jueves, 2 de mayo de 2013

YO, LA HABANA (Fragmentos) Quinto envío

YO, LA HABANA (Fragmentos)
Quinto envío

1788
Corre el año y como elementos de un mundo nuevo que nace y otro que
desaparece, allá en España muere Carlos III, el del Absolutismo
Ilustrado, mientras que en mi calle del Obispo, en la cuadra
comprendida entre Villegas y Aguacate, ocurre un nacimiento que
pudiera parecer intrascendente, como el de un habanero más que arriba
a la vida. Sin embargo, este niño es el primero que pensará en cubano,
como cubano, y enseñará a pensar así a muchos. La Historia lo
conocerá como Félix Varela.

1796-1800
En la que será la última guerra del siglo, España se une a Francia en
contra de Inglaterra. Como ésta es dueña de los mares es necesario
autorizar el comercio con aliados y neutrales, y barcos extranjeros
vuelven a visitarme. Se anima de nuevo mi comercio, sube su volumen y
los precios alcanzan altos niveles. Todo ello se refleja en mi
desarrollo social. Al terminar este "siglo de las luces", cuento ya
con papel periódico, un teatro, casa de beneficencia, Sociedad
Económica de Amigos del País y otros adelantos. Pero sobre todo, tengo
también ricos hacendados y comerciantes, cuyos intereses chocan, y
muchos, muchos esclavos...
En el último año de los mil setecientos, me visita un venezolano de
pequeña estatura, pero con talla de gigante. Se llama Simón Bolívar.

1801
Por mi calle Real, que nombraron "Ricla" en honor del restaurador de
la soberanía española y que terminaron llamando "De la Muralla", se
sale al campo del Ejido que se convertirá en Campo de Marte. Allá
comienza el Camino Real que, bifurcándose, toma distintos rumbos:
hacia Jesús del Monte y El Cerro, hacia Batabanó al sur, a Bejucal y a
Marianao. La necesidad hizo andar y la costumbre de andar hizo
caminos. Los caminos fueron poblándose a ambas bandas, convirtiéndose
en calzadas, calles, y me nacieron barriadas. Barriadas que me
acercaron a aquellos caseríos comarcanos, acortando distancias en lo
despoblado.

1803
Con sus ensortijados cabellos rubios, su porte elegante, sus maneras
atildadas y con mil extraños instrumentos ha llegado a mi puerto. Aquí
hará mediciones, cálculos, y estudios tan profundos, que le nombrarán
con justicia el segundo descubridor de la Isla. Alexander Von Humboldt
es su nombre y lo maravillará todo lo que aquí encuentra. No obstante
su enamoramiento de mí, no duda en calificarme como la ciudad más
sucia y apestosa que ha visitado. ¡Y tiene razón!

1804
No es sólo de apellido. Este Obispo es una espada. Tiene filo,
contrafilo y punta. Le interesa la salud de los cuerpos tanto como la
de las almas. Ayuda al médico Romay a difundir la vacuna contra la
viruela y ordena a los sacerdotes de poblados y villas, que practiquen
la vacunación cuando no haya otro personal facultado para hacerlo. De
mirada larga además, se ha propuesto la liquidación de la oscurantista
escolástica y crear en el pensamiento de los hombres, las bases que
transformarán el mundo y garantizarán el desarrollo ulterior del
saber. Comprende que él solo no puede y se atrae todo lo de
esperanzador y valioso que hay en la juventud. A la anquilosada
Universidad de los dominicos, opone el Seminario de San Carlos, donde
las clases de Filosofía incluirán la Física experimental y las de
Constitución formarán ciudadanos. Todas harán pensar a los alumnos,
pues las dicta un joven y carismático cura, muy cubano por cierto:
Félix Varela.

1805
Este año ya no habrá más entierros en las iglesias. El año pasado una
Real Cédula prohibió continuar con tan antihigiénica costumbre y
dispuso la construcción de cementerios en las afueras de villas y
ciudades. En mi caso, fue innecesaria dicha orden. Llegó cuando ya
aquí, estaba por terminarse el primero que tuve y que, con el nombre
de su promotor –El Obispo Espada- se deja inaugurado ahora. A su
puerta una inscripción reza: "A la Salud Pública". ¿Sería una coña del
Señor Obispo?

1808
El camino de las concesiones acaba en la sumisión y la muerte.
Empiezas por dar un dedo y terminas por dar el trasero. Otorgado el
permiso para pasar a Portugal, las tropas francesas ocupan España.
Como respuesta a la invasión se proclama a Fernando VII como nuevo
monarca. Pero éste, en lugar de encabezar la lucha contra los
ocupantes, prefiere ir a Francia a mendigar el reconocimiento. Tiene
que ser muy cobarde el Rey que se deja coger prisionero. Fernando fue
solito a Francia a que lo prendieran. Pero su padre, el cornudo de
Carlos IV, dejando todo el gobierno en manos de Godoy, el "favorito"
de la Reina, le había dado el ejemplo. Así que "de tal palo tal
astilla". A todos juntos los tiene presos Napoleón, que pone a su
hermano en el trono español. Sin embargo, el pueblo, siempre
patriota, defiende a su Rey y se proclaman las Juntas de Regencia.
Ellas gobernarán en nombre del ausente, tanto en la Península como en
las colonias de América. Todo eso sucede tan lejos, que a mí "plin";
sin embargo, aquí tengo de Capitán General a Someruelos, que termina
por oponerse a una junta de regencia cubana (por temor a los ya
poderosos "criollos"). Y es así que sigo gobernada como antes, por
mandato de un Rey virtual, pues el real está preso. Se acentúa más la
división entre hacendados, criollos en su mayoría, y comerciantes,
casi todos peninsulares. ¡Esto va a traer problemas!...

1811
Junto al Prado, igual que en Madrid, abro mi primer Jardín Botánico.
Para solaz, esparcimiento y cultivo de las Ciencias Naturales. Van a
visitarme, de tarde, en sus carruajes verdaderas bellezas naturales.
Rivalizan con las flores que allí se dan. También viene con asiduidad
un jovencito de apenas doce años, de caminar dificultoso y acento
afrancesado. Se pasa horas enteras contemplando las plantas y los
insectos. Será el más grande naturalista cubano y se llama Felipe
Poey.

1824
¡Ay, qué bonito luce mi Morro con su nuevo fanal! Los destellos
intermitentes de su luz giratoria pueden verse a una distancia de
quince millas. Es todo un acontecimiento que me da realce y moderniza
mi entrada. La novedad que se estrena en mi faro, es oportunidad de
demostrar el desenfado y superficialidad de muchos vecinos. Ellos
acuden en las noches, gozosos, a deleitarse con esta nueva luz.

1837
Es un día de noviembre y amaneció lloviendo. Pero no importa, todos
van a ver la salida del primer tren que inaugura la línea hasta
Bejucal. No ha podido partir de la nueva Estación construida por
Villanueva, porque el Capitán General ha aducido razones de seguridad
militar, por estar muy cerca del Campo de Marte. Así que lo hará de la
Quinta Garcini. Es la última jugada sucia de Tacón, que se ha opuesto
de mil maneras a este progreso. Como réplica, el trazado de las
paralelas cruzará su recién inaugurado Paseo y perturbará la paz de la
casa de descanso de los Capitanes Generales, allá por los Molinos del
Rey. ¡Ya tengo ferrocarril, mucho antes que la propia España!
1844
Cada día me hago más "ciudad". Se me incorporan elementos del progreso
y la civilidad. Tacón me reglamenta e higieniza. La carne debe ser
trasladada en carros cerrados y hasta los perros deberán usar bozal.
Me hace un mercado y una pescadería. Esta última bajo la contrata de
"Pancho" Martí, su íntimo en los negocios, que -¡oh casualidad!- es
también el constructor del nuevo teatro. Otro paso de avance es
convertir la muerte en lucrativa empresa. El Señor Guillot abre su
establecimiento funerario, primero de este tipo, en la calle Aguiar
esquina a San Juan de Dios. Nunca le faltará clientela.

1845
La oscuridad propicia desmanes, inmoralidad y delito. Por eso me
alegro cuando viene el farolero, a la caída de la tarde, a prender el
gas. Claro, que esta iluminación de mis cuadras es tan sólo hasta las
doce de la noche. Pero después de esa hora, ¿a qué persona decente se
le ocurre andar por ahí?
Este año se alumbran los barrios extramuros con igual número de
farolas por cuadra que las que ya poseía yo intramuros. Como la
Compañía Española del Alumbrado no cubría aquellas zonas, el
Ayuntamiento da licencia a los Señores Echevarría, Roiz y Compañía
para ampliar el servicio hacia mi periferia. El asunto, a pesar de su
naturaleza iluminadora, deja a oscuras la tajada que alguien se
embolsa

1847
¡Los pobres no se imaginan lo que les espera! Muy mal debían estar en
su lejano país para venir aquí a convertirse en esclavos. A menos que
los hayan "engañado como a un chino", que eso es lo que son: chinos.
Un nuevo componente de mi "ajiaco étnico" arriba al puerto en número
de 600 y los alojan dentro de un barracón, en Regla. Otros muchos les
seguirán bajo iguales condiciones: Esclavos bajo el disfraz de un
despiadado contrato. Ellos darán su aporte a la nacionalidad que
surge.

1852
Circula por mis calles, conmocionando a la ciudad toda, el primer
periódico subversivo. Sus páginas hablan de "Patria, Rebelión e
Independencia". Es obra de un joven tipógrafo nacido en Regla. Se
llama Eduardo Facciolo y logra editar tres números. Cuando imprimía
el cuarto, en una imprenta de la Calle Obispo, es detenido y condenado
a morir en garrote vil. Tenía sólo veintitrés años y será el primer
mártir del Periodismo cubano.

Muchos barcos arriban a mi puerto cada día. Pero no todos los días
llega en alguno de ellos un personaje capaz de abrir senderos en la
historia. Ahora mismo está atracando uno que me trae un hombre
singular. Su espada no conoce fronteras, atraviesa los mares para
llevar un mensaje de solidaridad a los oprimidos de cualquier parte y
ponerse al servicio de la libertad. Es Giuseppe Garibaldi.

1853
Es fría la madrugada y oscura la calle como el opresor que me agobia.
Presagio de una luz mayor, libertaria, un candil se enciende en la
pobre casa de Don Mariano Martí, un Sargento de artillería destacado
en La Cabaña. A su señora esposa, Doña Leonor, se le ha presentado el
parto. Un primer hijo, sol de esperanzas, anuncia su próxima llegada.
Nervioso parte el hombre en busca de la partera. Está por nacer el
redentor de una Patria y como todo Mesías, traerá dolor a los padres
que no entienden su sacrificio. Por ahora ellos ignoran el destino de
aquella criatura, y como todos, se llenan de regocijo.
Mi servicio telegráfico me enlaza con Jaruco. En la Calle Teniente
Rey, José de La Luz y Caballero, fiel continuador de su maestro
Varela, abre el colegio "El Salvador".
(CONTINUARÁ)


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________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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