lunes, 26 de noviembre de 2012

RETORICA

RETÓRICA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Quiero referirme hoy al término "Retórica". En su sentido más amplio,
es la teoría y práctica de la elocuencia, sea hablada o escrita. La
retórica hablada es la oratoria. La retórica define las reglas que
rigen toda composición o discurso en prosa que se propone influir en
la opinión o en los sentimientos de la gente y, en tal sentido, es una
forma de la propaganda. Yo agregaría que es el arte de exponer las
ideas y replicar y atacar a las opuestas.
Caigo en estas tediosas definiciones porque, con harta frecuencia,
algunos ilustrados hacen uso avieso de la retórica, con el propósito
de influir en la opinión de la gente y así propagar sus cavernarias y
canónicas ideas. Lo hacen respaldados por prestigios ganados o
heredados, que les otorgan un lugar reconocido en la intelectualidad.
Así, no tienen empacho en decir o escribir que Karl Marx fue un
economista, autor de la teoría de la plusvalía (cosa que es cierta), a
la vez que omiten su protagónica obra como Filósofo, que ni siquiera
mencionan; como tampoco mencionan su papel como ideólogo del
proletariado. Los más reaccionarios añadirán que propugnó el odio y la
eliminación de una clase. Para estas eruditas personalidades de la
cultura, el gigante Marx fue solamente un economista dipsómano y
fracasado, un pobre diablo que vivió a expensas de su amigo Engels.
Son los mismos que calificaron a Guiteras como un terrorista psíquico,
amante de la dinamita y la violencia, un socavador del orden
establecido en una idílica República que nunca existió. Igualmente, la
emprenden contra cumbres del pensamiento revolucionario y precursores
en su tiempo, como Miranda o Voltaire. A éste último le acreditan, de
mala gana, ser un escritor que ganó renombre, porque "era la moda"…
asumir el pensamiento filosófico y científico". Como dramaturgo lo
colocan por debajo de un Cornielle y un Racine que, si bien fueron
clásicos del teatro francés, no fueron en cambio nada escandalosos,
como lo fue "el execrable". De él, resaltan su vida licenciosa, el
haber vivido bajo la protección de mujeres pudientes y famosas como La
Chatelet y La Pompadour (lo que ahora le valdría ser calificado de
aprovechado o tal vez de proxeneta), su acomodaticio plegarse a cortes
que lo mimaron, (todo muy cierto); en fin, su libertina
irrespetuosidad "a lo establecido," su pluma y lengua filosas y
sueltas y sus críticas a la iglesia. Todo eso merece que lo
empequeñezcan como dramaturgo y que ignoren su destacado quehacer como
literato, historiador y filósofo. Sobre todo este último aspecto de
sus aportes. Ni por asomo lo muestran como filósofo, a pesar de que es
la Filosofía, la que tiene un peso mayoritario en todo lo que escribió
Voltaire. Así soslayan su influencia sobre los pensadores de "La
Ilustración", de aquel "Siglo de las Luces" con que tituló nuestro
Carpentier una de sus mejores novelas. Luces que iluminaron la
oscuridad del Medioevo y se opusieron a la oscurantista prohibición de
pensar establecida por la "santa madre iglesia". Movimiento del
pensamiento adelantado, que revolucionó al mundo y del cual Voltaire
fue figura prominente. Tampoco dicen que fue valiente y osado al
atacar a los pilares fundamentales del poder de entonces: la nobleza y
el clero (lo que le valió dos estancias en la Bastilla y varias
deportaciones). Que combatió el fanatismo y la intolerancia, que
propugnó que la literatura jugara su papel transformador de la
conciencia social y se ocupara de los problemas de su tiempo,
convirtiéndose así en guía de los escritores comprometidos de hoy. Lo
acusan de inmoral, ignorando que la moral volteriana se basaba en el
respeto irrestricto al ser humano y a sus ideas.
Cuando vemos exponer tales juicios a intelectuales renombrados, no
podemos pensar que las omisiones se deben a ignorancia ni a olvidos
involuntarios. Son muy intencionales y conllevan un encubierto
propósito: Distorsionar la verdad y difundir versiones parcializadas
con las cuales confundir e "ilustrar" a los desconocedores e
ignorantes. Así educan a adeptos, los convencen de sus "verdades".
Confieso que me da gracia ver, cómo utilizan "truquitos" de la
retórica y métodos contumaces. Por ejemplo, comienzan con una
anécdota donde se "comprueba" una verdad indudable. "Dejan probado"
que la juventud cubana de hoy tiene muy limitados conocimientos, que
en ella no abundan los eruditos. Establecen que dos y dos son cuatro,
axioma incontrovertible. Eso prepara al oyente o lector para aceptar
lo que venga después. No importa la enormidad de la falacia. Así usan
de la retórica los que se empeñan, con tenacidad, en mantener y
difundir sus parcializados y anacrónicos criterios. Con ellos
pretenden "educar" a nuestros no instruidos jóvenes.

Regla, noviembre 26 de 2012


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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