domingo, 22 de marzo de 2015

CIENCIA, ESPECULACIÓN Y MÍSTICA

--CIENCIA, ESPECULACIÓN Y MÍSTICA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Días atrás circulé, entre mis amigos médicos, una interesante
entrevista a Bruce Lipton, un notable científico norteamericano; en
ella trata el poder del pensamiento sobre la curación. El material me
lo había enviado uno de mis afectos más entrañables que, curiosamente,
no es médico sino ingeniero. Y es que el tema concita un interés
común, por humano, y atrae por muchas razones. Porque se apura en
mostrar su posición respecto a los procederes, con frecuencia nada
escrupulosos, de las gigantes farmacéuticas, su declarada parcialidad
por la Ciencia y en contra del mercantilismo, Lipton hace que sigamos
con curiosidad sus palabras y coincidamos un buen trecho con ellas.
Además, comienza utilizando argumentos científicos y no esotéricos.
Antes de divulgar, de forma más amplia, dicha entrevista, quiero
exponer mis criterios sobre la misma. No es necesario aclarar mis
limitaciones, están a la vista, pero lo haré con la máxima objetividad
posible y con la honestidad de siempre:
Porque es profunda y sustanciosa la teoría de Bruce Lipton sobre el
poder omnímodo de la mente, muchos concuerdan con él cuando, al
reclamar una nueva Ciencia Médica, concluye que "la capacidad de curar
de la energía es mucho más eficaz que los medicamentos". Se basa en
premisas dadas por otras ramas de La Ciencia y, al estudiar la célula,
aplica la física cuántica, mientras que la Medicina se apoya en la
newtoniana. Analiza Lipton la influencia determinante del entorno
sobre esta unidad de vida y descubre en el entorno la causa del
desarrollo sano o del deterioro celular; en tanto la Biología lo
atribuye al gen e intenta transformarlo con productos químicos, este
científico afirma que es el entorno lo que hay que cambiar. Al colocar
al hombre en el lugar de la célula, arriba a la misma conclusión: para
curarle es necesario obrar sobre su entorno y transformarlo en
propicio.
¿Y cuál es el medio que rodea al hombre, qué es lo que prevalece en
él? Enseguida responde Lipton: ¡La Energía!, y como toma el
pensamiento como energía, busca en las energías positivas el medio más
eficaz de curación. Y ese es precisamente el punto endeble de su
teoría. Al igual que los materialistas mecanicistas consideraron
materia el pensamiento, por ser "producto" de un órgano material
llamado cerebro, Lipton califica el pensamiento como energía y no como
una de sus tantas manifestaciones. Igual hace con la autosugestión, la
fe y la creencia religiosa. Diferencias sutiles, pero que lo conducen
a caer en la Mística. Puro misticismo reflejan los últimos párrafos de
la entrevista, donde pretende validar espíritu y reencarnación. Parece
ignorar que, dentro de la Teoría de la Relatividad, no existen leyes
de conservación separadas para la materia y para la energía, y termina
otorgándole ""memoria" a la energía. Esto le permite crear entidades
como alma o espíritu. Ese es el trayecto que entiendo sigue este
pionero en el estudio de las células madres: parte de principios y
pruebas científicos, luego especula con los resultados obtenidos,
manipula conceptos y los suplanta unos por otros para, finalmente,
establecer enunciados místicos. Y en esa última parte, encuentro que a
su música le falta armonía y a este ignaro lector suyo le sobra
discrepancia. Expuesta mi posición, divulgo ahora la entrevista
concedida por Bruce Lipton.
Desde Regla, marzo 21 de 2015
"Los pensamientos curan más que los medicamentos"



Entrevista:
Bruce Lipton reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la
energía por su capacidad para curar.

Por Montse Cano

Reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la capacidad de
curar de la energía, mucho más eficaz que los medicamentos. Bruce
Lipton (Estados Unidos, 1944) ha conseguido aunar ciencia y espíritu.
No es poco mérito el suyo si tenemos en cuenta lo "alérgicos" que son
los científicos a los temas trascendentales. Es doctor en Biología
Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus
estudios sobre la membrana celular y las modificaciones de las células
según el entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus
descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica
establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio
de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la medicina
convencional. Es autor de libros como
La biología de la creencia y La biología de la transformación.

P: Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino.
¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
BL: Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos
problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología
no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del
organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi
cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que
afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados "efectos
secundarios". Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No
entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino
múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a
más de 300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que
las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en
la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología,
pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que
aprender cómo funcionan las células.

P: ¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta
la medicina?
BL: Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en
esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento
que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puse una
célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en
dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas.
Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el
entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno
fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo.
Después, cogí otras
del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso,
y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno.
Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las
células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el
entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo,
las células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: "¿Qué
medicina hay que darles?" ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les
cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las
células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de
células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una
comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!

La industria farmacéutica no quiere que sanes sin comprar sus
fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula?

¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para
nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el
destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema
nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La
célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser
humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si
lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina
culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de
las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y
si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro
cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y
entienden el entorno.

P: En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
BL: No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que
estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno
negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo
enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este
tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno
directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces
la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve
para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso
que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a
traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de
azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso
lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

P: ¿Está diciendo que el efecto placebo -creer que algo nos sanará- es
más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones
sobre eso.
BL: Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de
hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos
dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que
controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas.
Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la
industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos.
¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las
farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar
medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos
poder decir que la ciencia está separada de la industria farmacéutica,
pero no es así, porque con el dinero de esta se paga el desarrollo de
la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que dicen que las
drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.

P: Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente
para la autocuración.
BP: He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se
va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo,
cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi
cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi
cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células.
Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y
veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos
cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si
me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder
escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para
correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con
el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los
días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de
células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el
sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese
crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo
demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga
el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células,
no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del
estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema
inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes
muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.

Si pones al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula,
enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana

P: Eso significa que el estrés nos hace enfermar, ¿no?
BL: Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la
medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me
trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En
esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que
funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema
inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está
bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber
crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De
esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estásbajo
mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una
muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos
células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el
sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema
inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el
virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por
ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el
cáncer funciona igual.

P: Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.
BL: Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es
cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las
células. La segunda es que la medicina está basada en la física de
Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales
electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física
cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también
lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones,
neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica
que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniana. La
medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y
la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva
medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero
el campo energético que el físico.

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los
pensamientos son más poderosos que la química

P: Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en
nuestra salud?
BL: La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los
pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor
para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto,
no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es
cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético,
una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de
cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes
deldesarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con
las manos... pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere
ir
por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba
enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que
eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe
que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el
pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro
nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera
de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas
cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por
tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú
interpretas.

P: Y eso enlaza con la física cuántica.
BL: Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la
ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro
lado.

P: Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder
es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de
pensamiento?
BL: Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente
consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.

P: Pero no lo podemos controlar.
BL: Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe
en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se
convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay
muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de
adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el
entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y
pueden estar haciéndote daño
Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes
negativas, y así se 'programa' su subconsciente. ¡Qué gran
responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres
culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo
sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien,
cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque
entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado
vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer
aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un
coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de
conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te
enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el
vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una
mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

P: ¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser
más felices con nuestra vida?
BL: Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y
pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la
culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el
subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de
hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la
subconsciente también filtra esa información, pero no es así. La mente
consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos.
Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a
la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es
repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de
autoayuda, mi mente consciente dice: "Sé todo lo que hay en el libro y
lo aplico", pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces,
piensas: "¿Por qué sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?". Los
pensamientos positivos, el conocimiento... solo funcionan el 5% del
tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es
la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes.
Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no
cambias el subconsciente. Técnicas de psicología basadas en la energía
como la hipnosis o el Psych-K son una manera de cambiar el
subconsciente, es como un aprendizaje rápido.

P: Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que
evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
BL: Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el
punto vista biológico. Si cojo mis células y las traslado a tu cuerpo,
no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como
una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son
autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero
los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos
receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene
de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que
el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el
programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión.
Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto
el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra, la
enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero
en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los
mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo
mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere
decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está
ahí.

P: ¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
BL: Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la
célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por
qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la
respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué
sabe el chocolate? Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una
puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas
sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir,
tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se
convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se
muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria
hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar
vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando
hagamos eso, todo el mundo estará sano.
(Los subrayados son míos. Jorge C.)





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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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