martes, 27 de mayo de 2014

ASUNTO MUY SERIO

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Por Jorge C. Oliva Espinosa

El problema demográfico es un asunto muy serio, preocupante. Por
comprometer nuestro futuro, como parte de la humanidad, merece ser
tratado de forma más respetuosa que lo hecho por ese incorregible
Sempronio quien, como sombra me acompaña. En un reciente artículo bajo
su firma, titulado "Vejez Feliz", el reglano epónimo viste el tema con
ropajes de sorna y la cosa no es de broma, merece más consideración
por lo que implica.
El crecimiento continuo de la población ha sido preocupación constante
de antropólogos, economistas, políticos y sociólogos. Fue un
economista inglés, Thomas Robert Malthus quien en 1798, con su "Ensayo
sobre el principio de la población", pronosticó una catástrofe
demográfica porque, según él, la población crecía en proporción
geométrica, mientras que la producción de bienes lo hacía en
proporción aritmética. No previó Malthus que el desarrollo de las
ciencias y de la tecnología contrarrestarían esta contradicción,
satisfaciendo las necesidades crecientes de una humanidad en expansión
constante. Fue el argumento esgrimido por Marx, cuando lo criticó,
pero a pesar de ello las teorías maltusianas aún subsisten.
De todas formas, nos seguimos multiplicando sobre la faz de esta
"única y contaminada nave espacial" (como dice Walter Martínez, el de
las noticias en pleno desarrollo) y el asunto ocupa la atención de
numerosos gobiernos. Ellos toman distintas medidas remediales, según
sean los males que enfrentan. Así China controla la natalidad con su
"política del hijo único", mientras que algunos países europeos
premian con estímulos monetarios el crecimiento familiar. El aumento
de habitantes no parece ser un resultado del desarrollo, porque la
mayoría de los países avanzados ven decrecer o estancarse ese
crecimiento. Así, ha llegado a admitirse que, cuanto más desarrollo
menos nacimientos; corolario del nivel económico y cultural alcanzado.
No obstante, el no crecimiento de la población en países por
desarrollarse, pudiera ser un síntoma de que algo anda mal allí, ese
es nuestro caso. Cada año, oleadas de anteriores adolescentes arriban
a la edad laboral; ellos reclaman empleos y las plazas disponibles por
nuevas fuentes de trabajo o vacantes debidas a fallecimientos,
jubilaciones y otras causas, deben ser iguales o superiores a las que
demanda la generación emergente. Pero resulta que en Cuba, por la baja
natalidad, esa masa de remplazo disminuye cada año, amenazando con
desaparecer en un futuro no lejano. Es una realidad a la que debemos
enfrentarnos: inexorablemente, llegará el momento que no haya
trabajadores para cubrir las vacantes dejadas por el retiro, la
emigración o la muerte. Es decir, no habrá masa de remplazo; sucederá
lo contrario de ahora: habrá más plazas de empleo que aspirantes a
ellas.
Entonces, ¿quiénes producirán en el futuro?, ¿qué fuerza de trabajo
vamos a ofrecer a los inversionistas extranjeros?, ¿de qué
trabajadores dispondremos para la zona especial del Mariel? La
inmigración de trabajadores, calificados o no, no sería algo novedoso.
Cuba conoce el componente haitiano y jamaiquino que macheteó en
nuestros cañaverales, durante años no tan remotos y los técnicos
norteamericanos e ingleses que dirigían nuestros centrales...

Desde Regla,
Ayer la "Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Mayo 28 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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