domingo, 19 de enero de 2014

“PAPITO”

"PAPITO"
Por Jorge C. Oliva Espinosa

No fue el díscolo y superficial hombre que muchos le creyeron; ni el
bon vivant descarriado que andaba siempre "por la libre". A su
alrededor se tejió la leyenda negra que le atribuía ser "el enfant
terrible" de la Revolución y él asumió ese papel como una tarea más;
así cargó con culpas ajenas por altas razones políticas y como prueba
de fidelidad; con estoicismo ejemplar aceptó ese rol.
Compartimos un tramo de nuestras vidas y nos unió una bella amistad
basada en objetivos y principios comunes. Siendo ya profesionales,
habíamos vuelto a ser estudiantes, los dos en busca de un segundo
título universitario. Él, graduado de Derecho, cursaba el tercer año
de Ingeniería Industrial; yo, ingeniero, me empeñaba en titularme como
abogado. En cuanto nos conocimos, surgió entre nosotros una
identificación basada en un pasado y un presente semejantes; en
distintos escenarios, ambos habíamos peleado contra una dictadura y
guardábamos recuerdos imborrables que eran girones de nuestras vidas.
Yo había plasmado en un relato novelado mis vivencias de combatiente
subversivo; él, teniendo una participación mil veces más rica, se
mostraba reticente a escribir sus memorias. Sin embargo, en nuestras
largas conversaciones, el tema de la lucha, recuerdos y lecciones, era
recurrente. Tuvo que pasar mucho tiempo y sufrir muchos sinsabores,
para que se decidiera a escribirlas en un libro que tituló "El Túnel".
Quizás mi insistencia y la de otros amigos, pesaron en su decisión de
publicarlo. No sé si al fin lo logró. Me dio a leer algunos capítulos
y los testimonios que allí vertió me parecieron tan iconoclastas y
contundentes como los que, en su momento, escribió Fermín Valdés
Domínguez. Así y todo, murió fiel a la Revolución por la que peleó con
bravura y dejó mucho por escribir.
Hombre de sólida cultura y gran sensibilidad, protagonista de hechos
insólitos, de fidelidad a toda prueba para con la Revolución y sus
líderes, conservaba la irreverencia y la temeraria alegría tan
características de los jóvenes. Soñador, romántico, decidido,
hiperbólico, todo en una pieza: era un cubano total; Jorge Serguera
Riverí, comandante del Ejército Rebelde, rebelde intrínseco, "Papito"
para sus amigos, fue uno de esos hombres imprescindibles que, con sus
errores y aciertos, hacen posible La Historia.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 20 de 2014

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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