jueves, 8 de noviembre de 2012

TRANCA CON LA RETRANCA

Por Jorge C. Oliva Espinosa


No hay otra alternativa: O acabamos con ellos, o ellos anulan
cualquier esfuerzo por perfeccionar el sistema actual y destruyen la
obra, aún imperfecta, que hemos logrado. Son LA RETRANCA que se
opone, obstinadamente, al necesario avance hacia una sociedad mejor.
Saben que la Revolución, como el agua, si se estanca se corrompe. Y
hacen lo indecible para estancarla. Realizan una obra de zapa y
constituyen la contrarrevolución que se nos ha infiltrado bien
adentro. Ya lo dijo mi amigo Esteban Morales con palabras que repitió
Raúl. Cuando el primero emitió esa opinión, lo separaron del Partido.
Cuando la oyeron en la voz del Primer Secretario del Comité Central,
temblaron de miedo. Nos lo advirtió Fidel, con su visión de gigante,
en una de sus definiciones del término Revolución. En ella señaló que
era "vencer poderosas fuerzas internas y externas". Los retranqueros
detentan cierto poder y son esas fuerzas internas que tenemos que
vencer. Han escalado posiciones y, atrincherados en ellas, hacen todo
lo posible por frenar el actual proceso de cambios. Realizan su labor
quintacolumnista de mil formas inimaginables. Para detectarlas es
necesario analizar los resultados que se derivan de sus acciones.
Pero sobre todo, es preciso que estemos bien alertas para descubrir
sus ocultas intenciones. Las que a veces se escudan tras el error
involuntario (Raúl advirtió: "No tenemos derecho a equivocarnos"), el
traje de revolucionario o un inmerecido carné del Partido.
La desintegración de la URSS nos brinda lecciones a tomar muy en
cuenta. El alto burócrata, el tecnócrata y el corrupto, en una sola
pieza, se convirtieron, de la noche a la mañana, en flamantes
empresarios rusos. Aquellos especimenes, también los tenemos aquí.
Quizás están aguardando el momento de nuestro desplome, al que están
contribuyendo con su labor, para realizar sus sueños trasnochados de
nuevos capitalistas. La decisión no admite posposiciones: O LOS
ELIMINAMOS O SUCUMBIMOS.
Para evitar equívocos, concluyo con una aclaración innecesaria para
los que me conocen. No estoy pidiendo una San Bartolomé, ni propongo
una campaña de exterminio. No soy un fanático fundamentalista, ni,
mucho menos, partidario de instaurar el terror estalinista. Para
acabar con esta plaga tan peligrosa, no es necesario derramar sangre
alguna. BASTA CON QUITARLES EL PODER QUE HOY TIENEN.


Regla, noviembre 7 de 2012
Aniversario de la Revolución bolchevique, destruida desde adentro.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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