lunes, 29 de julio de 2013

PROFESIONALIDAD

PROFESIONALIDAD
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Hace poco señalé la falta de profesionalidad como deficiencia que
aquejaba a muchos sectores. Por eso, porque es un mal bastante
generalizado que nos aqueja, hoy quiero referirme al término
"Profesionalidad", ese atributo deficitario, y precisar algunos
conceptos alrededor del mismo.
El diccionario de la RAE nos da las siguientes definiciones que copio:
"profesionalidad. fem. Cualidad de la persona u organismo que ejerce
su actividad con relevante capacidad y aplicación. || 2. Actividad que
se ejerce como una profesión". Estamos entonces ante dos acepciones:
una refiere la cualidad del sujeto que ejecuta la acción de una forma
determinada; la segunda, califica la acción y condiciona que la misma
se realice como profesión. Según la primera definición, un
"profesional", ya sea persona u organismo, que demuestre incapacidad o
poco interés en el ejercicio, carece de profesionalidad. Este defecto
puede aquejar lo mismo a un plomero que realice malas instalaciones
hidráulicas, a un dependiente que no nos atienda correctamente o a un
médico que se desinterese por sus pacientes. Se sobrentiende así que,
la posesión de un título no otorga, de por sí, profesionalidad. Sobran
los casos de personas que, sin haber egresado de Universidad alguna,
ejercen una profesión con igual o mayor profesionalidad que los
graduados y descollantes figuras que han hecho aportes significativos
a una profesión, la desempeñaron sin titulación. En contraposición,
podemos encontrar los que han obtenido un título que los declara
"profesionales aptos para ejercer" y no actúan como tales. Es que, la
profesionalidad entraña compromiso, dedicación e infiere una conducta
o modo de actuar, ceñido a normas éticas; algunas generales y otras
particulares de cada profesión. Por ejemplo, un sacerdote católico
está obligado a guardar el secreto de confesión; si viola este
precepto, además de caer en el pecado que condena su religión, está
obrando con falta a la ética que le impone su profesión. De forma
similar, incurre el periodista que revela la fuente que ha pedido
permanecer incógnita y en la cual basó la información brindada en su
trabajo. En los casos mencionados, se manifiesta una falta de ética
profesional. Por otra parte, ya se vio que, según el diccionario de la
RAE, la "profesionalidad" requiere dedicación y esto implica
superación constante; un profesional que no se supere, no actúa con
profesionalidad.
La "Dirección", esa actividad tan maltratada hoy en día, requiere
igualmente de profesionalidad. A pesar de que se hayan abierto
carreras de Dirección y centros donde se capacita a profesionales para
ejercerla, suele ocurrir lo mismo que en otros sectores. No todos
estamos capacitados para dirigir, pero los que lo hagan, deben
desempeñar su rol con profesionalidad, hayan o no cursado los estudios
pertinentes. Entonces, en lugar de exigir a los que dirijan la
profesionalidad de que carecen, sería mejor elegir para los cargos de
dirección, correctamente, a los que la posean. De lo contrario, no
dirigirán, más bien "des-dirigirán" las tareas a ellos encomendadas y
su accionar conducirá las mismas al fracaso.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Julio 29 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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