miércoles, 10 de abril de 2013

PENSAR, DECIR Y HACER

PENSAR, DECIR Y HACER
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En ocasión de ser entrevistado por "The New York Times", cierto
funcionario de nuestro sector cultural, emitió ideas sorprendentes en
alguien que ostente semejantes cargos. Inmediatamente, en España,
voceros enemigos, se hicieron eco de lo expuesto por el cubano. Es
posible que sus palabras fueran tergiversadas, sacadas de contexto y
manipuladas. No puedo asegurarlo, a pesar de que el interesado no se
ha preocupado por aclarar lo publicado. Pero lo cierto es, que sus
declaraciones provocaron respuestas muy variadas, que iban desde la
académica, serena y bien argumentada, hasta el insulto airado que no
apruebo. Sin embargo, todas unánimes en cuanto a condena y rechazo.
Ayer, recibí una crónica que aboga por el derecho a pensar y
expresarse del atacado. En ella se critica que le hayan caído en
pandilla. El autor invoca el deber que todos tenemos de respetar las
opiniones ajenas. Cosa inobjetable por cuanto es norma de convivencia
civilizada. Pero he aquí que a veces, la opinión se convierte en
acción, la palabra en acto. Esto me ha compelido al siguiente
análisis:
Cada individuo de nuestra especie, está dotado de una cabeza y de una
boca. Ambas le pertenecen por completo y la práctica que ejecute con
ellas es asunto de cada cual. A pesar de que no haga el mejor uso de
estas partes de su persona, el pensar y el decir es un derecho que
debe respetarse a todos. Aunque con frecuencia no atinen a conectar la
boca con el cerebro y no digan lo que piensan o no piensen lo que
dicen. Aun así, cuando el mensaje que traen las palabras sea
deplorable, debemos respetar el derecho que tiene el infeliz a emitir
lo que lleva adentro. Respeto y compasión merece, no insultos ni
denuestos. Lo máximo que podría reprochársele, es no cumplir con el
deber de utilizar con eficiencia sus atributos de homo sapiens.
Pero una cosa es pensar y decir, y otra cosa bien distinta es hacer. Y
si bien pensar y decir es derecho irrestricto en una sociedad como la
que pretendemos, la libertad de hacer está condicionada por la misma
sociedad en aras de la convivencia y de su estabilidad como
organización. Ni el más febril sueño anarquista propugnaría que, en
nombre de una supuesta libertad individual, cada uno hiciera lo que le
viniera en ganas, sin preocuparse de que sus hechos perjudicaran o no
al vecino, a la comunidad toda o pusieran en peligro la existencia
del grupo.
No obstante las claras diferencias entre pensar, decir y hacer, cuando
nuestras palabras sirven de eco a las diatribas de un enemigo probado
o las respaldan y corroboran, estamos convirtiéndolas en acción. Y
esto es mucho más reprobable que no pensar y hablar con el cerebro. Es
una contribución, consciente o no, a la labor de quien proclama su
intención de desunirnos para destruirnos mejor. Ya no es pensar y
emitir libremente un pensamiento, cae en el tercer verbo que
analizamos: Es HACER, hacer igual labor enemiga. Entonces, la
sociedad, además de reprobarla, tiene el derecho legítimo a
reprimirla. Es su derecho irrenunciable a la defensa.
Por otro lado, las declaraciones del funcionario han provocado entre
nuestros intelectuales la clásica polémica de que si son galgos o son
podencos, en un tema sobre el que todos estamos de acuerdo: el
problema racial. En una Cuba, donde el que no tiene de congo, tiene de
carabalí, no es ocioso recordar las palabras del Maestro cuando dijo
que "cubano es más que negro, más que blanco, más que mulato". Y lo
más importante: la entrevista tan diligentemente divulgada, contribuye
con un objetivo enemigo: DESUNIRNOS.

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Abril 10 de 2013


--
________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario