sábado, 23 de noviembre de 2013

SOLILOQUIO DE SEMPRONIO

SOLILOQUIO DE SEMPRONIO

Los perros son fáciles de dirigir, a ellos no les piden que cambien de
mentalidad, yo envidio a los perros. Aceptan tener un amo y cuando no
lo tienen, se entristecen. Son obedientes y aprenden rápido a ejecutar
las órdenes que reciben, ya sean injustas o absurdas. Con ellos no hay
conflictos, nunca discuten. No opinan, por lo tanto no se buscan
problemas. Yo quisiera ser un perro; así, estaría contento con un
hueso al que ya le han comido la masa, agradecido movería el rabo y me
sentiría feliz con el amo que tengo y con lo que me diera su
generosidad. Lo vería como a un Dios, cumpliría sin chistar sus
mandatos, confiaría en él y pensaría que no se equivoca nunca.
Aceptaría, perrunamente, que se contradijera, rectificara infinitas
veces y hasta soportaría, muy sumiso, los castigos que me impusiera
como pago a sus rectificaciones. Siendo un perro, no me importaría lo
que cambiara o dejara de cambiar, ni la prontitud o demora en los
cambios que haga. Tampoco me irritaría al verlo mentir y ocultarme la
verdad, porque, al no poder leer diarios o entender los noticieros, no
sabría de mentiras ni de ocultamientos. Por todo esto, yo quisiera ser
un perro. Pero, mi gran problema es que... YO NO SOY UN PERRO y las
veces que intento ladrar, lo que me sale es un maullido.

Desde Regla, rincón bendito de Yemayá, cuna de los bravos abakuá.
Yo, Sempronio,
un cubano, homónimo de aquel romano Tribuno de la Plebe.
Noviembre 23 de 2013


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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