martes, 6 de noviembre de 2012

LA MAYOR RETRANCA

Por Jorge C. Oliva Espinosa


Hay entre nosotros un cíclope terrible. Siempre atento a disolver, en
aguas de borraja, nuestros esfuerzos. Borra horizontes, recorta alas y
es un abortivo de sueños. Todo lo complica y entorpece. Con su ojo
único, que todo lo abarca y solo atiende a su medro, nos bloquea desde
adentro. Es el mayor obstáculo al empeño de modernizar nuestro modelo.
Y el mayor freno. Ese monstruo lo prohijamos porque, vestido de
organizador, prometió traer el orden necesario. Fue cuando quisimos
andar de prisa, demasiado aprisa para aquel momento. Era pequeñito
entonces, pero fue creciendo hasta alcanzar sus dimensiones actuales.
Ese gigante que amenaza con aplastarnos, se llama Burocratismo. Su
fecha de nacimiento es imprecisa, pero se le atribuyen abuelos
madrileños y tíos soviéticos. Con harta frecuencia, sostiene un sucio
maridaje con una giganta llamada Corrupción. De esta asquerosa unión
han nacido múltiples hijos. Son "Los Retranqueros" y sus padres se
encargan de colocarlos en posiciones donde puedan realizar este
oficio. El oficio que les viene de sus nombres. Ellos se encargan de
frenar en todo lo posible, el proceso de cambios que propugna y
propulsa nuestro Presidente Raúl.
En un principio, el pequeño cíclope pareció inofensivo, solo se
ocupaba en trajines oficinescos. Hoy se viste de funcionario y usa el
poder que esté a su alcance para construir una enorme retranca y
amargarnos la vida. Su peligrosidad aumenta en proporción directa al
poder que detenta. Dilatar la solución de un problema, exigir
documentos innecesarios, dar interpretaciones torcidas a las
orientaciones que recibe y otras menudencias, son las acciones que
emprende cuando está en la base. Ah, pero según va alcanzando altura,
es capaz de emitir circulares, resoluciones, directivas, reglamentos,
disposiciones particulares y generales, instrucciones de obligado
cumplimiento y crear procedimientos del más puro estilo kafkiano.
Entonces es cuando se torna, extremadamente, dañino y destructor, pues
no respeta la Constitución que nos rige y va contra nuestras leyes.
Con frecuencia aparenta un repliegue y se finge obediente. Ni siquiera
en esos momentos, podemos descuidarnos. Porque, cuidado, en la bolsa
de sus réplicas, objeciones y cuestionamientos, lleva una provisión
inagotable de PEROS. Es inaplazable que luchemos contra él y lo
destruyamos. Tengamos presente que, como le hizo a Ulises, este
monstruo ya nos ha devorado a varios compañeros y amenaza con comernos
a todos.

Regla, noviembre 6 de 2012


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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