martes, 2 de abril de 2013

LAS VOCES Y LOS ECOS

LAS VOCES Y LOS ECOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El homo sapiens, especie de la cual todos los que tenemos apariencia
humana somos representantes, está dotado de una laringe muy especial
que permite articular sonidos. Las variaciones anatómicas de este
órgano, hacen que las voces emitidas se diferencien unas de otras, con
registros y escalas de frecuencia particulares para cada individuo. La
voz nos identifica, además de la fisonomía. Todos tenemos voz, aunque
algunos pretendan ignorarlo y otros prefieran no usarla y decidan
servir de eco a otras voces. No obstante, el poseer algo significa el
deber de su utilización con los mejores fines y de la forma más
eficaz. Y esto no todos lo entienden. Debido a ello, vemos a los que
hablan por hablar, sin fijarse en lo que dicen, ni dónde lo dicen y a
quién se lo dicen. Cuando salen del país, conceden entrevistas a
medios extranjeros y, no sé si por sugestión, por mimetismo o por
servil imitación, impregnan sus voces con los criterios enemigos y se
convierten en ecos de los mismos. Son los que luego, al regresar, se
lamentan de haber sido manipulados. Quizás aprovecharon los aires
extraños, para mostrar su verdadera voz. Quizás se exteriorizaron
involuntariamente. También están los que se suman a campañas y credos
que malamente conocen, alzan sus voces como si fueran altisonantes
dueños de la verdad absoluta, para luego convertirse en lo que son:
ecos. Lamentablemente, más de una vez he visto a quienes se dicen
revolucionarios, utilizar sus voces para difundir las falacias que
genera el Imperio. Me es difícil catalogar todas estas voces como
ingenuas. Algo pretenden algunas de ellas, pero no tienen el valor de
sacarlo a la luz. Como los cobardes de siempre, se suman a los que
temen a las voces. Son los que procuran protegerse con el manto de los
poderosos, a los cuales proclaman adhesión incondicional. Hay voces
que sólo sirven para coro, acostumbran a expresarse en conjunto, bajo
la batuta de un director que marca pautas. Esos nunca hablarán con voz
propia. Existen otros, narcisos de su voz, que se embriagan
escuchándose. Son los que necesitan hablar para autosatisfacerse y que
utilizan sus voces como instrumento de masturbación. Y por último,
lamentablemente, subsisten los que pretenden ignorar las voces ajenas,
esas que con harta frecuencia son las voces de una mayoría, mayoría
que no puede estar equivocada de forma tan unánime.
Ante tantas desviaciones del verdadero destino de la voz, cabe el
consuelo de que aún pueden escucharse algunas que hablan con acento
propio, convencidos de lo que dicen, tengan razón o no, pero siempre
honestas y valientes. Estas voces nos hacen abrigar esperanzas y creer
todavía que un mañana mejor todavía es posible. ¡Escucharlas nos
reconforta y fortalece nuestra fe!...

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Abril 2 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

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