lunes, 13 de octubre de 2014

EMPINAR PAPALOTES

--EMPINAR PAPALOTES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En Cuba llamamos papalotes a lo que en otros países nombran cometas,
barriletes y con localismos muy diversos. Tanto sinónimos como
homónimos, son objetos frágiles, que se empinan hasta donde llegue la
voluntad o el cordel de quien los maneja. El que tiene más cordel,
empina su papalote más alto. Ningún papalote se eleva solo, le es
necesario el viento y la mano que lo encumbre. Sin embargo, algunos
suelen salirse de control y se van a bolina para terminar cayendo.
Cuando un papalote comienza a desobedecer los mandos, se le recoge
pita...
El empinar `papalotes era algo muy difundido en tiempos de mi niñez.
Cuando empezaban los vientos, se abría la temporada del papalote. Los
había de variados diseños y colores; desde los negros con el emblema
pirata de la calavera y las cruzadas tibias en blanco, hasta los que
copiaban nuestra bandera, llamados "cubanitas". A nadie le pareció
nunca mal que se usara la enseña patria en un juego infantil y que se
comercializara tal juguete. En la actualidad, al parecer se sigue
igual criterio, pues la bandera nacional se vende, por elevado precio,
lo mismo que gorras, camisetas y prendas deportivas que la llevan como
distintivo. Ese símbolo es algo muy venerable para todo cubano y no
estimamos irreverente que el Club que nos representa lo luzca en sus
uniformes o que cualquier aficionado lo use en una gorra.
Pero sucede que recientemente se ha destapado "un escándalo
enigmático", un inusual revuelo que me deja intrigado, con más
preguntas que información; todo porque un empresario cubano bautizó
dos marcas de perfumes, creados por su empresa, con los nombres
respectivos de Ernesto y Hugo. Una nota oficial calificó el hecho de
intolerable y punible, y prometió sanciones ejemplares para los
culpables. Parecía que se juzgaba una profanación a símbolos sagrados.
De inmediato, surgieron voces que respaldaban la condena y otras que
justificaban la emisión de tales marcas o nombres comerciales. Hoy,
reflexiono que tanto Hugo como Ernesto son dos nombres de pila que
llevan muchos, pero muchos hombres de ascendencia hispana; en nuestra
América son incontables los que así han sido bautizados o inscritos en
los registros civiles. De las dos figuras históricas con las que
pudieran relacionarse, ninguna ganó su dimensión con esos apelativos.
El mejor amigo que ha tenido Cuba, pasó a la Historia como Chávez y el
guerrillero epónimo inmortalizó el "Che" con que aquí lo nombramos y
lo hizo exclusivamente suyo. Cuando decimos "Che" ya sabemos de quién
hablamos. ¡En eso no hay equivocación!
Para suerte suya, al empresario cuestionado no se le ocurrió titular
"Che" a su nueva fragancia. Me imagino que el asunto hubiera tenido
otras repercusiones y ya estaríamos oliendo a carne de hereje en la
hoguera. No es objetivo de este comentario, calificar ni justificar el
hecho; pero como veo la imagen del guerrillero heroico comercializada
en los más diversos objetos, me refugio, como todo desinformado, en
evocar alguna distracción inofensiva y elijo aquella de mi niñez:
empinar papalotes. ¡Pero, los de varillas y papel, que conste!

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Octubre 13 de 2014.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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