miércoles, 12 de noviembre de 2014

LOS FRUSTRADOS

LOS FRUSTRADOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

La frustración es un estado anímico capaz de anonadar y destruir a
muchos; empezando por el que la padece. La reacción de un frustrado
puede adoptar variadas manifestaciones externas. Los frustrados son
los que quisieron alcanzar algo que no consiguieron, rumian su fracaso
y reaccionan, en la mayoría de los casos, de forma negativa. Son, los
despechados por no ser correspondidos en el amor, o la zorra fabulada
que calificó de verdes a las inalcanzables uvas. Por lo general,
llegaron tarde para desempeñar el rol que ambicionan; cuando no son
desfasados en el tiempo, anacrónicos, otros se les adelantan y ocupan
los sitiales soñados por ellos, para ellos.
Las motivaciones del frustrado las enumeró Enrique Pineda Barnet
(Puentear), al concentrarlas en el personaje de El Portero: la
insatisfacción con su físico u otros complejos de inferioridad, las
limitaciones intelectuales, la pobreza espiritual, el afán por
vengarse de las injusticias del mundo, o los deseos insatisfechos;
pero todas estas variantes parten del mismo principio: una consciencia
de inferioridad que necesita poder como compensación. Es el caso del
padre de familia que, en su casa, nadie respeta; la mujer lo sopapea y
el hijo le grita. Ah, pero cuando llega a su trabajo, se consuela con
ser el jefe déspota y ogro, temido por todos; eso lo hace feliz.
Muy recientemente, escribí sobre los "ASPIRANTES A CENSORES". Ellos
son otros frustrados, aspiraron a ser emplantillados en la nómina
gubernamental, no lo consiguieron y echaron mano a la iniciativa
individual; entonces, censuran lo que aún no ha sido censurado "allá
arriba". Son, como lo escribí, los censores "por cuenta propia".
Silvio los caracterizó como "los mutiladores de tanta ala" y el genial
maestro "Puentear" los pintó en "El Portero", al que le basta con solo
extender el brazo -o la pierna, como barrera infranqueable, si está
cómodamente sentado- para impedir el paso. Impedir es una tarea muy
importante para este ser; es equivalente a prohibir, obstaculizar,
dificultar, obstruir, cerrar; es convertir el NO en un abismo
insondable, en sentencia inapelable. ¡Cuánto poder se ejerce, cuando
se dice "NO SE PUEDE"! El burócrata, que no llega a tanto, se conforma
con repetir: "NO ESTÁ PERMITIDO" o se escuda en el "NO ESTÁ ORIENTADO"
para justificar su inercia.
Otro gran frustrado es aquel que ejerce la violencia más primitiva
sobre los que sabe más débiles, volcando sobre ellos sus instintos
primitivos y trasnochados. Hoy es el que apalea al perro que sabe no
lo atacará; de haber nacido a tiempo, hubiera pertenecido a la gavilla
infame de un Ventura o un Carratalá, como un esbirro destacado. Como
toda víctima de la frustración, se siente poderoso maltratando,
castigando, haciendo daño y, si es posible, golpeando al que caiga en
sus manos. Recorre un amplio diapasón: va desde el que nos dispensa su
desdén, grosería y enojo en el comercio al que acudimos, pasando por
el marido que maltrata a la compañera que tiene como esclava, hasta el
que, amparado en un uniforme, actúa con violencia innecesaria con el
infeliz que no le ofrece resistencia. A todos los domina, desde lo más
profundo, una emoción ancestral: EL MIEDO.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Noviembre 13 de
2014_____________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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