jueves, 27 de noviembre de 2014

DE MÚSICO, POETA Y LOCO

-- DE MÚSICO, POETA Y LOCO...
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Según el refranero popular, "de músico, poeta y loco, todos tenemos un
poco". Yo no soy una excepción y para probarlo, hoy he querido
copiarles algunos engendros míos que me parecieron contaminados con el
virus de la poesía:

TODAVÍA ME DUELEN
"Hay golpes en la vida tan fuertes/yo no sé/golpes como del odio de
Dios/..." Eso escribió César Vallejo y yo añado: golpes de los que es
imposible recuperarse, golpes que siguen doliendo toda la jodida vida.
"Son las caídas hondas de los Cristos del alma" y en eso concuerdo;
son el derrumbe de la fe perdida, echadas abajo por destructoras
mandarrias que destruyen ídolos hasta entonces sagrados, es ver
despeñarse desde la cumbre algún sueño que manteníamos intocado. Hay
golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo bien lo sé!

ESPECTADOR PASIVO
Todo se deshace a mí alrededor/ y yo sigo masticando margaritas,/
ajeno al mundo ruidoso, culpable pasivo de sus penas./ cómplice
absoluto de todas las injusticias./ Para consolarme,/ miro la espada
fulgurante/ que, en otros tiempos, furioso blandí./ Cae sobre mis
hombros la noche/ y la herrumbre de aquella espada,/ tósigo mortal
bebí/ como inapelable reproche./ Así soy un espectador pasivo/ de
"todo lo inútil que fui".

TODO CAMBIA
Todo cambia,/ nada permanece./ Fuiste lo que no eres./
Tu recuerdo se deshilacha/ en el tiempo./ Y yo sigo evocándote,/
como si realidad fueres.

A UN SUICIDA
¿Sabes lo que es la muerte?.../ No... Seguramente, no lo sabes./
Ella nos acompaña desde que nacimos./ Está a nuestro lado, persistente,/
Aunque tú la ignores./ La muerte de un amigo.../
Esa nos hace llorar desde adentro/ Con sollozos que/ A la soledad
espantan,/ Porque el amigo permanece./ Claro, tú no alcanzaste/
Aquella dimensión/
Y no te percataste de tu propia muerte,/ Cuando te suicidaste/
Y caíste al abismo/ Insondable y terrible/ Del eterno olvido.

AUSENTE
Esta música que no oiré,/ Estas suavidades y asperezas que no percibiré,/
Estos paisajes que ya no admiraré./ ¡Tantos colores, olores que diferencio!/
Placeres y dolores que asimilé./ Recuerdos que llevo dentro/
Tanta belleza y tanta fealdad que me impresionaron,/
Ya no serán más, habrán desaparecido,/ YA NO SERÉ.

AL FINAL
Al final del camino,/ la vista atrás:/ ¡Cuántos errores cometidos!/
¡Cuántas oportunidades perdidas!/ Sin poderlo ya remediar./
Si no es posible volver atrás,/ ¿De qué vale la experiencia vivida,/
Si ya no nos puede ayudar?/ Y estamos aquí, cúmulo de vivencias/
Que de nada sirven,/ si ya no hay tiempo/ para volver a errar.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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