jueves, 8 de mayo de 2014

SIEMPRE EL TOTÍ

--SIEMPRE EL TOTÍ
Por Sempronio, el de Regla

Ya lo dice el viejo dicho: "todos los pájaros comen arroz, pero la
culpa la carga el totí". Últimamente, el discurso oficial ronda por la
Teleología, esa doctrina de las causas finales, ¿Por qué este afán
reduccionista de simplificar y no analizar las múltiples causas
verdaderas? Como en toda novela de misterio, eso no lo sabremos hasta
el mismo desenlace pero, por ahora, aunque las causas sean muchas y
variables, siempre se apunta a una sola y concluyente, una causa final
que es el gran culpable de todo: una especie de totí teleológico.
Aunque en la mayor parte de los casos, el gran totí es el llamado
"pueblo", esta vez se trata de cargar la culpa a un segmento, el más
bello y admirado de esa víctima que prefiero denominar "ciudadanía";
veamos de qué hablo:
Mi socio, "El Rafa", me desafía enviándome un artículo sobre el
envejecimiento poblacional y la merma de los nacimientos, dice que
para "estimular" mis crónicas (traduzco: buscarme la lengua). Acepto
el reto y me dispongo a desbarrar sobre las múltiples causas que
inciden en que cada día nazcan menos cubanos. Comienzo desechando
razones falsas: ni el aumento de la producción en la fábrica de
preservativos, ni la elevación del nivel cultural de hembras y
varones, ni mucho menos la disminución de la lívido entre la gente
joven, las tomo en cuenta como razones secundarias, originadas en las
penurias materiales. Aún bajo las ruinas de la sociedad, la gente
sigue practicando el sexo con entusiasmo, quizás ahora hacen "sexo
protegido" aprovechando la súper producción de condones pero, por eso,
no disminuye el número de nacimientos. Hay que seguir hurgando... El
totí, del que se defiende el artículo enviado por Rafa, es la mujer
cubana actual, la cual no quiere parir. ¿Es esa la razón?, ¿la válida?
La cubana de hoy, libre de la dependencia económica que la hacía
sierva del marido, dueña ella misma de una calificación profesional
que la hace competir con éxito en el mercado laboral, ha decidido
posponer su papel de madre ante sus nuevas posibilidades sociales.
Entonces, para volverla al redil de ama de casa dedicada y madre
amantísima, ¿debíamos negarle el desarrollo que ha alcanzado, el
mostrado como gran logro, del que se ufana la prensa oficial? Ella, la
cubana actual, es el totí de esta historia, la gran culpable del
decrecimiento de nuestra población. Y yo me alzo ante tal acusación.
Afirmar lo anterior es caer en garrafal error y en una enorme
injusticia. Mis defendidas, nuestras bellas féminas, son totalmente
inocentes. Hay otros culpables y no ellas. El primero es el disparado
costo de la vida, que hace imposible mantener nuevos miembros en una
familia que depende de uno o dos salarios miserables. Un segundo
culpable podría ser la ausencia de un mínimo de condiciones necesarias
como vivienda, recursos económicos, ayuda social, apoyo por parte de
familiares y pareja, etc. No menos culpable es la falta de facilidades
a la madre trabajadora, a la cual todo se le dificulta; desde el
obtener o mantener su trabajo, hasta el satisfacer las necesidades
mínimas del embarazo y posterior alumbramiento, falta de un espacio
habitacional, insuficientes guarderías y círculos infantiles,
descuentos en las licencias laborales, desventajas en la promoción a
mejores cargos y muchos culpables más. "¡Quedaste embrazada, eso es
problema tuyo!" Es lo que repiten en coro marido, familia, estado
empleador y sociedad. ¿Y todavía preguntamos por qué no quieren parir?
A todo esto hay que agregar la fragilidad de las uniones y la
emigración de uno de los componentes de la pareja. ¿Cuántos maridos se
van, dejando atrás una mujer con vientre creciente? ¿Cuántos después,
reclaman como familiares a los abandonados?... ¿Cuántos, sin pirarse,
se declaran ausentes?... Y ante tantas incertidumbres, ¿es justo y
lícito culpar a las mujeres por no querer parir en las condiciones
actuales?...

Desde Regla, tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Mayo 9 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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