jueves, 14 de febrero de 2013

UNA DISTOPÍA

UNA DISTOPÍA
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Tuve un sueño distópico, una verdadera pesadilla. Quizás fue la
influencia de las novelas orwellianas(1) o las aprehensiones que
siento por nuestro futuro... Pero, por los breves instantes que duró
aquel tormento, me vi, con lujo de detalles, trasladado a una
distopía(2) bien cubana. Una extraordinaria alteración del ciclo
temporal, me había llevado al año 2084 en plena Habana. Mejor dicho en
lo que quedaba de ella. Todavía nuestra hermosa Capital era
reconocible, porque el castillo de El Morro, imponía su figura
inhiesta sobre el horizonte en un paisaje cuasi citadino. Aparte de
las ruinas y los grandes espacios abiertos, carentes de edificio
alguno, lo primero que me llamó la atención fue la avanzada vejez de
los pocos transeúntes que encontré. Perplejo, ante la insólita
experiencia que estaba viviendo, no me fue fácil encontrar a un
anciano suficientemente lúcido que pudiera orientarme en aquella
extraña situación. El hablar incoherente de los primeros a quienes
solicité ayuda, el babeo continuo de sus bocas desdentadas y sus
miradas vidriosas, perdidas, me hicieron comprender que era inútil
esperar alguna respuesta de ellos. Al fin, cuando ya creía enloquecer
de desesperación, encontré un interlocutor con algo de raciocinio. Me
percaté por la pregunta desconcertante que me hizo en cuanto me oyó
hablar:
_ ¿Usted es extranjero, verdad?... ¿De qué país viene?...
La pregunta cobró sentido, cuando me enteré, horrorizado, que no
quedaban cubanos jóvenes; que después de elevar la edad de jubilación
a 80 años, el país se vio obligado a importar mano de obra y que la
inmigración de trabajadores de todo tipo estaba tan generalizada, que
hasta los más altos funcionarios, rectores de la economía, eran
extranjeros. También agregó, que la producción y los servicios estaban
en manos de grandes consorcios y empresas extranjeras… ¿Entonces, -le
pregunté- ya Cuba no es independiente, pues ni el gobierno ni la
economía son cubanos?... Su respuesta fue tan asombrosa como su
locuacidad:
_No, eso no. Aún conservamos nuestros gobernantes locales. Los que son
mucho más viejos que cualquier ciudadano que usted se haya encontrado
por ahí; y por supuesto, más viejos que yo, que sólo tengo 96 años.
Imagínese, que nuestra población actual alcanzó una expectativa de
vida superior a los 120 años; cosa de planes que comenzaron a
experimentarse con los miembros del Gobierno, hace apenas siete
décadas atrás. Ellos, como fueron los iniciadores, esperan vivir al
menos 200 años...
Atónito, sin poder creer en lo que oía, y queriendo comprobar lo que
me contaba aquella momia parlante, le inquirí por un lugar donde
pudiera comprar un diario. Su respuesta terminó de apabullarme:
_ ¿Diario, una publicación periódica dice Usted? No, el único
periódico que teníamos dejó de publicarse por allá por el 2059; lo
recuerdo, porque su desaparición coincidió con el centenario de la
Revolución iniciada en 1959. Total, era inútil, pues hacía tiempo que
no traía noticia alguna y ahora hace menos falta, pues los que
quedamos apenas podemos leer…

Desde Regla,
Ayer "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Febrero 15 de 2013


(1) Me refiero a las escritas por el escritor británico George Orwell.
(2) Distopía, llamada también antiutopía, es una utopía perversa donde
la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad
ideal.




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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com.es
jorgecoliva@gmail.com

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