lunes, 10 de febrero de 2014

SER "LÓGICO" Y ESTAR "SALAO"

SER "LÓGICO" Y ESTAR "SALAO"
Por Sempronio, el de Regla

Ser y estar son dos verbos diferentes en castellano. Allá los gringos
que no los diferencian y tienen uno solo. Yo, como cubiche que
chamullo en español, conjugo los dos verbos y soy lógico para no estar
"salao". Porque la lógica es muy necesaria en eso de pensar y pensar,
sin buscarse salaciones inherentes al pensar en demasía. ¡Señores, hay
que pensar con lógica! La lógica nos evita salaciones. Veamos algunos
ejemplos donde apliqué la lógica:
Los países que no tienen costas, han desarrollado la acuicultura y
cosechan peces en ríos y estanques. Nosotros tomamos ese ejemplo,
sembramos alevines en presas y lagunas y ahí tienen ustedes que
logramos la tilapia y la claria, en cantidades suficientes como para
exportar alguna. No obstante, es lógico que importemos pollo y lo
demos por pescado, la vez mensual que debía distribuirse por la
libreta ese producto del mar.
Lo anterior lo entendí, aplicando un poquito de lógica sin salarme la
vida. Ahora me hace falta toda la lógica del mundo, para entender lo
que acabo de oír por Radio Reloj: la empresa de la sal ha cumplido sus
planes de producción y entregado las cantidades planificadas a
Comercio Interior. Si ha ocurrido algún trastorno en la distribución a
la población, no es su responsabilidad. El periodista que redactó la
nota informativa, limita la noticia a exonerar de culpas a la entidad
productora y continúa con las disposiciones de Comercio, donde se
aclara que la cuota se mantiene y que, de ocurrir algún retraso en la
entrega, puede ser recibida con carácter retroactivo; de igual forma,
y con toda lógica, me dice que si un consumidor no desea extraer toda
la que le toca, no pierde por eso su derecho al resto...
Muy bueno, eso de informar al "público consumidor" sobre sus derechos
a consumir las cantidades establecidas por el racionamiento. Sobre
todo teniendo en cuenta que, viviendo en una isla, rodeados de mar por
todos lados, la sal es un producto, necesariamente, deficitario. Ya,
una que otra vez, hemos tenido que importarla de países productores,
como Brasil y Chile, que poseen ricos yacimientos de sal mineral, con
la consiguiente erogación de divisas. Bien pocas divisas que tenemos,
bloqueo mediante, para gastarlas en la importación de un producto que
perjudica la salud. Porque no es cosa de estarnos salando la vida, ya
se sabe que consumir mucha sal es malo para la hipertensión arterial y
hay que cuidar la salud del pueblo. Mientras tanto, podemos esperar
que alguna empresa o firma extranjera suscriba un contrato a riesgo
para explorar las posibilidades del subsuelo cubano, en busca de
yacimientos del precioso mineral compuesto por cloruro de sodio. Todo
está muy bien. OK...
¿Pero, y la responsabilidad, el culpable, el totí que ha hecho que
falte la sal que me toca... dónde está?...

Yo, Sempronio,
Desde Regla, tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Febrero 11 de 2014


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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