miércoles, 18 de junio de 2014

EL MOSAICO SOCIAL

--EL MOSAICO SOCIAL
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El mosaico de nuestra sociedad está cambiando a ojos vistas. Nuevos
componentes surgen y se agrupan de acuerdo a intereses diversos.
Intereses condicionados por el lugar que ocupan con respecto a los
medios de producción, dándole la razón a Marx en su caracterización de
las clases sociales. Otra corroboración de las tesis marxistas está
dada en las consecuencias en lo social de cualquier modificación del
modelo económico. Hoy presenciamos la irrupción de nuevos factores
sociales y lo hacemos con una indiferencia suicida, como si no nos
afectaran; apreciación fatal porque los cambios, producidos y por
producirse, repercutirán en la vida de todos. La apertura al
trabajador independiente del Estado, ya hizo aparecer un grupo que se
acerca al medio millón, cuyos intereses son distintos al asalariado,
algunos asumen talla de verdaderos empresarios y explotan la fuerza de
trabajo del personal que contratan. Emergen como solución al desempleo
que produciría el reajuste de las plantillas estatales. Nunca debieron
desaparecer pero, ahora, cuando el Estado se declaró incapaz de
resolver y absorberlo todo, se les resucita con renovadas energías. En
efecto, ellos liberan al Estado de una carga absurda e innecesaria,
asumida cuando pretendió monopolizar la prestación de servicios y el
comercio minorista. Aquellos intentos dieron tristes frutos:
generalizadas corrupción e ineficiencia, derroche de recursos y
aparición de un nuevo protagonista del entramado social, el Burócrata.
Este personaje, con intereses propios, asume un diapasón enorme en sus
tallas. Podemos encontrar al más pequeño, al burócrata de base y al
mayor, aquel que ha alcanzado amplios poderes de decisión y que, desde
allí, dispone de bienes que no le pertenecen. Trabajador por cuenta
propia y burócrata, son elementos de una trama social totalmente ajena
al proyecto que deseamos y declaramos construir. Los dos son gérmenes
del capitalismo, generadores de más capitalismo. El primero por su
individualismo y el afán que lo guía: la ganancia; el burócrata
porque, en sus trajines, está a la espera de convertirse en
capitalista (si no lo ha hecho ya). Ellos vieron el destino de los
antiguos dirigentes soviéticos y esperan seguir sus pasos, al
transformarse en empresarios prósperos de una Cuba post socialista.
De esta suerte, ahora el proletariado, el verdadero, aquella masa que
solo posee, como única mercancía, su fuerza de trabajo y que con ella
acude al mercado laboral, se enfrenta a un abanico de adversarios con
intereses antagónicos: El Estado, el burócrata, el Trabajador
independiente y la cooperativa. Todos se apropian de una parte de la
plusvalía creada y a ese grupo se unirá muy pronto un dúo temible: el
inversionista extranjero y la empresa empleadora estatal.
Marx también habló de los desclasados, los que sin pertenecer a clase
alguna o teniendo distintos orígenes, forman lo que él llamó el
"lumpen proletario". Y ahí tenemos una gama bien amplia: desde los
empleados en el comercio estatal, que buscan su medro, pasando por los
inevitables intermediarios, prestos a ocupar los nichos que le abre la
incapacidad estatal, hasta los que decidieron "luchar la calle" de
forma independiente, mediante el "invento" y el delito. En las
condiciones concretas de nuestro país, la composición de este lumpen
proletario asume una gran importancia y variedad; en sus manos
acumulan grandes capitales (en bienes y circulante) y con esa fuerza
ejerce su influencia en el mercado, donde está dispuesto a comprar, a
cualquier precio, todo lo vendible, incluidas influencias y
conciencias...
No agoto el catálogo, pero los citados han hecho irrupción en nuestra
sociedad y su presencia y acción evidencian transformaciones en
nuestro mosaico social, cambios que van más allá de la fisonomía
social. Si no son erróneas mis conjeturas, el experimento cubano por
construir una sociedad sin clases, ideal comunista, (con el que
coincidimos los anarquistas) ha resultado en una multiplicación de las
clases actuantes en la sociedad.

Desde Regla, como siempre, junio 19 de 2014

________________________________________________________________
De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario