martes, 10 de junio de 2014

ESCRÚPULOS PECULIARES

-- ESCRÚPULOS PECULIARES (*)
Por Sempronio, el de Regla

Cuando yo era chiquito, mi abuela mencionaba los escrúpulos de una tal
"María Gargajo", quien para freír huevos, les lavaba el cascarón antes
de cascarlos y luego escupía la manteca para saber si estaba caliente.
Desde entonces, mucho ha llovido, pero ciertas medidas actuales me
hacen recordar aquellos escrúpulos. En efecto, ante la amenaza de
epidemias, se invierten cuantiosos recursos en campañas de fumigación
(en mi barrio fumigan, cuando menos, una vez a la semana); se insiste
en que cada cual revise los rincones de su casa, en busca de posibles
focos de propagación (realice el "auto-focal"), porque en el "interior
de las viviendas es donde se encuentran los mayores criaderos de
vectores" (mientras las calles pululan de charcos, vertederos de
basuras y salideros); por todos los medios de comunicación, son
constantes los llamados a la población para que extreme las medidas de
higiene, hierva el agua, la purifique con hipoclorito y se lave las
manos (con abundante jabón) después de ir al baño y antes de ingerir o
manipular alimentos.
Ahora, que han proliferado tanto los cuentapropistas con licencia para
elaborar y vender alimentos ligeros, se multiplican los inspectores
que les exigen a estos "emprendedores" la mayor higiene, cuando no la
coima por hacerse de la vista gorda. Tanto nos cuidan los gobernantes
que, parecería que quien se enferme hoy es un descuidado, un
irresponsable o un inconsciente. ¡Vaya, que se enferma porque le da la
gana! Sin embargo, cada día, cuando voy a buscar el pan que me toca
por la libreta, después de evadir los innumerables charcos de aguas
pestilentes y de aspirar el "aire sano" que emana de basuras sin
recoger, "accidentes normales" que encuentro en mi trayecto, al
llegar a la panadería estatal, veo con horror que la empleada toma mi
pan con la misma mano con que ha manipulado el dinero; ese dinero, que
pasa de mano en mano, la cosa más sucia que ha inventado el hombre. Y
el hecho, repetido cotidianamente en muchas panaderías, me trae el
recuerdo de aquella María, cuyos peculiares escrúpulos anatemizaba mi
abuela.

Desde Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá
Junio 11 de2014
(*) Este articulillo mío se lo dedico, respetuosamente, al Doctor
Manuel Santín, Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de
Salud Pública quien, en reciente anuncio, radiado por Radio Reloj, nos
llamó a denunciar cualquier violación atentatoria contra la salud
ciudadana. Si me busco problemas por ello y en mi panadería me
empiezan a dar el peor pan, la culpa la tengo yo, por haber seguido
las indicaciones de este funcionario. Ruego a quien sepa la dirección
electrónica del Dr. Santín, le trasmita este mensaje.

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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