jueves, 3 de enero de 2013

OTRA CRISIS A TENER EN CUENTA

OTRA CRISIS A TENER EN CUENTA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Casi todos estamos de acuerdo que atravesamos por múltiples crisis
(climática, financiera, alimentaria, energética, etc.). Sus resultados
están a la vista, convulsionando el mundo. Incluso, algunos afirman
que la crisis que afecta hoy al capitalismo, no es una crisis cíclica
sino estructural, sistémica. No faltan los que afirman que todas esas
crisis no son más que facetas de una crisis única.
Sin embargo, hay otra crisis de la cual apenas se habla. Y es una
omisión lamentable, por cuanto es la que está cambiando el mundo que
conocemos hasta ahora, al implantar un nuevo orden mundial. Y a mi
humilde juicio, está cimentando un nuevo modo de producción, un nuevo
régimen político y planetario. Es la crisis de la Nación-Estado, la
crisis de los Gobiernos Nacionales.
Hace décadas ya, que estamos presenciando el debilitamiento progresivo
de esa estructura. Un primer síntoma es la ingobernabilidad que aqueja
a las Naciones. Otro es lo vulnerables que se han tornado las
soberanías nacionales, ante la agresiva ambición de las mayores
potencias y el accionar de otros factores institucionales externos.
Aún conservan sus banderas e himnos nacionales, pero su rol como
entidades independientes se reduce cada vez más, al ceder sus
prerrogativas a estructuras superiores que las absorben. Así tenemos
la creación de mega empresas transnacionales, el funcionamiento de
organismos supranacionales (financieros y políticos), el nacimiento de
uniones (primeramente económicas) de naciones con objetivos tanto
explícitos como implícitos, la adopción de monedas comunes, etc. Todos
estos elementos, y muchos más, van relegando los intereses nacionales
y muchas veces se oponen a los mismos, socavando los cimientos del
orden nacional y el derecho internacional.

Un nuevo modo de producción
Los fundadores del socialismo que conocimos, analizaron cada uno la
etapa histórica que les tocó vivir. Sobre estos análisis hicieron sus
geniales conclusiones. Marx estudió al Capitalismo en su etapa de
crisis-desarrollo correspondiente a la segunda mitad del siglo XIX
(Depresión, revueltas sociales y Revolución Industrial). Lenin se
aplicó al análisis del capitalismo, devenido Imperio, de las primeras
décadas del siglo XX (también caracterizadas con crisis económicas,
guerras y expansión extraterritorial del sistema). A la muerte de
Lenin, Stalin elevó a fórmulas universales los métodos y soluciones
aplicadas por aquel a situaciones y problemas de la Rusia soviética.
Pero tanto Marx como Lenin eran genios, no oráculos griegos, ni
profetas bíblicos. Podían, basándose en el análisis de sus respectivos
"presentes", vaticinar los probables "futuros" inmediatos (de no
variar las condiciones estudiadas), pero no los mediatos y
temporalmente lejanos, desarrollados bajo condiciones entonces
impredecibles.
Más tarde, los que se decían seguidores de Marx y Lenin, nos
presentaron sus enunciados como verdades válidas y eternas, aplicables
a cualquier situación económica, política y social posterior, por muy
distinta que ésta fuera a las estudiadas por aquellos geniales
hombres. Las sacaron de su contexto original y las elevaron a dogmas
universales. Cartabones a aplicar al futuro, donde siempre encontraban
repeticiones del pasado, válidas para el trasplante. Esto era
equivalente a negar la dialéctica y su expresión materialista, donde
la espiral es la vía del desarrollo y las contradicciones internas, el
motor de los cambios.
Ni Marx ni Lenin podían "adivinar" el desarrollo impetuoso de las
tecnologías de comunicación, transporte y electrónicas. Menos aún la
reciente irrupción de la Telemática (Telecomunicaciones +
Informática). Ellas han hecho más pequeño nuestro mundo y más
gobernable a nivel planetario, mientras que las naciones se vuelven
ingobernables. Esta "ingobernabilidad" generalizada, en medio de las
múltiples crisis, (económica, climática, energética, alimentaria,
etc.), afecta tanto a las naciones pequeñas y de economía débil, como
a las de mayor potencial, incluyendo a la Nación devenida Imperio. Los
teóricos hablan de una "crisis estructural sistémica" y tienen razón:
El sistema capitalista en su fase imperial está en crisis, tiene
necesidad de transformarse y lo está haciendo.
En el mundo de este siglo XXI, todo señala el ocaso de los Estados
Nacionales al perder estos, paulatinamente, su soberanía, supeditados
cada vez más a los mega-consorcios y a los organismos supranacionales.
Estos intervienen en sus asuntos internos y toman las decisiones que
competen a sus políticas exteriores. Hoy, casi nadie duda de la
existencia de un "Gobierno Supra-nacional" que desplaza y suplanta a
los gobiernos nacionales. Este nuevo poder desprecia toda norma de
derecho internacional, puesto que ignora la existencia independiente
de las naciones. Las hostiga, las asedia, se apropia de sus recursos
y, cuando no lo logra, procura ahogarlas económicamente y no duda en
acudir a la intervención armada, a la agresión militar que ya no se
preocupa en disfrazar con pretextos. Cuenta para ello con sus
recursos económicos, el monopolio de la información, su poderío
tecnológico-militar y la sumisión de los organismos internacionales.
Hoy la humanidad comienza a vivir bajo un "nuevo sistema," nacido de
aquel Capitalismo incipiente estudiado por Marx, transformado después
en el Imperialismo que definió Lenin. Ni el Capitalismo ni el
Imperialismo actual se parecen en nada a sus homónimos de los años
ochenta del siglo XX. Por otra parte, la masa explotada, el
proletariado del presente, se ha transformado también y su composición
e intereses no son los mismos de ayer. Hoy asistimos al nacimiento de
un nuevo modo de producción que rompió los moldes de las
Naciones-Estados, con Mega-Empresas, territorialmente Planetarias,
cuyos dirigentes constituyen los reales gobiernos supra-estatales. Es
la continuidad del desarrollo, pasando por etapas como el
resurgimiento del Neoliberalismo, la Globalización, etc., la que ha
hecho nacer el NUEVO SISTEMA. El mismo ha tenido como cuna idénticos
fenómenos político-sociales (revoluciones, guerras y estallidos
sociales), así como otros nuevos (desaparición de estados
autoproclamados socialistas y surgimiento de otros, crisis
económico-financieras, fragmentación de los estados multinacionales al
surgir movimientos separatistas y corrientes de un nacionalismo
extremo, guerras imperialistas, etc.)
Se hace necesario aplicar una concepción y doctrina que, rescatando al
verdadero Marx, nos permita analizar los cambios que estamos
presenciando. Ideas que, implementadas en la acción, nos conduzcan al
mundo mejor a que aspiramos.


Caracterización del nuevo modo de producción
De acuerdo con Marx, cada modo de producción se identifica por el tipo
de relaciones de producción prevaleciente y un grado de desarrollo
correspondiente de las fuerzas productivas. Aplicando esta fórmula,
trataremos de caracterizar el nuevo orden, cuyo nacimiento estamos
presenciando:

Cambio cualitativo de las relaciones de producción
El paso de Relaciones de Producción entre Naciones (Ricas y Pobres,
Productoras de bienes y Productoras de Materias Primas), a Relaciones
de Producción entre Mega Empresas Transnacionales. Estas son las
nuevas protagonistas que se relacionan bajo nuevas formas. Este cambio
lo provoca y hace posible,

El vertiginoso desarrollo de las Fuerzas Productivas logrado por:
El Transporte y Las Telecomunicaciones
La Robótica
La Cibernética y la Informática
La Ingeniería Genética y la Biotecnología
La Nanotecnología

El Protagonismo Regulador de Organismos Mundiales:
(Que a la vez han desvirtuado sus objetivos declarados)
LA ONU
La Organización Mundial del Comercio
El Fondo Monetario Internacional
El Banco Mundial de Desarrollo

Otras características:
Transformación cuantitativa y cualitativa del "proletariado".
Supeditación de los intereses nacionales a los Consorcios Transnacionales.
Declinación del poder político de los gobiernos nacionales frente a
los grupos del nuevo poder global.
Desaparición del Derecho Internacional
Aparición y accionar del Capital Virtual
Hegemonía de la Economía bursátil especulativa

Conclusiones finales
Una de las primeras cosas que aprendimos del marxismo (su concepción
dialéctica de la historia) , es que el desarrollo de las Fuerzas
Productivas, en un momento dado, rompe el marco de las Relaciones de
Producción vigentes hasta entonces y provoca un cambio en el Modo de
Producción. Los modos de producción se sucederían a partir de las
necesidades de las fuerzas productivas, las que, en constante
crecimiento, demandarían el cambio. Es decir, la sustitución de un
modo de producción por otro y consecuentemente, del régimen
político-social que sobre él está erigido.
El desarrollo del capitalismo ha conducido al mundo a la situación
actual. Para seguir su irracional carrera a la autodestrucción,
requiere entrar en una nueva fase de dominación: La supresión de los
Estados, tal como los hemos conocido hasta hoy.
Esa es la lucha a la que nos abocamos y, los que creemos que un mundo
mejor es posible, debemos prepararnos para participar en ella y lograr
el triunfo de nuestras ideas.

Desde Regla, ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre bastión de
rebelde cubanía.
Enero 3 de 2013
En el caso cubano, Fidel analizó las condiciones de desarrollo
deformado y dependencia económica de una Cuba neocolonial, con una
burguesía siempre supeditada a los intereses foráneos. Una nueva
dependencia económica se estableció con la URSS, de la cual se
imitaron algunos métodos y esquemas.

A la que Lenin definió como "Fase Final del Capitalismo", no hace
desaparecer a éste, sino lo transforma en un nuevo modo de producción.
El propio Marx decía, que ningún régimen social desaparece, hasta que
no desarrolla y despliega todas las potencias que en él dormitan.

Los ejemplos de las sangrientas intervenciones en Irak, Afganistán y
Libia son harto elocuentes, así como la participación externa en el
conflicto sirio y el hostigamientos a Irán y otras naciones, preludios
quizás de futuras agresiones

Carlos Marx, Prólogo de "Contribución a la Crítica de la Economía
Política". Fue uno de sus mayores aportes. Le permitió explicar la
dialéctica del modo de producción y como si fuera poco formular, por
primera vez, una Teoría de la Revolución sobre bases científicas. Sin
lo cual la dinámica Fuerzas productivas-Relaciones de Producción no
tendría sentido. Teoría que después V.I.Lenin modifica, sobre la base
del descubrimiento de la Ley del Desarrollo Económico y Político
Desigual del Capitalismo, ya en su fase imperialista. Para Marx, la
Revolución, en su época, debía producirse al mismo tiempo en todos los
países capitalistas desarrollados; para Lenin, el desarrollo desigual,
permitía que la Revolución comenzara por el llamado "Eslabón más
Débil". En ese punto, Trotsky, con su "Revolución Permanente", resultó
más marxista ortodoxo que Lenin, pero erró por mecanicista, al
exportar el enunciado marxista al siglo XX. No obstante, el
pensamiento de Marx continúa teniendo un valor científico
incalculable; lo aportado por Lenin, se va modificando, según el
imperialismo avanza en su transformación.




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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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