martes, 6 de mayo de 2014

CÓMO LLEGUÉ AL RELATO BREVE

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CÓMO LLEGUÉ AL RELATO BREVE
Por Jorge C. Oliva Espinosa

A los finales del milenio, ya tenía escrita y publicada una novela
testimonial (I) que recogía episodios que viví durante la dictadura
batistiana y gran parte del tiempo posterior. Para reseñar aquellas
vivencias, deseché alguno que otro suceso cuyo carácter insólito
estimé sería inverosímil para el lector; temía pasar por mentiroso, a
pesar de haber sido testigo de acontecimientos increíbles, era mejor
no incluirlos en una novela testimonial. Sobre este material, al
parecer fantasioso, comencé a escribir algunos relatos cortos; casi
todos trataban de la lucha clandestina, eran las vivencias asombrosas
que me habían marcado; poco después amplié las temáticas. El acontecer
cotidiano, la filosofía, la historia, la mitología y los escritos
bíblicos me aportaban cada día nuevas tramas y argumentos. En 1998,
después de 33 años de ejercicio, di término a mi vida de profesor
universitario a tiempo completo y me dediqué a escribir. Disponía para
ello, de todo el tiempo que los contratos esporádicos, siempre de
corta duración, me dejaban libre. Sin embargo, a los amigos a quienes
dedicaba mis cuentos, el tiempo nunca les alcanzaba para leer; para
ellos, leer cinco páginas era imposible; sencillamente, "no tenían
tiempo" y si yo quería que me leyeran, tenía que condensar y
sintetizar mis mensajes. Así comencé una labor parecida al cultivo de
bonsáis. Por pura necesidad de realizarse, mi cuento se hizo
hipercorto.
Ya en el 2003, con cierta práctica adquirida, me atreví a participar
con uno de mis relatos breves en un certamen literario. El Centro de
Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso convocaba a su "Concurso
Nacional de Minicuento El Dinosaurio" y de atrevido envié uno de los
míos. Para mi sorpresa, obtuvo mención (II) y esto me animó para
repetir la osadía en los dos años siguientes. Las tres veces vi más
que premiados mis afanes, pues volví a recibir mención en el 2004
(III) y quedé como finalista en el 2005 (IV). Creo haber sido el único
participante que durante tres años consecutivos mereció aparecer en la
antología editada por la institución que dirige el maestro Eduardo
Heras. Con eso me bastaba y dejé de participar. Nuevas novelas
acaparaban mi atención, tiempo y esfuerzos y me di por entero a
escribirlas. Fue así que, entre el 2005 y el 2012, concluí (V) "Los
Root o la Toma de la Habana", "El Médico Extranjero", "Habana punto
Com", "Tiempo de Sobrevivir" y "El Regreso del Médico Extranjero",
cinco novelas en siete años no constituían una producción
despreciable. Como complemento, algunos relatos más o menos breves y
estampas costumbristas fueron vistiéndose con la palabra escrita; fue
entonces, cuando comencé a comprimir aún más mis cuentos; sin embargo,
toda esta producción, al no obtener editor ni medio de divulgación, se
limitó al consumo de familiares y amigos. En ese lapso, nuevos
minicuentos fueron sumándose a mi producción, hasta llegar a la
cuantiosa cifra actual.
A finales del 2011, gracias al Ingeniero Rodolfo Mendoza Aguirre, se
comenzaron a oír mis minicuentos por la FM de Radio Taíno. Todos los
martes y los viernes, a partir de entonces y durante los años
siguientes, después de las 9 PM, el programa "Estar Contigo", dirigido
por este antiguo alumno mío, divulgó uno de los más de 300 que ya
tenía escritos. En prueba de agradecimiento, regalé a Rodolfo la única
copia en papel que he impreso de todos mis cuentos. Finalmente, en
octubre del 2012, mi sobrino catalán Jordán Pérez Vallés, incansable
viajero y promotor del arte, me hizo el magnífico regalo de un blog y
de una cuenta de correo en gmai; con estos pude ampliar mi círculo de
lectores. A través de estos medios de comunicación he dado a conocer
mis obras, entre ellas minicuentos y artículos de opinión. Ya en el
2013, y sintiéndome más seguro, participé en el concurso convocado por
"Papeles de la Mancuspia", donde mi nano "Cooperación" obtuvo un
tercer lugar. Tal como les informé, este año repetí la osadía y ya les
haré saber el resultado. Hasta aquí, este resumen de mi farragoso
andar por la literatura y el periodismo, terrenos en los cuales no me
cansaré de proclamar mi carácter de intruso.

(I) "EL TIEMPO QUE NOS TOCÓ VIVIR", Editoriales Plaza & Janés,
Barcelona 1998; Hachette, París 1999 y AufBau Verlag, Berlín 1999;
estas dos últimas, traducciones respectivas al francés y al alemán del
original en castellano.
(II) RELATIVIDAD
(Mención Concurso Dinosaurio 2003)
Yo apenas había nacido cuando vi llegar a los primeros. Venían
desesperados y yo era tan chico, que me parecieron enormes. Eran
temibles, pues dominaban el fuego y lo usaban para destruirnos. A
muchos de mis hermanos mayores, con el sólo objeto de alimentarse o
calentarse, los arrojaron a las llamas. Huían del frío, iban en busca
de una zona más propicia para sobrevivir. Benditos ellos que podían
moverse. Yo no. Yo permanecía allí, afincado a mi lugar. Algunos se
quedaron y se adaptaron, como yo, a las duras condiciones climáticas.
Eran los más aptos. Sus vidas eran fugaces. Con velocidad de vértigo,
nacían, crecían, se reproducían y morían. Para mí eran instantes los
que tardaban sus descendencias en llegar, transformarse y desaparecer
Sin embargo, ese breve lapso bastaba para que lo arrasaran todo y
dejaran destrucción y muerte como huellas de su paso. También se
mataban entre ellos. Siempre tenían un motivo para hacerlo. Muchos
morían jóvenes, casi al nacer. No obstante, su número iba en aumento y
los nuevos siempre se diferenciaban algo de los padres. Cada vez me
parecían más peligrosos, pero más pequeños. Porque yo seguía, poco a
poco, creciendo y haciéndome mayor. Se me hizo evidente que teníamos
relojes distintos. Los de ellos más rápidos, el mío más lento. Era
muy joven todavía para pensar en esas cosas de la relatividad y del
tiempo. Así fui testigo del ciclo minúsculo y repetitivo de sus vidas,
generación tras generación. Ellos fueron modificando la faz del
entorno. Cambiándolo todo y transformándose ellos mismos. Sólo
mantuvieron inalterables su capacidad de destrucción y el primitivo
impulso de matar. Y llegó el momento en que, desde allá abajo, se
fijaron en mí, se asombraron de mi estatura y, admirados, descubrieron
que yo había vivido lo que contaban como miles de años. Una enormidad
para ellos, una insignificancia para mí. Entonces me llamaron Sequoia
o algo así.
(III) EXTINGUIDOS
(Mención Concurso Dinosaurio 2004)
Cuando imperó la Justicia en el mundo, se vieron despojados de su
habitual contenido de trabajo. No encontraron malvados contra quienes
luchar, ni víctimas que defender. Sin causa por la que inmolarse, ni
injusticia que enfrentar, se sintieron inútiles. Se entregaron al
ocio, engordaron y, faltos ya de razón alguna para vivir, se
extinguieron totalmente los héroes.
(IV) EL HOMBRE Y EL BOSQUE
(Finalista Concurso Dinosaurio 2005)
Una noche muy oscura, el hombre atravesó el bosque. Las ramas le
hirieron sin piedad, dejándole maltrecho. Cuando se recuperó, lleno de
furia, lo taló por completo. Entonces Dios le dijo: "¿Por qué la tomas
con el bosque, si fueron los árboles los que te golpearon?" Iluminado
por la voz divina, el hombre reflexionó: "En definitiva, no fueron
ellos sino sus ramas ". A lo que replicó El Altísimo: "No todas, sólo
las más bajas".
(V) Con gusto enviaré, a quienes así lo soliciten, una copia digital
de cualquiera de estas novelas. Todas están basadas en hechos reales y
experiencias vividas por el autor en esta Cuba de sorprendentes
cotidianidades.

Desde Regla, ayer, "La Sierra Chiquita";
Ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Mayo 7 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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