lunes, 9 de febrero de 2015

LA HISTORIA SE REPITE

-- LA HISTORIA SE REPITE
Por Jorge C. Oliva Espinosa

La historia guarda acontecimientos tan similares, que hace pensar en
repeticiones. Cuando el presidente McKinley promulgó la "Resolución
Conjunta", la que proclamaba que "Cuba por derecho es y debe ser libre
e independiente", muchos creyeron que se disponía a ayudarnos
desinteresadamente y la euforia se extendió. Cuando a los yanquis les
convino admitir que la entonces Isla de Pinos era cubana, hubo quienes
se sintieron deudores de agradecimiento por ello. Formaban un
abigarrado grupo, donde pululaban antiguos autonomistas, anexionistas,
adoradores del imperio, ilusos, ciegos y equivocados; entre ellos,
hasta se pensó organizarles un homenaje de agradecimiento a los
generosos vecinos. Si en aquellos tiempos, Estados Unidos se erguía
como ejemplo de democracia y progreso, era natural que copiarlos y
seguirlos, incluso unirse a ellos, fuera una ambición muy
generalizada. Sin embargo, un análisis más profundo sembraba recelos y
cautela en algunos; eran los "aguafiestas" de siempre, que basaban sus
criterios en una percepción certera de la historia y un mayor
conocimiento de las motivaciones y designios del Imperio recién
nacido, urgido de crecer con vertiginosa rapidez.

Pasaron los años de una República castrada al nacer; nuestro "poderoso
amigo" dio muestras continuas de su verdadera naturaleza y el cubano
adquirió, a fuerza de golpes y decepciones, una nueva cultura
política. Armado con ella, emprendió la construcción de una sociedad
diferente, sin diseño conocido y volvió a copiar lo que le pareció
correcto. Ruta errática, enmiendas y errores llenaron el trayecto. Era
natural que fuera así, pues perseguíamos una meta desconocida, no
alcanzada con anterioridad por otros.

El tiempo continuó acumulando años de esfuerzos y sacrificios, muchas
veces baldíos, que engendraron desconfianzas, desaliento e
indiferencia. Nos acostumbramos a culpar al genocida bloqueo, hacerlo
reo de todos nuestros males. Ahora, porque le conviene, porque se
convenció de que por las malas no podía destruirnos, el inefable
vecino ensaya otra táctica para lograr los mismos fines. Anuncia que
el bloqueo, que no le dio resultados, debe desaparecer o modificarse
para atenuar sus efectos; vuelve a mostrarse "generoso", digno de
gratitud y reciprocidad. Si el gran culpable de todas nuestras
penurias va a cesar o suavizarse, entonces, es natural que sean muchos
los ilusionados, los llenos de euforia, los que creen que debemos
agradecerles el gesto. ¡La Historia se repite!

Desde Regla, como siempre, febrero 10 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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