miércoles, 4 de febrero de 2015

SEGUNDO AVISO

--SEGUNDO AVISO

A todos los amigos que se interesaron por mi salud, me es grato
comunicarles que voy mejorando y que los dolores se han calmado, al
aumentar las dosis y tipos de analgésicos que me han recetado. Después
de estar postrado más de un mes, ya puedo caminar algo y sentarme
frente a la computadora. No obstante, aún no tengo un diagnóstico y
los médicos siguen investigando.
A todos agradezco la preocupación mostrada, pruebas recíprocas de mi
afecto por ustedes.

COMUNICADO DE ÚLTIMA HORA
Después de redactado el párrafo anterior, acabo de conocer, al fin, el
dichoso diagnóstico: Es cáncer del pulmón y desgaste en el hueso de la
cadera (¿?). Hoy, 4 de febrero, mi mujer y mi yerno reunieron fuerzas
para decírmelo. Hace rato yo lo sospechaba, desde que ordenaron tantos
exámenes y análisis; además, todos se comportaban en extremo
complacientes; siempre lo han sido, sobre todo esta mujer admirable
que me ha acompañado, mimándome, durante los últimos 44 años, pero
ahora todos se extremaban. ¡Suerte la mía!
En última instancia, también me complacieron al no ocultarme la
verdad, porque siempre he preferido saber a qué me enfrento y así
decidir lo que voy a hacer. No voy a convertir esto en una tragedia.
Viví 78 años, más que el promedio de expectativa de vida para un
cubano actual. Y los viví a plenitud; sobreviví a una cruel lucha
armada, contribuí en algo a la transformación del país, dediqué más de
treinta años al ejercicio de la docencia superior, una profesión que
amé y por la cual sentí verdadera vocación y en los últimos tiempos me
he dedicado a otra actividad que siempre me atrajo: escribir. Varias
novelas, estampas costumbristas, más de 300 microcuentos y algunas
crónicas y artículos que quisieron ser periodísticos, forman mi
legado, quizás de poco valor literario, pero indudablemente
voluminoso.
Durante toda mi vida he amado: a mi Cuba adorada, a la humanidad, a
los amigos, a mis alumnos, a mi gente cercana; en fin, he dispensado
amor y en algunos casos he recogido sus frutos.
Con esos pensamientos me enfrento a la verdad y con ellos lucharé
hasta el final. Ahora con la ventaja de una visión que me permite
discriminar lo importante de lo superfluo. Seguiré fumando, porque
quizás así un infarto masivo o un edema me libre de los dolores y de
los calmantes cada vez más fuertes. Optimista irremediable diré, como
en aquellos violentos tiempos de pólvora: "¡VAMOS A VER A CUÁNTO
TOCAMOS!"

Jorge C. Oliva Espinosa.
Desde Regla, como siempre, febrero 4 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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