domingo, 25 de noviembre de 2012

ANALISIS DE UNA COMPARACION

ANÁLISIS DE UNA COMPARACIÓN
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En su enjuiciamiento a Voltaire, escribió nuestro compatriota e
ilustre prelado [1]: "se le equiparó a Corneille y a Racine, lo cual a
mi entender, no deja de ser una exageración debido a la moda."
Propongo analizar esa exageración que, a juicio de Monseñor, se hace
al comparar a Voltaire con Cornielle y Racine. Para comparar o
equiparar, hay que conocer los elementos a comparar, sus
características principales al menos. Además entre los comparados,
debe establecerse una relación recíproca: Es lo mismo comparar a un
elefante con una hormiga, que a una hormiga con un elefante, si
partimos del simplismo de que ambos son dos seres vivos. Solo así,
analizando, podremos saber si es acertada o no tal comparación.
Entonces, ¡analicemos!:
Cornielle (1606-1684) fue un dramaturgo, cuyas obras se mantienen aún
en el repertorio de teatro nacional francés. Las que se consideran sus
tres tragedias mejores: Horacio (1640), Cinna o la clemencia de
Augusto (1641) y Polieucto (1643), están ambientadas en la antigua
Roma. También escribió comedias. Dos de ellas (El Mentiroso y Mélite)
son obras de costumbres, tema del que fue iniciador.
Racine (1639-1699), por su parte, en su dramaturgia sólo trató temas
de la antigüedad. Sus personajes principales son griegos o romanos.
Seis de sus nueve tragedias más conocidas, (Andrómaca, Berenice,
Británico, Ifigenia de Áulide, Fedra, y Mitríades) son consideradas
obras maestras. Todas son adaptaciones de obras clásicas griegas o
romanas. Solamente le dedicó a los temas de su tiempo, una comedia
satírica sobre los abogados. Sus últimas obras fueron las tragedias
bíblicas Esther (1689) y Atalía (1691). A partir de ahí, se
desinteresó por el teatro y se convirtió en cronista oficial de las
campañas militares de Luís XIV.
Al revisar las obras de ambos, se comprueba que evadieron los temas
que conformaban la actualidad que les rodeaba. Ninguno de los dos se
caracterizó como filósofo. Todo lo contrario, (¿Qué es eso de pensar?)
fueron buenos cristianos, incluso Racine comenzó estudios para hacerse
sacerdote. Ni Cornielle, ni Racine, osaron rozar ni con el pétalo de
una rosa, la epidermis podrida de la nobleza y del clero. Se
comportaron muy educaditos y no se involucraron en cuestiones
políticas, siempre tan sucias. Tampoco participaron y mucho menos
alentaron los delirios revoltosos del populacho. Aquella masa
harapienta y sucia, a la que María Antonieta preguntaría, años más
tarde, por qué no comían biscochos, ya que no tenían pan…
Voltaire (1694-1778), en cambio, también reconocido como dramaturgo
[2], fue además filósofo polémico y prolífico: "Los Pro y los
Contras," su primer poema filosófico, constituye una amplia visión de
su anticristianismo y de su credo deísta de carácter racionalista. En
su destierro en Inglaterra, produjo sus "Cartas Filosóficas" donde
ataca las instituciones políticas y eclesiásticas francesas. Escribió
"Elementos de la Filosofía de Newton" y fue autor, además, del
Diccionario Filosófico (1764). ¡Díscolo y hereje, el muchacho!
Partidario del uso de la razón, práctica malsana que prohibía la
Iglesia, se enfrentó a los poderosos de su tiempo (nobleza y clero),
los hizo blanco de sus sátiras acusatorias, poniendo al descubierto la
corrupción en que vivían y el fanatismo que propugnaban. Quienes eran
perseguidos por sus creencias, encontraron en Voltaire un elocuente y
poderoso defensor. Su participación en la vida pública y su
enfrentamiento a nobles y ensotanados, lo llevaron en dos ocasiones a
ocupar una tenebrosa celda en La Bastilla. Fue un hombre comprometido
con su tiempo y proclamó el deber de de la literatura de asumir ese
compromiso. ¡Claro, que no fue cristiano! De la sumisión predicada por
aquellos, no tenía nada. Como a Terencio, nada humano le fue ajeno. Ni
virtudes, ni vicios, agrego yo. Con razón, destaca nuestro renombrado
clérigo, que murió "sin recibir auxilios religiosos ni sepultura
católica." ¿Cómo iba a recibirlos, si no comulgaba con ese credo?
¡Cuidado, Monseñor, que así moriremos millones de cubanos, por no ser
católicos!... [3]
Ya vimos que fue Filósofo, pero también fue escritor, historiador y
Dramaturgo. Como escritor, basta citar dos ensayos suyos escritos en
inglés, lengua que llegó a dominar, en los dos años de estancia en
aquel país: Uno sobre la poesía épica y el otro sobre las guerras
civiles francesas; su novela "Cándido", donde analiza el problema del
mal en el mundo y describe las atrocidades cometidas en nombre de la
Religión, a lo largo de la historia, es una obra clásica que todos
deben conocer. Fue famosa en su tiempo y continúa leyéndose hoy. Con
perdón de Monseñor, no fue, como él afirma, "quizás, la única que
sobrevive en la memoria del público cultivado," es, Señor, la más
conocida, no la única. Como historiador, Voltaire escribió "El Siglo
de Luís XIV," todo un estudio histórico sobre el reinado de ese
monarca y un ensayo monumental, su "Ensayo sobre la historia general y
sobre las costumbres y el carácter de las naciones", donde aborda nada
más y nada menos que la historia del progreso humano. Pero si todo
esto fuera poco, produjo una impresionante cantidad de obras de
teatro, novelas, cuentos, sátiras y poemas breves. Su obra, "La
Henriade", elocuente defensa de la tolerancia religiosa, gozó de un
éxito sin precedentes, no sólo en Francia, sino en toda Europa.
Resumiendo: Fue, y es aún, un cronista de su tiempo. Su pensamiento,
lo hace figurar entre los principales representantes de "La
Ilustración".
Analizando biografías y obras, además del obrar ciudadano, de estos
tres hombres, no cabe comparación posible entre ellos. Compararlos
sería tan absurdo como hacerlo entre una paloma y un súper jet,
partiendo de que ambos vuelan. Lo único que tienen en común estos tres
intelectuales, es haber nacido franceses los tres y ser autores de
obras de teatro. Quizás los dos primeros permitan cierto parangón con
Moliere, pero aún comparados con este delicioso comediante y
comediógrafo, saldrían perdiendo. Creo que coincido plenamente con
Monseñor, cuando califica de exagerado comparar a Voltaire con
Cornielle y Racine. ¡Ellos no le llegan a Voltaire ni a los tobillos!

Regla, noviembre 25 de 2012
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[1] Me refiero a lo escrito por Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y
García Menocal, en su Artículo "¿Volterianismo?", publicado en la
revista "Palabra Nueva" de septiembre de 2012. Ese artículo suyo es
tan sustancioso, que merece estudiarlo con detenimiento.
[2] De sus obras para teatro, podemos citar las tragedias Brutus
(1730), Zaire (1732), Alzine (1736), Mahoma o el fanatismo (1741) y
Mérope (1743)
[3] En Cuba, la religión más difundida entre la población no es la Católica.


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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