viernes, 26 de octubre de 2012

AQUELLOS POLVOS TRAJERON ESTA BUROCRACIA

Por Jorge C. Oliva Espinosa

Nuestro querido amigo, el destacado politólogo Esteban Morales,
denunció a la corrupción como la verdadera y más peligrosa
contrarrevolución. Fue separado del Partido por ello. Luego, se le
restituyó su militancia, pero hubo que esperar el proceso de apelación
que hizo Morales y que nuestro Presidente Raúl Castro repitiera los
conceptos emitidos por el injustamente sancionado. No sé si los
sancionadores del Santo Oficio, fueron a su vez sancionados por llevar
a la hoguera al distinguido Profesor. Pero no me imagino dónde
meterían la cara cuando oyeron a Raúl repetir sus palabras.
Es que la corrupción a la que ambos se refieren, no es la común que
vemos a diario, la del corrompido por la necesidad que trapichea con
lo poco que está a su alcance. Esa que Morales, en posteriores
artículos denomina, cuestionando de inicio la definición, "de poca
monta"; ya que su significado económico a nivel nacional representa
una suma muy considerable. Tanto Morales como Raúl apuntan a la
corrupción con poder y mando. Aquella que abroquelada en sus funciones
y amparada en sus cargos, sólo se interesa por medrar, sin importarle
para nada el socialismo y el proceso de su actualización. Sobre los
especimenes que integran esta plaga, hay dos preguntas que me
inquietan: ¿De dónde salieron? ¿Cómo se hicieron de una cuota de
poder? No creo que vinieran en el Granma, ni mucho menos que
asaltaran El Moncada. Tampoco que emergieran de la lucha clandestina,
la que derramó heroísmo y sangre en las calles de nuestras ciudades.
Me inclino a pensar que arribaron con posteridad al amanecer radiante
del primero de enero de 1959. Lo pienso así, porque el proceder de que
hacen gala, se enmarca dentro del más puro estilo estalinista. Es el
mismo accionar burocrático que, por encima del criterio de su núcleo
partidista, decidió separar al Profesor Morales. Son los celosos
guardianes de una fe en la que ellos no creen; los que pretenden
pensar por los demás; los defensores del secretismo (porque desconfían
de la capacidad política del pueblo); los maniatadotes de nuestra
prensa; los que, arrogantes, nos miran desde su altura con desprecio.
Ubicar la identidad y origen de este mal, quizás peque de apresurado.
Más difícil de responder es la segunda pregunta que me hago. ¿Cómo
arribaron al poder que detentan hoy? Para encontrar una respuesta que
me satisfaga, debo llamar en mi auxilio a la Historia, esa gran
maestra. Los convido, estimados lectores, a repasarla:
El 8 de Agosto de 1955, el pueblo cubano conoció el Manifiesto No 1
del 26 de Julio al pueblo de Cuba. En él y bajo la firma de Fidel se
decía: "EL 26 DE JULIO se integra sin odios contra nadie. No es un
partido político sino un movimiento revolucionario; sus filas están
abiertas para todos los cubanos que sinceramente deseen restablecer en
Cuba la democracia política e implantar la justicia social…
Reivindicación de todas las conquistas obreras arrebatadas a la
dictadura; derecho del trabajador a una participación amplia en las
utilidades de todas las grandes empresas industriales, comerciales y
mineras, que deberá ser percibida por concepto distinto al del sueldo
o salario en épocas determinadas del año.
La Revolución Cubana no hace compromiso con grupos o personas de
ninguna clase…; respetará la capacidad y el mérito donde quiera que se
encuentre y no considerará jamás el Estado como botín de un grupo
victorioso. "
El programa del movimiento 26 de Julio fue NUESTRO PROGRAMA. Pero a él
renunciamos en aras de la unidad que se nos exigió. Además, se nos
ofreció un programa más amplio y abarcador. Un programa que
modificaría todas las estructuras y la sociedad misma desde sus
cimientos. Sin embargo, no todos los que vinieron a unirse lo hicieron
con iguales miras, ni con el mismo desinterés...
No fue tarea fácil, unir movimientos revolucionarios forjados en la
lucha armada, con un Partido de larga data, que había levantado en su
contra prejuicios insanos y justos recelos. Pero Fidel lo logró, fue
otra de sus obras titánicas, realmente fundadoras. Él nos demostró que
la unidad era necesaria y convencidos, le obedecimos.
Los viejos camaradas del partido que se decía marxista, (El Partido
Socialista Popular, PSP) y que realmente era estalinista, se
incorporaron bien tarde a la insurrección, pero bien temprano cuando
triunfamos, ocuparon puestos importantes de dirección y capitalizaron
a su favor nuestra dependencia económica de la URSS. Así,
tempranamente, impusieron sus métodos y nos trasladaron el calco del
modelo estalinista. Contaban para ello con mayor experiencia política,
dominaban la teoría doctrinal y estaban acostumbrados a la férrea
disciplina partidista. A su lado, nosotros éramos unos entusiastas
ignorantes y unos idealistas demasiado ingenuos. Como estábamos ávidos
de aprender, nos remitieron a sus manuales , donde experiencias
particulares eran elevadas a la categoría de fórmulas universales.
Su renuencia a la lucha armada y su incorporación tardía , cuando ya
se avizoraba el triunfo, la hicieron pasar por fraternal y temprana
colaboración . Ah, pero cuando los invitamos a compartir el poder, por
el cual no habían empuñado las armas, supieron copar posiciones y
desde ellas practicar nefastas políticas, como el sectarismo y el
autoritarismo excluyente de cualquier réplica o crítica. De sus filas
salió la nefasta "Microfracción" descabezada por Fidel. También se
preocuparon de borrar sus viejos y continuados errores, reconocidos
una y otra vez por su dirección partidista, cuando había pasado ya el
tiempo y el daño era irremediable. De esta forma quedó "en el olvido"
la expulsión con que condenaron a Mella, los errores huelguísticos de
Martínez Villena, la orden de cesar la huelga que derrocaría a
Machado, el sabotaje a la acción de Guiteras en el 33, el pacto con su
asesino, su respaldo a Batista, al que calificaron de "demócrata," y
con el cual se aliaron en la Constituyente del 40, la colaboración con
su gobierno 1940-1944 , la adhesión del PSP al browderismo que
proclamaba el fin de la lucha de clases y la alianza de obreros y
burgueses. Tal sarta interminable de errores no era resultado de
torpeza o ceguera. Es que estos viejos camaradas, seguían fielmente
los dictados de Stalin y subordinaban los intereses nacionales a las
órdenes que emanaban del Kremlin, dictadas por la "sabia" visión
global y estratégica del "Supremo Líder, el constructor mundial del
comunismo". Les habían enseñado a no pensar, sólo a obedecer. Y
quisieron hacer lo mismo con nosotros primero y con todo el pueblo
después.
Para no pecar de injusto, debo aclarar que no me refiero a todos los
antiguos militantes del PSP, sólo a los que trajeron la semilla
estalinista y la dejaron sembrada en una cuadrilla de sus seguidores
más obedientes, entonces jóvenes. Muchos de aquellos nefandos maestros
ya han dejado de existir, pero hoy los fieles discípulos suyos los
emulan y son los continuadores de la obra distorsionadora tan bien
aprendida.
No caigamos en el pecado original, aquel que El Che admitió haber
cometido cuando, en nombre de la unidad, dejó de llamar a Prío ladrón.
Digamos hoy la verdad aunque el costo lacere una unidad que, con
semejante plaga, no deseamos establecer.

Regla, octubre 26 de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario