lunes, 15 de julio de 2013

BASTA YA

BASTA YA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Cuentan que ante Salomón, el sabio rey bíblico, compareció una mujer
que denunció le habían robado su doncellez, mediante la fuerza.
Salomón le recompensó la honra perdida, dándole unas cuantas monedas
de oro y, cuando ella se retiró satisfecha, ordenó a un soldado que le
arrebatara la bolsa en que las llevaba. Sin embargo, la agredida
ofreció tanta resistencia, que fue imposible despojarla del dinero.
Regresada ante el Rey-juez, este le dijo:
_A mí viniste, alegando haber sido robada. Pero ahora compruebo, que
si hubieras protegido tu honra con la misma decisión y energía con que
defendiste tu bolsa, nadie podría haberte violado. Esto dice que no
fuiste robada, sino que te dejaste robar.
Rememoro este pasaje porque, con pasividad exasperante, nos hemos
dejado robar muchas cosas y lo seguimos permitiendo. Así, en un ya
lejano principio, en aras de la unidad nos robaron la memoria de
faltas imperdonables. Más tarde, en nombre de la disciplina,
consentimos en renunciar a las protestas. Aquel primer olvido provocó
que después fuéramos víctimas del sectarismo por los mismos que
habíamos disculpado; mientras que callar los desacuerdos, permitió que
escalara a ciertos liderazgos, el oportunismo más rampante.
Confundimos entonces la unidad necesaria, con una unanimidad
artificial que, como todo lo artificial, era falsa. Por culpa de un
centralismo democrático mal entendido, nos robaron cualquier
iniciativa y se propició un verticalismo aberrante, donde siempre se
espera por las orientaciones que "vengan de arriba". Lamentablemente,
estas cosas no quedaron en el pasado, continúan existiendo y haciendo
daño. Tenemos una prueba bien reciente: los males que nos aquejan como
sociedad, enumerados en la clausura de este período de sesiones de la
Asamblea Nacional, no fueron discutidos nunca por ninguna Asamblea
Provincial o Municipal. Y los deterioros denunciados estaban y están
más cercanos a la Provincia y al Municipio. En mi circunscripción
jamás se han tratado esos temas, a pesar de que tenemos indisciplinas
y algunas muestras de incivilidad.
Por no tratar adecuadamente otro asunto, estamos dejándonos robar
glorias deportivas que hemos creado con los recursos de todos.
Igualmente, estamos permitiendo que nos roben el tesoro más preciado:
la juventud. Esa juventud que, contra viento y marea, hemos forjado y
que hoy busca en la emigración, los horizontes que aquí no tiene a la
vista. Juventud que ha visto envejecer a sus padres, luchando por
alcanzar un bienestar siempre aplazado y que cifra sus esperanzas de
vivir mejor en el extranjero. ¡Nos están robando la juventud! El
tesoro más precioso y lo estamos permitiendo. También, y por similares
causas, nos están robando científicos y especialistas, cuya formación
constituyó una considerable inversión en un futuro no logrado y que se
disuelve en este presente de posposiciones constantes. De esta forma,
nos declaramos víctimas del tan mentado "robo de cerebros".
Por último hemos dejado que nos roben ciertos adjetivos, por no usar
los términos adecuados. Así, calificamos a los contrarrevolucionarios
como disidentes. ¡Y no, señores! Ellos no son disidentes porque, según
el diccionario, disentir es no ajustarse al sentir o parecer de
alguien, estar en desacuerdo, no en contra y mucho menos ser enemigos
de ese alguien. Ellos no disienten, están contra la Revolución,
laboran por su destrucción y hay que llamarlos por su nombre:
CONTRAREVOLUCIONARIOS. De igual forma, hay que llamar a los burócratas
y corrompidos que entorpecen nuestra marcha. Disidentes somos
nosotros, los revolucionarios que disentimos de cosas que están
pasando, que desvirtúan nuestros ideales y nos impiden avanzar y
desarrollarnos. ¡Basta ya de usar palabras equivocadas! Llamemos al
pan, pan y al vino, vino. ¡Basta ya de dejarnos robar iniciativas,
valores y significados!...

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Julio 15 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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