miércoles, 16 de octubre de 2013

NUESTRA AMERICANIDAD

NUESTRA AMERICANIDAD
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Incurrí en el error de divulgar lo que me llegó de fuentes que creí
confiables, así circulé entre ustedes un discurso atribuido de forma
apócrifa a Evo Morales. A todos ofrecí mis disculpas, pero desde ese
momento, además de Sempronio que siempre me acompaña, tendré a mi lado
a Sigiliao, su primo. Ellos dos, sobre todo Sigiliao, me ayudarán a no
ser tan confiado y no caer en esas "nuevas" trampas que nos tienden
algunos enemigos encubiertos; aquellos que aún no se han declarado
abiertamente enemigos y que son más peligrosos por ello. Muchas veces,
sin que los percibamos, permanecen a nuestro lado, tratando de socavar
la credibilidad que hemos logrado con dedicación y honestidad. Este
episodio me ha convencido de la necesidad de mantenerme siempre alerta
y de esperar ataques desde direcciones impensadas.
Nada justifica la falsedad, ni el recurrir a la mentira aunque sea
para proclamar verdades. Quien así lo hace debe ser porque teme a esas
verdades, quiere nadar entre dos aguas e ignora que verdad y mentira
son incompatibles. Los argumentos expresados, verdades como puños,
excluían toda trapacería o fraude. Realmente, la médula del discurso
era y es válida, pues puede rubricarla cualquier descendiente de
nuestros primeros pobladores; defendía la americanidad ayer esquilmada
y hoy mirada con altanería desde un eurocentrismo de arrogancias sin
base de sustentación. Es una verdad que Europa debe mucho a América. Y
cuando decimos América, nos referimos a la nuestra, la amerindia,
contra cuya población aborigen, se cometió el más grande genocidio que
recuerde la historia. Y todavía, contemporizamos al llamar "Encuentro
de dos culturas" a la llegada de los europeos a esta parte del mundo,
cuando de lo que se trató fue del comienzo de la destrucción de las
culturas precolombinas, en nombre de la ignorancia y el oscurantismo
de una Europa atascada en el medioevo, arruinada por guerras,
diezmadas por plagas y pestes.
La pólvora, el acero y la rueda fueron los elementos en que mal podían
sustentar una superioridad tecnológica. Ninguno de esos adelantos
tenía origen europeo. La arquitectura que podían exhibir era la del
romano y la del árabe, sus antiguos conquistadores. En Astronomía, en
Higiene ambiental y en Ingeniería, los llamados "salvajes" adelantaban
a los recién llegados; Tenochtitlán contaba con acueducto y
alcantarillado y sus construcciones y su extensión empequeñecían a
ciudades como Toledo y Madrid. ¡Cuántos conocimientos se perdieron en
aquellos códices mayas que la ignorancia de cruz, yelmo y coselete
destruyó en la hoguera!
No, el discurso no lo pronunció Evo, pero lo pudo haber hecho, no ante
los mandatarios de países exportadores de petróleo, sino ante un
cónclave de la Unión Europea; iguales verdades pudiera proclamar una
Rigoberta Menchú, o un actual guaraní, un mapuche chileno o un toba
del Chaco argentino. De Cuba no quedó ningún aborigen cuyos
descendientes pudieran ahora reclamar justicia, todos fueron
exterminados. Pero en este Continente nació otra raza, mestiza y
rebelde, orgullosa defensora de su americanidad. Raza que es solo una,
la de un solo pueblo, en singular, como apuntó el Gigante antillano,
pueblo que habita esta "América Nuestra" desde el Bravo a la
Patagonia. Ese pueblo tendrá siempre a su servicio mi pluma. Mientras
escribo, Sigiliao permanecerá de ahora en adelante, a mi lado, alerta
y vigilante.
Ya tenía redactado el presente artículo, cuando recibí de Jorge A.
Oliva, sociólogo y antropólogo argentino, hermano en las ideas
latinoamericanistas, homónimo mío doble en nombre y apellido, la
siguiente información:
Luis Britto García, escritor venezolano, con motivo del Día de la
resistencia indígena, escribió el texto «Guaicaipuro Cuatemoc cobra la
deuda a Europa», que fue publicado por el diario El Nacional de
Caracas, el 18 de octubre de 1990. En este texto de ficción, Britto
reflexiona sobre la deuda que tiene Europa con América y con qué
palabras un indígena americano podría reclamar tal deuda. La obra,
escrita en forma de epístola, fue luego difundida por internet con el
nombre de «Conferencia del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc ante la
reunión de los Jefes de Estado de la Comunidad Europea», haciendo
creer a la gente que un verdadero cacique indígena pronunció esas
palabras en una conferencia internacional. Si bien el personaje es
ficticio y la presencia indígena en tal conferencia jamás ocurrió, el
texto contiene una reflexión sobre el tema de la conquista y sobre el
desarrollo de Europa a través del uso de las riquezas naturales de
América. (Wikipedia, entrada Luis Britto García)
Como ven, la solidaridad internacionalista me brinda su valiosísimo
aporte, esta vez con una información tan esclarecedora, que me permite
como dicen los fiñes, "no quedarme dao". Ya agradecí de forma personal
al hermano argentino, ahora hago público mi agradecimiento. Sempronio
y Sigiliao aplauden y dan vivas a la tierra de San Martín y del Che,
parte integral de "La América Nuestra".

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Octubre 16 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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