jueves, 17 de octubre de 2013

ATRASO EN LA ENTREGA

ATRASO EN LA ENTREGA
Como vieron, estuve muy ocupado la semana anterior, lo que me impidió
distribuir la cuota asignada de mis minis. Aquí les va con mis
disculpas por la demora.

RELEVO
Como soñar era delito grave, castigado con severas penas, se
generalizó el mentir. Así, cuando al despertar eran interrogados por
el gendarme, todos aseguraban no haber soñado y algunos exageraban al
afirmar que jamás habían soñado. Entre estos, fueron reclutados los
nuevos encargados de perseguir los sueños.

PSIQUIÁTRICO
Soy médico, trabajo en un hospital psiquiátrico y mi situación laboral
amenaza convertirme en paciente del mismo. No es consecuencia de la
irrealidad contagiosa de las personas que atiendo, la causa reside en
mí. Ahora les explico: a pesar de mi título de especialista y del
salario que por ello me pagan, hace tiempo vengo buscándome otras
entradas complementarias que me permitan sobrevivir y mantener mi
casa. Nada fuera de lo común. Nos pasa a todos los profesionales
universitarios. Sé de ingenieros que venden pan y filólogos que viven
de las rositas de maíz. Así, comencé a salir por las noches con mi
auto como taxista clandestino. Recorría los trayectos más
congestionados y alquilaba furtivamente. Era un negocio chico, lleno
de zozobras, mi carro se deterioraba y el gasto de combustible
superaba la mayoría de las veces lo obtenido. Hasta que lo conocí. Mi
encuentro con él fue algo providencial. Me detuvo a tres cuadras
apenas de mi casa y pidió que lo llevara a uno de los más lujosos
hoteles de La Habana. En el trayecto fuimos conversando, el tema de la
economía doméstica salió a relucir y al final me contrató como su
chofer particular y nocturno. Por este servicio me paga diez veces más
de lo que gano en el hospital. Ahora trabajo sólo para él sin
abandonar, claro está, mi cargo de loquero. En noches alternas lo
recojo en mi barrio y lo dejo a la puerta del mismo lujoso hotel de la
primera vez. Allí mi patrón se desempeña como maletero.
DES CONCIERTO
Era un magnífico director de orquesta. Pero consideró que nadie mejor
que él podía tocar el primer violín. Lo mismo pensó del piano, de las
violas, de los bajos, de las flautas, trompas y de cada una de las
cuerdas, de las maderas y los metales. Así decidió asumir la ejecución
total de la partitura y no dejó participar a los músicos. Al final no
hubo concierto.
EL PODER
Mandar y ser obedecido. Dictar órdenes que fueran obedecidas de
inmediato, sin réplica ni vacilación. Disponer de los demás y verlos
acatar, sumisos, sus mandatos. Ese era el poder con que había soñado
siempre y que ahora ejercía. Por eso, totalmente realizado,
regodeándose ordenó tajante:
___¡¡La cola es por aquí, por otro lado no despacho!! ¡Hasta que no
acabe con el café, no vendo cigarros!
EQUIVOCACIÓN
Como ayudaban a soportar los espejuelos y, de alguna forma, permitían
que el hombre leyera, las orejas envanecidas se olvidaron de oír.
IMPRUDENCIA
La primera vez actuó con miedo. Nunca se había enfrentado a peligro
semejante. Volvió a hacerlo, nada le pasó y se sintió mejor. Entonces,
subestimó el riesgo y confiado, lo intentó de nuevo. Fue lo último que
hizo.
UTÓPICOS
¿Quién dice que hemos fracasado? Mañana, otros hombres que aún no han
nacido, aprenderán de nuestros errores e intentarán su propia Utopía.

Desde la Regla de Yemayá, pueblo de mis amores,
Octubre 18 de 2013

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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