miércoles, 18 de septiembre de 2013

CONCEPTOS EQUIVOCADOS

CONCEPTOS EQUIVOCADOS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Lo he dicho otras veces: disidente es el que, por pensar distinto,
discrepa y emite opiniones diferentes a las nuestras, pero por el solo
hecho de disentir no es un enemigo. Los criterios de Céspedes y
Agramonte disintieron en Guáimaro, los de Martí y Maceo lo hicieron en
La Mejorana, pero todos ellos concordaban en que la prioridad era la
independencia y que los enemigos eran el gobierno español, el
norteamericano que siempre nos ambicionó y algún que otro cubano
renegado. Tengo amigos que, por pensar diferente con respecto a
determinados temas, no considero enemigos míos, ellos siguen siendo
mis amigos. Por ejemplo uno, a quien tengo especial estima, en días
pasados calificó de "protesta pacífica" lo que yo considero
participación en un show mediático programado y pagado por el
enemigo; lo hacía él para defender a una mujer agredida salvajemente,
algo que debe indignar a cualquier nacido de mujer y ya mi amigo, por
haber participado la víctima en "protestas pacíficas", daba por
identificados a los autores del atropello; yo no tenía ni tengo igual
certeza de quiénes pudieron haber sido y chocaron nuestras opiniones.
Yo presto atención a las motivaciones que hay detrás de cada hecho; mi
amigo, responde al llamado de sus nobles sentimientos. Quizás yo
peque de analítico y él de emotivo. De ahí nuestra discrepancia. Por
discrepar no lo voy a considerar mi enemigo. Con razón sentencia mi
fraterno Félix Guerra y lo cito: "Si considerara enemigos a los que
cuestionan mis ideas, mi principal enemigo sería yo." Fin de la cita.
Por otra parte, enemigos declarados pueden coincidir en criterios al
hacer definiciones; así, los gobiernos de EEUU y de Cuba califican de
"socialismo" el sistema que el primero pretende destruir y el otro
"actualizar".
Los cubanos, con demasiada frecuencia, acostumbramos a equivocar los
términos, a usar definiciones erróneas y consideramos como disidentes
no sólo a los que piensan de forma diferente, sino también a aquellos
que piensan y obran, más obran que piensan, con el propósito claro de
destruirnos o cuando menos retrotraernos a pasados que ellos añoran.
Siguiendo este modo de conceptuar, también he visto llamar "opositores
pacíficos" a grupos que, obedeciendo planes urdidos en Estados Unidos,
se prestan para montar espectáculos de propaganda, verdaderos shows
callejeros que tienen como objetivo proyectar al extranjero una imagen
que sirva a sus siniestros propósitos; en estos actos siempre están
presentes reporteros y camarógrafos de agencias noticiosas extranjeras
que, oh casualidad, han sido avisadas oportunamente. Así "informan al
mundo del descontento, rayano en rebelión, que se vive en Cuba, donde
hay agitación popular y las condiciones de vida están exigiendo una
intervención humanitaria que venga en auxilio del sufrido pueblo y le
restituya la democracia"; por supuesto, el modelo de democracia que
nos quieren traer como remedio a nuestros males reales e inventados. Y
al que me tilde por esto de paranoico o de apoyar pretextos
gubernamentales, me basta recordarle "las intervenciones humanitarias"
en Afganistán, Irak y Libia, siempre precedidas por una campaña
mediática de demonización.
En estos días, que se ha intensificado la campaña a favor de la
liberación de los cubanos que guardan prisión por luchar contra el
terrorismo, he leído con estupefacción que un destacado intelectual
nuestro la iguala, con idéntico rasero, a la demanda por la
excarcelación "del anciano y enfermo Alan Gross". Y aquí se comete no
solo un error o confusión de conceptos, se cae en la omisión de algo
tan definitorio como las motivaciones que tuvo cada caso; saltar por
encima de objetivos tan opuestos y querer igualarlos, es como tratar
de comparar al proverbial huevo y la clásica castaña. ¡Oiga, por
favor!... El señor Gross es un "contratista", así ellos lo denominan,
como igualmente califican a los soldados contratados por la agencia
privada Black Water para enviarlos a Irak y Afganistán; la única
diferencia es que Míster Gross es un "Contratista" contratado por una
agencia del gobierno estadounidense, que lo envió a Cuba, a repartir
"generosamente" equipos tecnológicos para promover la restauración de
una "democracia" que nos tiene reservada el gran vecino del Norte.
Ramón, Gerardo, Fernando, Antonio y René no fueron a Estados Unidos a
subvertir el orden imperial allá implantado, ni a atentar contra su
sistema; fueron a evitar los actos vandálicos que se organizan y
financian allá y su secuela siniestra de muertes inocentes. El señor
Gross vino a "trabajar por nuestra futura liberación", liberación que
nos regresará a la tutela del poderoso vecino; nuestros cinco hermanos
fueron allá a velar por nuestra seguridad y tranquilidad ciudadana.
Resumiendo, trastocamos muchos términos y equivocamos muchas
definiciones; términos y definiciones los usamos erróneamente. De esa
forma, calificamos de revolucionarios a quienes sirven de coro a los
dictados oficiales, a los que consciente o inconscientemente se
prestan para las campañas enemigas, a los que escudan sus tropelías
tras un carné rojo y algún que otro funcionario que, espuriamente,
ejerce la representación del pueblo soberano, soberanía que usurpa
desde posiciones y privilegios que defiende a dentelladas, tan enemigo
del pueblo como cualquier mercenario.
Nada, que vemos enemigos donde no los hay y sin embargo, tenemos
enemigos en muchas e insospechadas partes. ¡No hay duda! ¡Vivimos
tiempos muy confusos!...

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Septiembre 17 de 2013

--
________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario