domingo, 26 de mayo de 2013

UN MANUAL INÚTIL (7)

UN MANUAL INÚTIL (7)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

NUMISMATICA
Para sorpresa mía, el diccionario me dice que Numismática "es la
ciencia que se dedica al estudio de las monedas y medallas antiguas".
Y numismático aparece igualmente, como un adjetivo relativo a la
numismática y como designación de aquel que profesa esta ciencia. ¡Lo
que es la ignorancia! Yo la tenía como una afición o entretenimiento
de ricos, o por lo menos, como un pasatiempo de coleccionistas. ¡Nunca
imaginé que fuera una ciencia! Debí haberme percatado de ello, al ver
proliferar aquí a tantos que se dedican a ella. ¡Claro que tiene que
ser una Ciencia! ¿No es Cuba, como lo han dicho nuestros conductores,
un país de hombres de ciencia?
La verdad es que yo, el dinero nunca he tenido oportunidad de
coleccionarlo. Porque el que he ganado durante toda mi vida, ha tenido
siempre una prisa por dejar mis bolsillos, que no da oportunidad
apenas de mirarlo. ¡Y menos ahora! Sin embargo, no por ello dejo de
constatar que, hoy por hoy, Cuba en Período Especial sería el paraíso
desesperante para cualquier numismático. Para empezar: aquí circulan
tres clases de monedas. Cada una con sus billetes y piezas en metálico
del más variado valor facial. Está la norteamericana que todo el mundo
quiere y que unos pocos tienen; la cubana convertible, de lo más
bonita; y el cada vez más deteriorado peso nacional, también cubano
pero no convertible y con el cual apenas se puede comprar nada por no
poseer casi poder adquisitivo. Entre estos dos últimos sistemas
monetarios se ha establecido una relación tan absurda como la que
pudieran tener en el plano amoroso una hormiga y un elefante. Hay una
tasa oficial de cambio, que se publica en los periódicos y que
establece la paridad o supremacía en valor del peso cubano sobre el
USD. Pero, a la vez, el mismo gobierno ha abierto una cadena de
tiendecitas numismáticas, las CADECAS (CAjas DE CAmbio), donde la
población puede vender sus dólares recibiendo 25 pesos cubanos a
cambio, o comprar pesos convertibles pagando 26 no convertibles por
cada uno. Alrededor de cada CADECA pululan los numismáticos que venden
a 28 y compran a 25. ¡Cosas de la Ciencia! El peso convertible tiene
paridad con el dólar, aunque en algunos lugares no lo aceptan. No es
que lo rechacen, es que prefieren coleccionar las efigies de
Washington, Lincoln, Jackson, Jefferson, etc. O quizás sean religiosos
y amen el lema "In God we trust" que tienen esos billetes.
Por cierto, con los billetes norteamericanos se da un caso singular en
el mundo. Cuba es el único lugar donde esa moneda puede tener dos
valores distintos, dependiendo de quién sea su poseedor. Hay ofertas y
productos que, usted no puede adquirir si es nativo, aun cuando posea
la cantidad de dólares fijada como precio. Eso le pasó a un conocido
mío cuando trató de alojarse, pagando con dólares, en un Hotel. Algo
similar me ocurrió personalmente, cuando intenté comprar un
medicamento antiulceroso en una farmacia para extranjeros. Aunque
había reunido los dólares necesarios para la compra, se negaron a
venderme, porque yo era del país. Más tarde, pude obtener la medicina
gracias a un muchacho muy simpático que me encontré en el parqueo del
lugar, y que me la consiguió incluso más barata. Después me enteré que
era el parqueador oficial de la farmacia, y que le hace ese favor a
cualquiera que enfrente igual situación.
Pero bueno, no siempre ha sido así. Mis padres me contaban que en
tiempos de la seudo-república, los centrales azucareros yanquis
pagaban a sus trabajadores con fichas. Una especie de moneda
particular, únicamente válida para comprar en las tiendas y comercios,
propiedad del propio central, desde luego. Es un ejemplo que antes,
gustaban mucho de referir los oradores de la Revolución. Hasta un día
que, sin mucho anuncio, el gobierno revolucionario abrió una serie de
tiendecitas donde se compraba con un dinero especial. Muy ecológico,
pues tenía impreso imágenes de orquídeas. Ese dinero podía obtenerse
en otros comercios, anexos y también oficiales, donde se lo pagaban a
usted a cambio de sus joyas y objetos de metales preciosos. La gente
bautizó estas tiendas como "La casa del Oro". Aunque algunos
recalcitrantes las llamaban "La casa de Hernán Cortés". Yo nunca pude
ir a esas tiendas, pues no tuve jamás un objeto de valor. Aparte de
que me traían, no sé por qué, recuerdos de lo que me contaban mis
padres sobre los Centrales yanquis y sus tiendas. Por aquellos días
felices y confusos, hasta los contras hablaban bien del gobierno.
Decían que éste les había quitado los yugos y las cadenas... de oro.
Pero bueno, eso duró poco. Después, en Cuba sólo circularon dos tipos
de dinero: El dólar y el peso. El primero en manos de turistas y el
otro en las de los nacionales que tenían prohibida la posesión de
aquel con sanción prevista en el Código Penal. Pero en el mercado
negro corría el dólar y la gente se arriesgaba a violar la
disposición. Total, para comprar con dólares, usted se buscaba un
turista complaciente y de fiar, a quien le entregaba el dinero y él
compraba por usted. Claro, que podía toparse con el estafador que se
hacía pasar por extranjero y que se perdía con los billetes recibidos.
También estaba el peligro de algunos muchachos que trabajaban en
"Tráfico de divisas" y que de sorprenderlo a usted, procedían a
confiscarle la cantidad hallada en sus bolsillos.
En cuanto a diseño, los pobres pesos cubanos -parece que por
compensación- son los más ricos del mundo. Cada emisión tiene una
configuración distinta a las anteriores, que siguen circulando para
goce y locura de los numismáticos. Camilo, Máximo Gómez, o Maceo
pueden aparecer lo mismo al centro, que a un lado de los billetes de
20, 10 y 5. Ya la variación se ha hecho tan normal, que a nadie
sorprende un nuevo diseño. Difícilmente encuentren dos billetes de la
misma denominación que sean iguales. Y si algún falsificador con
chispa imprimiera un modelo que no se pareciera a ninguno, no
encontraría dificultades para que se lo aceptaran como una nueva
emisión. ¡Decididamente, Cuba es el paraíso de esa ciencia llamada
NUMISMÁTICA!




--
________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario