domingo, 18 de mayo de 2014

DE MACHAZOS Y OTROS SÚPERS

--DE MACHAZOS Y OTROS SÚPERS
Por Sempronio, el de Regla

En las dos tabernas de Regla, así como en otros sitios frecuentados
por la marginalidad, se pueden encontrar tipos de apariencia ruda,
bíceps cultivados en gimnasio, nunca sometidos a "la esclavitud del
trabajo" y casi siempre adornados por tatuajes. En estos individuos,
que hacen gala de léxicos y comportamientos muy típicos, todo denota
alarde y reafirmación de lo que quieren ser: los súper guapos, los
machazos de la película, vivos anuncios de peligrosidad. A fuerza del
calco, han logrado uniformarse en un estereotipo fácil de distinguir;
llamativo corte de pelo, vestimenta ajustada, uno que otro empaste en
oro, gruesas cadenas al cuello y sortijón en algún dedo de uñas
cuidadas con esmero, son detalles que proclaman lo que pretenden ser,
pero la vida no tarda en caracterizarlos como lo que en realidad son.
Los he visto arratonarse a la hora del cuajo; cuando algún guapo
anónimo, de los de a verdad, los enfrenta, son rápidos en recoger
pita.
Parientes de estos, pero en el terreno político-ideológico, están los
súper revolucionarios que prueban su militancia repitiendo el discurso
"de arriba", así sean disparates; hacen ostentación de su fe y su
devoción, culpando de todo al imperio y su bloqueo o al pueblo
indisciplinado e ingrato; son los heraldos de logros y apologías que
"prueban" que el país avanza gracias a "la sabia conducción"; cuando
critican, lo hacen suavemente, con cautela, justificándose por salirse
de su línea siempre alabadora y si algo les indigna es la ingratitud
de muchos (1), la desviación ideológica de otros y, por supuesto, los
enemigos encubiertos que ven por todos lados. Una variedad de este
espécimen, la constituyen los atrevidos, que asumen el papel de
representantes y voceros oficiales, sin que nadie les haya otorgado
esa representación, ni asignado tal tarea.
Los súper tuvieron sus antecesores en aquellos celosos guardianes de
la fe que, después de actuar como comisarios políticos, de
desgraciarle la vida a unos cuantos, hicieron mutis por el foro y
fueron a llorar decepciones y resentimientos a la oscuridad del
exilio, donde no les perdonan "sus pasados rojos". A mí los de ayer y
los de hoy, me recuerdan a los falsos guapos de Regla, porque hacen lo
mismo, urgidos por igual necesidad. Todos son víctimas de sus
deficiencias, las que tratan de ocultar aparentando lo contrario de lo
que son. Unos hacen alardes de guapería, los otros de lealtad y
adhesión sin límites. A todos les espera igual destino: quedar en
cueros, mostrando lo que en realidad son. Tarde o temprano, los
veremos recular; los primeros ante un reto, los otros ante una
reprimenda o desautorización, por haber alardeado en demasía o haberse
adelantado a decir lo que no estaba autorizado todavía. Ya lo decía mi
abuela Petronila: "Dime de qué alardeas y te diré de qué careces".

Desde mi Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá
Mayo 19 de 2014
(1) Uno de ellos obtuvo notoriedad al acusar al pueblo de ser
"pichones pedigüeños, con el pico siempre abierto".

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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