lunes, 30 de marzo de 2015

RACISMO Y DISCRIMINACIÓN RACIAL

-- RACISMO Y DISCRIMINACIÓN RACIAL
(Para Heriberto Feraudy, Diplomático de Barricada, hermano, por su
lucha en la Cátedra Aponte, obra bella y necesaria)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Sus soluciones las podemos encontrar en la prédica martiana que dice:
"a la raíz debe irse para la cura radical", porque el racismo y la
discriminación, que aun subsisten entre nosotros, claman por
respuestas radicales.

Como soy cubano antes que todo, me reconozco MESTIZO, a despecho de mi
pelo lacio y ojos claros. Desde ese punto de vista, (existencial, como
diría mi buen Félix Sautié,) considero que múltiples son las causas
del racismo y su práctica desdeñable por nociva, desfragmentadora de
pueblos. Entre tantas, merecen prioridad dos que entiendo principales:
una económica, la otra cultural. Si la primera se originó en la
explotación de la esclavitud y la inequidad del posterior reparto de
la riqueza creada por el esclavo, la segunda tiene campo fértil en la
deficiente educación, propiciadora de una tradición marginal que,
lamentablemente, se generalizó como popular. La que nos hace repetir,
como verdad admitida, que la mala suerte es negra, que algo mal hecho
es una negrada, etc.

En mi caso particular, fui muy afortunado. Me amamantó el seno de la
tradición mambisa, donde negros y blancos lucharon como hermanos,
conocí a "Campito", un ex esclavo que peleó a las órdenes de mi
abuelo, era un nonagenario que me traía galleticas y a quien yo besaba
como a un abuelo. En el barrio de "La Punta," donde vivíamos, teníamos
de cercanos vecinos a varios solares o cuarterías; en ellos tuve,
negros y blancos, mis primeros amigos, fueron mis compañeros de jugar
a las bolas, mis contrincantes en peleas infantiles y mis cómplices de
maldades. Con ellos, en el umbral de nuestra adolescencia, salimos del
solar hacia la Universidad, para comenzar la insurrección armada, el
mismo diez de marzo de 1952. Durante los siete años que duró la
dictadura, volví a ser más que afortunado y sobreviví para ver el
triunfo. Consideré ese privilegio como un mandato para continuar
peleando por lo que hemos logrado y perfeccionar la obra que otros no
pudieron terminar. Ellos no tuvieron mi suerte, muchos perdieron la
vida en la cruel brega, otros se extraviaron en confusiones, abundan
los que, por la educación recibida, albergan rezagos racistas. La
práctica de esos rezagos, es la consecuencia a eliminar: una errada
praxis política, el reflejo en lo político de lo económico y social.
El racismo se manifiesta en el funcionario de gobierno que, dotado de
cierto poder y a través de las medidas que dicta, implanta o permite
la discriminación. Negar que esto perviva entre nosotros, es la peor
forma de combatirlo.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy, y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Abril 2 de 2015


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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