinamo, capaz de dar
energía a dos mil bombillas de 16 bujías.
Se colocan las estatuas de mármol en el imponente pórtico de mi
"nuevo" cementerio de Colón, lo que aumenta su fasto monumentario.

1890
Para burlar impuestos no ha declarado sustancias explosivas que tiene
en su almacén. Así cuando se produce el fuego, nadie lo sabe y los
bomberos y los vecinos voluntarios que vienen a sofocarlo se
convierten en víctimas inocentes de su ambición. Es el peor siniestro
que recuerdo, este de la Ferretería de Don Izasi. Después, sus
influencias le lavarán de culpa y le eximirán del castigo.

Cuando sale a la calle, hasta los oficiales españoles le saludan con
respeto y le dan tratamiento de "General". Tras él, a discreta
distancia, le custodian los muchachos de "La Acera del Louvre. En
verdad impone su figura distinguida y gentil. Todas las capas de la
población, sin exclusión de matices, posición o tendencias, están
conmocionadas por el arribo de este hombre, "carne y hueso de leyenda
fundida en bronce" , y acuden a verlo al Hotel Inglaterra. Tal es el
halo de glorias recientes que rodea aquella figura, que hasta el nieto
del último Virrey de La Nueva Granada, lleva a su hijo de apenas
catorce años para que le conozca. Cada día, el muchacho cubrirá su
turno de guardia, a la entrada del hotel, como "ayudante del General".
Años después hará lo mismo, pero en la manigua libertaria. Para
revuelo de criollos y preocupación de peninsulares, Antonio Maceo y
Grajales, promoviendo la insurrección, se mueve por mis calles.
Algunas veces, a pie, cruza el Parque Central y llega hasta la cercana
calle del Empedrado, entre Habana y Compostela, para visitar a Juan
Gualberto. Otras, toma un coche y en compañía del General insurrecto
Julio Sanguily, va hasta donde vive el hermano de éste, Manuel, en la
calle Tulipán.

1893
Lo ha calculado todo con sabia maestría. El agua será conducida a la
ciudad por la propia fuerza de la gravedad. Él ha comprobado cada
curva de nivel a lo largo del recorrido. Nada habrá que gastar para
moverla, desde los manantiales de Vento hasta la gran taza de Palatino
Es fruto de su pericia como ingeniero. Albear puede sentirse
satisfecho y yo le estaré eternamente agradecida. Este año tendré, al
fin, un magnífico acueducto.

Hay tremenda agitación en el puerto. El crucero de guerra "Sánchez
Barcáiztegui, dos mercantes y dos remolcadores salen mar afuera.
Enseguida se oyen los cañonazos. A lo largo del litoral se agolpa la
multitud presidida por las principales autoridades civiles y
militares. Escoltado por empavesada flota, atraca el trasatlántico
"Reina María Cristina" y desciende del mismo, con su vestido de
muselina blanco y azul, adornado con moticas y entredós de encajes,
Doña Eulalia de Borbón, nieta de Fernando VII, hija de Isabel II y
cuñada de la Reina Regente, María Cristina. Trae una sonrisa de
fraternidad que, demasiado tardía, envía la monarquía española a su
maltratada colonia. Aquí, agobiada por el calor y los actos
organizados en su honor, comprobará lo irremediable del daño causado
por tanto tiempo de abandono y desprecio, de abuso de poder y
discriminación. No obstante, con ejemplar urbanidad y cortesía será
tratada la Infanta, única integrante de la familia real que me ha
visitado.

1895
Dentro de un tabaco ha recibido la orden que debe trasmitir de
inmediato: "con la mayor simultaneidad posible, durante la segunda
quincena y no antes"... El 24 de febrero, último domingo del mes y
primer día de carnaval, será el alzamiento. Juan Gualberto, presuroso,
se pone la levita y sale a la calle a cumplir su misión. Esta vez la
guerra será llevada desde Oriente hasta el último rincón occidental.
Maceo y Gómez tocarán con el pomo de sus machetes en mis puertas.

Un grupo de jóvenes oficiales de Su Majestad Británica viene a hacer
sus prácticas en esta guerra, junto al ejército colonial. Entre ellos
uno, de origen muy aristocrático, que se llama Winston Churchill.

1896
Él es un militar. Ha recibido la orden de terminar aquella guerra y la
cumplirá de la única manera que conoce: exterminando al enemigo. Nada
de contemplaciones. Por eso dicta las medidas más drásticas. No
importa que le acusen de crueldad, le llamen sanguinario y que concite
el odio de la población nativa. De todas formas son hostiles, como el
país todo que ha venido a pacificar. Por los amplios ventanales entra
un vaho húmedo y caliente que le agobia. ¡Hasta el clima está en su
contra! Desde la plaza aledaña le miran con desprecio altivas palmas.
El tiempo apremia en el Palacio de los Capitanes Generales y Don
Valeriano Weyler y Nicolau, Marqués de Tenerife, firma el bando de
reconcentración.
Cánovas lo había dicho: "Hasta el último hombre y la última peseta".
Ya no había más hombres, ni más pesetas. Y él, como Capitán General,
dictó el bando genocida. Mis calles se llenaron de campesinos
famélicos que languidecían y morían, por millares, de hambre y
desesperación. Los campos eran mambises y yo fui una ciudad sitiada.
Los rebeldes llegaron hasta Marianao y los cuarteles de Dragones, del
cuerpo de Voluntarios y de las Milicias de Pardos, fueron puestos en
estado de máxima alerta, con sacos terreros protegiendo sus puertas y
accesos. Los Estados Unidos de Norteamérica se mostraban cada vez más
preocupados por el futuro de sus inversiones en Cuba.

En los primeros días de diciembre se anuncia que han matado a Maceo.
La noticia es dudosa, porque las autoridades no pueden mostrar el
cadáver, cosa que harían gustosas de ser cierta. Además, dan por lugar
del hecho un punto muy cerca de aquí, Punta Brava, como quien dice a
mis puertas, cuando todos saben que Maceo se encuentra en Vuelta
Abajo.



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

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