miércoles, 10 de julio de 2013

METODOS Y ESTILOS

MÉTODOS Y ESTILOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Tal como prometí, hoy voy a dedicar esta crónica a divagar sobre los
métodos y los estilos. Mi disquisición será breve y no pretendo agotar
un tema que requiere abordarse con mayor extensión y profundidad.
Blaise Pascal dijo que el hombre es su estilo. Con esto definió que el
estilo es algo tan personal que es suficiente para caracterizar al
sujeto que lo asume. Cada hombre tiene su estilo propio, el que
imprime a sus actos y con ellos queda identificado. "Por sus obras los
conoceréis" leí una vez en la Biblia y existe mucha razón en ello.
Otra cosa es el método, modo empleado para obtener un propósito.
Cualquiera puede emplear un método no propio, pero al aplicarlo
asumirá su estilo. Entonces, es de esperar que los resultados no sean
los mismos. Aunque dos personas empleen métodos iguales, sus estilos
al aplicarlos serán diferentes.
El proceso iniciado en 1959 y que algunos tienen reticencia en llamar
"Revolución", ha tenido hasta hoy dos conductores principales. Los dos
tienen sus propios estilos y han aplicado el mismo método para
dirigir: La verticalidad, el autoritarismo excluyente de cualquier
opinión no concordante y el sentido mesiánico de la misión asumida.
Estilos, pero no métodos han servido para diferenciar sus gobiernos
respectivos. A pesar de ser uno continuidad del otro y tener ambos un
fin o meta común, sus diferencias son bien perceptibles.
Porque, la unidad de propósitos, el tener un fin similar como meta, no
significa unidad en los estilos empleados para alcanzarlos. Nos
acostumbramos a un gobernador paternalista, que nos daba todo y que
minimizaba nuestras culpas; que, omnipresente, nos hablaba in extenso,
casi a diario; que sentíamos cercano y familiar porque intervenía en
todo: desde cómo vender el ron, hasta en el combustible doméstico que
debíamos usar. Guiado por la intuición del genio y por un recio
voluntarismo, improvisó genialidades y sus errores fueron geniales.
Amó el gigantismo, acometió obras gigantes y sus pifias fueron
gigantes. Despreció la economía y la supeditó a la política. En
relación a sus concepciones e iniciativas, nunca se mostró dispuesto a
hacer la mínima concesión. Ahora, su sucesor se presenta más abierto y
flexible. Para respaldar los cambios que proclama, se rodea de
tecnócratas y militares, prefiere trabajar en el silencio y durante
meses se hace invisible. Sabe que ha heredado la clásica "papa
caliente" y se refugia en la cautela. Sin embargo, sus acciones se
sienten. Es pragmático y ama el orden y la disciplina castrense. Nos
la exige en sus espaciadas y escuetas apariciones. En ellas, nos
convida a cambiar nuestra mentalidad, conformada por su antecesor y
nos reta a seguir adelante. No nos halaga, como hacía aquel; al
contrario, nos culpa, reprende y amenaza con reprimir.
No, no es fácil acostumbrarse a este cambio. Ni al mejor bailador le
es posible adoptar otro ritmo y movimiento, cuando la música es la
misma. Sempronio dictamina, sentencioso como siempre, que el cambio ha
sido "de palo pá rumba"...

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Julio 11 de 2013

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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