lunes, 6 de enero de 2014

VENTAS LIBERADAS

VENTAS LIBERADAS
Por Jorge C. Oliva Espinosa

¡Benditos los días en que nada desaparecía! Todo estaba racionado,
pero había. El asunto era esperar cuando te tocara. La cuota asignada
estaba garantizada; a veces se retrasaba, pero siempre te llegaba. En
cuanto salieron de la libreta desaparecieron, en su momento, los panes
y los peces; perdón, quise decir los panes y los huevos... Por
fortuna, el país ha avanzado, no hay dudas; todos los planes se han
reportado cumplidos y algunos sobre cumplidos. Pero la riqueza
persiste en ser ausentista. Para que el pan permanezca "por la libre"
hubo que ponerlo al "módico" precio de diez pesos la libra y a los
huevos fue necesario venderlos a un peso diez centavos la unidad para
que no desaparecieran una vez liberados. Así pasó con otros productos,
como la papa y el gas, que al liberarse, dispararon astronómicamente
sus precios. Era otra forma de racionamiento que, al limitar el
consumo, permitía mantener la libre oferta, disfrazándola como avance
productivo. Lo demás seguía escaseando, pero ahí estaba para
socorrernos la libreta igualadora. Había sucumbido, al parecer para
siempre, la reina Abundancia y ni el "Plan Alimentario", ni las
exitosas cosechas, fueron capaces de restaurar su perdido reinado en
nuestras mesas; le sucedía la usurpadora Escasez.
En un momento de nuestra historia, Cuba fue el mayor importador de
automóviles entre los países de América. Claro, que detrás de esta
cifra estadística y falsa, se ocultaba un gran negocio de nuestro
"buen" vecino norteño, el que nos convirtió en protectorado, nos
bloqueó desde temprano haciendo que los automóviles (casi todos "made
in USA") desaparecieran y se hiciera lánguido nuestro tráfico urbano.
Eso era conveniente: así cuidábamos el medioambiente y lo librábamos
de contaminaciones, luchábamos contra el efecto invernadero y por
conservar la capa de ozono. Nuestros automóviles muestran hoy un
amplio muestrario internacional: subsisten algunos Skoda checos y los
primeros Volga, sucedidos por los Moskovich, los Ladas y los Alekos,
todos soviéticos; también los Peugeot franceses y los Ford y Chevrolet
argentinos que confraternizaron con los italianos FIAT y Alfa Romeo,
carro de deportivo que destinamos a los dirigentes y al servicio de
taxis. Recientemente, hicieron irrupción los Hyundai, los BMW, Seat,
Audi, Suzuki, Citroen, Fiat y Toyotas, todo un carnaval de marcas.
Parecía que nos había invadido la abundancia deseada, pero era solo
para unos pocos. La cosa era restringida, había que comprenderlo.
Primero estaban los que merecían tener un carro, aquellos que se lo
habían ganado con sus aportes a la sociedad o a la suciedad,
dependiendo del caso. Para impedir que hubiera relajo en la
repartición, el Estado, siempre vigilante, extendía sus "cartas de
autorización", imprescindible requisito para la adquisición. Hubo
quienes vendieron sus cartas y quienes las compraron para luego
revender los carros. ¡Cosas inevitables en el libre mercado! Pero, he
aquí, que ahora se suprime esa carta y la venta de autos es declarada
"liberada". Perdieron por igual, el que compró una carta, como aquel
que la conservó para comprar su carrito a un precio que ahora se ha
multiplicado, alejándose de sus posibilidades. ¡Son gajes de la
situación cambiante! Pero, señores, ahora cualquiera puede comprar un
automóvil nuevo o de uso, acorde a sus medios económicos, claro; como
cualquier producto liberado, los autos han disparado sus precios. No
es una subordinación a las "Leyes del Mercado", no; aquí prevalece la
"Planificación Socialista". ¡Si usted es de los afortunados que puede
disponer de doscientos mil CUC y un poco más, está a su disposición un
Peugeot del 2013; si sólo tiene catorce mil, entonces tendrá que
conformarse con un BMW de 1997, por supuesto, de uso... Ya lo saben
los que posean esas cantidades, ¡a comprar sus carros!, ahora en venta
liberada y con precios que garantizan su no desaparición inmediata.
Esas ventas contribuirán a las inversiones que se hagan en el
transporte público, así se beneficiarán los que dependen de las
guaguas para moverse. No olviden que, como dijo el Presidente Raúl, el
primero de enero, este es un gobierno de los humildes, por los
humildes y para los humildes.
Desde Regla, ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión
de rebelde cubanía.
Enero 6 de 2014
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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