jueves, 29 de enero de 2015

LO PROMETIDO

Queridos todos:
Tal como les prometí, les envío en adjunto la primera entrega de una novela mía.
Saludos fraternales
Joirge C.
--
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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

martes, 27 de enero de 2015

AVISO

--AVISO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Queridos amigos:
Cuando dos conversan, buscando entenderse, la mejor contribución de
cualquier tercero al dialogo es callarse. Toda intervención puede ser
inoportuna e imprudente, desde la del famoso hasta la del más simple
comentarista. Por ese motivo y porque los años acumulados comienzan a
pasarme su cuenta, y me obligan a someterme a distintos exámenes
médicos, interrumpo por un tiempo mis crónicas de opinión. En
compensación, se me ha ocurrido enviarles una novela que escribí hace
tres años, sobre el llamado "Período Especial"; después de
infructuosos intentos por publicarla, la haré llegar a ustedes en
forma de entregas parciales y sucesivas. No es un recurso nuevo, la
"novela por entregas" fue vehículo de difusión para importantes obras
literarias y fue usado por escritores que alcanzaron la fama gracias a
ellas. Sin pretender tanto, próximamente, comenzaré a enviarles ese
engendro mío que titulé "TIEMPO DE SOBREVIVIR". Sirva esta nota de
aviso, además de justificación por mi silencio temporal. Espero volver
a opinar, cuando el diálogo avance y despeje incógnitas y horizontes...

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 28 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jueves, 22 de enero de 2015

QUEDAR CHAO-CHAO

--QUEDAR CHAO-CHAO
Por Sempronio, el de Regla

Cuando yo era un fiñe y jugábamos a las postalitas o cualquier otro
juego, para determinar que no había ganador ni perdedor, que todo
terminaba parejo, o para equilibrar algún desbalance con justicia,
echábamos mano a esa frase. Entonces, decir "quedar chao-chao"
significaba lo mismo emparejar un pleito, que aceptar la equidad del
reparto con la conformidad de las partes. Ahora, el dicharacho se lo
podemos decir a los vecinos que quieren normalizar sus relaciones con
nosotros, al convencerse de que el camino que llevaban no los conducía
a su objetivo, objetivo al que no han renunciado: cambiar nuestro
sistema y "regresarnos" a la democracia diseñada por ellos.
Empeñados en volver a sojuzgarnos, ahora ensayan otros procedimientos,
más sutiles, pero igual de torvos y siniestros. Con esas intenciones,
vienen a la mesa del diálogo. Sin embargo, todavía no hemos comenzado
a hablar y ya se oyen voces estridentes haciendo exigencias y poniendo
condiciones. ¡Hay que ver que son soberbios y prepotentes! Así,
mientras uno reclama las indemnizaciones que Cuba les "debe" como
compensación a los bienes norteamericanos nacionalizados, otro exige
que expatriemos a los asilados que permanecen en nuestro suelo y que
ellos califican de terroristas.
OK, a los primeros podemos decirles que está muy bien eso de las
compensaciones; no faltaba más, seguro que se las pagaremos, pero
descontándolas del monto a que ascienden los daños causados a la
economía cubana durante más de cincuenta años de bloqueo; verán que
todavía nos quedan a deber. A los segundos, cómo no, es correcto que
entreguemos a los reclamados por otro país, -y más si son terroristas-
pero que empiecen por devolvernos a Posada Carriles y a los demás
asesinos que ellos albergan y protegen. De esa forma, queridos y
amistosos vecinos, quedaremos CHAO-CHAO.

Desde Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Enero 22 de 2015
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miércoles, 21 de enero de 2015

AUDACIA SIN LÍMITES

-- AUDACIA SIN LÍMITES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Fue, no hacía mucho, una actriz sin talento que devino vedette en
cabarets de segunda categoría; convencida de "su poca suerte", decidió
sacar provecho de lo "que Dios le dio": un cuerpo escultural y una
carita de ángel. Desde entonces, se convirtió en la amante de gente
importante, que pudieran pagarla. Ahora, era la "querida oficial" de
un connotado asesino de la dictadura, el siniestro Esteban Ventura
Novo. Eso a ella no le importaba, él se portaba galante y sobre todo
muy generoso, pagaba todos sus gastos y le mantenía un apartamento,
donde la visitaba una vez por semana, días fijos y a la misma hora,
porque era un hombre muy ocupado y extremadamente disciplinado,
ensimismado en su rutina de asesinar, torturar y mandar a matar. Eso
sí, como hombre de detalles, cada visita era anunciada por el
mensajero de una florería que, como ofrenda y aviso, le traía un
enorme ramo de rosas.
Ese dato lo tuvo muy en cuenta un destacado combatiente del movimiento
clandestino, quien se propuso ajusticiar a una de las figuras más
repulsivas de la represión. Fue así que, después de un prolongado
chequeo sobre el apartamento de la bella, una tarde, en que estaba
programada "la visita habitual", un mensajero de la florería apretó el
timbre; identificado a través de la mirilla por el ramo de flores,
ella le abrió la puerta confiada. De inmediato, quedó petrificada de
terror; ante ella no estaba el muchacho de siempre, sino un hombre que
le apuntaba con su pistola y la conminaba a guardar silencio. El
desconocido, sin dejar de amenazarla, cerró la puerta tras sí y le
ordenó desvestirse; envanecida por sus encantos físicos, ella pensó en
un asalto sexual de algún maníaco, al que no sería difícil
satisfacerle su obsesión y le obedeció con rapidez. Contrariamente a
lo que imaginó, el intruso no se quitó su ropa ni le hizo objeto de
caricia alguna; simplemente, le ordenó acostarse y lo hizo a su lado,
sin desvestirse ni dejar de apuntar, ahora hacia la puerta, mientras
le aclaraba: "ahora, cuando llegue Ventura, antes que se reponga de la
sorpresa, será hombre muerto".
Pero, el tiempo pasó y el esperado visitante no llegó; había roto su
rutina, como cosa excepcional. Convencido que ya no vendría, el
intrépido asaltante decidió marcharse, no sin antes dejarle un serio
mensaje a la alimaña que, por esta vez, evadía la mortal trampa:
_Dile a Ventura, que aquí estuvo Mingolo para ajustarle las cuentas...
Ah, y dile también que te vi encuera y que estás muy buena.
Arístides Viera, alias "Mingolo", una de las más fogueadas figuras del
Movimiento 26 de Julio en La Habana, acababa de realizar una de sus
espectaculares acciones, todas caracterizadas por una AUDACIA SIN
LÍMITES.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 23 de 2015


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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com

martes, 20 de enero de 2015

UN EMPECINADO CONTUMAZ

--UN EMPECINADO CONTUMAZ
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Cuando trasmití los testimonios del "Gallego Goicochea" sobre Gustavo
Machín y Díaz Argüelles, los califiqué como los héroes que la muerte
respeta porque la desafían reiteradamente. Tanto los que atacaron el
Cuartel Moncada (26-7-53), como los asaltantes al Palacio (13-3-57)
mostraron, en sus temerarias acciones, un desprecio absoluto por la
inexorable Señora de la Guadaña. A la mayoría les costó la vida,
fueron pocos los sobrevivientes y estos se empecinaron en continuar la
lucha. Así, entre los expedicionarios del Granma, encontramos a
algunos participantes de los sucesos de aquel 26 de julio. Constituían
el grupo de los que persistían, consecuentes con el ideal que los
llevó a la primera acción; eran los incorregibles porfiados de
siempre, los que no se arredran ante el fracaso. En definitiva,
continuaban fieles a la causa y a la organización que habían fundado,
eran los continuadores de siempre, los que perseveran y triunfan.
Igual proceder mostraron los diezmados miembros del Directorio después
del 13 de marzo.
Sin embargo, el que un mismo hombre haya sobrevivido a esas dos
acciones, su mera participación en ambas, es un hecho único que merece
destacarse y que sin embargo, no ha sido muy divulgado. El
protagonista de la doble hazaña, sin discusión merece el título de
"Empecinado Contumaz". Nos referimos a un joven que, en su natal
Guanajay, llegó a ser Presidente de la Juventud Ortodoxa, se alistó en
la Generación del Centenario y participó en el asalto al Cuartel
Moncada; guardó prisión en Boniato junto a Fidel y demás
sobrevivientes, pero llevado a juicio fue absuelto por falta de
pruebas; fue uno a los que se orientó no declararse culpable. Una vez
libre, no escarmentó y continuó colaborando con Haydee Santamaría y
Melba Hernández; su decisión de continuar el combate frontal contra la
dictadura, la canalizó al vincularse al Directorio Revolucionario y,
como militante del mismo, participar en la hombrada del asalto al
Palacio. Fue uno de los ocho hombres que llegó a la tercera planta y
de los pocos que lograron salir vivos del lugar. Protegido por una
suerte increíble, sobreviviente de las dos acciones más violentas
realizadas contra la tiranía, se asiló en la Embajada de El Salvador y
de allí saltó a Miami, donde continuó su labor revolucionaria; así
alcanzó, "empecinadamente vivo," (*) la hora del triunfo. Esto le
permitió seguir brindando sus servicios a la Revolución en el frente
diplomático. Pasado el tiempo, con la sencillez que caracteriza a los
gigantes, ofreció el siguiente testimonio; "--Hoy, lo veo igual que
entonces. Cuando se está convencido, resuelto a hacer algo, se asume
cualquier consecuencia. No es que yo fuera guapo ni nada de eso. Tenía
sencillamente la convicción de la utilidad y la necesidad de la
lucha".
La muerte, que parecía haberse olvidado de este EMPECINADO CONTUMAZ,
vino a buscarlo el 21 de junio del 2013, bajo la forma de un accidente
cardiovascular; su nombre: Ángel Eros Sánchez.

Desde Regla, ayer, "La Sierra Chiquita";
Ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 20 de 2015
(*) Referencia a la novela "EMPECINADAMENTE VIVOS" de Rodolfo Alpízar
Castillo, cuyo tema gira alrededor del asalto al Palacio y el DR.

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domingo, 18 de enero de 2015

QUÉ ENTIENDEN POR "NORMALIZAR

-- QUÉ ENTIENDEN POR "NORMALIZAR"
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El mundo progresista aplaudió la decisión, anunciada simultáneamente
por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, de normalizar las
relaciones entre nuestros dos países. Se sobrentiende que "normalizar"
significa e infiere, unívocamente, hacer normales dichas relaciones.
Pero, ya en su alocución inicial, el Gobierno norteamericano dejó
clara su interpretación particular de esa "normalidad"; para ellos,
relaciones normales no son las establecidas entre naciones por el
Derecho Internacional, las de respeto recíproco y colaboración.
Ahora, la Subsecretaria de Relaciones Exteriores para el hemisferio
Occidental reitera esa interpretación; ella es quien encabezará la
delegación norteña a las conversaciones que, con el fin de
"normalizar" nuestras relaciones, se iniciarán en La Habana el próximo
21 de enero (pasado mañana). Nos queda claro entonces, lo que
entienden nuestros vecinos por "relaciones normales". Son las
relaciones que establecen con gobiernos obedientes, incapaces de
réplica alguna a sus mandatos imperiales; con gobiernos que acepten la
hegemonía norteamericana por confluencia de intereses o por cobardía.
En esas "relaciones normales" que pretenden establecer con nosotros,
ellos ignoran nuestra soberanía y se inmiscuyen, groseramente, en
asuntos que solo nos conciernen a los cubanos. Relaciones en que, el
Embajador norteamericano, como un procónsul, ejerza su influencia
determinante sobre nuestro gobierno; donde este "diplomático" tenga
franquicia para espiar, conspirar, fomentar y financiar grupos de
oposición, sobornar y corromper a funcionarios sobornables y
corruptibles, todo con absoluta impunidad. Como culminación de esa
"normalización", la actual Oficina de Intereses se convertirá en
Embajada; es decir, se llenará de agentes de la CIA con credenciales
diplomáticas y, como toda embajada norteamericana, será un centro de
subversión, espionaje y provocaciones constantes.
Como la designación del Señor Embajador depende de la aprobación del
Congreso, puede ser que al frente de la misión quede un funcionario de
menor rango, algo así como un "encargado de negocios". Eso no importa,
independiente de la jerarquía que le otorguen, las funciones que
asumirá y su actuación serán las mismas: "normalizar", según sus
criterios, nuestras relaciones. Ya el presidente de Cuba les ha
aclarado que nuestra soberanía no es negociable, que no aceptaremos
injerencias ni toleraremos menoscabo alguno a nuestra dignidad como
país. Por lo tanto, el camino a transitar será difícil, lleno de
tropiezos y complejo; los métodos de lucha serán otros y debemos estar
preparados para utilizarlos con éxito.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 19 de 2015

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jueves, 15 de enero de 2015

DOS LOCOS PELIGROSOS

-- (*)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

El "Sanatorio Valdés Dapena", era una clínica privada para enfermos
mentales; estaba en la Carretera Central, en el trayecto entre los
pueblos de San Francisco de Paula y El Cotorro. En la pequeña
instalación, más asilo que clínica, algunas familias pudientes pagaban
por la reclusión de sus familiares trastornados; fue el lugar ideal
para refugiar a aquellos dos hombres, quizás los más buscados por la
jauría batistiana. Para ellos, ya no había lugar seguro en la Habana y
allí a nadie se le ocurriría buscarlos. Fogueados combatientes
clandestinos, estaban perfectamente identificados por los órganos
represivos, pues habían participado en connotados hechos, acciones
temerarias que golpearon a la tiranía y estremecieron a la población.
El ametrallamiento de dos pelotones de la policía, a la hora del
relevo, frente a una estación policiaca, o el atentado al Ministro de
Gobernación, Santiago Rey, eran dos hechos en que se les señalaba como
únicos autores.
Sin embargo, la seguridad que brindaba aquel refugio era temporal y
cada día aumentaba el peligro de una delación. Por ese motivo, al poco
tiempo, se decidió trasladar a ambos combatientes y enviarlos a las
montañas del Escambray, donde ya operaba una guerrilla del Directorio.
Fue así que, uno vestido como enfermero y custodio, el otro
caracterizado como un paciente furioso que viajaba dentro de una
camisa de fuerza, amparados por el certificado médico correspondiente,
aparecieran como remitidos a una clínica de la ciudad de Santa Clara,
donde el último continuaría su tratamiento; de chofer fungiría otro
miembro de la organización. El plan, de una teatralidad suprema, se
cumplía perfectamente en su primera etapa; todos los controles de
carretera fueron burlados y quedaron convencidos de que se trataba de
un caso irremediable de locura. El aspecto descompuesto, la barba
crecida, un babeo constante, los forcejeos desesperados que
acompañaban gritos ininteligibles, alejaban cualquier duda; lo que
nadie podía sospechar, era que debajo de aquellas largas mangas
cruzadas a la espalda, el supuesto orate, apretaba una granada en cada
mano y que cada uno de sus acompañantes llevaba una pistola al cinto.
Todo iba bien hasta llegar a la ciudad matancera de Colón. Allí, el
que hacía de loco exigió un cambio de papeles: ya estaba cansado de
estar amarrado y se le entumecían las manos aferradas a las granadas.
Hubo una fuerte discusión y como ninguno cedió, tomaron la decisión
loca de volver a La Habana y allí morir combatiendo. El destino les
reservó otro final, porque quizás la muerte respeta a los que la
desafían y desprecian. Sus vidas de combatientes, se prolongarían en
otras gestas y en 1967 Gustavo Machín Hoed De Beche moriría en Bolivia
como "Alejandro" el jefe de operaciones en la guerrilla del Che; el
otro, Raúl Díaz Arguelles viviría unos años más para caer,
finalmente, en Angola en 1975, al frente de las tropas
internacionalistas que enfrentaban la agresión de África del Sur.
Fueron dos guerreros excepcionales hasta el fin de sus días.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 16 de 2015
(*) Este episodio de la lucha clandestina lo relató el combatiente del
Directorio y asaltante a Palacio, Luis Goichochea ("El Gallego"), en
una de sus charlas.
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martes, 13 de enero de 2015

SALIDA DEL INFIERNO

-- SALIDA DEL INFIERNO (*)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

(*) Versión de una de las charlas brindadas por el combatiente Luis Goicochea.

A pesar del tiempo transcurrido, me parece estarlo viendo de espaldas
a la mesa y al estrado, fascinándonos con la magia de aquellos relatos
que parecían arrancados de la ficción y que eran trozos de historia
vividos por él. Aquel día, argumentó sobre las probabilidades del
triunfo y su aseguramiento: "Todo fue planeado cuidadosamente, con
detallismo preciosista; cada probabilidad se analizó, cada uno de los
participantes tenía asignada su misión y su lugar una vez dentro de
Palacio. Todo estaba previsto, menos la salida por estimarla
totalmente improbable, un evento que jamás ocurriría. Nosotros
tomaríamos el edificio, daríamos muerte a Batista o moriríamos en la
acción, pero nunca abandonaríamos el lugar en desbandada. Cincuenta
hombres, con armas automáticas y granadas, constituíamos el grupo de
asalto; el de apoyo lo integraban cien armados con fusiles
semiautomáticos y con una ametralladora cincuenta, montada sobre el
chasis de un camión. La misión de este apoyo era tomar los edificios
circundantes e impedir desde allí que la guarnición del tirano se
asomara a las ventanas; esto aseguraría la aproximación y entrada del
grupo de asalto, luego una parte funcionaría como refuerzo y nos
reabastecería de parque. Pero, ya se sabe, el apoyo no se produjo por
indecisión de los responsables de ejecutar esta parte del plan. Y
ahora, estábamos de nuevo en la planta baja, casi sin municiones,
frente al portón de hierro abierto, una verdadera puerta del infierno.
Como toda "oportunidad" brindada por El Diablo, aquella "salida" era
entrada a su vez de otro infierno, el que nos aguardaba afuera. Más
allá de los recios barrotes, estaba la calle atascada por vehículos,
-hasta una guagua había quedado atravesada-, dificultando el paso en
línea recta hacia el parque Zayas. En todo el trayecto a recorrer,
estaríamos bajo el fuego que nos hacían desde las plantas superiores.
Allí, tratando de salir, cayó la mayor parte de nuestros compañeros;
dejábamos atrás un infierno, para entrar en otro. La única forma de
protegernos era pegarnos a la fachada de Palacio, pero de todas formas
debíamos separarnos de la misma al intentar cruzar cualquier calle
aledaña; la calle Colón hacia el parque o la calle Zulueta hacia el
edificio de la Tabacalera. Yo tomé esta última dirección y logré
alejarme. Otros compañeros pudieron alcanzar la calle Trocadero, al
costado del Hotel Sevilla y por allí atravesar El Prado. Un tercer
grupo, muy pocos, cruzó la calle Monserrate y se pudo internar en La
Habana Vieja. Faure llegó a la Universidad y allí se enteró de la
muerte de José Antonio; mientras Carbó y Machadito comenzarían un
peregrinar por más de un mes, verdadera Odisea, hasta coincidir en el
fatídico apartamento de la calle Humboldt; donde serían asesinados la
tarde del 20 de abril, junto a Fructuoso y Joe.
He oído criterios que juzgan nuestra acción como demencial y suicida.
Yo les puedo asegurar que no fue así; todo fue bien planeado, al
mínimo detalle. Todo, menos aquella salida que estimamos improbable y
que se produjo porque algunos incumplieron la palabra empeñada."

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 14 de 2015
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lunes, 12 de enero de 2015

SEÑORAS CLASES

-- SEÑORAS CLASES
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Nada en su físico lo delataba. Parecía un hombre común y corriente, de
mediana estatura, unos años por encima de los cuarenta, no muchos,
hablar pausado y dicción nítida; vestía discreta camisa de mangas
cortas y pantalón oscuro. Pero no bien empezaba a hablar,
presenciábamos una transformación, verdaderamente espectacular. Ante
nuestros ojos aparecía un gigante que, cual cíclope, vomitaba fuego
por el único ojo de su M3. Sus palabras se volvían una cámara
cinematográfica que nos iba brindando imágenes del escenario y del
combate mismo. Ya no estábamos en un aula de la CUJAE, sino en el
mismísimo Palacio Presidencial. Cuando "subíamos" las escaleras,
estimó borrosos sus detalles, fue a la pizarra y trazó con tiza la
disposición de las mismas: abiertas a una galería encristalada que era
el perímetro interior del edificio. Pudimos verlas, rodeando un patio
central y apreciar que ascender por ellas constituía un acto suicida
pues, desde el otro lado del patio y a un nivel superior, la
guarnición batía el lugar con fuego mortífero. Y sin embargo, el
tropel de gigantes tomó escaleras arriba. En aquel tramo, los blancos
escalones de mármol se tiñeron con la sangre de varios combatientes.
Solo ocho llegaron a la tercera planta y, acorde al plan, allí se
dividieron en dos grupos que comenzaron a recorrerla, cada uno en
sentido contrario respecto al otro. La misión de los que llegaran
estaba fijada: encontrar a la bestia llamada Batista y ajusticiarla.
Entran y salen de cada habitación por la misma puerta, a ratos gritan
la consigna: "Directorio" que los identifica como los intrépidos
asaltantes a la "Guarida del Tirano". Un teléfono suena sobre una mesa
en el pasillo y es "Peligro", el increíble, quien lo descuelga y
responde con serenidad: "Sí, habla un miembro del comando de asalto,
acabamos de ajusticiar al tirano Batista." Luego cuelga y sigue
combatiendo.
Con la respiración entrecortada, el parque casi agotado, se
reencuentran los dos grupos, ninguno ha cumplido el objetivo; por un
pelo, la bestia ha escapado. Es necesario retirarse y emprender el
mortal descenso; volver a ser las dianas en aquel tiro al blanco en
que se ha convertido un tramo de escaleras. Es "Machadito" quien se
yergue desafiante y con una ráfaga interminable, hace posible el
descenso. Obligados por la lluvia de plomo, la guarnición se protege y
deja de disparar. Son los instantes, los pocos, los únicos que tienen
para pasar por aquel matadero y regresar al segundo piso. De allí a la
planta baja, las escaleras no son abiertas.
Escuchar a Luis ("El Gallego") Goicochea, era acompañarlo en su
heroica acción, era dejar de ser oyentes pasivos y participar junto a
él, compartiendo cada momento de tensión, cada peligro. Y sin embargo,
con modestia extrema, cedía el papel protagónico a sus compañeros; los
héroes eran otros, nunca él. Todo el auditorio permanecía pasmado ante
la secuencia fílmica que eran sus palabras. No puedo calcular el
tiempo que estuvo exponiendo y trasmitiendo vívidas imágenes, pero mi
impresión fue que solo ocupó unos pocos minutos. ¡Aquello sí era una
clase de Historia! Así debían ser las clases con las que pretendíamos
trasmitir al alumnado nuestros conocimientos y experiencias. Era la
primera vez que le escuchábamos y no sería la última. Todas sus
charlas fueron ¡SEÑORAS CLASES!

Desde Regla, como siempre, enero 13 de 2015

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domingo, 11 de enero de 2015

EL GALLEGO

--EL GALLEGO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Tuve el privilegio de conocer a Luis Goicochea, destacado combatiente
del Directorio Revolucionario 13 de marzo y asaltante al palacio
presidencial, uno de los ocho hombres que llegó al tercer piso y de
los pocos que salieron vivos. Me lo presentó Luis Blanca, también
combatiente del DR y expedicionario del "Scapade", quien había sido
Director en la Escuela de Ingeniería Industrial. Con motivo de la
conmemoración de un 13 de marzo, Goicochea accedió a brindarnos una
serie de conferencias en los locales de la CUJAE y yo, como profesor
de la misma, tuve la oportunidad de atenderlo; ya estaba aquejado del
mal que lo llevaría a la tumba, cáncer del estómago, y se mostraba
locuaz, como si quisiera desprenderse de todos los recuerdos que
guardaba. No fue el único combatiente del Directorio con quien
intimé, mi vinculación a la Universidad, antes y después del triunfo,
me hicieron establecer contactos y aun amistades con varios compañeros
de esa organización. Juan Pedro Carbó, Machadito, Carlos ("El Chino")
Figueredo, Fructuoso, "Bebo" Álvarez, "Tony" Castell, fueron algunos
de los hombres del Directorio con quienes compartí distintos momentos
de mi existencia, pero ninguno se mostró más dispuesto a relatar sus
vivencias que Goicochea. De todos ellos guardo recuerdos imborrables.
Algunos, más que otros, me trasmitieron sus testimonios, pero ninguno
fue tan locuaz como "El Gallego Goicochea"; él no solo se limitó, en
conferencia inolvidable, a dar detalles del asalto a la guarida del
tirano, sus relatos se extendieron a otros personajes y hechos de la
lucha clandestina. Le decían "gallego", a pesar de su apellido vasco,
por inclusión que hacíamos los cubanos de todo lo que viniera de
España, pero este "gallego"" era más cubano que muchos nacidos en la
isla.
No había acabado Blanca de presentarme como "el joven profesor de
nuestra Escuela que lo atendería", Goicochea me tiró un brazo sobre
los hombros e indagó sobre detalles personales de mi vida como docente
y como combatiente. Sin dudas, ya nuestro ex Director le había
informado al respecto y al decirle yo que era vecino de Tony Castell y
del "Bebo" Álvarez por vivir todos en el Reparto Fontanar, me abrió el
caudal de su cubanía y comenzó a tratarme como a un viejo conocido.
"Mira, -me dijo- el asunto no es recordar la historia en una fecha
determinada; eso no es ni historia, ni es revolución. Ambas se hacen
día a día. Vamos a interesar en esto al mayor número de estudiantes y
tú me vas a ayudar. Por lo pronto, cuenta conmigo cada martes. Te
prometo que traeré algún que otro compañero y la gente no se
aburrirá."
Fue así que durante todo el mes de marzo y parte de abril de aquel
año, Goicochea fue una figura conocida y esperada por un estudiantado,
ávido por conocer la historia por boca de uno de sus protagonistas.
Fascinado por lo ameno de sus charlas, el auditorio fue cada vez mayor
al punto que, lo que comenzó en un aula, tuvo que ser trasladado al
teatro principal de la CUAJE.
No puedo precisar la fecha, pero un día me informaron que se
interrumpían las charlas. Goicochea, ya grave, había ingresado en el
hospital donde moriría. Hasta el final de sus días, había cumplido la
misión de hacer historia y hacer revolución.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 12 de 2015

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jueves, 8 de enero de 2015

LA ÚLTIMA DESCONFIANZA

--LA ÚLTIMA DESCONFIANZA (*)
Por Jorge C. Oliva Espinosa

(*) "La última desconfianza", así titulé el cuento incluido en mi
manual de "Instrucciones para sobrevivir en Cuba", en pleno "Período
Especial". Era un cuento de ciencia ficción, de adelanto temporal que
andaba corriendo de boca en boca por nuestras calles; le di redacción
y ahora, con la cercana visita de Roberta y su séquito del "State
Department", parece cobrar visos de vaticinio, No es para menos, con
estos vecinitos que, sin renunciar a sus planes de destruirnos, ahora
se nos acercan ensayando otros métodos para lograr lo mismo, con
ellos, no puede haber una última desconfianza, la nuestra será una
desconfianza permanente. Por eso desempolvo aquel cuento, porque me
parece que cobra actualidad y a lo mejor hace reír a mis lectores. Ahí
les va:

LA ÚLTIMA DESCONFIANZA
Los tiempos del diferendo encarnizado eran ya lejanos. Ambos gobiernos
habían declarado solemnemente su voluntad política de olvidar el
pasado de agravios y rencores. Una atmósfera de entendimiento parecía
fluir en ambos sentidos entre La Habana y Washington. El
embargo-bloqueo había sido abolido y sus instrumentos jurídicos, las
leyes Torricelly y Helms-Burton, derogados por una Joint Resolution
del Congreso y La Casa Blanca. El enclave naval de Guantánamo fue
desmantelado y su territorio devuelto a la soberanía cubana. En
respuesta, La Habana dejó de usar en sus declaraciones términos como
"imperialismo" y otros similares para referirse a la Gran Nación del
Norte y calificar sus procederes e intereses; y en los foros
internacionales, los voceros cubanos cesaron sus réplicas y ataques
sistemáticos a las posiciones e iniciativas norteamericanas. El
restablecimiento de relaciones diplomáticas normales, parecía
inminente y esperada conclusión del largo período de guerra no
declarada.
Como paso previo a la histórica reconciliación se produjo el primer
intercambio de visitas de alto nivel. Una delegación compuesta por los
principales líderes del Senado, los Secretarios de Estado y del Tesoro
y, por supuesto, el Director de la CIA, viajó a Cuba. Los emisarios
fueron recibidos con toda ceremonia y publicidad; abundaron las
sonrisas, y los estrechones de mano llenos de acogedora cordialidad,
dejaron en la prensa testimonios de la hospitalidad antillana. En el
amplio programa de actividades no se escatimó, ni la franqueza, ni el
agasajo. Sin embargo, hasta el mismo momento de su despedida, causó
enorme curiosidad el que los visitantes no se despegaran nunca de una
pequeña caja metálica, al parecer sellada y cuyo propósito, por
ignorado, fue fuente permanente de conjeturas e intranquilidad por
parte de la Contra Inteligencia cubana. ¿Cómo no iba serlo, si se
mostraba hermética a los Rayos X y a cualquier otro método de análisis
telemétrico, y su portador inseparable era el mismísimo Director de la
CIA?
Unos momentos antes de abordar el avión que los regresaría a su país,
y aprovechando el clima de distensión propiciado en los contactos, los
visitantes fueron abordados delicadamente por sus anfitriones:
-Hemos tenido mucho placer en haberles recibido y esperamos mucho de
estas visitas. Pensamos que contribuirán sin dudas, a construir el
camino de confianza mutua que debemos recorrer juntos... Y sólo en ese
sentido, y a fuerza de ser sinceros, nos atrevemos a confesarles lo
intrigados que nos han dejado el objetivo y contenido de esa cajita
que....
-¡Ah, -contestó turbado el jefe de la delegación. -nosotros debemos
confesar que la misma... ejem... no lo tomen a mal! Esa caja es...
para vergüenza nuestra, nuestra última desconfianza... Contiene,
prevención que ahora vemos innecesaria, un arma neutrónica capaz de
acabar con ustedes. La previmos como réplica, caso de ser nosotros
víctimas de una traicionera artimaña. Estamos arrepentidos de haberla
traído... Y esperamos devolverles sus atenciones, sin recelo alguno,
cuando nos visiten la próxima semana. Les rogamos sepan comprender y
perdonen nuestras reservas, después de tantos años.... no nos es
fácil...
Hubo abrazos efusivos ante tal intercambio de conmovedoras
sinceridades y se firmó un comunicado conjunto muy explícito y exento
de ambigüedades.
Y tal como estaba previsto, una semana después, una comitiva cubana
del más alto nivel gubernamental y partidista arribó al aeropuerto J.
F. Kennedy. Esta vez, la expectativa la constituyó una enorme caja con
rueditas que arrastraba uno de sus miembros. Parecía un conteiner
pequeño o un gran refrigerador. Pero sin conexiones energéticas, ni
elementos propulsores de tipo alguno. Sólo las rueditas que permitían
desplazarla a pura tracción muscular. Todos los intentos de la CIA y
el FBI por conocer su contenido fueron infructuosos. La posibilidad
que fuera una respuesta bromista por parte de los cubanos, aun
conociendo el carácter de estos, fue analizada y rechazada. Sin dejar
de ser corteses, los inquietados yanquis no pudieron echar a un lado
su tradicional falta de tacto y preguntaron sin rodeos. Los invitados,
emulando con la crudeza anglo-sajona, respondieron:
-Nosotros también tuvimos nuestra última desconfianza. Este contenedor
que hemos traído es nuestra arma secreta. Capaz de acabar con todo
aquí, arruinar vuestro comercio, destruir el transporte, hacer tan
improductiva la agricultura como la industria y sumirlos a ustedes en
la miseria. Pero no hay de qué preocuparse, ya nos vamos y hemos
comprobado que fue una inútil prevención de nuestra parte.
Y sin decir más, abordaron el avión dejando a sus anfitriones
perplejos. El Comité Nacional de Seguridad, convocado con urgencia,
sesionó de forma permanente en la Oficina Oval. Nadie podía aportar el
menor indicio sobre el contenido del intrigante cajón. No se concebía
que los cubanos tuvieran acceso a tecnologías desconocidas y
poderosas, y la posibilidad de que fuera un "bluff" fue desestimada
de inmediato por peligrosa.
No, los hijos de La Mayor de las Antillas no eran "bluffistas" o
fanfarrones como se dice en español. Y solamente de regreso al
aeropuerto habanero, en un local apartado, lejos de cualquier mirada
curiosa, el misterioso cajón fue abierto. Entonces, cuatro médicos
cubanos dedicados a la Economía salieron del mismo.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía
Enero 9 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

miércoles, 7 de enero de 2015

LA PROFECÍA DEL BABALAO

--LA PROFECÍA DEL BABALAO
Por Sempronio, el de Regla.

Me lo acaban de contar y ya lo estoy regando, porque no tiene
desperdicio. Me dicen que hace mucho tiempo, un turista argentino,
atraído por nuestro folclore, vino a Regla, enclave tradicional de la
Santería y preguntó a un Babalao cuándo Cuba y Estados Unidos
restablecerían relaciones. El sacerdote de Ifá le respondió: "Antes,
el Presidente de Estados Unidos será tan negro como yo y el Papa tan
argentino como tú". El turista se marchó convencido de que el augurio
entrañaba una imposibilidad rotunda.
Pero "pasó el tiempo y pasó un águila sobre el mar" y ya ustedes ven,
amigos míos, las palabras de aquel Babalao comenzaron a hacerse
realidad el 17 de diciembre del 2014, día de Babalú Ayé, para
convertirse en una profecía cumplida: el inquilino de la Casa Blanca
es un niche y en el Vaticano está Francisco, el primer Papa argentino.
¿No es para volverse creyente?... Yo por lo pronto, sin llegar a
tanto, voy a estudiar la "letra del año" que emitió el Consejo Yoruba.

Desde Regla,
Tierra bendita de Yemayá, cuna bravía de los abacuá.
Enero 8 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
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Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
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jorgecoliva@gmail.com

martes, 6 de enero de 2015

LA ABUELIDAD

-- LA ABUELIDAD
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Me preocupó que un viejo amigo mío, autoridad reconocida en la materia
y especialista en el diferendo Cuba-USA, permaneciera callado ante los
trascendentales acontecimientos anunciados el pasado 17 de diciembre.
Temí alguna indisposición o que estuviera afrontando uno de los
frecuentes problemas que nos interrumpen las comunicaciones. Para mi
tranquilidad, supe que había ido a pasar unos días con sus nietos. Le
escribí, contento de saberlo disfrutando de la abuelidad. Esa palabra,
ABUELIDAD, me hizo reflexionar y he aquí lo que discurrí sobre el
tema:
Si la paternidad, según el diccionario, es la cualidad de ser padre,
la abuelidad es la condición privilegiada de ser de nuevo padre de los
hijos de nuestros hijos; pero un tipo de padre diferente. No todos
alcanzan ese estado, en que nos podemos dar el lujo de malcriar a
nuestros descendientes, porque otros serán los responsables de
criarlos y enmendar sus malacrianzas. Con la abuelidad nos llega la
hora de consentir, sin temor a las consecuencias; así realizamos,
quizás, nuestras últimas tropelías y travesuras de chiquillos. También
es la oportunidad de tener a un diablillo como aliado y cómplice; él
puede ser Batman, mientras nosotros encarnamos a su compinche Robín.
En su compañía, armados de arcos y flechas, podemos enseñorearnos del
bosque de Sherwood, o remontarnos en un vuelo espacial al planeta
Kriptón, sin que nadie nos diagnostique demencia senil.
La abuelidad tiene la ventaja de agarrarnos más viejos y tolerantes;
entonces, somos capaces de reír y tomar como una gracia lo que a
nuestros hijos les hubiera costado, al menos, una buena reprimenda.
El deseo de que nuestros hijos se nos parezcan, se repite en un anhelo
malamente ocultado, irreprimible, cuando pretendemos que nuestros
nietos sean nuestra reedición revisada y ampliada. Si ser padre
entraña una responsabilidad inacabable, ser abuelo es fuente de
sorpresas y alegrías infinitas. La "abuelidad" es un estado inefable,
lo sé por experiencia propia. Vale la pena llegar a viejo y sufrir
todos los achaques que conlleva la vejez, si ello incluye el premio de
la abuelidad.
Y disculpen, pero no puedo seguir reflexionando sobre el tema;
Sandokan, "El Tigre de la Malasia" me requiere para que afile nuestras
cimitarras y luego, como buen escudero que soy, debo alistarlo todo
para la comparecencia de mi Señor, El Príncipe Valiente, ante el Rey
Arturo en la corte de Camelot.

Desde Regla,
Ayer, "La Sierra Chiquita"; ayer, hoy y siempre, bastión de rebelde cubanía.
Enero 7 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com

sábado, 3 de enero de 2015

-BALANCE DE UN AÑO

--BALANCE DE UN AÑO
Por Jorge C. Oliva Espinosa

Los años son como los hombres; no se les puede calificar hasta que no
concluyen su tránsito vital. En el último momento pueden realizar un
viraje sorprendente y echar por tierra cualquier juicio que se hubiera
hecho sobre ellos. Una vez idos, llega la hora de juzgarlos como se
merecen. No encuentro ejemplo más a mano que el recién concluido 2014.
Para Obama, después de marcar el más bajo índice de aceptación, por
debajo incluso de George W., inició una recuperación meteórica que
asegura futuro para su partido. Para nosotros, los cubanos, todo lo
señalaba como año aciago: el PIB deprimido, la merma de todas las
producciones, un deterioro generalizado en lo físico y en lo moral, el
aumento de la emigración; en fin, parecía un año desastre. Y miren,
mejor no pudo despedirse, pues al finalizar nos dio la alegría de ver
elegida a nuestra Habana, a pesar de todas sus calamidades, como una
de las siete ciudades maravillas del mundo. Pero, como si fuera poco,
el 17 de diciembre nos rebosó el corazón de gozo al ver regresar a los
tres hermanos nuestros que, por asegurar nuestra tranquilidad, aún
permanecían en las cárceles norteamericanas. Extinguían injustas y
excesivas condenas, ensañamiento político con el que se pretendía
condenar a Cuba. Y para celebrar el fin de año de 2014, ya Gerardo,
Ramón y Tony regresaban a casa, donde reciben el cariño, la gratitud y
la admiración de todo un pueblo. Fue el resultado, ahora lo sabemos,
de largas conversaciones entre los gobiernos norteamericano y cubano.
Todo parece indicar que comenzamos el camino de la convivencia
civilizada, a pesar de nuestras grandes diferencias. Admitido el
fracaso de su política, Washington ensaya un cambio de táctica. La
intención de restablecer las relaciones diplomáticas, proclamada en la
declaración simultánea de ambos gobiernos, lo reafirma así. Eso nos
llena de esperanzas renovadas este 2015. Esperanzados sí, pero sin
perder de vista que nuestro vecino no ha cambiado de propósitos, sino
de método para lograrlos.
Estimé cerca el fin del 2014 y en la hora del apresurado recuento, me
pregunté: ¿cuántos sueños pospuestos, cuántos logrados? El recuerdo de
malestares innecesariamente provocados desde un añejo y anquilosado
buró, oscureció mi juicio sobre aquellos 365 días que estaban prestos
a concluir; los enumero:
1. El intento, por suerte fallido, de convertir el aeropuerto
capitalino en zona exclusiva para los viajeros, donde se pretendió
reeditar la discriminadora medida que, por un tiempo, impidió a los
cubanos acceder al vestíbulo de un hotel.
2. El desmesurado aumento de las tarifas arancelarias y el rigor
persecutorio con que la Aduana implantó sus nuevas disposiciones.
3. La elevación de impuestos en general, incluyendo el costo para la
obtención de documentos para trámites legales y su cobro en pesos
convertibles.
4. La fijación de precios absurdos, no consecuentes con el poder
adquisitivo de la población.
5. La reiteración empecinada del secretismo y la falta de comunicación
de los gobernados con los gobernantes y la proclividad de estos a
prohibir antes que regular.
6. La indisciplina omnipresente, tanto en la conducta ciudadana, como
en circulares, disposiciones, reglamentos, resoluciones y otros
engendros violatorios de leyes, decretos-leyes y hasta de la misma
Constitución, emitidos con absoluta impunidad por niveles subalternos.
Todo lo anterior y mucho más, emergía como estigmas desagradables del
2014; y sin embargo, todo no fue negativo en el año que se fue. Lo
terminamos con grandes alegrías que nos infunden renovado optimismo.
No obstante, el bloqueo continuará hasta que el Congreso
norteamericano decida derogarlo. Por eso, no repetiré el error de
apresurarme en calificar este 2015 hasta que haya terminado. No lo
haré a pesar de todas las señales positivas, como la próxima visita de
altos funcionarios del Departamento de Estado, la eliminación de
algunas restricciones comerciales y financieras que flexibilizarán el
bloqueo o el esperado aumento del turismo norteamericano, ya con
tarjetas de crédito en mano.

Desde Regla, como siempre, enero 3 de 2015

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De la Revolución iniciada en 1868 y aún inconclusa, soy hijo; a ella me
debo.

Jorge C. Oliva Espinosa. Cubano, nieto de mambises, sobreviviente.
http://jorgecolivaespinosa.blogspot.com
jorgecoliva@gmail.com