jueves, 15 de agosto de 2013

ENVIO POR ADELANTO

ENVÍO POR ADELANTO
Con motivo de las vacaciones de mi ayudante Sempronio y haciendo un
esfuerzo extra, he decidido hacer un envío de minicuentos en calidad
de adelanto. Se advierte que esto no debe considerarse como un aumento
en la distribución del producto, el cual se seguirá rigiendo por la
cuota normada.

Jorge C. Oliva Espinosa, Regla de mis amores, agosto 14 de 2013


RELATIVIDAD
Yo apenas había nacido cuando vi llegar a los primeros. Venían
desesperados y yo era tan chico, que me parecieron enormes. Eran
temibles, pues dominaban el fuego y lo usaban para destruirnos. A
muchos de mis hermanos mayores, con el sólo objeto de alimentarse o
calentarse, los arrojaron a las llamas. Huían del frío, iban en busca
de una zona más propicia para sobrevivir. Benditos ellos que podían
moverse. Yo no. Yo permanecía allí, afincado a mi lugar. Algunos se
quedaron y se adaptaron, como yo, a las duras condiciones climáticas.
Eran los más aptos. Sus vidas eran fugaces. Con velocidad de vértigo,
nacían, crecían, se reproducían y morían. Para mí eran instantes los
que tardaban sus descendencias en llegar, transformarse y desaparecer
Sin embargo, ese breve lapso bastaba para que lo arrasaran todo y
dejaran destrucción y muerte como huellas de su paso. También se
mataban entre ellos. Siempre tenían un motivo para hacerlo. Muchos
morían jóvenes, casi al nacer. No obstante, su número iba en aumento y
los nuevos siempre se diferenciaban algo de los padres. Cada vez me
parecían más peligrosos, pero más pequeños. Porque yo seguía, poco a
poco, creciendo y haciéndome mayor. Se me hizo evidente que teníamos
relojes distintos. Los de ellos más rápidos, el mío más lento. Era
muy joven todavía para pensar en esas cosas de la relatividad y del
tiempo. Así fui testigo del ciclo minúsculo y repetitivo de sus vidas,
generación tras generación. Ellos fueron modificando la faz del
entorno. Cambiándolo todo y transformándose ellos mismos. Sólo
mantuvieron inalterables su capacidad de destrucción y el primitivo
impulso de matar. Y llegó el momento en que, desde allá abajo, se
fijaron en mí, se asombraron de mi estatura y, admirados, descubrieron
que yo había vivido lo que contaban como miles de años. Una enormidad
para ellos, una insignificancia para mí. Entonces me llamaron Sequoia
o algo así.

GRAN OFERTA
No piensa. En sus programas y subrutinas no está la pregunta, el
cuestionamiento, y mucho menos la réplica. Está programado para
obedecer y ejecutar cualquier orden que reciba. Existen distintos
modelos, cada uno para una aplicación específica, pero todos
absolutamente confiables y obedientes. Nunca harán cosa alguna que no
haya sido ordenada. Los primeros ejemplares, llamados sicarios, fueron
diseñados para reprimir y matar y en su momento fueron muy efectivos,
aunque al final no pudieron exterminar la rebeldía. Eso sí, liquidaron
a muchos rebeldes. Aquellos prototipos primitivos fueron modernizados
y ahora se ofrecen en dos versiones construidas sobre el mismo chasis,
pero adaptadas a las nuevas tareas: Son el modelo llamado Funcionario
y el modelo Burócrata. El primero tiene integradas las funciones del
segundo, pero puede asumir trabajos de mayor envergadura, mientras que
el modelo burócrata es más económico y lo recomendamos para labores de
oficina y dirección a niveles intermedios y de base. No deje de
adquirir el suyo. Disponibles en cualquier mercado de ocasión.
ADVERTENCIA
En la jaula donde exhibían al Hombre, colocaron el siguiente letrero:
"¡Cuidado! Especie peligrosa: Sueña."



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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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