jueves, 10 de abril de 2014

UN POCO DE VIEJA FILOSOFÍA ALREDEDOR DE UNA NUEVA LEY

--UN POCO DE VIEJA FILOSOFÍA ALREDEDOR DE UNA NUEVA LEY
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Los plátanos, aun los considerados frutas, son los pétalos de una
flor; en cambio, la rosa es el aparato sexual del rosal. Estas
transfiguraciones botánicas tienen, con frecuencia, su réplica en el
ámbito socio-político (1). Las falsas apariencias están presentes
tanto en la naturaleza como en lo social. Así, dentro de las
relaciones humanas, lo que consideramos una injusticia, puede ser una
adicción propia del poder y lo que aparenta ser una pifia es a veces
una razón meditada profundamente y que persigue un fin bien definido.
Con razón nos alertó Martí que "en política lo real es lo que no se
ve".
Estas disquisiciones filosóficas me vinieron a raíz de la LEY DE
INVERSIONES EXTRANJERAS y de la exclusión explícita que en ella se
hace a probables inversionistas cubanos residentes en la isla. Esa
exclusión la creí innecesaria por la poca probabilidad de que algún
cubano residente tuviera el capital requerido para invertir (2). Pero
la susodicha Ley lleva la marca de una prohibición, categoría que
analicé con anterioridad en mi artículo "Prohibir y Obligar". De ello
me alertaron amigos muy apreciados como Nelson López, Víctor Manuel
González y Natacha Vázquez, además de Gómez Barata que, en un
artículo, tacha de superfluo el adjetivo extranjera que califica la
inversión y opta por una simple "Ley de Inversiones", sin otros
apellidos. Ellos, sin proponérselo, me recordaron que el capitalismo
no prohibía casi nada, la prohibición estaba en la posibilidad real
que tuviera cada cual de realizar la acción. En teoría a todos se les
permitía casi todo, pero en realidad solo podían los que tenían.
También, estos amigos me advirtieron sobre la adicción a prohibir que
padecen algunos legisladores y redactores de leyes nuestras. Ya lo
dijo Sempronio; "Prohibir es la solución más fácil" y, al parecer, a
los que prohíben no les entusiasma mucho esforzarse en el cumplimiento
de sus tareas.
Y tienen toda la razón mis amigos, incluyendo a Sempronio, el reglano;
no hacía falta excluir a cubano residente alguno como posible
inversionista, bastaba con la exigencia de una cantidad de capital a
invertir. Con la ilusión de que "Usted también puede tener un Buick",
todos estaríamos contentos, porque no se nos negaría la posibilidad de
soñar, aunque sean sueños imposibles. Así se hizo con la "venta
liberada de autos", a nadie se le prohíbe adquirirlos, pero vamos a
ver quién puede. Por esta vía se va mi querida Natacha, hija de amigos
y a quien quiero como hija, que reclama su derecho irrenunciable a
soñar. Y es que el prohibir como método, cercena toda posibilidad al
sueño, aunque éste sea imposible y la prohibición innecesaria. Por
ello y por todo lo anterior, queridos amigos, pienso que la injusta
exclusión no ha sido otra cosa que una secuela perniciosa de esa
adicción a prohibir que padecen algunos con poder para hacerlo. Al
igual que los plátanos, estas inútiles prohibiciones aunque parezcan
frutas, son pétalos de una flor; pestilente pero, flor al fin: la flor
del BUROCRATISMO.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Abril 14 de 2014
(1) Aclaro que ni en broma hago una concesión al reduccionismo ni al
neopositivismo, estas corrientes filosóficas no tienen nada que ver
con mi pensamiento.
(2) A menos que algún familiar en el extranjero le aporte el capital inicial.
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

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