lunes, 10 de marzo de 2014

DEFINIR POSICIONES

--DEFINIR POSICIONES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

En mi artículo anterior llamé a no equivocarnos al elegir el blanco
contra el que debemos disparar, a identificarlo con claridad. Y es
conocido que, para visualizar correctamente un objetivo, es necesario
colocarse en la posición adecuada; sucede muchas veces que una mala
ubicación nos impide afinar la puntería. Por eso hoy, continuando con
el mismo tema, me centraré en dónde situarnos para no fallar. Conocer
cuál es nuestro lugar, determinar el sitio adecuado que debemos ocupar
en la lucha, es un asunto de vital importancia y que debemos tener muy
presente. Dentro del bosque, los árboles suelen dificultar la visión;
al descampado, la luz solar nos puede cegar. En ambos casos, al no
posesionarnos correctamente, podemos confundirnos de objetivo y
afectar la puntería del disparo. De ahí la importancia de elegir
correctamente la posición de nuestra trinchera. Habrá que tomar en
cuenta todos los factores que pueden distorsionar o hacer variar
nuestro accionar; tanto componentes del entorno, como internos y
subjetivos que son difíciles de eliminar. Estos últimos plantean
inevitables dilemas de conciencia, condicionan nuestras opiniones y
nos limitan al expresarlas.
El otro día, intercambiaba con Manuel David Orrio sobre problemas de
nuestra actualidad y al comentar sobre el censor que todos llevamos
dentro, que nos restringe y somete a una severa autocensura,
concluimos que era sano y necesario cuestionarse a quién beneficiamos
con nuestros criterios. Este valioso amigo acuñó entonces una
sentencia que se me quedó grabada: "Yo me pregunto si beneficia al
pueblo; si es así, desestimo cualquier riesgo". Una vez más, Orrio me
daba elementos para cimentar la admiración y el afecto que le profeso.
Es una verdad irrebatible: todos nos autocensuramos; unos más, otros
menos, pero todos nos sometemos a una primera crítica interna. Marx
planteó la necesidad de cuestionarlo todo, desde la opinión propia
hasta el marxismo. En lo personal, con frecuencia me asaltan las
dudas; algunas veces por la validez de "mis verdades", otras (que son
mayoría) porque comprendo que no tengo toda la información necesaria.
Una regla que trato siempre de poner en práctica y que hasta ahora me
ha dado buenos resultados, es conocer la posición del enemigo, sus
intereses, lo que éste pretende, lo que opina. Entonces, se despeja
cualquier incertidumbre, el lugar que debo ocupar me queda claro: mi
deber está en el lado opuesto. Frente al imperialismo no valen medias
tintas; todo lo demás puede adoptar matices, distintas formas de
concebir el futuro y diversas vías para alcanzarlo; pero ante el
sistema "revuelto y brutal que nos desprecia", la definición es
unívoca e inmediata: ¡Ni dormido, me permito coincidir con quienes
hacen todo lo posible por destruirnos! Puedo carecer de información,
aun teniéndola puedo equivocarme; pero desinformado o equivocado,
jamás participaré en el bando de quien nos ataca y sueña con volver a
someternos. En ese error, al parecer, caen los venezolanos del Partido
Socialismo y Libertad: su accionar está coincidiendo con el mayor
enemigo de todas las modalidades del Socialismo; están participando
del ataque que éste lanza contra el gobierno bolivariano.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Marzo 11 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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