domingo, 30 de noviembre de 2014

LA AMISTAD

-- LA AMISTAD
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En junio pasado, publiqué una crónica (*) dedicada a un endeble amigo
que, renunciando a serlo, se había suicidado, al actuar de forma
incompatible con el mismo concepto de amistad. Como respuestas a la
necrología que escribí con sincero pesar, no tardaron en llegarme,
bálsamo reconfortante, numerosos mensajes. Los remitentes eran todas
personas valiosas, quienes me distinguen con el afecto que me
dispensan y me proporcionan el legítimo orgullo de contarlos como
amigos. El primero que recibí venía del más lejano, pero nunca
distante Diego Manuel Vidal, periodista argentino casi cubano, por
convivir entre nosotros durante muchos años, hoy residente en Brasil.
Con gratitud copio estos mensajes, algunos de pésame, otros de
felicitación. Hoy los reúno como ramillete dedicado a ese sentimiento
al que dedico culto: LA AMISTAD:

1. Mi más sentido pésame por la no pérdida... A estos, decía mi
abuela, más vale perderlos que encontrarlos... y eso que la gallega
era analfabeta...
Abrazo 10go (Diego M. Vidal)

2. Oliva, una vez más me sorprendes. Sorprende tú al amigo con una
rosa blanca. Pero antes, cerciórate de que no lleva espinas. Te
acompaño en tus sentimientos.
Roberto Chile

3. BUENO, PUES...EPD.
Idania

4. Cuando un amigo se va...ya sabemos el dolor. Cuando alguien se decide
a suicidarse por rencores, intolerancias, odios ciegos, lo menos que
merece en su voluntad es ENTIERRO. No lamentes, un hombre que ama
siempre encuentra nuevos amigos. Un abrazo
Enrique Pineda Barnet

5. Bueno hermano así es la vida. Hace poco me pasó con una amiga, una
intelectual que apreciaba mucho. Su defensa dogmática, su
intransigencia la llevaron a lo mismo que ese amigo tuyo. Muchos
cubanos por esa historia de las guerras de independencia, por aquello
de Baraguá que tanto nos dicen desde chiquitos, sin contarnos que
después Maceo aceptó las condiciones y la protección de Martínez
Campos para salir de la manigua, pues muchos revolucionarios nos
creemos que hay un solo camino, una sola luz, una sola verdad
incuestionable. Y ahí vienen los problemas. Del rechazo pasamos a la
diatriba, al desconocimiento de otras posiciones y terminamos
apaleándolo. Lo siento hermano. Yo como tú, he tenido que enterrar a
varios. Un abrazo
Perucho

6. Oliva: Dime el nombre para sumarme a tu dolor.
Newton Briones

7. Y Sempronio, que no podía faltar, bretero al fin, me dijo: Recuerda
lo que escribió el Che cuando desertaron dos guerrilleros en Bolivia:
"GANANCIA NETA".

Desde Regla, como siempre, diciembre 1º de 2014

(*) "Nota Necrológica". Junio 13 de 2014
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com/2014/06/nota-necrológica.html
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

jueves, 27 de noviembre de 2014

DE MÚSICO, POETA Y LOCO

-- DE MÚSICO, POETA Y LOCO...
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Según el refranero popular, "de músico, poeta y loco, todos tenemos un
poco". Yo no soy una excepción y para probarlo, hoy he querido
copiarles algunos engendros míos que me parecieron contaminados con el
virus de la poesía:

TODAVÍA ME DUELEN
"Hay golpes en la vida tan fuertes/yo no sé/golpes como del odio de
Dios/..." Eso escribió César Vallejo y yo añado: golpes de los que es
imposible recuperarse, golpes que siguen doliendo toda la jodida vida.
"Son las caídas hondas de los Cristos del alma" y en eso concuerdo;
son el derrumbe de la fe perdida, echadas abajo por destructoras
mandarrias que destruyen ídolos hasta entonces sagrados, es ver
despeñarse desde la cumbre algún sueño que manteníamos intocado. Hay
golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo bien lo sé!

ESPECTADOR PASIVO
Todo se deshace a mí alrededor/ y yo sigo masticando margaritas,/
ajeno al mundo ruidoso, culpable pasivo de sus penas./ cómplice
absoluto de todas las injusticias./ Para consolarme,/ miro la espada
fulgurante/ que, en otros tiempos, furioso blandí./ Cae sobre mis
hombros la noche/ y la herrumbre de aquella espada,/ tósigo mortal
bebí/ como inapelable reproche./ Así soy un espectador pasivo/ de
"todo lo inútil que fui".

TODO CAMBIA
Todo cambia,/ nada permanece./ Fuiste lo que no eres./
Tu recuerdo se deshilacha/ en el tiempo./ Y yo sigo evocándote,/
como si realidad fueres.

A UN SUICIDA
¿Sabes lo que es la muerte?.../ No... Seguramente, no lo sabes./
Ella nos acompaña desde que nacimos./ Está a nuestro lado, persistente,/
Aunque tú la ignores./ La muerte de un amigo.../
Esa nos hace llorar desde adentro/ Con sollozos que/ A la soledad
espantan,/ Porque el amigo permanece./ Claro, tú no alcanzaste/
Aquella dimensión/
Y no te percataste de tu propia muerte,/ Cuando te suicidaste/
Y caíste al abismo/ Insondable y terrible/ Del eterno olvido.

AUSENTE
Esta música que no oiré,/ Estas suavidades y asperezas que no percibiré,/
Estos paisajes que ya no admiraré./ ¡Tantos colores, olores que diferencio!/
Placeres y dolores que asimilé./ Recuerdos que llevo dentro/
Tanta belleza y tanta fealdad que me impresionaron,/
Ya no serán más, habrán desaparecido,/ YA NO SERÉ.

AL FINAL
Al final del camino,/ la vista atrás:/ ¡Cuántos errores cometidos!/
¡Cuántas oportunidades perdidas!/ Sin poderlo ya remediar./
Si no es posible volver atrás,/ ¿De qué vale la experiencia vivida,/
Si ya no nos puede ayudar?/ Y estamos aquí, cúmulo de vivencias/
Que de nada sirven,/ si ya no hay tiempo/ para volver a errar.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

martes, 25 de noviembre de 2014

MENSAJE A UN AMIGO ARGENTINO

-- MENSAJE A UN AMIGO ARGENTINO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Querido amigo:
Si fueras a Miami, los de la derecha reaccionaria te harían ver que
Cuba es un infierno; te lo demostrarían con "datos y pruebas
irrefutables". Pero vienes a nuestra Habana, agencias oficiales y
organizaciones "no gubernamentales" te hospedan en los mejores
hoteles, te transportan en autobuses climatizados, te ofrecen lo mejor
de nuestra gastronomía, te muestran lo poco que aún nos queda
mostrable y te convencen que vivimos en el paraíso socialista. Así
vuelves a tus pagos, listo para dar una visión tan falsa como la
miamense; porque ni somos el infierno que dicen los que claman por
nuestra destrucción, ni el paraíso proclamado por quienes contribuyen
a destruirnos. Allá declaras que somos el paradigma a seguir por otros
pueblos, me apena que lo hagas y que bases la defensa de nuestra isla
en falsedades. Hay otras muchas razones válidas para prodigarnos
admiración y solidaridad. Te lo digo sin asomo de jactancia. Entre
ellas, nuestra irrevocable decisión de liberarnos del imperio, la
probada resistencia a rendirnos y el ideal internacionalista que aquí
todos practican. Te agradezco tu militancia siempre a nuestro lado,
sin embargo, te faltó haber penetrado en la compleja realidad que nos
envuelve, conocer el día a día del cubano común y corriente. Por eso
te dirijo este mensaje, para darte una visión más cercana a la real.
No pretendo ser imparcial, ni mucho menos convencerte de "mi verdad",
me conformo con ayudarte a ser más objetivo:
Es innegable que aquí se alcanzaron logros envidiables, pero después
de una etapa de florecimiento de la esperanza, sobrevino un
estancamiento y se comienzan a producir retrocesos en numerosos
aspectos. Cada día aumentan las evidencias del fracaso de nuestros
intentos por conquistar el paraíso y se abre, cada vez más, la brecha
entre gobernantes y gobernados. Ya no hay intercambios entre unos y
otros, y hace tiempo que ningún político de primer orden hace
declaraciones públicas. El misterio, el secreto y el silencio nos
envuelven en un ambiente de funeraria. ¡Nuestra Revolución ha muerto!
La han asesinado sus conductores, creando y prohijando una casta de
burócratas, ejecutores de políticas impopulares. Se me hace evidente
que habrá que ensayar otros caminos en pos de nuestra utopía, a la
que nunca renunciaremos. Nuestra labor será más difícil ahora, por el
descrédito abonado a las ideas de izquierda, debido a los errores
acumulados por quienes se proclamaron la vanguardia dirigente. Yo
pienso que, como todo en la vida, las revoluciones nacen, crecen y
mueren. Es el ciclo vital del que nada puede escapar. Y la nuestra, la
que ensayamos, ha llegado a la última fase. ¡Consuélate! No es un
desmérito particular nuestro. Después de la Revolución francesa,
sobrevino la restauración. Detrás de la bolchevique, se cumplieron los
augurios de Trotsky y se volvió al capitalismo. Los ciclos se repiten
y es de esperar una restauración en nuestra islita querida. Las
directrices trazadas, como camino hacia un despeñadero, la conducen
hacia ese final. Los viejos se deprimen ante la decepción y los
jóvenes abandonan toda esperanza y emigran en estampida. El país se
levanta cada día en la incertidumbre, a la espera de nuevos decretos
inesperados, de difícil comprensión, sembradores de malestar e
inconformidad. Al obrero cubano lo agobian las penurias resultantes de
un salario insuficiente, que le inclinan a la ilegalidad para poder
sobrevivir. Espero que estas ideas mías te provoquen y, haciéndote
reflexionar, no te hagan cejar en el apoyo que siempre nos has
brindado. ¡Gracias por tu solidaridad! Un gran abrazo
internacionalista. Te quiere mucho,

tu fiel camarada, Jorge C.
Desde Regla, bastión revolucionario de rebelde cubanía.
Noviembre 26 de 2014

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lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Y DESPUÉS... QUÉ?

-- ¿Y DESPUÉS... QUÉ?
Por Jorge C. Oliva Espinosa

"...de esta segunda inocencia, que da el no creer en nada, en nada..."
Antonio Machado

Está previsto que un día, en un momento determinado, concluyan
nuestras existencias. De eso, todos estamos convencidos. La fecha y la
hora nos son desconocidas y solo los suicidas las determinan con su
acción. En ese instante de crucial tránsito entre el ser y el no ser,
cobran especial importancia las creencias de cada cual. Mientras este
se enfrenta al misterio y lo desafía sin esperar nada, aquel otro
confía en continuar viviendo en un mundo mejor. El primero salta al
vacío, quizás curioso por conocer la nada; mientras el otro espera el
comienzo de una vida superior. Es innegable entonces, que las
creencias constituyen una enorme ayuda de consuelo y pueden
condicionar nuestro comportamiento tanto en la vida como en su minuto
final. No encuentro nada reprobable en creer o en no creer, es asunto
muy particular de cada individuo. El peligro estriba en posponer para
la vida de ultratumba anhelos y proyectos. Cejar en la lucha mundana
por alcanzarlos, persuadidos de su realización post mórtem.
"¡Resignémonos, más allá estará la justicia!" En virtud de esta
promesa, se adopta una actitud pasiva, de carneros que no pueden
evitar el degolladero. Entre los creyentes, distingo a amigos valiosos
que luchan por conquistar los dos paraísos, tanto el terrenal como el
divino; los admiro por su fe, los respeto y hasta, sanamente, los
envidio. Yo quisiera creer como ellos; estar convencido de que
advendrá el paraíso por el cual he luchado en esta vida, ese que ellos
esperan en la otra; esa otra existencia en la cual no creo. Me sucede
igual que al Judas de aquella obra que mereció el Premio Nobel de
Literatura, al final de los años treinta del siglo pasado. Quisiera
creer, pero no puedo; mi mente se niega a ello. Si Dios existe, él es
el culpable de mi descreimiento, pues me dio el raciocinio en que baso
mi incredulidad. Otros muchos hombres, con igual convencimiento, lo
afirmaron antes que yo: "Non plus ultra, non plus Dei". Si el paraíso
soñado es posible, debemos alcanzarlo en esta vida. Claro que para
lograrlo disponemos de un tiempo limitado y cuando me lo posponen
indefinidamente, me están destruyendo mi fe en la utopía. Entonces,
también quisiera creer, pero mi pensamiento, cargado de evidencias y
vivencias, se niega a ello. Los auto proclamados conductores, me
confirman mi descreimiento mediante disposiciones absurdas y con sus
conductas personales. Vuelvo a adoptar la posición del personaje
literario que tanto me impresionó: el que deseaba creer, pero no
podía.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 25 de 2014



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domingo, 23 de noviembre de 2014

EN BUSCA DEL MEDICAMENTO PERDIDO

-- EN BUSCA DEL MEDICAMENTO PERDIDO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El genocida bloqueo que nos ha impuesto nuestro vecino norteño, entre
otras muchas cosas, dificulta y encarece la obtención de fármacos y
materias primas para la elaboración de medicamentos. A pesar de ello,
el gobierno cubano hace extraordinarios esfuerzos para que no falten
los requeridos por las dolencias más comunes padecidas por la
población. Así los hipertensos y los diabéticos, entre otros, reciben
un suministro estable de las medicinas que controlan sus
padecimientos. El ministerio de Salud Pública se encarga de garantizar
esas entregas. Para eso se estableció el llamado "Tarjetón", donde se
lleva un registro del consumo de cada paciente, en cantidades acordes
a lo recetado por su facultativo. El medicamento se le asegura a cada
cual en una farmacia determinada. Todo eso está muy bien y es loable,
sino fuera por algunos que tienen por cerebro un buró. Desde cargos
administrativos, llevados por la furia del papeleo, olvidan la
verdadera función que deben realizar. Son los que dictan medidas
"organizativas", destinadas a complicar y dificultar cada solución a
los problemas ya existentes y donde no haya problemas, los crean con
arte de verdaderos magos. Tienen una obsesión enfermiza por
controlarlo todo, pero al final no controlan nada y prohíjan la
corrupción y el desvío hacia el mercado negro de una serie de
medicinas de uso común y extendido. Además de la "rigurosa"
contabilidad que han implantado en cada establecimiento, ellos han
decidido que todas las farmacias sean abastecidas el mismo día de la
semana, provocando grandes colas al día siguiente; los demás días, los
múltiples modelos que deben llenar los dependientes, son los
encargados de extender el tiempo dedicado a la compra. Nunca su visita
a una farmacia será breve, a menos que reciba como respuesta: NO HAY.
Observe que detrás del mostrador siempre habrá varios empleados,
dedicados todos al registro y actualización de los inventarios y
solamente uno se encarga de atender al paciente público. Eso, es pan
nuestro de cada día, ¡llénese de paciencia! Pero, no se le ocurra ir a
una farmacia el día posterior a la llegada de su abastecimiento.
Entonces será testigo de lo increíble. Lo que sigue a continuación, es
el relato verídico de lo que viví uno de esos días aciagos: me vi
envuelto en un torbellino de locura, en una pesadilla surrealista,
experimenté experiencias insólitas, escuché testimonios increíbles y
observé de cerca a personajes kafkianos.
Quiso el destino, que se nos acabaran las pastillas de nuestros
"Tarjetones", el día maldito. Era ineludible ir a la farmacia. Pero
había un agravante: uno de los "tarjeteados", mi hijo, estaba inscrito
en una farmacia y mi mujer y yo en otra. Ambas eran cercanas a nuestro
domicilio, sin embargo una de ellas fue cerrada por reparación y los
sesudos organizadores decidieron trasladarnos a una bien lejana, allá
por el cementerio de Regla, al principio de la calle Martí. Así que,
me llené de valor, me vestí de visitante farmacéutico y a las 8 AM
estaba yo entre el numeroso público que aguardaba la apertura de una
farmacia. En la cercana de Maceo, no había llegado el medicamento de
mi hijo, pero tuve que hacer la cola requerida. En la del cementerio,
me encontré un tumulto enardecido, capaz de enloquecer al más cuerdo.
La mayoría eran viejitas que buscaban aspirina, Duralgina,
Meprobamato, talco boricado, ungüento mentolado y otras chucherías
siempre faltantes y que ese día, tan solo ese día, aparecían allí como
por encanto. Todas las ancianas de la cola parecían gozar de un
malsano entusiasmo por contar a otro sus tribulaciones y escuché
historias espantosas de padecimientos y de horribles dolores.
Escuchándolas, me enteré que aquella padecía de artritis por "el daño
de su vecina brujera", que otra le recomendaba cocimiento de albaca;
mientras un grupo comentaba que una tal Cuca estaba embarazada del
marido de su hermana, varias se encargaban de divulgar los números
premiados en la lotería. Observé que algunas compraban por encargo de
otras personas que permanecían fuera de la cola, a quienes entregaban
el bulto de medicinas adquiridas. A media mañana, llegó una gorda que
confesó haber sido jubilada por los nervios y puso los nervios de
punta a la multitud, tratando de organizar el caos. Con gritos
retumbantes enardecía a todos y a todos contagiaba su ansiedad,
convirtiéndola en histeria colectiva; varias veces se abrió paso hasta
el mostrador para increpar a los dependientes. En cada oportunidad,
discutió con ellos, de forma enardecida y descompuesta. Al final, las
insultó, las llamó "bandidas descaradas" y se marchó amenazando, a
grito limpio, con quejarse "ahora mismo" al gobierno. Como las
oficinas del Poder Popular quedan a solo unas cuadras, antes de media
hora, ya estaban allí tres inspectores que pidieron todos los vales
despachados hasta el momento y el desorden y el alboroto aumentó.
"Parece que la gorda cumplió su amenaza", dijo a mi lado una viejita.
La cola crecía hacia adelante, por los amigos que marcaban y otros a
los que no les hacía falta marcar, como las enfermeras del cercano
policlínico. Además estaban los numerosos "discapacitados" que siempre
iban los primeros. Casi llego a discutir con uno que me pareció
demasiado sano y robusto para ser discapacitado. El tipo me mostró,
muy orondo una pierna que era, evidentemente, un poco más delgada que
la otra. Pero eso no lo incapacitaba para nada. Estuve a punto de
pedirle el carné de la ACLIFIM, pero me persuadí y sonreí... Todo lo
que escuché durante aquellas cuatro horas de martirio, me probaron que
este país se ha vuelto ingobernable y que ningún gobierno puede
resolver los problemas en que vivimos inmersos. En el camino de
regreso, aturdido y renqueante, me sentí como Indiana Jones cuando
volvió de buscar el arca perdida: agotado pero triunfante. En mis
bolsillos llevaba el Captopril que necesito, las pastillas que toma mi
esposa y como regalo adicional, dos frascos de Polivit, de los que no
necesitan receta, pero que estaban "perdidos".

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 24 de 2014



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

jueves, 20 de noviembre de 2014

BARBARIE CRIMINAL

BARBARIE CRIMINAL
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Indignante y repulsivo es el caso de los estudiantes mexicanos
desaparecidos hace más de un mes. Todo indica que fueron masacrados
por la barbarie criminal, con la participación de algunas autoridades
de gobierno y bajo el manto de impunidad que convierte en bestias
soberbias a simples sicarios.
A los cubanos de cierta edad, nos recuerda matanzas como las de
campesinos indefensos, asesinados "como escarmiento" y luego
presentados como guerrilleros aniquilados en combate, durante la lucha
en la Sierra Maestra; o la masacre de los expedicionarios del yate
Corintia y las llamadas "Pascuas Sangrientas" en la región de Holguín.
En distintos escenarios y a través del tiempo, en estos hechos están
presentes iguales personajes y las mismas condiciones que hacen
posible la barbarie. En el caso mexicano se añade la crueldad con los
familiares de las víctimas; al no aparecer los restos, someten a esas
familias a la tortura de aferrarse a una esperanza que se desvanece al
paso de los días. Es imposible creer que puedan volatizarse más de
cuarenta cadáveres, sin dejar el menor rastro; igualmente es increíble
que el gobierno mexicano no pueda identificar los restos que han
encontrado. Esos restos denuncian masacres anteriores hasta ahora
impunes, que solo pueden perpetrarse a la sombra del poder. Como
cubanos, como hermanos que nos sentimos del pueblo mexicano, no
podemos permanecer indiferentes y levantamos nuestras indignadas voces
para exigir ¡JUSTICIA!

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 20 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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miércoles, 19 de noviembre de 2014

COMUNICADO DEL MINSAP

-- COMUNICADO DEL MINSAP
El Ministerio de Salud Pública acaba de difundir un comunicado donde
informa que un colaborador cubano, ha sido contagiado con el virus del
Ébola.
El Doctor Félix Báez Sarría, del habanero hospital Finlay, pertenece
al grupo de vanguardia que fue a varios países de África a luchar
contra la mortal enfermedad. Es combatiente de primera línea en esta
guerra en que se expone la vida para proteger a la humanidad toda y es
el primero en ser alcanzado por ese enemigo invisible.
Su actitud de verdadero héroe concita respeto y solidaridad. Sometido
a los cuidados de la Ciencia más avanzada, esperamos su recuperación.
Es el deseo de todos los cubanos que entendemos el mandato martiano:
"Patria es Humanidad"; de los que amamos y construimos, de los que
sentimos el orgullo de ser cantera inagotable de combatientes,
dispuestos a luchar por las mejores causas, en cualquier parte. Con
Félix y sus compañeros está todo el alma de un pueblo.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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martes, 18 de noviembre de 2014

LA SANTÍSIMA TRINIDAD (2da. Parte)*

-- LA SANTÍSIMA TRINIDAD (2da. Parte)*
Por Jorge C. Oliva Espinosa


III. CAMPESINOS, AGRICULTURA Y METAFISICA
Otro de los misterios nuestros, asunto de la región oscura de lo
inexplicable, cuestión metafísica, es el Agro cubano y su inexistente
producción. Antítesis de la ubicuidad, pues no está en ningún lado, el
fruto de nuestra tierra ubérrima, donde el clima hace frutecer hasta
las piedras, es inexistente. Con un año de cuatro cosechas posibles,
los mercados agrícolas estatales languidecen de inactividad y
abandono. (Esto era en los años 90 gracias a "Acopio"). Nadie puede
ubicar el paradero de la yuca, el boniato, la papa, la calabaza y
mucho menos la malanga. Pero no es eso sólo. La clase campesina, fiel
aliada del proletariado, también ha desaparecido (Sigue referido a los
90).
¡Hagámosle caso a Marx! Iniciemos un análisis verdaderamente marxista,
viendo el fenómeno en su precedencia, procedencia y consecuencia. En
su relación directa con el antecedente-causal y el consecuente
sintético. ¡Seamos dialécticos, pero no hegelianos que están de
cabeza! ¡Apliquemos la verdadera y única dialéctica, la materialista!
¡Ay, Anti-Duhring! Comencemos ese análisis histórico por el pasado;
es decir, antes del primero de enero de 1959:
De un lado los latifundistas, del otro una masa desposeída y
hambrienta constituida por precaristas, aparceros, arrendatarios,
creadores de riqueza todos y sumidos todos en la miseria más aberrante
y en el abandono más criminal. También los habitantes de realengos y
guardarrayas, expuestos a todas las codicias y a todos los abusos. Se
les mencionaba sólo en las promesas electoreras; su vida inhumana
salía a la luz bajo el sol relumbrón de la politiquería vociferante
cada cuatro años...
La proscripción del latifundio y la Reforma Agraria estaban en la
Carta Magna de 1940, la más progresista que tuvimos, (mucho más que la
actual) y allí aguardaban las leyes que debían instrumentarlas. Eran
una burla más en aquel carnaval que fue NUESTRA REPUBLICA, donde hasta
un Ministerio de la Agricultura había. Ministerio que, como los demás,
sólo servía para poner al frente del mismo a un manengue que se
enriqueciera en contubernio con los poderosos.
Con la Revolución, la agricultura sufrió una larga cadena de
transformaciones, que terminan con varias interrogantes. Empecemos
enumerando tan sólo las etapas para concluir con las preguntas
aberrantes que nos asaltan:
El 17 de mayo de 1959 se firmó en plena Sierra Maestra la Ley de
Reforma Agraria. Era un acto sin precedentes. La firmó el Primer
Ministro en atuendo guerrillero dentro de un bohío que fuera su
cuartel general durante la contienda. También la firmó un Ministro de
Agricultura, que había sido comandante rebelde y a quien se fusiló
poco después. (Humberto Sorí Marín.)
Se creó un poderoso organismo, EL INSTITUTO NACIONAL DE REFORMA
AGRARIA, (INRA), de proporciones tan gigantescas y atribuciones tan
amplias, que llegó a convertirse en un Estado dentro del Estado. Ya al
nacer, desplazó al Ministerio de Agricultura, dejándolo sin funciones.
Para que se tenga una idea, su departamento comercial al controlar las
Tiendas del Pueblo, asumía los objetivos del Ministerio de Comercio
Interior. Y su departamento de industrialización, que con las nuevas
nacionalizaciones se convirtió en el Ministerio de Industrias, alcanzó
luego para hacer cuatro ministerios: el de la Industria Azucarera, el
de la Ligera, de la Básica y el de la Química. Para terminar, el
departamento jurídico del INRA, además de asumir las funciones de
legislar Instrucciones y Resoluciones con carácter y fuerza de ley,
dirimía litigios por encima del Poder Judicial. Es decir, de los
poderes orgánicos que eran visibles en el nuevo orden estructural
revolucionario, el INRA ejercía todas las funciones: ejecutivas,
legislativas y judiciales.
Al país el INRA lo dividió en Zonas de Desarrollo Agrario y nombró a
un delegado al frente de cada una. Además, se designaron delegados
suyos en cada Provincia y Municipio. El Delegado del INRA en el
Municipio mandaba más que el Alcalde y el de la Provincia tenía más
poder que el mismo Gobernador provincial. Quizás esto logre explicar
(más que el repudio popular orquestado) la renuncia del primer
Presidente de la República que tuvo la Revolución.
Pues bien, el INRA comenzó a repartir títulos de propiedad sobre la
tierra en actos públicos que alcanzaban un nivel político y humano
conmovedor: Por primera vez, la tierra era de los que la trabajaban. A
la par, una campaña a nivel nacional recaudó donaciones de todas las
capas sociales, (hasta los latifundistas ofrecieron contribuciones
ostentosas e hipócritas, como la de "Fico" González Casas, rico
ganadero y propietario de medio Camagüey, que prometió donar mil
novillas gestadas y preguntó arrogante, de qué color las querían. Lo
que dio pie a Raúl a dictaminar: "con novillas o sin novillas, le
partimos la siquitrilla".)
Arados, tractores, machetes y otros instrumentos, joyas y prendas,
días de salario, todo, el pueblo generoso lo dio a sus hermanos
campesinos. Fui a un juego de pelota entre "Barbudos" y "Rebeldes" en
que jugaron Fidel y Camilo y cuya recaudación se destinó a la compra
de tractores. El billete de entrada al estadio era en forma de
tractor. Todos explotábamos de felicidad: campesinos y citadinos. Pero
el peligro del minifundio acechaba. Y se organizaron las Cooperativas,
mientras que en los grandes latifundios dedicados a la explotación
extensiva, una vez expropiados, surgieron las Granjas Estatales. Esto
recordó a unos cuantos los koljoces y solvjoces de la hoz y el
martillo, reavivando antiguos prejuicios sembrados por la propaganda
insidiosa. Más tarde, las granjas estatales se convirtieron en las
grandes Empresas Agropecuarias y todas resultaron irrentables. La
administración centralizada de las mismas hizo renacer de sus cenizas
al Ministerio de la Agricultura, con su Empresa Nacional Avícola, ídem
porcina, etc., etc., etc. Desembarazado el INRA de semejante carga,
pudo enfrentar contenidos y objetivos más abarcadores. Como la siembra
masiva de café y el famoso "Cordón de la Habana". Plan ambicioso,
espectacular y único, mediante el cual, la Capital tendría asegurado
el abastecimiento de verduras, vegetales, viandas y hortalizas todo el
año, y que terminó siendo el sumidero por donde se perdieron
incontables recursos y millones de horas de trabajo voluntario. Lo que
se invirtió en el famoso cordón hubiera alcanzado para hacerlo de oro.
Y al final, nada. No dio, ni siquiera una lechuga.
Como los campesinos habían emigrado al pueblo, y los trabajadores de
las Empresas agropecuarias eran obreros agrícolas y no campesinos, se
contagiaron con sus hermanos de la industria y no mostraron
inclinación alguna por trabajar. Entonces hubo que inventar los
CONTINGENTES. Ellos, se suponía, estaban constituidos por trabajadores
voluntarios que, dueños de una alta conciencia ideológica, habían
jurado irse al campo por dos años. Vivían en condiciones envidiables.
Sus albergues tenían aire acondicionado y colchones de muelles. No los
picaban los mosquitos y veían televisión en colores.
Los pocos campesinos, que aún permanecían en el verde se habían
burocratizado, asumiendo las tareas de control y recolección de datos.
Era frecuente verlos limpiecitos con una agenda bajo el brazo y un
lápiz que, desmañadamente, les servía para anotar el número de
voluntarios y las horas que habían permanecido sobre el surco. Llegó
el momento en que en el agro no trabajaban nada más que los
voluntarios. Hasta los permanentes de la zafra eran voluntarios. Y uno
se comenzaba a preguntar dónde estaban los cortadores de caña de
antaño.
Los contingentes se desplazaron entonces de la construcción para la
agricultura y sustituyeron a las Empresas, pero con la misma
estructura: Un Director y varios Vices. Los salarios que cobraban eran
fabulosos, los gastos en que incurrían astronómicos y tampoco fueron
rentables. Un plátano cultivado por ellos podía tener un costo de
producción de veinte pesos. Y ello influyó notoriamente en el mercado
consumidor. ¡La libra de boniatos podía costarle a usted cincuenta
centavos en el mercado estatal y hasta tres pesos en el "campesino
libre". ¡Ah, pero es que me olvidé de contarle esa otra etapa! La del
MERCADO LIBRE CAMPESINO. Como ninguna gestión estatal daba frutos en
el sentido literal, se decidió por el gobierno, autorizar que los
campesinos, una vez cumplidos sus compromisos de entrega al Estado,
pudieran comercializar el sobrante de sus productos en lugares
prefijados y convenientemente acondicionados que recibieron el nombre
de Mercado Libre Campesino. En uno de ellos vi este letrero de hondo
contenido político-ideológico: ¡VIVA LA INDESTRUCTIBLE ALIANZA
OBRERO-CAMPESINA! Mientras, allí mismo, para hacerme concreto el
mensaje de solidaridad clasista, me cobraban a cinco pesos la libra de
yuca.
Pero bueno, fue un remedio. Trágico, pero remedio al fin. Hay que
decir, en honor a la verdad, que nuestro máximo líder nunca estuvo de
acuerdo con tal manifestación de "libertad" y que, en la primera
oportunidad nos convenció a todos (los que decidían y los que no) de
que..."los huevos, la vianda, el arroz y la carne, los producía el
Estado y que aquellos del mercado llamado libre eran unos
especuladores que nada tenían que ver con el campesinado. ¡Tremenda
labor política de persuasión! ¿Resultado? El predecible: los mercados
fueron cerrados y los estatales continuaron vacíos. Tiempo después
reabrieron, (ya en pleno "Período Especial") ante la necesidad
imperiosa e impostergable de comer, manifestada por el pueblo cuyo
estómago no entendía nada de política. Pero entonces reaparecieron más
organizados. Concurrían al mismo todas las Empresas y organismos
estatales y muy pocos campesinos. Además de algunos ciudadanos que
decían ser representantes de estos últimos y que no tenían ninguna
apariencia campesina. Pero ahora los precios eran más altos y el
nombre había cambiado. De Mercado Libre Campesino, ahora se llamaba
MERCADO AGROPECUARIO.
Como las movilizaciones de voluntarios al campo, las Escuelas al ídem
y en el ídem, los contingentes y todas las formas habidas y por haber,
ensayadas y por ensayar no resultaron, se recurrió a militarizar la
agricultura. El E.J.T. (Ejército Juvenil del Trabajo) hizo aparición,
algunas unidades militares fueron destinadas a hacer producir la
tierra y... ¡Tampoco! Lo más que lograron fue autoabastecerse. No por
gusto esa actividad se denominó "auto-consumo". Faltaban los
campesinos que habían dejado de serlo. Aquellos que se habían
convertido en citadinos, habían aprendido a leer y escribir y ahora
padecían una evidente alergia al campo. Y se volvió a ensayar la
solución que se creyó adecuada, bajo la consigna del regreso a la
tierra, más bien a la montaña: EL PLAN TURQUINO. Si usted era de los
serranos que había emigrado al pueblo, ahora tenía la oportunidad de
volver a su conuco querido. Le hacemos una casita, le damos seis
gallinas y una puerca preñada, más una chiva ídem y allá va usted con
su familia a repoblar las deshabitadas sierras y quebradas de la
Maestra y el Escambray. Que en definitiva, es mejor que quedar
racionalizado y a expensas de los productos normados.
Mientras, en las obsoletas Empresas Estatales Agropecuarias los
bostezos duraban hora y cuarto. Y se decidió adoptar la solución
salomónica de convertir a los obreros agrícolas en propietarios.
Surgieron las UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativa.
Nuevas formas de producción en el agro. Ya no eran trabajadores
asalariados, sino usufructuarios gratuitos de la tierra y dueños de
los medios de producción. Pero, sucedía que también eran herederos de
las deudas y debían pagar los equipos y servicios recibidos y
entonces...
En el ínterin, habían llegado los inversionistas extranjeros. Cosa
nunca vista. Aquí se iba a salvar al socialismo con la ayuda de los
capitalistas. Y estos también entraron en el agro cubano.
En las ciudades, en espera de la respuesta del campo, se ensayó
sembrar sin tierra, e inventamos los hidropónicos, los organopónicos y
los azoteapónicos. Hasta llegar a verdaderas empresas, capaces ellas
mismas de comercializar sus productos sin la intervención de ACOPIO.
Como la de la calle 100 y Boyeros que ya es un mercado.
Mientras tanto, habíamos pensado en el turismo como clavo salvador al
que aferrarnos, aunque estuviera ardiendo de penetración ideológica.
Muchos hoteles se construyeron y vinieron a ver nuestras penurias,
curiosos, miles y miles de extranjeros. Pero, a la hora de comer, en
los restaurantes de esos hoteles no había ensalada, ni verdura, ni
fruta alguna, que ofrecerles a los ansiosos y ansiados visitantes. Y
tuvimos que importarlas, desde el tomate y la lechuga, hasta el melón
y la papaya. Con su sagaz vista de águila, los empresarios foráneos,
que ya habían penetrado nuestra economía, entrevieron un filón. Y
entraron en el agro cubano. La poderosa firma canadiense que ya nos
estaba ayudando a explotar nuestro níquel y nuestro petróleo, arrendó
al Estado cubano tierras y comenzó un próspero, para ellos, negocio,
suministrando a los hoteles los productos de la tierra hasta entonces
importados, y que nosotros éramos incapaces de producir.
Y después de tantas soluciones y etapas distintas, de tantos caminos
ensayados, uno llega a las preguntas de un oligofrénico:
-¿Por qué nuestro agro no produce?
-¿Qué hace la ANAP (Asociación de Agricultores Pequeños)?
-¿Dónde están los verdaderos y primitivos campesinos cubanos?
-¿Qué se han hecho de nuestras viandas y vegetales, qué de nuestras
frutas, aquellas que supo cantar el Trío Matamoros, en su "Caney de
Oriente?"
Porque si lo que requiere cultivo, puede ser víctima de errores, lo
que hay únicamente que recolectar, constituye una incógnita mayor. En
efecto, todavía y a pesar de todo, hay en nuestro país miles y miles
de matas de limón, aguacate y mango. ¿Y sus frutos, dónde están?.....
(Algún tiempo después se supo dónde estaban: debajo de las matas,
pudriéndose.)


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

lunes, 17 de noviembre de 2014

LA SANTISIMA TRINIDAD*

--(1ra. Parte)
Por Jorge C. Oliva Espinosa
*Fragmentos de "Instrucciones para sobrevivir en Cuba", obra escrita
por mí al comienzo del "Período Especial" y que hoy "actualizo".

Eso de que Dios es uno y tres, es cosa difícil de comprender; un
problema que se viene discutiendo por monofisistas y arrianos desde
tiempos remotos. Desde casi los orígenes del cristianismo ha sido tema
controversial ése de la Santísima Trinidad. ¿Era Jesús Dios mismo o
solo era su hijo? ¿Tenía naturaleza humana o divina, o ambas? La misma
Iglesia ha reconocido lo escabroso del asunto y, después de varios
Concilios donde afloraron las disputas cristológicas, lo ha catalogado
de Misterio y Dogma.
Nosotros, los cubanos, tenemos nuestras propias Trinidades, que son
varias a falta de una y tan misteriosas como la teologal. Por ejemplo:
Trabajo- producción-consumo. O azúcar-café-tabaco... Y la de máximo
poder entre todas: la constituida por Partido-Gobierno-Estado. En
nuestro país hay trinidades soñadas por muchos y que algunos alcanzan
gracias a "Papá y sus amigos"; es el caso de los tres elementos: auto
con gasolina, divisas y viajes al extranjero, las tres implícitos e
indisolublemente unidos en el cargo donde se acomodan familiares y
amigos de otros "amigos de Papá". Otro trío misterioso lo constituyen
los problemas de nuestra agricultura. Como el dogma religioso,
nuestras trinidades plantean un reto a la fe y a la imaginación. Los
invito a analizar algunas. Veamos la primera:

I. AZUCAR, CAFE Y TABACO
Estos tres productos fueron la base de nuestra economía, de nuestros
eventuales florecimientos y de nuestros seculares males.
Son, en resumen, lo que producimos y debían ser de lo que vivimos.
Productos de los postres, para la sobremesa. Pero no para alimentarse
propiamente. Han dicho los especialistas que los tres juntos malamente
darán de comer a un pueblo. A nadie se le ocurre pasar a los postres
sin haber comido.
Azucarera del mundo, Cuba era un inmenso cañaveral, suscitando la
controversia de la diversificación agrícola versus el monocultivo que
nos hizo dependientes. Hubo un tiempo que dijimos: "Sin azúcar no hay
país". Después lo negamos, fuimos a la diversificación y a la
industrialización... Todo para caer luego en una maratónica zafra de
diez millones que, por suerte, no llegamos a hacer y que por poco
acaba con el país.
El panorama de la Cuba mísera en caña, hambrienta en azúcar,
sangrienta monocultivadora y dependiente del "Coloso Norteamericano",
quedó atrás. Nos liberamos del terrible tiempo muerto. Ahora, en las
labores caña-azúcar, se trabaja todo el año y tienen trabajo más
hombres y mujeres que nunca antes. Se mecanizó el corte, el alza y el
tiro. Se construyeron modernos Centrales azucareros, se introdujeron
mejores variedades de plantas, más rendidoras y resistentes. La
agrotecnia del cultivo introdujo la quimificación, el riego y el
drenaje parcelario, además del otro llamado "ingeniero". Se siembran
miles y miles de caballerías cada año. Siembra que siempre se reporta
con atrasos y que obliga cada año a poner tensa la actividad, igual
que el deshierbe. Al final, hay menos toneladas de azúcar producida.
¿No es esto un misterio digno de uno de los elementos de la Trinidad?
Para concluir, el ron, ese hijo natural de la caña, hoy se produce en
mayor número de destilerías. Se produce alcohol, como para venderle a
Brasil todo lo que aquel gigante necesite. Pero, hay menos ron. Sin
embargo, el consumo ha aumentado y la cantidad de alcohólicos o
consumidores consuetudinarios va en aumento. ¿A que usted tampoco lo
entiende, va?
Los otros dos catetos del triángulo, el café y el tabaco pasan por
situaciones similares. Empecemos por el café: "¡Ay, mama Inés, todos
en Cuba tomamos café'!" Decía Eliseo Grenet en su famosa canción, que
recorrió el mundo entero. ¡Y de veras que tomábamos café en nuestra
isla! En la Cuba capitalista existían varias marcas de café afamadas y
publicitadas: Pilón, Tupy, Regil... que yo recuerde. La Habana y las
capitales de provincias padecían una verdadera peste de puestos de
café. En cada esquina había uno y en cada medianía de cuadra también.
Cuba exportaba café y la población consumía sin otra norma que la del
bolsillo. Para eso estaba la cadena "Felito", que le vendía la taza a
dos centavos (uno menos que el precio más extendido): claro, que con
tazas cuya oquedad era un poco más chica, pero con igual tamaño
exterior. Ahora seguimos exportando, pero compramos café de la peor
calidad a Uganda que, ligado con chícharos es lo que consumimos. Claro
está, racionado, o como se dice aquí, NORMADO. ¿Cómo llegamos a esta
situación de penuria cafetalera? Pues a través de un sueño. Una vez
tuvimos la quimera de un dumping del café. Y sembramos la variedad
caturra, a la que no le hacía falta sombra, hasta en el mismísimo
parque Central. Nuestro lema fue: Caturra hasta que te aburra. Incluso
desarrollamos una corriente de turismo sembrador, y fui a sembrar con
toda mi familia a la isla que entonces se llamaba de Pinos, con todos
los gastos pagados, sólo por sembrar. Aquello era demencial. Abríamos
huecos en el mármol y trasladábamos toneladas de materias orgánicas
para fertilizar la piedra. ¿El resultado? Nos divertimos bastante.
Abrimos miles de huecos, que otros se encargaron de rellenar y después
todos nos olvidamos del caturra, como del Cordón de la Habana.
¿Y el tabaco? Ese producto que nos ha dado fama universal. Cuando en
el mundo entero se habla de un "puro" de alta calidad, se le llama
"habano". Y si es habano tiene que ser cubano, por encima de la
antonomasia. ¿Entonces cómo explicar que le compremos tabaco a Italia
para consumo interno? ¿Es que ahora que somos menos, fumamos más a
pesar de que una cajetilla de cigarrillos cuesta el equivalente del 5%
del salario medio nacional?

II TRABAJO, PRODUCCION, CONSUMO.
Es demasiado obvio que para tener hay que producir. Y para producir
hay que trabajar. Esta vez TRABAJO-PRODUCCION-CONSUMO es otra trilogía
misteriosa. ¿Por qué? Porque en Cuba esto no se cumple. Veamos: Aquí
no se trabaja, pero los planes se sobre cumplen. La producción se
sobre cumple, pero no hay productos. No hay productos, pero todos
tenemos un poco de todo. Es decir, hay consumo. Si no, mírele a los
pies a cuanta persona encuentre en la calle. Todos van calzados. La
mayoría con zapatos extranjeros. Y aquí hace más de cuatro años que no
se vende zapato alguno por la libreta.
Antes de aparecer las tiendas recuperadoras de divisas (TRD, CUPET,
CARACOL, CIMEX, PANAMERICANAS, etc.), ésas que venden de todo en
moneda real, cuando no existían en ningún mercado relojes digitales,
era común encontrarlos en las muñecas de muchos hombres, mujeres y
niños. Igualmente no se vendían refrigeradores y sin embargo, se
producían en el país. Y no hay casa que no cuente con este artículo
imprescindible, además de otros efectos electrodomésticos.
Y esto, que nos hace rascar la cabeza en lo económico-social se repite
en lo político. Aquí, todos critican acremente y muestran desdén por
el gobierno cuando están en un círculo de confianza. Pero, todos
apoyan a ese mismo gobierno y la plaza se llena cada vez que éste
convoca. Gallup quedaría desconcertado si encuestara a una muestra,
cualquiera que sea.
Sigamos enumerando contradicciones políticas que constituyen
verdaderos misterios: Como todos tenemos derecho a ser postulados,
todos podemos llegar a ser Gobierno. Sin embargo, no lo tenemos para
ser Oposición.
En Cuba, de 1959 acá, no se ha reportado un solo caso de desaparecido.
No hay torturas, ni crímenes políticos. No ha aparecido, como en el
pasado, ningún cadáver baleado en plena calle. ESO ES VERDAD. Pero,
todo el mundo tiene un miedo a hablar que le zumba. Y sin embargo,
todos hablan hasta por los codos.
Y en lo financiero, para terminar, también tenemos un misterio, que le
ronca tanto como el de la Trinidad: Hay exceso de circulante, pero
nadie tiene dinero. Nadie tiene dinero, pero todos compran lo que
pongan a vender. Así sean tibores sin asas.

(Continuará)


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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sábado, 15 de noviembre de 2014

NOTA DE PRENSA

-- NOTA DE PRENSA
El delegado de Cuba fue nombrado administrador del Infierno. El hecho
ocurre en la primera "Conferencia Internacional de Diablos" y la
noticia ha tenido enorme repercusión. Una descomunal multitud se apiña
a la puerta del averno, todos apurados por entrar. La popularidad y
prestigio alcanzados por el país caribeño, le dan enorme poder de
convocatoria. Es internacional la ansiedad por ver el desempeño del
cubano. Solamente los nativos conocen la verdadera causa del alboroto:
fiel a lo acostumbrado en la isla, el nuevo dirigente estará ausente
de su puesto la mayoría del tiempo y, ocupado en otras tareas, no
ejercerá su función de atormentar a los condenados.

Desde "La Sierra Chiquita" reportó para "Regla Press",
Su corresponsal Sempronio.
Noviembre 15 de 2014
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jueves, 13 de noviembre de 2014

LO ETICO Y LO MORAL

LO ETICO Y LO MORAL (*)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Durante mucho tiempo creí, como casi todos los cubanos, que lo moral
era sólo lo relacionado con las costumbres sexuales. Así se decía, que
ciertas señoras del barrio de Colón, eran inmorales. Y que era
escandaloso que Fulanita saliera embarazada siendo soltera, pues se
había criado en una familia muy moral. Sin embargo, si un Ministro
robaba era un ladrón, pero a nadie se le ocurría decir que era un
inmoral, como aquel otro, a quien le gustaban los hombres y al que,
además de inmoral, le decíamos una palabra bien fea. Tampoco
calificábamos de inmoralidad, que el campesino se muriera de hambre,
mientras que los latifundistas y los gobernantes amasaran millones. En
este caso invocábamos la justicia y no la moral. Después, ya
grandecito, aprendí que moral era toda regla de conducta en función de
ambiente. Que LA MORAL era parte de algo más abarcador llamado ETICA,
que en su función social, no siempre tenía que ser moral. En esto la
Ética se emparentaba de algún modo con LA POLITICA. No así la moral,
que es cosa de uso personal. De consumo interno, la moral es hacia
adentro. Y con la ética nos proyectamos hacia los demás. Pero sucede
que la moral va cambiando en cada época, para escándalo de las
generaciones anteriores. Y así ha sucedido desde el Cromañón para acá.
Para este antepasado nuestro era moral matar de un garrotazo a su
vecino, si éste se interponía al más elemental de sus primitivos
deseos. Sin embargo, la bikini fue considerada en su momento inmoral y
estoy seguro, que Hitler estimó muy moral y saludable exterminar a
millones de judíos. Si no, no lo hubiera hecho, porque era un tío muy
apegado a las costumbres. Después me hablaron de moral burguesa y
moral revolucionaria. Y entendí por esta última, aferrarnos a la
verdad y que los del gobierno no robaran. En ese tiempo, la gente
empezó a alardear de su moral. Había quien decía tener mucha, otros
que la tenían muy grande y los que pregonaban tenerla muy alta y
enhiesta. Y usted no sabía si en ello había alusiones genitales de un
machismo a ultranza. Por último, se invocó LA MORAL COMUNISTA, que
nadie se tomó el trabajo de explicarme y que yo intuí que consistía en
ser desprendido y honesto, luchar contra la ignorancia y el egoísmo, y
darlo todo por un mañana mejor. Otros la entendieron a su modo y
llegaron a tenerla doble. O sea, una pero con dos caras. Mi hija apeló
a la moral comunista para hacer dormir a su novio en nuestra casa. Y
fue necesario invocar esa moral para hacer que los nuevos campesinos
trabajaran.
Con la pobre Etica pasaba peor. Como abarcaba un campo más amplio de
la conducta humana, nadie se tomó el trabajo de tomarla en cuenta y
mucho menos de reglamentarla. Creo que los médicos fueron de los pocos
que la conservaron en el fuero particular de su sagrada profesión. A
no ser ellos, nadie pregonaba tener una ética propia. Hasta ahora, que
se ha popularizado y se instituyó el CODIGO DE ETICA para los cuadros
del Estado. Este es un documento, que el Gobierno ha estimado
necesario hacerle firmar a cada funcionario y que ciñe su ejecutoria a
lo establecido en su articulado. Algo así como las tablas de los DIEZ
MANDAMIENTOS que Yahvé dio a Moisés en el monte Sinaí. La diferencia
reside en que Dios, al entregárselas, no le exigió que las firmara,
sino que las cumpliera.

(*) De "INSTRUCCIONES PARA SOBREVIVIR EN CUBA" (1998-2002), obra mía
sometida a actualización en noviembre de 2014.
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miércoles, 12 de noviembre de 2014

LOS FRUSTRADOS

LOS FRUSTRADOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

La frustración es un estado anímico capaz de anonadar y destruir a
muchos; empezando por el que la padece. La reacción de un frustrado
puede adoptar variadas manifestaciones externas. Los frustrados son
los que quisieron alcanzar algo que no consiguieron, rumian su fracaso
y reaccionan, en la mayoría de los casos, de forma negativa. Son, los
despechados por no ser correspondidos en el amor, o la zorra fabulada
que calificó de verdes a las inalcanzables uvas. Por lo general,
llegaron tarde para desempeñar el rol que ambicionan; cuando no son
desfasados en el tiempo, anacrónicos, otros se les adelantan y ocupan
los sitiales soñados por ellos, para ellos.
Las motivaciones del frustrado las enumeró Enrique Pineda Barnet
(Puentear), al concentrarlas en el personaje de El Portero: la
insatisfacción con su físico u otros complejos de inferioridad, las
limitaciones intelectuales, la pobreza espiritual, el afán por
vengarse de las injusticias del mundo, o los deseos insatisfechos;
pero todas estas variantes parten del mismo principio: una consciencia
de inferioridad que necesita poder como compensación. Es el caso del
padre de familia que, en su casa, nadie respeta; la mujer lo sopapea y
el hijo le grita. Ah, pero cuando llega a su trabajo, se consuela con
ser el jefe déspota y ogro, temido por todos; eso lo hace feliz.
Muy recientemente, escribí sobre los "ASPIRANTES A CENSORES". Ellos
son otros frustrados, aspiraron a ser emplantillados en la nómina
gubernamental, no lo consiguieron y echaron mano a la iniciativa
individual; entonces, censuran lo que aún no ha sido censurado "allá
arriba". Son, como lo escribí, los censores "por cuenta propia".
Silvio los caracterizó como "los mutiladores de tanta ala" y el genial
maestro "Puentear" los pintó en "El Portero", al que le basta con solo
extender el brazo -o la pierna, como barrera infranqueable, si está
cómodamente sentado- para impedir el paso. Impedir es una tarea muy
importante para este ser; es equivalente a prohibir, obstaculizar,
dificultar, obstruir, cerrar; es convertir el NO en un abismo
insondable, en sentencia inapelable. ¡Cuánto poder se ejerce, cuando
se dice "NO SE PUEDE"! El burócrata, que no llega a tanto, se conforma
con repetir: "NO ESTÁ PERMITIDO" o se escuda en el "NO ESTÁ ORIENTADO"
para justificar su inercia.
Otro gran frustrado es aquel que ejerce la violencia más primitiva
sobre los que sabe más débiles, volcando sobre ellos sus instintos
primitivos y trasnochados. Hoy es el que apalea al perro que sabe no
lo atacará; de haber nacido a tiempo, hubiera pertenecido a la gavilla
infame de un Ventura o un Carratalá, como un esbirro destacado. Como
toda víctima de la frustración, se siente poderoso maltratando,
castigando, haciendo daño y, si es posible, golpeando al que caiga en
sus manos. Recorre un amplio diapasón: va desde el que nos dispensa su
desdén, grosería y enojo en el comercio al que acudimos, pasando por
el marido que maltrata a la compañera que tiene como esclava, hasta el
que, amparado en un uniforme, actúa con violencia innecesaria con el
infeliz que no le ofrece resistencia. A todos los domina, desde lo más
profundo, una emoción ancestral: EL MIEDO.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 13 de
2014_____________________________________________________________
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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REVISANDO EL PASADO NO LEJANO

-- REVISANDO EL PASADO NO LEJANO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

(II) EL TRANSPORTE URBANO (*)
El transporte colectivo urbano, ha sufrido todos los vaivenes y furias
de nuestros distintos períodos. Fue General Motors en la época
capitalista; Leyland en la de transición; Ikarus, Skoda y un
muestrario de marcas socialistas, cuando pertenecimos al CAME; Hino
japonés cuando el azúcar subió de precio y nos sentimos ricos
derrochadores; Girón y Taíno, cuando nos dio por desarrollar
nuestra propia industria del transporte automotor. Todas estas etapas
no se sucedieron de forma ininterrumpida. Se intercalaron entre
ellas, tiempos de crisis en que, hasta el ómnibus mismo, -nuestra
popular GUAGUA- dejó de existir.
También las tarifas y formas de cobro han tenido sus variaciones ya
históricas. Los seis u ocho centavos dados al conductor durante la
seudo-república, más el derecho de transferencia por dos centavos
adicionales, el triunfo revolucionario lo redujo al "medio" o "níckel"
echado en la alcancía, después que fracasó el torniquete ante la
embestida del turbión de pasajeros enloquecidos por dilatada espera.
Estas dos formas de cobro, torniquete y alcancía, eliminaban un
tripulante de cada vehículo y significaban un considerable ahorro en
salarios, y en lo que los conductores distraían del cobro para sus
propios bolsillos. Como en la alcancía llegaron a depositarse más
arandelas, tuercas y otros objetos que monedas, reapareció el
conductor-cobrador, con su talonario de ticket. Pero esta vez, había
que entregarle dos monedas de a cinco o su equivalente. Nadie
protestó. Era necesario incrementar al doble el precio del pasaje, si
queríamos vencer al criminal imperialista que nos quería dejar sin
medios con que movernos y además, de algún lugar debíamos sacar el
salario del conductor.
Mientras, los equipos sufrían el paso del tiempo, la falta de
mantenimiento y piezas y el uso y abuso que les daba la ciudadanía. Es
decir, todas las secuelas del cruel bloqueo norteamericano. Y
aparecieron las "Aspirinas", pequeño ómnibus de construcción nacional
equipado con motor soviético, que consumía un galón de combustible
cada seis kilómetros. Se adjudicaron a fábricas y centros de trabajo,
bajo el rubro de "Transporte Obrero" y algunos se destinaron a
recorridos largos con pocas paradas que comenzaron a llamarse
"Ruteros". Usted podía viajar desde El Centro hasta Santiago de las
Vegas en 20 minutos por sólo cuarenta centavos. Y a nadie le pareció
caro aquel precio del pasaje, tomando en cuenta el alto consumo del
vehículo que, como su nombre popular, remediaba el dolor, pero no
curaba la enfermedad. Rutero venía de "ruta", ruta larga, casi
expresa. Entre tanto, los pocos ómnibus sobrevivientes, que resistían
el embate de las multitudes enloquecidas de las cinco de la tarde,
renqueantes, temblorosos, sin previo aviso, aumentaron el precio de su
pasaje a veinte centavos. Pero su final estaba cerca y cuando al fin
se extinguieron, solamente quedaron los ruteros y los cuarenta
centavos se universalizaron. Creo que esa fue la época en que nos dio
por rescatar todo lo que íbamos perdiendo. Y comenzamos por el
transporte. Salidos del basurero de chatarras donde yacían olvidados,
reaparecieron como muertos resucitados los viejos ómnibus dados de
baja. Pero, lo hicieron ya pintaditos de color vino y con el letrero
de RUTEROS y por supuesto, con el precio del pasaje de aquellos. De
los de veinte centavos no quedaba ningún ejemplar sobre la faz de la
tierra...
¡Y entonces, apareció EL CAMELLO! Ese aporte grandioso y cubanísimo a
las técnicas de transportación masiva. El Camello es la versión cubana
y terrestre del Súper Jumbo o del Galaxie. Capaz de albergar en su
vientre a más de 300 pasajeros que se exprimen, retuercen, estrujan y
comprimen hasta la asfixia, el Camello fue la respuesta tremenda a un
problema tremendo.
A las largas planchas de arrastre, destinadas al transporte pesado por
carreteras, se les construyó encima una improvisada carrocería que,
por adaptarse a la forma original, dio lugar a un diseño de dos
niveles. Al techar ambos, la forma superior externa del animal, digo
del invento, siguió con absoluto paralelismo a la línea del piso,
dando lugar a la aparición de dos "jorobas", que sirvieron para que el
ingenio popular lo bautizara. También sirvió para que Carlos Ruiz de
la Tejera hiciera, con ideas de un profesor de Física, un monólogo
fantásticamente humorístico.
Solamente la sección de arrastre, sobre la cual van los pasajeros,
cuenta con 16 ruedas equipadas con neumáticos de la máxima medida.
Ello constituye un ahorro no fácil de entender. Su peso, con máxima
carga, representa una dura prueba al pavimento de nuestras calles, o a
lo que queda de ellas y a las redes técnicas soterradas. Pero bueno...
¡Algún día había que comenzar a renovar las viejas conductoras de
agua, gas, electricidad y alcantarillado, que yacen bajo tierra! El
Camello, eso sí, es la solución al transporte popular y sigue
costando veinte centavos. Él continúa teniendo largos recorridos. Por
ejemplo, desde más allá del Cotorro hasta el Parque de la Fraternidad,
o desde el lejano y ultramarino Alamar hasta El Vedado. Más de una
hora experimentando sensaciones de locura irrepetible. Y todo por una
peseta. No es como las nuevas guaguas incorporadas al servicio de
Ruteros, que cada día tienen un trayecto más corto o como las donadas
por la solidaridad de otros pueblos, compadecidos de nuestras
penurias. Esas, por su significado internacionalista, para cuidarlas
les hemos puesto un rótulo que dice TAXIBUS y cobramos el pasaje a
peso. (La aparición del híbrido Taxi-rutero ocurrió con posterioridad
a esta crónica.)
Así y todo, nuestro transporte urbano no sólo ha mejorado, sino que ha
hecho un considerable aporte a nuestra cultura. De eso me di cuenta el
otro día, cuando abordé un ómnibus nuevecito, de los recién
incorporados, sin ventanillas, todo herméticamente cerrado, muy
apropiado para nuestro clima, con grandes cristales por donde entre
toda la escasa luz de nuestro sol. Y sobre todo, lleno de letreros,
escritos en un idioma, que no es alemán y que muchos estamos
enfrascados en descifrar. Con mensajes tan elocuentes e instructivos
como: "Verhobben inff fassen goven". O ése muy apropiado para las
puertas que dice: "Hebel nur im notfall umstellen und tür von hand
öffnen". También, -¿Quién lo duda?- nuestro actual transporte ha
contribuido a recoger el exceso de moneda circulante, esa que nadie
sabe en manos de quién está.

(*) Fragmentos de mi manual "Instrucciones para sobrevivir en Cuba"
(1998-2002). Hoy los someto a un "proceso de actualización" para pasar
revista a un pasado nada lejano.
Desde Regla, como siempre, noviembre 12 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

martes, 11 de noviembre de 2014

ASPIRANTES A CENSORES

ASPIRANTES A CENSORES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Aparte de los profesionales que ejercen el oficio, en cualquier medio
abundan los que aspiran a ser emplantillados como censor oficial.
Ellos, como aficionados, muestran una vocación innata, ejercen la
censura "por cuenta propia" y no sé si ganarán méritos por ello, pero
sus aspiraciones se evidencian cuando esgrimen el tapabocas dogmático
y la verdad absoluta, axiomática, la que no requiere argumentos. Con
esas armas irrebatibles, siempre están prestos a callar a
irresponsables, trastornados e ignorantes como yo. Sirvan como botones
de muestra, los intercambios que crucé con dos de estos censores
diletantes. Aclaro que solo me relacioné con ellos a través del correo
electrónico y que les dispensé siempre un trato, donde no cabía el
tuteo. Observen, en cambio, que uno de los dos, "al salirme al paso",
no reparó en tratarme como a subalterno al que no es necesario
respetar; yo, en cambio, mantuve las distancias del respetuoso
"Usted"; el otro, conservó el usted pero, al calificar mi postura como
impropia de "un verdadero martiano, de un socialista o anarquista",
concluyó que yo no era lo que simulaba ser. Ambos casos, aparte de
ilustrativos, pueden resultar divertidos.
BOTÓN UNO:
Hace poco más de un año, rehusé suscribir un documento. Como respuesta
recibí, de uno de los firmantes, calificativos y enjuiciamientos
inapelables; como juez severo y aspirante a censor, se abrogó el
derecho de despojarme de mis atributos ideológicos y dictarme lo que
yo "debía" hacer. Del extenso mensaje, extraigo los párrafos más
elocuentes; juzguen ustedes:
[Además de escribir para unas cuantas personas que le leemos, ¿Qué
hace usted para "cambiar todo lo que debe ser cambiado"?]...[en los
hechos usted, a pesar de todas las críticas que hace, es un elemento
más en el engranaje que permite mantener sin cambios la realidad
existente.]...[esa no es la postura de un verdadero martiano, de un
socialista ni de un anarquista verdadero.]...[Critique usted el
documento, señale los aspectos que están en contra de sus concepciones
ideológicas y políticas y si, por consenso, se rechazaran sus
criterios y no está de acuerdo con el documento final, no lo firme.] A
este defensor de su fe, le respondí con una sola pregunta: ¿Qué
derecho tiene usted, para juzgarme y decirme lo que tengo que hacer?
BOTÓN DOS:
El pasado mes de septiembre, como respuesta a un artículo mío, donde
comenté un libro del Comandante Jorge (Papito) Serguera, recibí el
siguiente mensaje nada diplomático de un diplomático cubano:
"Oliva: No es aconsejable hacer conclusiones de un proceso tan vigoroso como
el argelino en unas pocas líneas y solo tomando en cuenta los
criterios del libro de Papito. Me disculpas pero no sabes nada de lo
que estás hablando y afirmando."
Mi respuesta diplomática:
Gracias por sus criterios. Sin embargo, yo no hago conclusiones sobre
el proceso argelino, sino sobre el libro de Papito, lo gloso más bien.
Entiendo que es mi deber de lealtad para el amigo que salió difamado
del trance, donde actuó con entrega total a nuestro país.
Estimo mucho su opinión y le respeto. Espero merecer de usted igual trato.
Desde Regla, como siempre, noviembre 10 de 2014

sábado, 8 de noviembre de 2014

DON BENITO, PRESENTE

DON BENITO, PRESENTE
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En apenas 48 horas, he recibido tantas respuestas distintas a mi
enumeración de señales, de tan diverso corte, que el "Benemérito de
las Américas" se me hace presente con su dictamen sobre el respeto al
derecho ajeno. Porque hay un derecho ajeno que no todos admitimos: el
derecho a tener opiniones y a expresarlas, el derecho a que se
respeten esas opiniones, aunque no se compartan. En resumen: el
derecho a discrepar.
Con pesar recibí muestras de ciertas personas, para las cuales el
pensamiento distinto no tiene validez alguna, es malintencionado, es
resultado de la ignorancia o procede de una mente enajenada. Algunas
me sorprendieron por provenir de personas que, con anterioridad, me
han demostrado una ética intachable; pero que, ante la exposición de
mi pensamiento, se apresuraron a tacharlo de insano; un remitente a
quien siempre he distinguido con afectuosa admiración, me tacha de
maníaco-depresivo. Esto no me desanima, pero me entristece, porque
evidencia carencia de respeto a las ideas discordantes.
Lamentablemente, se recurre a la descalificación del sujeto y se elude
replicar con argumentos lo que este expone. Resulta obvio: es más
fácil adjetivar que argumentar. Con frecuencia se pretexta la falta de
tiempo para responder o se recurre al despectivo y arrogante "no vale
la pena contestarle".
Esta deficiencia en nuestra "cultura del debate", ya centró mi
atención hace algún tiempo. La señalé como un factor negativo a
erradicar. Su permanencia en nuestros medios, quizás se deba al
consenso casi generalizado que nos unía en apretado haz. Durante un
prolongado tiempo, el pensamiento popular era monolítico y solo
encontraba réplica en una ínfima minoría representativa de intereses
foráneos, opuestos a la Nación. Pero el camino andado, ya extenso, se
ha llenado de encrucijadas, alternativas y divergencias.
Constantemente, vivimos y sufrimos eventos ante los cuales se
manifiestan pareceres y reacciones diversas. No hay que tachar de
renegados, decepcionados, rendidos, ni pasados al enemigo, a los que
hasta un punto marcharon junto a nosotros, pero ahora asumen opiniones
distintas. Vuelvo a clamar por un diálogo con respeto a la diversidad.
Estoy seguro de que la confrontación de ideas nos enriquecerá y
fortalecerá.
Por suerte, también he recibido mensajes muy reconfortantes, que me
hacen saber que no soy el único que sueña y alerta, que tiene ideas
que algún otro, sin ser psiquiatra, pueda tachar de maníacas.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 8 de 2014


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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jueves, 6 de noviembre de 2014

UN ASUNTO DE LA SEMIÓTICA

UN ASUNTO DE LA SEMIÓTICA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El estudio de los signos en la vida social es el objeto de la
Semiótica o Semiología. Los estudiosos de la materia han llegado a
establecer una teoría general de los signos. Ahora bien, la
interpretación de los mismos, al igual que el diagnóstico de una
enfermedad a partir de los síntomas presentados por el paciente, tiene
mucho de subjetiva y está condicionada por el saber y experiencia del
clínico o del sociólogo. Un mismo signo, síntoma o señal, puede tener
una interpretación distinta, acorde al especialista que lo examine.
Este cubano común no es ni clínico, ni sociólogo. Es simplemente un
sujeto que percibe determinadas señales, llegadas del medio, y las
interpreta a su manera. Su análisis posee un gran margen de error.
Aparte de las vivencias que han marcado su vida y que gravan sus
criterios de subjetivismo; independientemente que, sus ideas y
pareceres pueden condicionar las conclusiones a que arribe, las mismas
siempre sufrirán de la pobre información, carecerá de la necesaria y
suficiente, de la que adolece la mayoría de los ciudadanos.
Me veo precisado a fijar estas aclaraciones, debido al revuelo
provocado por mi reciente artículo sobre ciertas señales. Hubo amigos
que me recomendaron "no coger lucha", mientras otros se escandalizaron
hasta enmudecer en mensajes tartajeantes e inconclusos. No faltaron
los no amigos, que se apresuraron a etiquetarme como un decepcionado o
renegado más. No voy a responder a estos últimos: los pobres, siempre
se han equivocado. Hasta el final de mis días, yo seguiré enamorado de
mi antigua novia (*), aunque ya esté desfigurada, achacosa y
desgastada por los años. En mi interior la mantengo viva, tal como la
conocí, y la sigo amando. Ambos nos creamos mutuamente y yo fui hecho
por ella a "su imagen y semejanza". Este amor para siempre, no me
impide ver su estado actual de deterioro, ni percibir los síntomas
alarmantes que presenta. Los interpreto, a mi juicio, como de suma
gravedad, agoreros de un doloroso y quizás muy cercano fin. Pero no
llego al extremo de un historiador, a quien mucho aprecio, que ya le
asignó su tarja mortuoria con el consabido "En Paz Descanse". Los
sueños no mueren, pueden malograrse, pero siempre renacen en lo más
profundo del pensamiento y del corazón, y soñar es lo que hace
peligroso al hombre. No es la primera vez que lo digo. Hace algún
tiempo, escribí el siguiente minicuento con que cierro esta página
aclaratoria de hoy:

ADVERTENCIA
En la jaula donde exhibían al Hombre, colocaron el siguiente letrero:
"¡Cuidado! Especie peligrosa: Sueña."

(*) http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com/2014/09/parábola-de-la-novia-
fantasma.html


Desde Regla, como siempre, noviembre 7 de 2014


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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miércoles, 5 de noviembre de 2014

DIEZ SEÑALES

--
DIEZ SEÑALES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Queridos amigos:
Quizás como a muchos de ustedes, hasta mí han llegado tenebrosas
señales de alarma; ellas indican que estamos tocando fondo en una
crisis irreversible, de la que no puede salir ileso el actual sistema
económico-político, por mucho que quieran "actualizarlo". Analizando
estas señales, he llegado a la conclusión, quizás pesimista, que "esto
no tiene remedio". A mi juicio, sobrevendrá, inexorable, un cambio
total que implique a la sociedad toda y a sus instituciones. Bajo
otros cánones constitucionales se organizará "lo nuevo" para barrer
todo lo dejado atrás. ¿Perderemos nuestra utopía? Es muy posible, pero
es la realidad que nos está cacheteando, para avergonzarnos cada día.
A continuación, les enumero las diez señales, muy interrelacionadas
unas con otras, que he percibido:

DIEZ SEÑALES DE ALARMA, QUIZÁS TARDÍAS

01-Economía destruida (disminución de la producción en todos los
renglones y deterioro de los principales indicadores).
02-Población envejecida y disminuida, sin posibilidad de reemplazo de
la masa laboral.
03-Consenso político perdido.
04-Desgaste de la credibilidad del gobierno.
05-Apatía e indiferencia generalizadas, inoperancia de organizaciones sociales.
06-Pérdida de valores (realmente, sustituidos por otros más
atemperados a las circunstancias).
07-Ineficiente gestión de gobierno y asfixiante centralización
08-Extensión y hegemonía del burocratismo.
09-Continua y creciente emigración (fundamentalmente, de jóvenes con
alto nivel de preparación).
10-Ausencia de comunicación gobernante-gobernados. Participación nula
de la masa en la toma de decisiones.

De seguro, he dejado de mencionar otras señales, pero estas son las
que, con más fuerza, han llegado a mí. Ruego a todos, perdonen mi
pesimismo.
Ahora comprendo por qué el enemigo se nos acerca con los brazos
abiertos; quizás ha visto estas y otras señales, nos sabe moribundos y
viene a darnos el abrazo de la muerte. Me he equivocado muchas veces,
pero nunca había deseado equivocarme tanto como ahora. De todas
formas, la desesperanza no me hunde en la pasividad ante este
naufragio de sueños. Es necesario que luchemos por salvar lo que
podamos.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 6 de 2014

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martes, 4 de noviembre de 2014

NUEVOS MINICUENTOS

--NUEVOS MINICUENTOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

CONTROL REMOTO
Rumbo a lo desconocido, lentamente, marchamos. En el trayecto se
producen frenazos, giros erráticos, largas paradas y retrocesos. A
nadie le importa ya la duración y el destino del viaje; los
conductores viajan en otro vehículo.

ESTRADO
Pensamos que, salido de nosotros, dirigiría desde abajo. Pero se puso
tan gordo que no cabía en nuestros asientos y asumió el mando a
distancia, desde una poltrona especial situada allá, en lo alto del
estrado.

LECCIÓN
Sobresalía por su disposición para ejecutar a chivatos y delatores;
participó en numerosos ajusticiamientos y hasta parecía hacerlo con
gusto. Pero cuando lo apresaron, delató a sus compañeros.

SEDIENTO
(Como versos)
En mi ya largo camino, no encuentro el vino
que me ayude a calmar esta sed.
Y sigo, peregrino,
pensando que más adelante lo encontraré.

SIN OPOSICIÓN
Una mitad emigró, la otra murió de vejez, sin voluntad para seguir
viviendo; y él se quedó sin nadie a quién gobernar. Entonces los
ministros, que hacía rato conspiraban en contra suya, formaron la
oposición y lo derrocaron.

EN VANO
Sacrificaron el presente para construir el futuro. Pero el futuro
llegó y todo estaba por hacer.

GÉNESIS: Cap. II
Todavía a Dios no se le había ocurrido inventar el CUC y el Dólar
imperaba sobre la faz de la Isla. Y dijo El Creador: "Hagan los
isleños el CUC" y el CUC fue hecho. Y fue milagro que el CUC valiera
más que el dólar; siempre dentro de la Isla, solo en la Isla y nada
más que en la Isla. Y el Dólar fue devaluado y desterrado. Pero ya el
espíritu del mal había soplado sobre los hombres y asolado la Isla con
la corrupción, el dengue y otras epidemias similares. Y se arrepintió
Dios de haber permitido la creación del CUC y ordenó la unificación
monetaria. Pasaron los siete días de la creación, ya avanzaba el
tercer milenio de la Nueva Era y todavía los isleños debatían cómo
cumplir el mandato divino.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 5 de 2014


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lunes, 3 de noviembre de 2014

SIGILIAO

--SIGILIAO
Por Sempronio, el de Regla

La vida me ha enseñado que, cuando el enemigo se muestre cordial, te
sonría y se nos acerque de brazos abiertos, hay que estar más alertas
que nunca. Yo, esto de los yanquis promoviendo el levantamiento del
bloqueo y aplaudiendo nuestra contribución a la lucha contra el Ébola,
me da mala espina y me pone "sigiliao". Son muchos años sufriendo su
perfidia, para de pronto creer que han entrado en razones. Ya el Che
nos había advertido que no se puede confiar en ellos, "ni tantito
así".
Si al fin se comportan con decencia, bienvenidos sean al entendimiento
y al intercambio normal, civilizado entre naciones vecinas; pero me
queda clarito que ya se están sintiendo el rebote perjudicial de
mercados perdidos y por perder; la tortilla se les ha virado y ahora
ellos son los aislados.
Claro que, como cubano que vive en la isla, ansío el cese del absurdo,
ilegal y genocida cerco económico, comercial y financiero con que,
tozudamente, pretenden doblegarnos por asfixia. ¡Pero, cuidado! Ese
abrazo y esos aplausos me huelen mal, puede que sean el abrazo de la
muerte que dan los mafiosos. Es mejor guardar reservas, para que no
nos sorprendan de mansos.
Si levantan el bloqueo es porque les conviene ahora, precisamente
ahora, no porque se hayan vuelto buenas gentes... Yo, Sempronio, desde
Regla, doy la bienvenida al entendimiento y extiendo mi "mano franca",
pero sin soltar la tranca que tengo en la otra mano. ¡Sigo SIGILIAO!

Desde Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Noviembre 4 de 2014

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RECTIFICACIÓN IMPOSTERGABLE

-- RECTIFICACIÓN IMPOSTERGABLE
En mi más reciente artículo ("PODEROSO CABALLERO"), atribuí a Góngora
un verso que escribiera su acérrimo enemigo: Don Francisco de Quevedo.
Ofrezco disculpas a mis lectores por este lamentable error y agradezco
al fraterno Argelio Santisteban el habérmelo señalado.
Jorge C. Noviembre 3 de 2014. 10:50 AM
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domingo, 2 de noviembre de 2014

PODEROSO CABALLERO

-- PODEROSO CABALLERO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Aquel verso "Poderoso caballero es Don Dinero" del inmortal Góngora,
podemos parodiarlo en Regla y escribir: Poderoso caballero es el
bodeguero. Y lo es, porque tiene dinero y le entra sin mucho esfuerzo;
le basta con "cuadrar la caja" con los carreros y demás
suministradores del establecimiento. Mientras mantenga sin faltantes
el inventario, efectúe los depósitos correspondientes y llene el
inútil papeleo, la Empresa de la cual depende no lo molestará y lo
dejará obrar a su antojo.
Es que nuestro actual bodeguero dejó de ser el comerciante que atendía
un pequeño comercio minorista, para convertirse en el poderoso señor
que "desatiende" un centro de distribución de lo racionado. Por esa
labor, que cumple desmañadamente, es por lo que le pagan un salario
insuficiente para darse la vida que se da. Su contenido oficial de
trabajo, él lo cumple en unos pocos días, el resto del mes lo tiene
libre para dedicarlo a su verdadero negocio: traficar con los
seculares "desvíos". Así, usted puede obtener que este personaje le
venda "por la izquierda" arroz, azúcar, café, aceite, leche en polvo y
cualquier producto normado, a precios del mercado negro y en cualquier
cantidad. En su variada oferta, suele incluir otros renglones como
queso, embutidos, filetes de pescado y lo inimaginable.
Entre el Poderoso bodeguero, los inspectores y la Empresa, se teje una
corrupta maraña de complicidades. En estas relaciones prima el "tú
sabes que yo sé y yo sé que tú sabes". Así, la Empresa determina que
el remozamiento de la bodega lo asuma el bodeguero. ¿De dónde saca
éste los recursos necesarios para pagar albañiles y materiales? Eso la
Empresa lo sabe y se lo hace saber a su subordinado, que acepta la
extorsión a cambio de la libertad de acción. Es probable que existan
otros "intercambios de favores", pero eso es más difícil de probar.
Por lo general, cada bodeguero cuenta con un ayudante; este puede ser
otro empleado emplantillado de la Empresa, o ser un simple asalariado
de su patrón: el bodeguero, quien paga "de su bolsillo" el salario
convenido. Como poderoso al fin, el bodeguero no resiste la tentación
de ostentar su poder. Ya no se conforma con el mal trato habitual y el
"te tienes que esperar" con que acoge a los usuarios. Ahora se muestra
déspota y hasta se niega a vender cigarros, uno de los pocos productos
de oferta liberada. Ya van dos veces y en bodegas diferentes, que este
usuario-relator, ha sido castigado por el Poderoso Señor con el
inapelable dictamen: "Ahora no te puedo despachar". Así, me hicieron
pagar mi osadía por pretender que, con el dinero justo y sin necesidad
de darme cambio, quisiera comprar un paquete de diez cajetillas. El
primer caballero estaba solitario en su feudo, enfrascado en llenar
unos modelos de la Empresa; el segundo atendía a otros clientes y no
podía estirar el brazo para alcanzar los cigarros que tenía al alcance
de la mano. ¡Qué fallo el mío! ¡Pretender que se comportaran como
comerciantes eficientes! ¡Verdad que soy iluso! ¿Qué cómo terminaron
ambos incidentes? Pues nada, que viré mi espalda y me encaminé a otro
establecimiento donde el bodeguero estuviera desocupado y yo no fuera
a importunarle con mis impertinencias. En todas las bodegas, recién
reparadas y pintadas, vi un letrero que, como cruel escarnio, decía:
"Área de protección al consumidor".

Desde Regla, como siempre, noviembre 3 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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