martes, 7 de enero de 2014

LAS LECCIONES DE AQUEL ENERO

LAS LECCIONES DE AQUEL ENERO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Han pasado 55 eneros desde aquel de victoria y entusiasmo, de júbilo y
esperanzas; vino cargado de lecciones, muchas de las cuales no supimos
aprovechar o necesitamos un tiempo para comprenderlas. La luz de aquel
amanecer, después de permanecer años en las tinieblas, nos hizo
enceguecer, como deslumbrados. La embriaguez del triunfo, nos condujo
a la candidez de ver sinceridades y rectificaciones donde solo había
falsedad y oportunismo. Alertado por Fidel, el pueblo frustró en horas
el intento de escamotear la victoria; la maniobra golpista y
extemporánea fracasó ante la desmoralización de un ejército mal
llamado "nacional" y el empuje de otro ejército brotado del pueblo y
representante de sus intereses.
La alegría fue tan generalizada que, hasta los que pronto se
declararían nuestros enemigos, compartían el jolgorio; entre aquellos
estaban los que creyeron que la revolución acabaría en una farsa más,
que sería otro engaño al pueblo y dejaron de apoyarla al percatarse de
su autenticidad. Nuevos personajes ocuparon el escenario y algunos
pretendieron protagonismos no merecidos; eran frecuentes los sumados a
la insurrección la noche anterior, pululó, como salida de la nada, una
pléyade de "aconsejadores" dispensando, generosamente, recetas y
consejos que nadie les había pedido; eran los sabios supremos,
poseedores de las fórmulas mágicas a poner en práctica por el nuevo
gobierno; sospechosamente, todos recomendaban moderación. En
contraposición, surgieron los extremistas, embozados madrugadores que
no dispararon un tiro contra la dictadura, pero que se ofrecían
voluntarios para integrar los pelotones de fusilamiento y efectuar los
tiros de gracia.
Repasar la nómina del flamante consejo de ministros, nos ofrece un
amplio abanico de pensamientos y tendencias, de intereses y objetivos.
En el seno de aquel recién estrenado gabinete, se escenificaba la
tradicional lucha de Revolución versus Reforma. Desde la Embajada
norteamericana, el águila imperial seguía con expectación cada una de
aquellas primeras horas; por una parte, dudaba si los exaltados
guerrilleros, convertidos en gobernantes, cumplirían los radicales
planes que habían enunciado como programa; por otra parte confiaba en
la labor de zapa de algunos farsantes, que permanecían aguardando su
momento. En esa indecisión, se debatía el águila siempre enemiga;
aparecieron entonces las "alertas tempranas sobre el peligro
comunista", que de seguro contaron con su anuencia y le hicieron
sonreír.
Y pasó el tiempo y la escena se fue aclarando, algunos "amigos y
defensores" se esfumaron, desertaron los que "querían revolución, pero
no tanto", disfraces y caretas cayeron y cada cual asumió su verdadera
identidad. En ese lapso, se cometieron los inevitables errores de todo
principio, algunos inducidos por recomendaciones interesadas de los
"nuevos compañeros de viaje" y otros propiciados por circunstancias
coyunturales. Hoy, solamente el tiempo transcurrido, con su carga de
vivencias, ofrece la oportunidad de asimilar algunas de las lecciones
que nos trajo aquel enero de 1959. ¡Tengo el convencimiento, que
todavía nos queda mucho por aprender de aquellos días!

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 8 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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