domingo, 5 de mayo de 2013

YO, LA HABANA Memorias de una Ciudad (envío 11)

YO, LA HABANA
Memorias de una Ciudad (envío 11)

1931
En toda historia hay vacíos, páginas en blanco, años saltados. Sucesos
que, con la omisión, pretenden ser barridos de cualquier memoria. Pero
yo prefiero recordar, aunque la mirada se me vuelva hacia adentro, los
puños se me crispen y la palabra no me llegue a los labios. Ante tanto
abandono e ingratitud, contra tanto olvido, Yo, La Habana, me lleno de
recuerdos y amarguras. Sin amparo, ni protección oficial alguna,
muchos de mis hijos me convirtieron ya en un activo centro cultural.
Narradores, poetas, pintores y músicos, enriquecieron desde temprano
un patrimonio del que me siento orgullosa. Sin embargo, por ahí andan,
sin patrocinio, viviendo como pueden, sobreviviendo apenas por sí
mismos. Muchos buscarán bajo otros cielos, los recursos que aquí les
niegan. Con los años, igualmente desamparados, otros vendrán a
aumentar una riqueza espiritual, sin la cual es imposible vivir. A
despecho de la indiferencia oficial ya tengo una Orquesta Filarmónica
y un ballet que creará Escuela.
Un hidroavión acuatiza en mi bahía. De él desciende, en medio de
aclamaciones, Eligio Sardiñas, más conocido en el mundo del deporte
como "Kid Chocolate". Acaba de ganar para Cuba el campeonato mundial
de boxeo en su división. Con el dinero que ha recibido, adquirirá para
su madre una casita de madera, allá por Marianao; para él, se
comprará más de cien pares de zapatos. Tiene muy cerca el recuerdo de
su niñez descalza.

1932
Todavía no es famoso, ni Premio Nobel, ni huésped del "Ambos Mundos",
ni borracho habitual del "Floridita" donde pondría a prueba la
paciencia del barman y dueño, Constantino Ribailagua, a quien llaman
"Constante". Mucho menos ha adquirido el yate "Pilar", ni es el
propietario de "La Vigía", una finca en mis alrededores. Es cierto que
ya ha publicado "Adiós a las Armas" y escribe algunas cosas en las que
yo le brindo escenarios y algunos personajes, sobre todo portuarios,
como marineros, tahúres y putas; que también envía sus reportajes a
algunos periódicos y que se los publican allá, en el Norte. Pero en el
Café y Hotel "La Perla de San Francisco" de la calle Mercaderes
número 32, en borracheras, convites e indemnizaciones de sus desmanes,
gasta más de lo que cobra por ese, por el momento pobre, oficio de
escritor y periodista. ¿De dónde saca el dinero entonces?... En los
Estados Unidos está en vigor la "Ley Seca", y el norteamericano Ernest
Hemingway, que le ha cogido gusto a mi ambiente, hace salidas furtivas
con su pequeña embarcación, "El Anita", que parte cargada de cajas de
coñac desde un embarcadero de Jaimanitas hacia La Florida. En estos
trajines, al sorprenderlo una tormenta, conocerá a Gregorio Fuentes,
el patrón que habrá de acompañarle hasta el final y que le servirá de
modelo para su curtido pescador Santiago, el del "El Viejo y el Mar".

1932-1933
Se declaran "Puerto Aéreo Internacional General Machado" las
instalaciones que poseía la Compañía Nacional Cubana de Aviación en
Rancho Boyeros. Aprovechando la depresión económica la "Pan American
Airways" adquiere todas las acciones de la compañía aérea cubana. El
bautizo de mi primer aeropuerto es testimonio de endiosamiento del
tirano, pero también de abyecta guataquería.

El Son Entero se exilia y Cantaclaro, que vende periódicos por mis
calles, entona desmañado las siguientes coplas asonantes:
El azúcar baja de precio y "El Honorable Señor Presidente" se niega
abandonar, o aplazar siquiera, su furia constructiva, sus vastos
planes. Oigan bien señores, que voy a cantarles: A suministradores y
empleados no hay con qué pagarles. Hasta entonces los poderosos yacían
indolentes ante crímenes y desmanes. "Los negocios van bien, no hay
por qué asustarse". El pueblo siempre paga con su miseria y con su
hambre. La bomba y "la recortada" hacen estallar el aire, los
muchachos de La Colina le enfrentan en desigual combate. Gerardo
Machado, como todos los tiranos, es un ruin cobarde. Escapa hacia
Nassau antes de que sea tarde y la Revolución venga las cuentas a
ajustarle. No vaya a ser que le hagan, lo que le hicieron a Ainciarte.
En Palacio, un endeble testaferro trata, inútilmente, las espaldas
guardarle; hacer la transición constitucional y aceptable. Un
colegiado gobierno le pide las llaves y él no sabe qué otra cosa
darle. Pero es heterogénea la Pentarquía, no tarda en desintegrarse.
Un Profesor de Anatomía asume y comienza esperanzador "el gobierno de
los cien días". La intromisión del avieso mediador, la desunión de los
que debían unirse y la incompatibilidad de los que el poder comparten,
hará que "la Revolución del 30 se vaya a bolina" y como un papalote,
se pierda en el aire.

Tengo el litoral infestado de toda una flota de guerra yanqui. El
acorazado Mississippi, los cruceros Indianápolis y Ríchmond, y otros
muchos destructores y cañoneros, patentizan la clara amenaza de una
nueva intervención. Desde el muro del Malecón un cubano, fiel
exponente del sentir nacional, descarga su revólver 38 contra el
acorazado.

El 2 de octubre se produce una verdadera batalla entre los oficiales
atrincherados en el Hotel Nacional y los soldados y sargentos,
comandados a distancia por Batista. Es profuso el empleo de la
artillería y de ametralladoras pesadas. Cuando los sitiados se rinden,
hay una brutal carnicería con los prisioneros. El Hotel que era, hasta
días antes, residencia del Embajador americano, muestra las huellas de
la metralla en fachadas y ventanas.

Un mes y seis días más tarde, el 8 de noviembre, es peor la cosa. Se
combate en Columbia, San Ambrosio, las Estaciones de Policía, el
Castillo de Atarés y el Cuartel de Dragones. Desde mi bahía, el buque
de guerra "Cuba" intercambia fuego con el cuartel de San Ambrosio.
Bajo una luna llena, veo cruzar por mi cielo los aviones que
bombardean el aeropuerto militar de Columbia. Esto es una guerra con
todas las armas interviniendo: marina, aviación y ejército. Pero los
sublevados pierden iniciativa y al final, se repite otra masacre de
prisioneros en las faldas de Atarés. El aplastamiento de ambas
sublevaciones no contribuyó a estabilizar al "Gobierno de los cien
días". La oposición civil hizo más rudo su hostigamiento, mientras el
poder de Batista, más que en el ejército, se afirmaba en la embajada
del vecino norteño.

1934
Primera quincena de enero
El conflicto entre el monopolio yanqui y sus trabajadores nativos se
prolongaba demasiado. Yo, La Habana, estaba sin luz eléctrica y los
enemigos aprovecharían la oscuridad para realizar desmanes y sembrar
el terror contrarrevolucionario. Era la hora de actuar. El joven
ministro de Gobernación y marina, apenas 26 años, puso su pistola
sobre la mesilla y alumbrado por una vela, firmó el decreto de
intervención del pulpo eléctrico. 24 horas después caería su gobierno
y él pasaría a la clandestinidad. Desde ella, burlando el cerco,
despliega una audacia que espanta a los cobardes, el ex ministro
Antonio Guiteras. Batista y sus amos, le temen mucho; y por eso con
saña le persiguen. El noveno termidor cubano había sido consumado y a
los pocos meses, el ex ministro sería asesinado en un lugar de
Matanzas, llamado El Morrillo.

En este año me estremecerá la tragedia del Morro Castle. Cubría la
ruta de aquí a Nueva York y a cinco millas para llegar a su destino,
se incendió por causas desconocidas. Son muchas las víctimas cubanas
de este desastre marítimo. Sin embargo, sobre mi cielo político se
ciernen peores tragedias por venir.


1934-1939
Carlos Hevia, tres días; Mendieta, otro Carlos, dos años; Barnet,
catalán, cinco meses; Miguel Mariano hijo de presidente, que se creyó
presidente, menos de un año; y al final Laredo Brú que entrega la
Presidencia, al fin constitucional, al verdadero jefe, al que ha
gobernado todos estos años tras bambalinas demasiado transparentes:
Fulgencio Batista, que cumple su añorado sueño de legitimidad.
¡Cuantos "Primeros Mandatarios" a quienes no dejó calentar la silla!
¡Demasiados "Honorables Presidentes"!

1939
El Londres neblinoso tendrá su Jack el destripador, yo tengo mi
descuartizador. No es Batista, que descuartiza mandatos de presidentes
peleles, reduciéndoles a pedacitos el supuesto poder. Hay otro
descuartizador que deambula por mis barrios. Macabros paquetes son
descubiertos en zonas tan alejadas como Jacomino o Batabanó. Los
miembros trucidados de un cuerpo femenino aparecen dentro de ellos,
para consternación general y para tema de la crónica roja, tan
espectacular y divulgadora de las miserias y tragedias del vecindario.
Con detalles morbosos, los principales diarios publicarán, en
cintillos de primera plana, el hecho. Joseíto Fernández lo cantará por
el radio en su "Guantanamera". Poco tiempo permanecerá impune el
asesino. Mis detectives superarán en este caso a los de Scotland Yard.
Al fin el perito Castellanos, del Gabinete Técnico de Identificación,
nos dará la identidad de la víctima y del asesino. Ella, Celia
Margarita Mena, una muchacha de vivir disipado; él, un policía que fue
estudiante de Medicina, René Hidalgo, El descuartizador habanero.

Me lleno de pequeñas emisoras de radio, que llevan al éter los más
variados programas. Y muchos, muchos anuncios. En una de ellas, una
orquesta ejecuta piezas del repertorio tradicional cubano. Son obras
de Sánchez de Fuentes, de Roig, de Grenet, de Casas Romero. Dirige
Rodrigo Prats, al piano está Ernesto Lecuona y la parte vocal corre a
cargo de Esther Borja. Salvo Prats, que es Director de la Banda
Municipal, casi todos saldrán de gira por el extranjero, pues aquí se
morirían de hambre. Eliseo Grenet y Moisés Simons les precedieron y
hace rato que "Mama Inés" y "El manisero" conquistaron las boites de
París.

1940
Otros robaron más, es cierto, pero con la fantasía de este alcalde
hubo muy pocos. Su imaginación para saquear el tesoro público no tuvo
límites. Así me convierte en la única ciudad del mundo que posee una
biblioteca fantasma. Sin esoterismos, ni misterios metafísicos. Ahora
les cuento:
Acaba de aprobar el presupuesto que asigna una buena cantidad para la
demolición, por inminente peligro de derrumbe, de la biblioteca
pública enclavada en el Parque Trillo. Lo insólito es que la
mencionada edificación no existe, pues nunca se hizo. Y eso que, por
un presupuesto anterior, el Ayuntamiento pagó por construirla. Las
dotes imaginativas de este hombre público, lo llevarán a ocupar altos
cargos gubernamentales. En las próximas elecciones dejará la alcaldía
para instalarse en el Capitolio. Allí lo elegirán Presidente del
Senado.

1941
Desde el año pasado tengo una Constitución modelo en toda América.
¡Que lindo si todo lo que dice se cumpliera y fuera verdad! Mis
libertades y derechos están sólo en papeles sagrados, que todos juran
y nadie se propone cumplir. Para conservar la costumbre, aquí nadie
respeta las leyes. Un Presidente, bien desfachatado por cierto,
calificará la Constitución del 40 como virgen y mártir. Virgen, porque
nunca ejerció su función. Mártir, porque todos la violaron. Así voy
transitando por el tiempo, entre la evocación de lo que fui y ya no
existe y el asombro ante lo nuevo, que voy siendo.
A fines de este año, siguiendo a Washington, declaro la guerra a las
Potencias del Eje y entro en la segunda conflagración mundial de este
siglo. Por ingenua simplificación, aquí todos los europeos eran o
gallegos o polacos. A estos últimos también les llamaban judíos. Eso
fue así hasta ahora que, al meternos en el conflicto bélico,
aprendimos a distinguir a italianos y alemanes como enemigos. Esta vez
la participación cubana será más activa y trágica. Aportaremos la
sangre de nuestros marinos, víctimas de los submarinos alemanes que
merodean mis aguas. Como lobos en acecho, ellos torpedean los
cargueros cubanos que llevan azúcar a los aliados.
Entre tanto, el legitimado Honorable Señor Presidente y Mayor General
Fulgencio Batista y Zaldívar, Mérito Militar, Naval y Policiaco, ha
nombrado como Jefe del Estado Mayor a uno de sus compinches de la
asonada militar del 4 de septiembre. Otro sargento de entonces y hoy
ya Coronel, Eleuterio Pedraza, también Mérito Militar, etc., etc.,
etc. Este acostará a toda mi población con el cañonazo de las nueve,
en una especie de toque de queda no decretado, e instaura una técnica
de tortura novedosa: el palmacristazo, consistente en hacerle tragar a
la víctima (cualquier opositor molesto o periodista impertinente) un
litro de aceite ricino. Se usa para ello de un embudo y cuando se
agota el palmacristi o aceite de higuereta en las farmacias, lo
sustituyen por aceite de motor. Algunos infelices no sobrevivirán a
semejante purga.

1942
Es joven, bien parecido y simpático. Habla el español con ligero
acento, algunas veces dice ser francés y otras pasa por polaco.
Frecuenta los principales bares del puerto, como el "Two Brothers" o
el "New Pastores". En ellos entabla amigables diálogos con marinos y
paga las rondas que los hace locuaces. Así conoce el nombre de sus
naves, fechas de salida, destino y naturaleza de las cargas. Más tarde
radiará estas informaciones a los submarinos alemanes que los
hundirán, al sorprenderlos en sus rutas. Augusto Lunning no terminará
con éxito su misión de espía nazi. Interceptados sus mensajes y
ubicado el equipo transmisor, será capturado y fusilado más tarde, de
acuerdo a las leyes internacionales. No hay duda de que la
participación cubana en la Segunda Guerra Mundial, es activa.

Juan es un joven habanero, con cierta instrucción y edad para
trabajar. Pero aquí no hay trabajo. Ahora se va para El Norte. Allá le
jugará cabeza a los agentes de Inmigración y empleo no le faltará,
pues con la guerra allá faltan brazos. Como no sabe inglés, terminará
fregando platos.
(CONTINUARÁ)


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

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