miércoles, 13 de agosto de 2014

UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA

-- UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Hoy compartiré mi columna de opinión con el carnal Sempronio. Yo me
ocuparé de filosofar sobre la política y la historia, mientras él
tratará los temas intrascendentes de la vida diaria, esos que, como
los mosquitos, nos afectan a todos.

GRANDES MAESTRAS
Cada revolución, como poderosa fuente, mana enseñanzas; sus
trayectorias jalonadas de aciertos, errores, avances y retrocesos,
muestran interesantes coincidencias. Todas alcanzan un punto máximo de
subversión de valores, de sustitución de lo caduco, de rescate de lo
olvidado, de implantación de lo pujante y nuevo. A partir de ese
clímax, comienza un proceso de ralentización que culmina en
estancamiento y muerte. Como agua apresada en un charco, se corrompe.
Antes de llegar a esta fase de descomposición, suelen surgir caudillos
que, en nombre de la Revolución, desvían el curso original, pervierten
las ideas conductoras y se erigen en dictadores (Robespierre,
Napoleón, Huerta, Stalin y Mao, entre otros). Ellos implantan el
absolutismo, la autarquía, difunden el terror en las masas gobernadas
y terminan sumiendo a estas en la indiferencia y la desidia; son los
enterradores de la Revolución.
Todas las revoluciones, la francesa, la mejicana, la rusa y la china,
han conducido a una aparente "restauración" de lo abolido por ellas. Y
digo "aparente" porque a pesar de significar un retroceso, ninguna ha
sido una total vuelta atrás. En Francia, se restauró, de forma
efímera, la dinastía de los Borbones; poca vida tuvo en México la
dictadura de Victoriano Huerta; a Stalin y al capitalismo de Estado,
sucedió la privatización de ese capitalismo, iniciada por Yelsin y
estabilizada bajo la conducción de Putin; por último, China consolida
su inicial "socialismo de mercado", transformándolo en un capitalismo
mixto (estatal y privado), donde "es glorioso ser rico".
Quizás porque han tomado en cuenta estas enseñanzas, hoy tenemos a
izquierda y derecha, grupos que piensan en la restauración cubana,
como una vuelta al pasado. Cada grupo las ha interpretado a su modo:
Los de derecha la esperan con júbilo, la dan por segura porque así lo
desean y están prestos a convertir sus deseos en futuras certezas;
mientras los situados a la izquierda, se desgañitan inútilmente en
alertar sobre ese peligro. Unos y otros parecen olvidar que la
Historia no es un calco de lo pasado, aunque lo asemeje; que la
espiral de la sociedad en desarrollo siempre avanza a un nivel
superior; que la necesidad busca hasta encontrar la posibilidad y que,
en última instancia, la palabra final la tienen las masas necesitadas.

Desde Regla, como siempre,
agosto 14 de 2014


OTRA DE SEMPRONIO
En Regla, la pavimentación de calles y las obras de acueducto y
alcantarillado parecen estar enfrascadas en una guerra de mutuo
exterminio. Tan pronto unos trabajadores concluyen el asfaltado en una
vía, otros comienzan a romperlo para soterrar tuberías. Está claro que
no existe la mínima coordinación entre los que ejecutan uno y otro
trabajo. A ellos no parece importarles el despilfarro de materiales y
la destrucción del trabajo del otro; menos aún su costo. ¿Es que son
Empresas enemigas, las que actúan así? ¿Pertenecen acaso a distintos
propietarios y se guían por intereses disímiles? ¿Dónde ha quedado la
maltratada "Planificación" por la que debemos regirnos?... Estas son
las preguntas que se hacen muchos reglanos.
El otro día, en una parada de guagua escuché la siguiente
conversación, en la que dos mujeres, en trance de ir hacia sus
trabajos, comentaban estas destrucciones de lo ayer hecho. Una de
ellas afirmó que "aquí nada estaba organizado", a lo que la otra
replicó: No, mi vida, en este país sí que hay algo bien organizado: LA
DESORGANIZACIÓN.
Yo, Sempronio, el de Regla, me quedé con ganas de intervenir en el
diálogo y convertirlo en triálogo, pero mi guagua llegaba y tuve que
centrar toda mi atención para no caer en una de las zanjas abiertas
sobre el asfalto recién compactado.

Desde esta tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
En la mismita fecha del articulillo "up supra" de mi socio, un
tratado árido que interesa a pocos.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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