jueves, 6 de noviembre de 2014

UN ASUNTO DE LA SEMIÓTICA

UN ASUNTO DE LA SEMIÓTICA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El estudio de los signos en la vida social es el objeto de la
Semiótica o Semiología. Los estudiosos de la materia han llegado a
establecer una teoría general de los signos. Ahora bien, la
interpretación de los mismos, al igual que el diagnóstico de una
enfermedad a partir de los síntomas presentados por el paciente, tiene
mucho de subjetiva y está condicionada por el saber y experiencia del
clínico o del sociólogo. Un mismo signo, síntoma o señal, puede tener
una interpretación distinta, acorde al especialista que lo examine.
Este cubano común no es ni clínico, ni sociólogo. Es simplemente un
sujeto que percibe determinadas señales, llegadas del medio, y las
interpreta a su manera. Su análisis posee un gran margen de error.
Aparte de las vivencias que han marcado su vida y que gravan sus
criterios de subjetivismo; independientemente que, sus ideas y
pareceres pueden condicionar las conclusiones a que arribe, las mismas
siempre sufrirán de la pobre información, carecerá de la necesaria y
suficiente, de la que adolece la mayoría de los ciudadanos.
Me veo precisado a fijar estas aclaraciones, debido al revuelo
provocado por mi reciente artículo sobre ciertas señales. Hubo amigos
que me recomendaron "no coger lucha", mientras otros se escandalizaron
hasta enmudecer en mensajes tartajeantes e inconclusos. No faltaron
los no amigos, que se apresuraron a etiquetarme como un decepcionado o
renegado más. No voy a responder a estos últimos: los pobres, siempre
se han equivocado. Hasta el final de mis días, yo seguiré enamorado de
mi antigua novia (*), aunque ya esté desfigurada, achacosa y
desgastada por los años. En mi interior la mantengo viva, tal como la
conocí, y la sigo amando. Ambos nos creamos mutuamente y yo fui hecho
por ella a "su imagen y semejanza". Este amor para siempre, no me
impide ver su estado actual de deterioro, ni percibir los síntomas
alarmantes que presenta. Los interpreto, a mi juicio, como de suma
gravedad, agoreros de un doloroso y quizás muy cercano fin. Pero no
llego al extremo de un historiador, a quien mucho aprecio, que ya le
asignó su tarja mortuoria con el consabido "En Paz Descanse". Los
sueños no mueren, pueden malograrse, pero siempre renacen en lo más
profundo del pensamiento y del corazón, y soñar es lo que hace
peligroso al hombre. No es la primera vez que lo digo. Hace algún
tiempo, escribí el siguiente minicuento con que cierro esta página
aclaratoria de hoy:

ADVERTENCIA
En la jaula donde exhibían al Hombre, colocaron el siguiente letrero:
"¡Cuidado! Especie peligrosa: Sueña."

(*) http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com/2014/09/parábola-de-la-novia-
fantasma.html


Desde Regla, como siempre, noviembre 7 de 2014


________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario