lunes, 22 de septiembre de 2014

UN PROCESO

-- UN PROCESO
Por Sempronio, el de Regla

Todo en la vida tiene su proceso, su mecánica que lo va cambiando
hasta llegar a lo que es. Por lo general, los procesos llevan tiempo,
nada se transforma de ramplán. A los estados intermedios se les llama
etapas, etapas del proceso; también se llaman así las mudas o
traslados de una etapa a otra. Entonces se dice que presenciamos una
etapa de cambios.
Digo todo esto, porque tuve amigos que sufrieron cada uno su proceso.
Cada cual a su modo, pero ninguno ya es lo que fue. Todos se fueron
transformando y hoy son otros, muy distintos a los de ayer. Solo voy a
citar dos ejemplos extremos: El sujeto "A" luchó contra Batista, era
martiano y antimperialista; sin embargo, a poco de triunfar nuestra
causa, comenzó su proceso de cambios. Rechazó el giro a la izquierda
que dio la Revolución y terminó siendo su enemigo. Al final de su
proceso transformativo ya vivía en Miami, donde era miembro de una
agrupación contra. Todo lo contrario, el sujeto que llamaré "Z",
aceptó todos los cambios emanados "de arriba", se volvió comunista y
dedicó cuerpo y alma al "proceso". Trabajaba con ahínco las 24 horas
del día, no sabía lo que era descanso, fue un ejemplo de abnegación y
entrega. Por ello ascendió a un cargo dirigente; entonces, comenzó a
valorar su sacrificio y entendió que merecía "algo más" de lo que
recibían otros que nada aportaban. Lo que él disfrutaba no eran
dádivas, eran compensaciones naturales. Así entendió "lógico" recibir
una facturita de víveres y una cuota de gasolina extras, unas
vacaciones pagadas en Varadero y otras menudencias. Su familia,
desatendida por el trabajo, merecía igualmente una compensación y le
"consiguió" un auto al hijo, un cargo "cómodo y productivo" a la
mujer, etc. En resumen, comenzó a sentirse "diferente" y terminó su
"proceso" como un corrupto.
Por suerte, entre los casos de "A" y "Z", conozco muchos que se han
aferrado a sus viejos moldes y todos los procesos vividos no han
podido cambiarlos. Hoy son menos cándidos y más maduros, pero se
mantienen fieles a sus principios. Ellos me ayudan a mantener mi
optimismo.

Desde Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Septiembre 22 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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